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General: Cuando La Habana forma gratuitamente médicos yanquis
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Respuesta  Mensaje 1 de 7 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 22/03/2007 04:21
Cuando La Habana forma gratuitamente médicos yanquis, un artículo de Tom Fawthrop

inSurGente (J.L.) .- "La Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana, una de las vitrinas del régimen castrista, acoge a 7.000 estudiantes provenientes de países vecinos —entre ellos jóvenes estadounidenses demasiado desafortunados para poder estudiar en su país". Así comienza un artículo aparecido en Le Courrier International y que el diario cubano Granma ha reproducido para sus lectores. Imprimirlo para compartir con más y más personas parece obligado.


Granma/inSurGente.-


La Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana, una de las vitrinas del régimen castrista, acoge a 7 000 estudiantes provenientes de países vecinos —entre ellos jóvenes estadounidenses demasiado desafortunados para poder estudiar en su país.


En el Parque John Lennon, en La Habana, algunos cubanos se afanan en retener las palabras de la canción Imagine, en el pedestal de la estatua del cantante: "You may say I'm a dreamer,/ But I'm not the only one". John Lennon se ha convertido en uno de los íconos culturales de esa ciudad de sueños. Sin embargo, al cabo de cuatro décadas de embargo estadounidense y de régimen castrista, el sueño socialista se ha agriado para los cubanos. Y nadie imaginó nunca un "paraíso socialista" construido en el infierno de un bloqueo económico.


No obstante, las condiciones son comunes en la sociedad cubana. La crisis de la vivienda, la irregularidad del transporte y la obligación de hacer cola para casi todo recuerdan las condiciones de vida de muchas economías del Tercer Mundo. Sin embargo, Cuba continúa siendo particular. La Isla quizás no tenga reservas de oro ni de dólares, pero puede vanagloriarse de logros seguros en el campo de la medicina y la educación.


Cuba posee el mejor sistema de Salud de América Latina, aunque muchos habitantes tengan que luchar todos los días para agenciarse qué comer. La esperanza de vida es similar a la del Reino Unido. Constituye también uno de los raros países en desarrollo que producen antirretrovirales y que los distribuyen a los habitantes que padecen el Sida, aun cuando la falta de medicamentos básicos es tal que algunos pacientes dicen, no sin ironía, que "en Cuba es más fácil trasplantarse un riñón que encontrar una aspirina".

A pesar de la escasez de divisas, Cuba proporciona una ayuda muy importante a otras naciones en desarrollo, enviando cada día más misiones médicas al extranjero que cualquier otro país en el mundo. En la actualidad, unos 4 610 cubanos participan en operaciones humanitarias en 65 países, lo que representa mayores esfuerzos que los que hace Médicos Sin Fronteras.


LA ANTIGUA ESCUELA NAVAL FUE RENOVADA 


Cuando el ciclón Mitch devastó a América Central, en octubre de 1998, los gobiernos occidentales intervinieron con medidas superficiales.

Castro, al contrario, insistió en la necesidad de una ayuda a largo plazo. Declaró que los países afectados (Guatemala, Honduras, Haití y Nicaragua) debían tener sus propios médicos. Hizo que se reparara una vieja escuela naval de La Habana e instaló allí la Escuela Latinoamericana de Medicina, donde 7 000 extranjeros actualmente pasan cursos sobre las medidas que se han de tomar en caso de epidemia, de situación de emergencia o de catástrofe natural. Los propios ciudadanos del país más rico del mundo también pueden beneficiarse de seis años de formación gratuita en esa facultad. Es así como más de 50 estadounidenses se encuentran estudiando Medicina actualmente en un país inscrito en "el eje del mal" por el presidente Bush, cuestión muy embarazosa para Washington. Mientras Cuba asume todos los gastos en alojamiento y estudios de esos estudiantes, el Ministerio de Finanzas estadounidense no puede perseguirlos en nombre de la ley sobre el comercio con el enemigo, que sanciona a los turistas estadounidenses que violen el embargo estadounidense contra Cuba. 


La mayor parte de esos estudiantes son afroestadounidenses, como Cordy Brown de 26 años, quien tenía muy pocas posibilidades de ser admitido en la Escuela de Medicina de su país. También hay estadounidenses de origen chino, como Wing Wu, hoy en tercer año. "Las minorías están cada vez menos representadas en las facultades de Medicina estadounidenses, explica. Yo mismo, no hubiera podido jamás pagar mis estudios de Medicina en EE.UU."


LA SOLIDARIDAD CONSISTE EN COMPARTIR LO POCO QUE SE TIENE 


¿Tiene Cuba realmente los recursos para proporcionar esta ayuda tan generosa, en particular a EE.UU.? Para el Dr. Luis Córdoba Vargas, la respuesta es no. "Es un acto político basado en el altruismo. Muchos países occidentales acogen a titulados del Tercer Mundo para fortalecer su propio sistema de salud; somos el primer país de América Latina en proporcionarles médicos". El profesor cubano Leonardo Mauricio es un ferviente defensor de esta política. "La solidaridad de un país rico no significa gran cosa, la verdadera solidaridad consiste en compartir lo poco que se tiene con los que tienen menos".


La Facultad de Medicina abierta en La Habana es un reflejo manifiesto de esta solidaridad. Al acoger a estudiantes de 24 nacionalidades diferentes se convierte en el escenario de una experiencia extraordinaria no sólo en el plano educativo, sino también en términos de mezcolanza de los pueblos.


Los médicos y estudiantes de Medicina estadounidenses reconocen que existen diferencias mayores entre los estudios en Cuba y en EE.UU. El Dr. Michael Garvey, enviado en delegación a La Habana, describe la experiencia cubana como "una vida en residencia universitaria no tan alegre, pero con excelentes profesores que tienen en cuenta todas las necesidades de los pacientes y conceden gran espacio a la medicina preventiva. Las facultades de Medicina estadounidenses conceden gran importancia a los diagnósticos de los equipos de alta tecnología, en detrimento de la relación médico-paciente".


Para Wing Wu, la diferencia entre los estudiantes en Cuba y en EE.UU. es evidente. "Aquí, aprendemos que la salud es un derecho humano y que los pacientes deben ser tratados como seres humanos".


En EE.UU., el acceso a la asistencia médica no aparece como un derecho humano: 43 millones de ciudadanos no son cubiertos por el seguro médico y las comunas desfavorecidas cuentan con pocos médicos.


Fuente: Le Courrier International

Traducción: Dulce Cristina Coto Pérez


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Respuesta  Mensaje 2 de 7 en el tema 
De: miranrami Enviado: 23/03/2007 17:17
Mati: !Creo que el ejemplo que está dando le Revolución no solo es un gran ejemplo para latinoamerica, sino también para los propios EE.UU. Me parce bien que hayan voceros del Socialistas cubano en los propios EE.UU. !Qué viva la Revolución Carajo!

Respuesta  Mensaje 3 de 7 en el tema 
De: miranrami Enviado: 25/03/2007 08:59
NO PODEMOS NEGAR QUE LA REBOLUCIÓN CUBANA ES NUESTRA LUZ. DEFEDERLA ES UN DEBER DE TODO AMERICANO COMPROMETIDO, INCLUYENDO LOS GRINGOS.

Respuesta  Mensaje 4 de 7 en el tema 
De: MIKIMBYJODON1 Enviado: 25/03/2007 16:59
vurro lo bueno es defenderla desde adentro,y comer candela como el cubano de apie..

Respuesta  Mensaje 5 de 7 en el tema 
De: miranrami Enviado: 25/03/2007 17:00
EL HOMBRE MIKIN, NO NECITA MORIR EN COLCHA DE ORO, NO EN UNA FINA ALMOADA. SE MUERE DONDE TOQUE. POR ENDE SE LUCHA DONDE TE TOQUE.

Respuesta  Mensaje 6 de 7 en el tema 
De: miranrami Enviado: 26/03/2007 12:26
!CUANTO HACE CUBA POR LO DERECHOS HUMANOS! MUCHISIMO, MIENTRAS EL IMPERIO INVIERTE EN MATAR CUBA INVIERTE EN LA VIDA.

Respuesta  Mensaje 7 de 7 en el tema 
De: matilda Enviado: 27/03/2007 00:26

Cuba: Un pueblo que resiste

(AW) El siguiente artículo, publicado en la Revista “El colectivo” de Paraná y remitido por el autor, corresponsal popular de la Agencia Walsh, propone un ejercicio interesante para entender el bloqueo a Cuba. De paso, analiza las consecuencias de este exterminio.

[Mas:]

Paraná, Entre Ríos, 23 de marzo de 2007, (Por Juan Luis Henares, Corresponsal Popular de la Agencia Walsh) El genocida bloqueo impuesto por los Estados Unidos contra Cuba durante más de cuatro décadas, y recrudecido durante los últimos años, ha sido condenado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 15 ocasiones consecutivas de manera prácticamente unánime. Los Estados que exigen ponerle fin, rechazan su aplicación en defensa de los principios y las normas del Derecho Internacional. Pero el Gobierno de los Estados Unidos sigue desoyendo tales reclamos, reforzando las medidas y leyes dirigidas a la destrucción de la Revolución Cubana y a la negación a su pueblo de su derecho a la libre determinación.

Les propongo un ejercicio; repasemos lo que hacemos todos los días, por ejemplo, al levantarnos. Nos sobresaltamos al escuchar la alarma del reloj o del celular, lo apagamos, hacemos fiaca unos minutos, nos levantamos (si en esos minutos no volvimos a dormirnos), vamos al baño, orinamos, tomamos la pasta dental y nos lavamos los dientes, el jabón y nos aseamos, nos ponemos desodorante y algo de perfume, desayunamos mate, te o café con galletitas. Luego, buscando las noticias del día, algunos miran televisión, otros leen los diarios o navegan por Internet o, como es mi caso, las escuchamos en la radio mientras escribo esta nota en la computadora. Ahora repasemos los elementos que utilizamos en esta primera media hora de nuestros días: reloj, celular, pasta dental, jabón, desodorante, perfume, yerba, te, café, galletitas, televisor, diarios, Internet, radio y computadora. Todos estos productos han sido fabricados o de alguna manera poseen al menos una pequeña parte de sus componentes provenientes de los Estados Unidos.

Ahora imaginemos que el gobierno estadounidense no permite el ingreso a la Argentina de ningún producto que sea fabricado en ese país o que sus componentes tengan más del 10% de procedencia yanqui; ésto llevaría a que al menos reloj, celular, televisor, radio, computadora e Internet, y que posiblemente también jabón, desodorante, pasta dental y perfume no podrían ser utilizados por nosotros, sencillamente por su procedencia del “gran país del norte”. Y habría que ver si yerba, te, café y galletitas no provienen de empresas pertenecientes a las multinacionales de origen estadounidense, o si al menos sus envases no son fabricados con sus componentes. No imaginemos más, y quedémonos tranquilos que en Argentina todos esos productos están al alcance de nuestras manos y los podemos consumir diariamente, pues los gobiernos norteamericanos no tienen motivo alguno para enemistarse con sus amigos los gobernantes argentinos, que siguen al pie de la letra sus indicaciones sobre la organización y el funcionamiento de la sociedad. Ahora que pueden seguir leyendo esta revista, escuchando la radio, viendo la tele o usando la computadora, les cuento que si bien los argentinos podemos acceder a estos productos (si tenemos el dinero suficiente para adquirirlos, claro está), existe un país donde hace más de cuarenta años que su pueblo no tiene ésta posibilidad; ese país se llama Cuba.

Guerra no declarada
Desde el triunfo de la Revolución cubana, proceso que toma definitivamente el poder el 1º de enero de 1959, se inicia una profunda transformación social construida por Fidel y el Che junto al pueblo cubano. Los grupos de poder en Estados Unidos la interpretan rápidamente como un desafío a su pretendida dominación continental y global. A partir de ese momento, los gobiernos, ya sean demócratas o republicanos, han sostenido y recrudecido con el paso de los años una guerra (no declarada) destinada a retomar su control sobre los destinos de la Nación y el pueblo cubano. A cuarenta días del triunfo, el 12 de febrero de 1959, el gobierno norteamericano comienza ya con sus acciones en contra de la Revolución Cubana al no devolverle 424 millones de dólares robados por el gobierno del dictador Batista y depositados en bancos yanquis. Éstas y otras acciones, que llegan hasta nuestros días, son consideradas, según un memorando secreto del Departamento de Estado (desclasificado en 1991) como “medidas de guerra económica”, destinadas a causar hambre y desesperación entre la población cubana. Éste ha sido el sistemático hilo conductor de las políticas aplicadas por los Estados Unidos a tres generaciones de cubanos.

A principios de la década del ‘90, el Senado norteamericano sanciona la Ley Torricelli, en medio de la caída de la Unión Soviética y la desaparición del campo socialista, creyendo que era un momento propicio para reforzar todas las medidas de bloqueo. Consideraron que Cuba no iba a poder resistir el doble embate que representaba el bloqueo norteamericano y el derrumbe del campo socialista. En aquel momento, Cuba tenía casi un 85% de su intercambio comercial en el exterior con los países socialistas y especialmente con la Unión Soviética, con un intercambio mayor a los 8.000 millones de dólares; con el derrumbe esa cifra cae a menos de 2.000 millones. El PBI en apenas tres años cayó un 35%. Muchos en el gobierno yanqui le daban sólo tres meses de vida a la Revolución Cubana; pensaban que Cuba se derrumbaba, demostrando una vez más el desconocimiento que tienen sobre el pueblo cubano y sobre su historia de lucha.

¿En qué consiste el bloqueo?
Consiste en una serie de medidas destinadas a debilitar y derrocar al gobierno cubano. Como consecuencia de su aplicación, entre otras cosas, Cuba no puede exportar ningún producto a los Estados Unidos, ni importar de ese país mercancía alguna; tampoco puede comerciar con filiales de compañías norteamericanas en terceros países; no puede recibir turismo norteamericano; no puede usar el dólar en sus transacciones con el exterior; no tiene acceso a crédito de instituciones financieras multilaterales y estadounidenses ni puede realizar operaciones con éstas; sus barcos y aviones no pueden tocar territorio norteamericano. A la vez tampoco pueden entrar a puertos norteamericanos barcos que antes hayan transportado mercancías desde o hacia Cuba (Ley Torricelli, 1992). El bloqueo persigue a los empresarios de otros países, como también a los norteamericanos, que intenten realizar inversiones en Cuba. Se les amenaza con prohibirles la entrada a Estados Unidos a ellos y a sus familias e, incluso, con llevarlos a juicio en cortes norteamericanas (Ley Helms-Burton, 1996). En 48 años el bloqueo norteamericano ha provocado a Cuba daños económicos superiores a los 86.000 millones de dólares. Siete de cada diez cubanos han vivido desde su nacimiento sufriendo y resistiendo los efectos del bloqueo, que trata de doblegarlos por medio del hambre y las enfermedades.

No sólo sufre el bloqueo el pueblo cubano, sino que alcanza también a los ciudadanos norteamericanos; se persigue a los que viajan a Cuba, habiendo sido multadas en los últimos dos años más de 800 personas acusadas de viajar a la isla. Aumentaron también las sanciones a las agencias de viajes, las presiones a organizaciones religiosas, académicas y organizaciones no gubernamentales norteamericanas con el fin de impedir el desarrollo de sus vínculos e intercambios con organizaciones cubanas. También prohibe toda exportación a Cuba relacionada con equipos médicos que puedan ser usados en programas de atención a pacientes extranjeros, intentando que Cuba no pueda utilizarlos en programas de cooperación médica internacional.

Las leyes norteamericanas de bloqueo contra Cuba tienen aplicación extraterritorial contra ciudadanos y empresas de terceros países; prohiben que subsidiarias norteamericanas que se encuentren en otros países mantengan cualquier tipo de transacción con empresas en Cuba; que empresas de terceros países exporten a EE.UU. productos de origen cubano o que en su elaboración tengan algún componente de ese origen; o que esas mismas empresas vendan bienes o servicios a Cuba cuya tecnología contenga más de un 10% de componentes estadounidenses, aunque sus propietarios sean nacionales de esos países; que entren a puertos estadounidenses buques que transporten productos desde o hacia Cuba, con independencia del país de matrícula; que bancos de terceros países abran cuentas en dólares a personas jurídicas o naturales cubanas o que lleven a cabo transacciones financieras en dicha moneda con entidades o personas cubanas; que empresarios de otros países realicen inversiones o negocios con Cuba en propiedades vinculadas a las reclamaciones de ciudadanos estadounidenses o que, habiendo nacido en Cuba, adquirieron esa ciudadanía; etc; etc.

La Revolución sigue en pie
A esta altura del relato abro un paréntesis, y sin querer profundizar en el tema, me pregunto, ¿dónde habrá quedado la máxima del neoliberalismo yanqui y de las gigantescas multinacionales, que afirma la necesidad de no intromisión del Estado en el mercado, reclamando mayor libertad para sus negocios? ¿O será que esta máxima sólo es aplicable a los países que ellos pretenden explotar y oprimir?

Cerrando el paréntesis y volviendo a lo que nos ocupa, la aplicación de estas leyes de bloqueo impuestas por Estados Unidos al pueblo cubano, llega a materializarse en hechos como, por ejemplo, el pago por parte de la Universidad de La Habana de 40.000 dólares anuales por el ancho de banda utilizado para el acceso a Internet, ya que por el bloqueo no puede utilizar el acceso al cable submarino de fibra óptica (con un costo anual de sólo 600 dólares); o como el ridículo caso del niño cubano Raysel Sosa Rojas, ganador del Concurso Mundial de Dibujo Infantil sobre el Medio Ambiente convocado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Este niño no pudo recibir su premio debido a la negativa de la empresa japonesa Nikon de entregarle una cámara digital, la cual se otorgó a los ganadores de cada región, aduciendo que se lo prohibía el bloqueo norteamericano. Tampoco pudo recibir en ese momento los 1.000 dólares del premio, debido a que los organizadores del concurso argumentaron que estaban estudiando la forma en que se lo harían llegar, por las dificultades que se presentarían con los bancos. Crudo ejemplo que nos muestra a lo que pueden llegar Bush y Cía. (puede leerse compañía o Central de Inteligencia Americana, total para el caso es indistinto) en su guerra contra el pueblo cubano.

Es indudable que la existencia de la República de Cuba a pocos kilómetros de la costa yanqui es un hueso difícil de digerir para los gobiernos estadounidenses, los que han intentado todo por destruirla, desde atentados a Fidel hasta el eterno bloqueo, pasando por invasiones heroicamente rechazadas por el pueblo cubano y financiamientos de intentos de golpe de Estado. Pero nada ha logrado vencer la resistencia cubana, un ejemplo que da fuerza a otros pueblos latinoamericanos, como Venezuela y Bolivia, para encarar conjuntamente la construcción de una Latinoamérica libre y emancipada de la dominación capitalista. Porque a pesar del bloqueo, y a dos años de cumplir su cincuenta aniversario, la Revolución Cubana, demostración de que un mundo mejor, distinto y para todos es posible, sigue más vigente que nunca.

Fuente: Informe cubano sobre la Resolución 60/12 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Editorial Juventud Rebelde, La Habana, 2006.

AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH



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