¡DESPERTEMOS DE ESTA PESADILLA!
Vivimos en una sociedad desigual, ¿quién puede dudarlo?, mientras algunos se dan la gran vida en sus autos “cero kilómetro” o disfrutan de casas con pileta de material para pasar el verano, hay gente que vive en la calle o en casas miserables donde el techo ni siquiera evita que pase la lluvia; algunos trabajan cómodos en una oficina con una secretaria que les sirve el cafecito y a veces les hace otros “favores” mientras otros se tienen que bancar trabajar en negro más de 10 horas al día con un patrón que los humilla y los explota constantemente porque se cree “superior”; los hijos del poder pueden estudiar una carrera universitaria con todos los gastos pagos e incluso “pasándola bomba” ya que no tienen la necesidad de laburar, pero otros no tienen tanta suerte y apenas terminan el secundario (si lo terminan) tienen que empezar a buscar trabajo y si tienen la “suerte” de conseguirlo, es generalmente uno que no le va a dar tiempo libre ni para visitar a sus amigos.
“Esta es una vida dura” dicen muchos y hay que adaptarse, pero por lo que vemos no es tan dura para todos y no a todos nos conviene “adaptarnos”. El sistema capitalista hace sufrir a la mayoría para que unos pocos vivan como reyes y fomenta a través de sus múltiples herramientas de propaganda como la educación, las religiones o los medios de comunicación la resignación para los no “elegidos”.
Estamos tan acostumbrados a la injusticia que la vemos como algo natural: el hambre, la pobreza y el desempleo no son productos del sistema sino consecuencias de la vagancia, la corrupción o la inutilidad “natural” de los argentinos. Esto por supuesto es mentira y no solo nos lo hicieron creer a nosotros sino a todos los latinoamericanos que al igual que los argentinos fueron saqueados durante siglos por los países “desarrollados”. España primero, Inglaterra después y Estados Unidos ahora, entre otros se han enriquecido a nuestra cuenta y para justificarse le echan la culpa a la víctima por los moretones que ellos mismos le dejan. De tanto que nos dijeron que somos una basura terminamos por creerlo.
Pero no todo está perdido, los latinoamericanos nos estamos poniendo de pie y queremos ponerle fin a siglos de humillaciones. Junto a la revolución cubana que de la mano de Fidel consiguió niveles altísimos de calidad en salud, educación, deporte y vivienda con muy pocos recursos y bloqueada por el imperialismo, se levanta ahora la Venezuela del tan simpático como combativo Hugo Chávez. Además Bolivia con Evo Morales y Ecuador con Correa también han comenzado a transitar el camino de la dignidad.
América latina se tiñe de rojo y la izquierda comienza a dejar de ser vista como “los locos quilomberos” para pasar a ser considerada la única salida a este infierno capitalista de injusticia, marginalidad y contaminación.
Desgraciadamente en el sur del continente y en el caso especifico de Argentina los avances populares siguen siendo bastante débiles y un gobierno neoliberal y vende patria como el de Kirchner, que paga miles de millones de dólares de deuda externa y permite el saqueo del país por las multinacionales como la Shell, Telecom, Monsanto o Mac Donalds a costa del sufrimiento de los más débiles, ha logrado gracias al alto crecimiento económico y a un discurso y unos pocos gestos progresistas contener el crecimiento de los movimientos antiimperialistas.
Nosotros desde el Frente Estudiantil de Liberación queremos contribuir a remediar esta situación y desde nuestra humilde trinchera universitaria poner nuestro granito de arena en esta lucha latinoamericana y mundial contra la globalización, el neoliberalismo, el fascismo, los “socialistas” moderados y todas las demás versiones del genocidio capitalista. Está en juego el futuro de la humanidad y cualquier contribución por mínima que sea nos va a ayudar a terminar con esta pesadilla para comenzar a soñar con un sistema distinto de solidaridad, justicia y oportunidades para todos que es ni más ni menos que: ¡OH caramba!, el comunismo.
Adrián Serra
Frente Estudiantil de Liberación.
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