Las drogas y la mafia cubana de Miami; un artículo de Tadeo Sevilla
inSurGente.- “Entre las tremebundas acusaciones que constantemente usa la dirigencia del exilio “
histórico” en Miami contra la Revolución Cubana, está la supuesta vinculación del gobierno de la Isla en la compleja madeja del narcotráfico que asola al área del Caribe, y cuyo destino siempre apunta hacia el territorio de los Estados Unidos.(…)”
No es nada nuevo que los “
combativos” exiliados saquen cartas marcadas de sus mangas. Quizás inspirados en el viejo axioma que asegura
"calumnia, que algo queda", lo mismo acusan a la Revolución Cubana de exportar explosiones sociales, de “
invadir” militarmente lejanos países o de “
ideologizar” a los pueblos del Tercer Mundo.
Lo que nunca dicen que eso que llaman “
revoluciones exportadas”, son la genuina y espontánea respuesta de muchos pueblos, como resultado de años de miseria, de ingerencia y extorsión extranjera en nuestros países de América; que esas “
invasiones militares” a las que se refieren han sido las muestras más nobles de internacionalismo proletario en la lucha contra el colonialismo y que esas “
ideologizaciones” no son más que enormes campañas de alfabetización y de ayuda médica a millones de seres humanos que en sus países jamás pudieron alcanzar el pan de la enseñanza de la mano de sus gobiernos pronorteamericanos.
También acusan –todo indica que es lo único que saben hacer los ¿
beligerantes? exiliados cubanos de Miami- de reprimir a “
inocentes” luchadores por los derechos humanos –aunque estos estén financiados por potencias extranjeras imperialistas y reafirmen su traición a la Patria arrodillados en las escaleras de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana-; de limitar las libertades de expresión del pueblo y hasta que la felicidad de nuestros niños es cuestionable, según sus puntos de vista.
Falsas acusaciones han sobrado en estos 48 años. Tantas, que el mundo y la opinión pública se dan cuenta de esa paranoia generalizada en una comunidad dirigida y manipulada por extorsionadores de la verdad que se auto titulan “
luchadores por la democracia” y que han convertido el diferendo cubano-americano en un lucrativo negocio, a expensas de la nostalgia y la amargura de una emigración que se ve impedida de normalizar sus nexos con la Patria, por el aferramiento de una camarilla de “
vividores” devenidos en “
patriotas” Made in USA.
Cuba es uno de los países que enfrenta con más seriedad, a pesar de las limitaciones propias de un país tercermundista, el flagelo de las drogas en su lucha abierta y sin cuartel contra los narcotraficantes que merodean el área del Caribe y la muestra está en que en el pasado año 2006, fueron incautadas 1,7 toneladas de narcóticos como resultado de la operación “
Coraza Popular”, un esfuerzo mancomunado de las unidades aeronavales de las Tropas Guardafronteras del Ministerio del Interior y otros organismos del Estado cubano, vinculados a la erradicación del trasiego en aguas cubanas de aeronaves y embarcaciones utilizadas por narcotraficantes que responden a los diferentes carteles de drogas que mantiene el flujo comercial de estupefacientes hacia los Estados Unidos.
Según un reciente artículo publicado por el diario
Granma en La Habana y firmado por el periodista Francisco Arias, esta cifra de drogas incautadas en el territorio nacional es la más baja en la última década como resultado de un sostenido trabajo contra las operaciones de narcotráfico internacional. Pero eso no lo mencionan los “
luchadores por la libertad de Cuba” en sus panfletos, ni siquiera lo dejan conocer como noticia en el país de las “
grandes libertades”.
La misión del exilio “
intransigente” de Miami –entiéndase los que viven a costa del conflicto- es difamar y tratar de destruir la verdadera imagen de una Revolución que acorraló y expulsó del corazón del pueblo a los que vivieron como parásitos, explotando y humillando a los más pobres. Esos mismos que ahora se presentan como “
infelices” exiliados, pero que no han dejado de vivir en medio de la peor lacra social.
Las historias sobre la vinculación de muchos de estos líderes del exilio cubano devenido en mafia, son extensas y harto conocidas. Recuerdo que un amigo en Miami me decía que <
era inmoral que se le prohibiera comprar cigarrillos a los menores de 18 años y nada se hacía por evitar que compraran marihuana en la puerta de sus escuelas>. Drogas que han destruido moralmente a una sociedad que hoy muestra su verdadera cara, de la mano de inescrupulosos mercaderes que se amparaban en su lucha por la “
libertad de Cuba”.
Basta mencionar algunos ejemplos de cuán podrido es ese engendro que supone tomar las riendas del poder en una Isla post revolucionaria. Recientemente fue desarticulada en Miami la legendaria “Mafia Cubana”, dirigida por José Miguel Battle, un exintegrante de la brigada mercenaria 2506 que fue derrotada en Playa Girón en 1961, devenido en capo mafioso, al frente de una organización criminal muy bien estructurada que lideró los negocios de las apuestas ilegales de “la bolita”, el narcotráfico y el lavado de dinero a través de asesinatos e intimidaciones.
Con un expediente escalofriante, un Tribunal en Miami conoció de cinco asesinatos premeditados, cuatro incendios deliberados que provocaron ocho muertes, y más de $1,500 millones ganados en cuatro décadas de actividades ilícitas que incluyeron narcotráfico, apuestas y juegos ilegales, según un reporte del periódico El Nuevo Herald.
Uno de los más temibles jefes del narcotráfico de las últimas décadas, el cubano-americano Salvador Magluta, -honorable integrante del exilio de Miami- junto a Augusto "
Willie" Falcón, fueron acusados en 1996, de traficar unos cien mil kilogramos de cocaína, cantidad con la que esperaban obtener unas ganancias cercanas a los dos mil millones de dólares. Después de un juicio que duró cuatro meses -uno de los casos más graves de drogas en la historia de Miami, según la prensa-, Magluta y Falcón fueron absueltos. Años más tarde Salvador Magluta fue acusado de ordenar el asesinato de tres testigos, de sobornar a un jurado y de lavado de dinero.
Este siniestro personaje llegó a Miami procedente de Cuba cuando tenía cuatro años convirtiéndose en importante jefe del cartel que controlaba a narcotraficantes con ruta de Miami a Cali, Medellín y Panamá. En enero de 2003 fue condenado a 205 años de prisión y a pagar 63 millones de dólares, acusado de introducir en Miami enormes cantidades de cocaína entre 1978 y 1991.
Otro de los involucrados en este sucio negocio es el hijo de Armando Pérez Roura, actual cabecilla del ala más retrógrada del exilio “
histórico” de Miami, aspirante –en su trasnochada imaginación- a ser el futuro presidente de una Cuba post Castro, director de la emisora Radio Mambí y “
líder supremo” de Unidad Cubana, sombrilla de organizaciones que reúne a la flor y nata de los batistianos, criminales y asesinos terroristas que pululan por las calles del sur de la Florida.
En julio de 1984, su hijo Armando Pérez Roura jr estuvo involucrado en la segunda mayor confiscación de drogas en la historia norteamericana, consistente en 2754 libras de pasta de cocaína, ocultas en unas falsas poleas de aluminio que estaban almacenadas en el aeropuerto de Miami y destinadas a una empresa dirigida por este personaje.
La droga confiscada se evaluó en un monto cercano a los 31 millones de dólares, pero como en tantas ocasiones, el hijo del ex traidor a Batista y ex traidor a la Revolución, convertido en furibundo lacayo pro anexionista y feroz alabardero de la mafia cubano-americana, se vio exonerado por obra y gracia de la “ciega” justicia del sur de la Florida.
Otro hijo de “papá”, Hubert Matos jr., también tuvo sus tropiezos con el narcotráfico y la estafa a los servicios de salud en los Estados Unidos, lo que le impide su ingreso a territorio norteamericano, a pesar de seguir presentándose como seguidor de la “
lucha” de su padre, un ex comandante del Ejército Rebelde que traicionó a la Revolución Cubana en sus inicios y que hoy dirige la organización terrorista
Cuba Independiente y Democrática (CID).
La lista sería interminable. Félix Rodríguez Mendigutía, actual presidente de la organización “Veteranos de Bahía de Cochinos” que reúne a los ex integrantes de la Brigada 2506 y ex agente de la CIA vinculado a la captura y posterior asesinato del Ché Guevara en las selvas bolivianas, fue investigado en 1986 por operaciones de narcotráfico junto al célebre Teniente Coronel Oliver North durante las misiones que después se convirtieron en el escándalo conocido como Irán-Contras desde la base militar de Ilopango.
Elvis Castellanos y Jesús Hoyos, miembros de los grupos terroristas de Alpha-66 se convirtieron en un dúo de connotados terroristas, drogadictos y traficantes en el área del Caribe. Otro terrorista, Justo Regalado Borges, miembro fundador del grupo paramilitar Comandos de Liberación Unidos fue reclutado por el FBI a principios de la década de los noventa para que diera información a cambio de no ser encausado, después de ser sorprendido en actividades de narcotráfico.
Según Manuel Giberga, el cubano de mayor rango en la administración Nixon, en entrevista concedida a la revista Réplica en 1973, afirmó que "
se está formando en Miami una especie de mafia cubana que tiene por objetivo controlar la ciudad, al estilo de como hicieron los gánsters de Chicago en la época de Al Capone." Más adelante agregó Giberga: "
Han tratado -los mafiosos cubanos de Miami
- de intimidar a periodistas y políticos. Están reclutando a elementos con casos pendientes en tribunales. En sus relaciones con las autoridades llegan atrevidamente lejos. Desatan calumnias contra figuras limpias y representativas de la comunidad hispana para intimidar por medio de la extorsión y el chantaje."
Este es a grosso modo, el “inmaculado” expediente que pueden presentar quienes acusan miserablemente a la Revolución Cubana de algo que les embarra sus propias conciencias y que ha permitido en estos 48 años ver florecer innumerables fortunas, de la noche al día, en una tierra donde la droga y el dinero tienen la última palabra.
Si esos malandrines que se esconden en las filas del exilio de Miami y se auto titulan “paladines de la libertad y la democracia” son los que aspiran a gobernar esta isla del Caribe después que hipotéticamente sus aliados del Pentágono se ocupen de la tarea sucia, que Dios nos coja confesados.