Visas por un sueño… o el camino a la pesadilla americana; un artículo de Tadeo Sevilla
âDe las tantas mentiras que esgrimen los enemigos de la Revolución Cubana, particularmente los pregoneros del ridículo â
exilio histórico” de Miami, quienes no saben de que “
clavo caliente” agarrarse para mantener a flote su jugoso y lucrativo negocio en la confrontación contra el gobierno y el pueblo de la Isla, está el tema de la emigración, -legal o ilegal, les da lo mismo- hacia el “
paraíso” de las oportunidades…y de las frustraciones.(…)”.
La emigración cubana hacia Estados Unidos no es un fenómeno que pueda acarrearse como consecuencia exclusiva del cambio radical de poder en las estructuras políticas y sociales de la Isla a partir de 1959, a pesar de que en estos 48 años, tanto las autoridades norteamericanas como sus testaferros de la Mafia cubana de Miami, se ocuparon de alentarlo, exacerbarlo e incitarlo, como una de las tantas fórmulas desestabilizadoras que se emplearon y emplean en estas casi cinco décadas de Revolución en Cuba.
Lo que a veces olvidan estos alabarderos del odio, es que la Historia se escribe en blanco y negro. Y a la Historia nos remitimos buscando respuestas y verdades, esas que únicamente se dicen con la frente en alto y la dignidad como escudo.
Según el libro
La República de Miami, de los investigadores José Buajasán Marrawi y José Luis Méndez Méndez, publicado por la Editorial Ciencias Sociales en el año 2005, la población de emigrantes cubanos en Estados Unidos entre 1875 y 1880, ascendía a cerca de doce mil personas, asentados fundamentalmente entre las ciudades de New York, Cayo Hueso, New Orleáns, Boston y New Jersey. Ya en 1890, se contabilizaban alrededor de veinte mil y en la primera década del siglo XX la cifra ascendía a los cuarenta mil emigrados.
Después de terminada la Segunda Guerra Mundial –según la mencionada obra- al generarse fuentes de empleo y necesidad de mano de obra en Estados Unidos, emigraron más de quince mil cubanos, cifra que se elevó a cuarenta mil entre los años 1950 y 1959, cuando la población total de la Isla frisaba los cinco millones de habitantes, menos de la mitad de la población actual.
Después del triunfo revolucionario de 1959, muchos de estos emigrados que escaparon de la isla huyendo de las hordas policiales batistianas y sus salones de tortura regresaron repatriados, quedando en Miami alrededor de cincuenta mil cubanos, aunque hoy la amnesia “
política” de los exiliados “
históricos” los lleve a asegurar que ellos –y solo ellos- comenzaron la ruta hacia una emigración sostenida que realmente tiene más de un siglo.
El imperialismo norteamericano supo desde temprano que una emigración desmedida podría convertirse en un arma mortífera contra la naciente Revolución Cubana y desde el principio, alentó la salida hacia Estados Unidos de profesionales, fundamentalmente médicos, suponiendo que esta acción aceleraría el derrocamiento de un gobierno que por primera vez, ponía en manos del pueblo trabajador las riquezas del país.
Era la época en que los genízaros de la dictadura derrocada salían en desbandada con las maletas cargadas de dinero procedente del erario público. El tirano General Fulgencio Batista, huyó a la República Dominicana con cientos de millones de dólares robados; Rafael Díaz Balart, el recientemente fallecido politiquero, ex subsecretario de Gobernación y padre de los “
honorables” -y anexionistas- congresistas republicanos por la Florida Lincoln y Mario Díaz Balart, huyó con millones que depositó en bancos españoles y americanos.
Además lo hicieron, entre otros asesinos, los torturadores Esteban Ventura, Orlando Piedra, Mariano Faget y Manuel Ugalde Carrillo. Llegaron “
exiliados” los verdugos tenientes coroneles de la policía Lutgardo Martín Pérez y Paco Pérez, por casualidad padres del actual matrimonio que forman Roberto “Macho” Martín Pérez y Ninoska Pérez Castellón, actuales pilares de lo más execrable del conocido “
exilio histórico” de Miami. Los generales Francisco Tabernilla y Pilar García, a pesar de tener sus manos empapadas de sangre, también fueron recibidos como “
héroes” en tierras del “
exilio”.
Pero esto no era suficiente. En los primeros meses del año 1961, en las oficinas del Catholic Welfare Bureau de Miami, crearon el fantasma de la Patria Potestad y con él orquestaron la famosa y criminal operación “
Peter Pan”, que permitió la salida de Cuba de alrededor de catorce mil niños sin sus padres, los que fueron a parar en “
tierras de libertad” a reformatorios, albergues de niños huérfanos e incluso, muchos de ellos fueron adoptados por familias norteamericanas. Una campaña difamatoria que acusaba miserablemente a la Revolución Cubana de privar a los padres de ejercer la Patria Potestad sobre sus hijos que supuestamente serían “
adoctrinados” por el comunismo o enviados a la Unión Soviética y donde –vean la morbosidad criminal de estos desmadrados- serían convertidos en “
carne enlatada” para alimentar al Ejército Soviético.
Quien desee más información sobre este tema, remítase al libro “
El mérito de estar vivo”, del periodista cubano Luis Báez publicado por Prensa Latina, en la entrevista que realizara a Leopoldina Grau Alsina, “Polita”, al momento de su excarcelación, una terrorista cubana ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y una de las instigadoras dentro de Cuba de tan macabra maniobra contra nuestros niños.
Las historias serían interminables para este espacio. Alguna vez nos referiremos a los conocidos puentes de Camarioca, los Vuelos de la Libertad y las explosiones migratorias del Mariel en 1980 y Guantánamo en 1994. De cómo los representantes de la burguesía y la aristocracia cubana, léase terratenientes, malversadores públicos, jugadores profesionales, proxenetas y politiqueros salían en desbandada, a principio de los años sesenta, escondiendo sus joyas y su dinero debajo de los pisos de sus mansiones, con la esperanza de que los norteamericanos no permitirían que el “
comunismo” durara más de seis meses a solo noventa millas del Imperio. Cuarenta y ocho años después, los pocos que han logrado sobrevivir el paso de la vida, todavía en su decrepitud nostálgica, siguen esperanzados en comerse el “cerdito” de Nochebuena después que se “
caiga” Fidel Castro. Sobran los comentarios.
Manipuladores y Balseros
Toquemos, aunque sea brevemente, las verdaderas e inobjetables causas que animan hoy a muchos de los “balseros” y “exiliados” que ahora surcan el Estrecho de la Florida, sea en rústicas balsas o en aviones fletados con destino a la Meca de la contrarrevolución en la ciudad de Miami, entre la dicotomía de un sistema que de la misma manera que les niega u obstaculiza fórmulas legales para emigrar, les alienta a la subversión o a formas ilegales, incluso criminales, que les permita arribar a tierras norteamericanas.
Después de la firma de los acuerdos migratorios entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos en 1994 y donde los norteamericanos se comprometieron a otorgar veinte mil visas anuales para emigrantes cubanos, el trasiego de personas de una orilla a otra se ha regularizado, pero no con la frecuencia que se esperaba. Algo que supuestamente estaba dirigido a suprimir el tránsito ilegal desde la isla, pero que como resultado de las demoras y negativas de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA) en muchos de los casos presentados, se sigue incitando a la consumación de estas acciones ilegales.
Ni siquiera las reclamaciones por reunificación familiar han podido ponerse en regla, con esperas que llegan a veces hasta los seis años o más, según la categoría migratoria en que se encuentren y muchas de las personas que esperan por sus familiares en Estados Unidos, se han sumido en complicadas gestiones y obstáculos generados hipócritamente por funcionarios de la Secretaría de Estado y del Servicio de Inmigración de Estados Unidos.
Muchas de estas demoras premeditadas persiguen el objetivo de generar impaciencia, desilusión y estados negativos en esa parte potencialmente migratoria de la población, buscando que provoquen disturbios, desórdenes y alteraciones del orden que conspiren contra la estabilidad de la sociedad cubana, en el trasnochado sueño de que alguna vez se produzca en Cuba, el esperado brote de “protesta popular” contra el gobierno, que tanto ansían los propulsores de las doctrinas anticubanas desde Washington así como sus lacayos que salen cobardemente a las calles de Miami a descargar sus odios contra su propio pueblo.
Una de las tantas maneras de manipular a estas personas en la Isla que se dejan deslumbrar por la sociedad de consumo y deciden tomar el camino más rápido hacía la tierra donde supuestamente pueden convertirse en “millonarios” de la noche al día, después de “mirarse” en el espejo de una buena cantidad de emigrantes que vienen de visita a Cuba cargados de cadenas baratas con falso baño de oro, muchas veces alquiladas en Casas de Empeño; después de solicitar y “vaciar” dos o tres tarjetas de créditos que acumularán enormes deudas, o refinanciar las casas para conseguir un préstamo hipotecario sobre la propiedad para “enseñarle” a sus familiares en Cuba las “bondades” del capitalismo, con el alquiler de un añorado auto de turismo o las “generosas” compras que van desde comidas, ropas, electrodomésticos y hasta bebidas alcohólicas.
Es risible, porque aunque le “dejan” saber a sus absortos –e ignorantes- familiares y amigos en Cuba que en solo cuatro o cinco años de llegar a Estados Unidos ya son “dueños” de lujosas casas en Miami Beach o que acaban de “comprar” un Mercedes Benz último modelo 2007, jamás confiesan que realmente –en la mayoría de los casos- tienen que trabajar largas jornadas de doce horas por un salario mínimo en una procesadora de pollos en Allapatah o en una fábrica de chorizos en Hialeah, que el Toyota de 1984 quedó en un taller para cambiar la puerta trasera que se descolgó y que el dueño de la pequeña habitación que alquilan en el North West de Miami repleto de pobres vecinos afroamericanos, dominicanos y nicaragüenses, les persigue por adeudar tres meses de renta.
Estos son los que vienen a Cuba para hacerle el trabajo sucio, a veces inconcientemente, a los líderes de las organizaciones terroristas de Miami que se nutren de mentiras y falsedades para buscar el resquebrajamiento de la moral y la unidad del pueblo cubano y pretenden vender como paraíso, al guetto totalitario cubano instalado en el sur de la Florida.
Que conste, no generalizamos y sentimos respeto por quienes realmente deciden viajar a Cuba para visitar y ayudar a sus familiares y nos referimos exclusivamente a la caterva de especuladores, en muchos casos elementos que jamás se adaptaron a una vida honesta de trabajo y que prefirieron las “bonanzas” de un sistema consumista y corrompido, donde la vida es mucho más fácil entre los vicios de las drogas y el juego y ahora pretenden demostrarle a sus paisanos en la Isla, que ese debe ser el futuro que supuestamente merecen.
¿Disidentes o futuros emigrantes?
Otro tanto en esta “carrera migratoria” la aporta la manipulada y controversial “disidencia interna” en la Isla, quienes en su inmensa mayoría, se vinculan a las actividades contrarrevolucionarias para conseguir el beneplácito de los funcionarios consulares norteamericanos en La Habana que avalen la “necesidad” de recibir protección por sus actividades mercenarias, traducido en la concesión de una visa dentro del desprestigiado “Plan de Refugiados” que auspicia la Sección de Intereses de los Estados Unidos en Cuba, aunque estos supuestos “perseguidos políticos” deambulen libremente por las calles de La Habana, gasten los dólares ganados por su apostasía en restaurantes y tiendas en divisas, hagan ejercicios en lujosos gimnasios de hoteles capitalinos y cenen plácidamente en diferentes residencias de funcionarios diplomáticos acreditados ante el gobierno cubano. Seguiré ahorrándome comentarios.
Podría mencionar muchos nombres de “disidentes” y “periodistas independientes” exiliados –los conozco perfectamente- que después de llegar a los Estados Unidos, jamás se ha vuelto a saber de ellos, ni de sus actividades políticas contra la Revolución, ni se ha leído un nuevo artículo –por lo menos en Estados Unidos se respeta la auténtica profesionalidad del mercenario-, ni se han integrado a las tradicionales organizaciones ¿beligerantes? del “exilio histórico”.
Ni una palabra combativa después de su “exilio”. Estas actitudes demuestran cada día que dentro de Cuba son “protagonistas” del negocio que engorda chequeras en Miami pero en Estados Unidos, son únicamente una memoria pasada que estorba en la repartición de las ganancias, algo que en el fondo a esos “disidentes” no les importa, pues su único interés es conseguir una visa que cumpla su “sueño americano” y su ideología está acuñada con los ribetes verdes del dólar vencedor.
Lo peor de esto, es que como un boomerang, este exilio –o emigración- más reciente, crea serios conflictos a los manipuladores de la comunidad cubana en Miami. A pesar de todas las circunstancias en que se envuelven a la hora de la partida, muchos de estos emigrantes –legales o ilegales- se desesperan por regularizar su situación migratoria, gracias a las veleidades que ofrece la siniestra Ley de Ajuste Cubano, que privilegia a los isleños sobre el resto de los inmigrantes que pretenden asentarse en los Estados Unidos.
No es secreto que desesperan la llegada del famoso año y un día que marca la ley, para conseguir su residencia permanente y poder regresar a la Isla para reunirse con sus familiares. Algo que contradice los planes agresivos y revanchistas de los cubanos más caducos y agresivos, que siguen insistiendo en estrangular de hambre a sus paisanos del sur.
De ahí la rápida movilización hacia los pasillos de la Casa Blanca en Washington, para cabildear a favor de medidas restrictivas más extremas que incluyen la reducción de viajes, que desde el 2003, limita a los ciudadanos cubanos residentes en Estados Unidos a viajar a Cuba cada tres años, bajo la amenaza de severas multas y amenazas con la modificación del status migratorio de quienes violen tan draconiano decreto presidencial firmado por el vaquero guerrerista de George W. Bush.
Coincidentemente, esta medida fue aplicada a raíz de la decisión unilateral del gobierno cubano, de permitir la entrada libre y sin restricciones de todos los ciudadanos cubanos residentes en el exterior, sin más formalidades que la presentación de su pasaporte actualizado. ¿Casualidad o se necesitan más argumentos?
Las migraciones están presentes en todas las latitudes. Los norafricanos cruzan el Mediterráneo buscando la costa sur europea. De Europa del Este se mueven oleadas constantes hacia los países occidentales. De América del Sur emigran millones de personas anualmente hacia Canadá, Estados Unidos y Europa. Pero de esos movimientos humanos no se percata la gusanera de Miami, que solo persigue sacar provecho del viejo diferendo entre Cuba y Estados Unidos, lamentándose y enarbolando como bandera los muertos en el Estrecho de la Florida en su intento por arribar ilegalmente a Miami, de quien definitivamente son responsables los que se ocupan de alentar constantemente, a través de sus emisoras piratas y de su sucia propaganda, a tan peligrosa travesía.
Los que alimentan las falsas esperanzas de una vida mejor entre la población cubana que se enfrenta a las necesidades de un país tercermundista, pero con índices de seguridad social solo comparables con algunos países desarrollados, a pesar del férreo y criminal bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos, son los verdaderos criminales. Son los que prometen una visa por un sueño, pero en definitiva, solo ofrecen el camino a la pesadilla americana.