En la actualidad esta homeostasis está siendo perturbada por nuestro reciente consumo excesivo de combustibles fósiles, que ha liberado una enorme cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera. Ciertamente, en una parte de su libro Lovelock predice -- de manera más sombría que cualquier otro observador competente que yo conozca -- que ya hemos empujado al planeta hasta el borde del abismo, y que pronto veremos notablemente rápidas elevaciones de la temperatura, mucho más abruptas de las que muestran los modelos computacionales actualmente en uso, estos mismos ya bastante desesperados. Lovelock sostiene que debido a que la Tierra ya se encuentra luchando para mantenerse fresca, nuestro incremento extra de calor es particularmente peligroso, y predice que pronto veremos la confluencia de varios fenómenos: la muerte de las algas de los océanos incluso en aguas siempre cálidas, lo que reducirá la tasa a la que estas pequeñas plantas pueden retirar el carbón de la atmósfera; la muerte de los bosques tropicales, como resultado de las mayores temperaturas y de las altas tasas de evaporación que causan esas temperaturas; bruscos cambios en el "albedo", o la capacidad de reflectividad del planeta, a medida que el hielo que refleja la luz del sol hacia el espacio es reemplazado por el color azul del agua marina, que absorbe la luz, y por el color verde oscuro de los bosques boreales en las altitudes más altas; y la liberación de grandes cantidades de metano (un gas de invernadero) que hasta ahora habían estado capturadas en los cristales de hielo del suelo congelado del norte o bajo el mar.
No al oligopolio de la OPEP no a las mafias petroleras