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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: elsantaneco  (Mensaje original) Enviado: 11/04/2007 10:38
Soy ateo, pero respeto hasta lo más infinito a esta gente (el jesuita Jos Sobrino): 
ELSANTANECO MAN.
Una Epístola Incendiaria
 
Advertencia: el contenido de estos libros está alejado de los pensamientos de la Iglesia católica. Léanse con cuidado. Así podría resumirse la notificación que el Vaticano lanzó recientemente contra dos textos del jesuita vasco-salvadoreño Jon Sobrino. La publicación de esa advertencia ha agitado los ánimos entre las diferentes alas de pensamiento católico, a las puertas de una reunión regional de obispos. En el ámbito local también ha destapado algunas disensiones con el quehacer pastoral. En el centro de la disputa está la preponderancia que Sobrino da a los pobres dentro de la Iglesia, por encima de la fe, tal como lo expuso la Notificación de la Santa Sede.
 
Blanca Abarca Fotos de LA PRENSA/Archivo                                                                  Fecha de actualización: 4/8/2007
 
El nombre del sacerdote jesuita Jon Sobrino saltó, en los primeros días de marzo, del mundo académico a los titulares de los principales periódicos del planeta. Su incursión mediática fue gracias a la oficialización de una vieja controversia entre el Vaticano y el religioso de origen vasco por el contenido de dos libros de teología.
 
La Santa Sede, tras cinco años de riguroso estudio de los textos, anunció el 14 de marzo pasado que los títulos “Jesucristo liberador” (1991) y “La fe en Jesucristo” (1999) “contienen proposiciones erróneas o peligrosas que pueden causar daño a los fieles”.
 
La Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio, responsable de la revisión de los libros, formuló seis grandes objeciones. Primero discrepó respecto de los puntos de partida de uno de los más reconocidos teólogos de la liberación, quien pone a los pobres en lugar de la fe como fundamento de la Iglesia. Luego cuestionó sus conceptos sobre encarnación, divinidad, muerte y autoconciencia de Jesucristo, así como la relación entre Jesucristo y el reino de Dios.
 
Las observaciones fueron aprobadas por el papa Benedicto XVI el 13 de octubre de 2006. El acta trajo una oleada de solidaridad para el jesuita y recalentó viejas tensiones entre los sectores liberales y conservadores de la Iglesia católica, justo en las vísperas de la reunión de obispos latinoamericanos y del Caribe prevista para mayo próximo en Aparecida (Brasil).
 
“Esta sanción es una nueva ofensiva del Vaticano contra esa teología (de la liberación)”, ha denunciado Leonardo Boff, quien en 1985 fue condenado por Roma al silencio absoluto por defender “opciones que pueden poner en riesgo la fe cristiana”.
 
Entre 1965 y 2004 al menos 11 sacerdotes habían sido condenados al silencio o notificados o, en el peor de los casos, excomulgados por la Santa Sede.
 
En esta nómina figuran Boff y el suizo Hans Küng, quien perdió en 1975 su cátedra por cuestionar la infalibilidad papal y la doctrina sexual católica.
El jesuita Xavier Alegre, profesor de la Facultad de Teología de Cataluña, calificó la notificación a Sobrino de “injusta, inhumana y poco evangélica”, en un artículo publicado en la revista Vida Nueva.
 
Sin embargo, la notificación no condena al silencio a Sobrino ni sugiere separarlo de su cargo como catedrático de Cristología del Centro Monseñor Romero, una de las casas de estudios teológicos más importante de Centroamérica.
 
“No hubo notificación condenatoria”, valoró vía telefónica el mexicano Samuel Ruiz, obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas y teólogo de la liberación.
Pero las circunstancias podrían precipitar algo más. “La notificación es una llamada de alerta, una llamada para enmendarse, para poner atención”, explica el sacerdote Carlos Blanco, párroco de la Catedral Metropolitana. “Si la Santa Sede le ha dicho cuáles son los puntos en los que contradice a la Iglesia, él tendría que revisar y corregir”. En caso de que haya resistencia a la rectificación “eso se puede convertir en un delito más grave”.
 
Hasta el momento lo que ha primado de parte de Sobrino ha sido el silencio. Oficialmente no ha emitido ningún comentario, aunque en Internet ha circulado una amplia y dura carta que él envió a la máxima autoridad de la Compañía de Jesús, el padre Peter Kolvenbach, que fue filtrada por un amigo. Más aún: Sobrino dejó el país solo tres días después de la notificación vaticana.
 
Si Sobrino no ha hablado, algunos allegados a él y sus detractores sí lo han hecho. Carlos Ayala, alumno de Sobrino y director de la radio YSUCA, considera que la medida romana ha sido un golpe importante para la teología de la liberación, pero cree que tendrá el efecto de animar a más gente a conocer el pensamiento del sacerdote. De hecho, algunas organizaciones laicas están planeando dar su propia respuesta: publicar versiones “populares” de los textos censurados.
 
Pedro Casaldáliga, también buque insignia de los teólogos de la liberación, ve señales oscuras en el caso de Sobrino y confía en que de la reunión en Aparecida, Brasil, salga más viva que nunca esa corriente de pensamiento: “Continuará vivo y activo el Dios de los pobres, y continuará subversivo el Evangelio de la liberación”.
 
El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, de quien algunos sospechan que estuvo detrás de la notificación, cree que la advertencia no cuestiona la preocupación de Sobrino por los pobres, aunque señala que a veces se vincula la teología de la liberación a enfoques poco fieles a la teología católica: “El hecho de preocuparse por los pobres no exige que se deje de creer en la divinidad de Jesucristo ni en el carácter sagrado de la Iglesia como reino de Dios en la tierra”.
 
Para Blanco, el problema está en confundir “al Cristo liberador con un Cristo marxista que no existe”. “Cuando hablamos de teología de la liberación es como que si habláramos de vida de acción y que lo demás es una teología espiritual, monástica, ascética. Jesucristo habló de liberación. Y la teología auténtica habla de liberación, pero no de liberación comunista (...) ¿Cómo va ser coherente el marxismo con la fe y la verdad cristiana?”
 

Tensión local

 
Algunos católicos leen un giro hacia el conservadurismo en la Diócesis de San Salvador, a partir de la administración de Sáenz Lacalle.
 
Para Orlando Erazo, párroco de El Paisnal, los pobres se sintieron acompañados con los anteriores arzobispos de San Salvador. Hace el contraste: “Últimamente eso ha dado una involución”. Señala un incremento en el número de movimientos laicos más preocupados por el espíritu que por resolver los problemas sociales. Cita a Renovación Carismática, Encuentros Conyugales, Familia Nueva, Camino Neocatecumenal y otros.
 
Sin embargo, la opinión de Erazo no es compartida por Miguel Ángel Monterrosa, miembro de Renovación Carismática. “Nos critican que solo oramos, pero también tenemos obras de misericordia, que no andamos divulgando”, dice este hombre que es parte de una de las más de 200,000 personas que forman parte de este movimiento, considerado uno de los más numerosos en el país.
 
Marisa de Martínez, de la Fundación Monseñor Romero, apunta que los feligreses comprometidos con los pobres hoy en día se sienten abandonados por la jerarquía. Incluso, asegura, se sienten mal vistos, como si no tuvieran una interpretación teológica sana.
 
Sáenz Lacalle asegura que él nada tuvo que ver con la notificación. “Antes me visitó el padre (jesuita) José María Tojeira (rector de la UCA), para informarme de la inminente Notificación sobre las obras del padre Jon Sobrino. Me comunicó que los superiores (de la Compañía de Jesús) habían dispuesto que (Sobrino) estuviera un año fuera”.
 
Tojeira confirmó a Enfoques esa versión, aunque aclaró que se trata sólo de tres semanas.“Está alojado en estos momentos en la Universidad de Santa Clara, California, de la Compañía de Jesús. Su viaje es de índole privada y no tiene relación con la notificación vaticana.”
 
 


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