Por quién doblan las campanas..........? - LA CUBA DEL GRAN PAPIYO

El bronco grito de las campanas; un artículo de Eduardo Montes de Oca

inSurGente.- Las campanas están doblando por la humanidad toda, sí, pero el neoliberalismo sufre de sordera. Así que las campanas podrán ahorrarse sus broncos gritos. ¿Que no está sordo de cañón el imperialismo desatado? Sordo y ciego estará también quien no lo crea luego de conocer que la prestigiosa organización ecologista Greenpeace acaba de revelar un plan sistemático para persuadir a hombres de negocios, políticos y medios de comunicación del Viejo Continente de que la Unión Europea debe abandonar el protocolo de Kyoto, acuerdo internacional que apunta a reducir las emisiones de gases coadyuvantes del calentamiento global.

Entresaco de un comentario de los colegas David Adam y Andrew Buncombe, aparecido en la digital Red Voltaire, los datos que siguen, dignos de crédito por la prolijidad en las señas aportadas: “Los documentos, un correo electrónico y una presentación en Power Point, describen esfuerzos para establecer una alianza europea para desafiar el curso de la agenda post-2012 de la UE. Fueron escritos por Chris Horner, abogado de Washington DC y compañero mayor de los think tanks (tanques pensantes) de extrema derecha del Competitive Enterprise Institute (Instituto de Competitividad Empresarial), que ha recibido fondos por más de 1,3 millones de dólares de Exxon Mobil, la gigante petrolera de EEUU. Horner también actúa para Cooler Heads Coalition (Coalición Cabezas Frías), un grupo levantado para disipar el mito del calentamiento global.”

Y como calzo de la credibilidad, recordemos que durante los años 90 las compañías del hidrocarburo de los Estados Unidos financiaron, junto con otras corporaciones, un colectivo nombrado Global Climate Coalition (Coalición del Clima Global), sembrador de incertidumbre en la ciencia correspondiente, como medio de combate contra las medidas en previsión de un apocalipsis.

¿Por qué este estado de cosas? Elemental. Las transnacionales energéticas y petroleras serían perjudicadas por las reducciones estipuladas para los signatarios del Protocolo, ya que sus productos generan las mayores emisiones de los deletéreos gases. Por tanto, a pagar el remedio, o el paliativo Horner, sumamente peligroso este, por el poder acumulado. Sólo en 2006 las ocho principales compañías petroleras mundiales recibieron 150 mil millones de dólares en beneficios, más que la riqueza producida en un año por países como Venezuela e Israel, situación que, a más de reavivar el debate sobre la imposición fiscal de sus ganancias, concita el relacionado con el sistema económico imperante y la salvación del género humano.

A todas estas, las transnacionales del combustible siguen sordas, o haciendo las sordas, en medio de una filosofía que pasa de hedonista, de presentista, para derivar en abiertamente fascista, si tomamos en cuenta los posibles efectos del empecinamiento en desvirtuar lo más que probado por la ciencia. Empecinamiento que se mueve en una lógica pragmatista, sí, porque para estos activos agentes del neoliberalismo, del imperialismo desaforado, solo lo útil (a corto plazo) deviene verdadero.

Utilidad que se fundamenta la mar de rápido. Una espiral ascendente y meteórica ha experimentado en los últimos tiempos el precio mundial del petróleo, que, conforme a más de un analista, podría llegar a 150 dólares el barril, a merced de eventos como la posible guerra contra Irán. Los factores de este estallido del precio están a la vista ây gloso al colega Hedelberto López: 1) El incremento del consumo en relación con las reservas planetarias, las cuales, según instituciones como la British Petroleum, alcanzan apenas para 40 años, si continúa la demanda actual y no se descubren nuevos yacimientos importantes. 2) Ante esa realidad, y para reafirmar la condición de única superpotencia, EEUU. ha tratado, y seguro continuará tratando, de controlar los principales yacimientos del orbe, con vistas a lo cual utiliza la penetración de sus empresas transnacionales, las guerras de rapiña (remember Iraq) y las presiones económicas y de otra índole, como aquella a que aludimos en estas líneas. 3) La penetración y el saqueo de las economías nacionales por las multinacionales y las especulaciones de precios motivadas por las compañías que controlan el mercado del crudo.

¿Cómo, entonces, no preocuparse por la sordera de los multimillonarios del hidrocarburo? Por eso a la mayoría de los países no queda otra alternativa que el paso dado por Cuba, silenciado por los grandes medios de comunicación: una revolución energética que, aparte del ahorro inherente, garantice fuentes alternativas que permitan librarse de un apocalipsis previsto por quienes, sanos de oído, andan preocupados por el bronco grito de las campanas.