La Habana, 20 abr (PL) Las palabras pronunciadas en 2001 por George W. Bush acerca de su oposición radical al terrorismo, que hoy "combate" en Iraq, terminaron por esfumarse con la excarcelación de Luis Posada Carriles.

Su propio eco, seis años después, desmiente a un Bush que, supuestamente indignado tras los atentados a las Torres Gemelas, anunció al mundo que quien protegiera a un terrorista, también sería considerado como tal.

En esa fecha de los fatídicos acontecimientos, ya hacía un año Posada Carriles estaba tras las rejas en Panamá, luego de que el presidente Fidel Castro denunciara su presencia allí con planes para asesinarlo, en el contexto de la Cumbre Iberoamericana.

Pero el historial criminal de Posada Carriles había comenzado mucho antes, según sus propias declaraciones públicas, en las que se atribuyó un atentado a una nave aérea cubana en 1976, con 73 pasajeros a bordo.

En 1997, cuando se reportaron atentados en instalaciones hoteleras, con saldo de un turista italiano muerto, declaró a una televisora de Miami que él era el responsable de cuanto hecho de este tipo ocurriera en la Isla.

Su cinismo, incluso, lo llevó a lamentar que Di Celmo estuviera "en el momento y el lugar equivocados" cuando detonó el artefacto que le quitó la vida, y, más aún, dijo que él dormía como un bebé, y que el FBI no se metía con él.

El salvadoreño Ernesto Cruz León, procesado en La Habana por colocar las bombas en las instalaciones turísticas, confesó que a él lo contrató Ramón Medina, uno de los seudónimos con los cuales se identifica para sus fechorías el propio Posada Carriles.

En Venezuela, donde era procesado por el crimen de Barbados, pagó 50 mil dólares para evadirse de la cárcel en 1985, tras lo cual comenzó su bregar por Centroamérica, y en especial se radicó en El Salvador, desde donde viajó a Panamá para matar a Fidel Castro.

Allí, en la nación istmeña, luego de que la presidenta Mireya Moscoso lo indultara en 2004, se fue a un lugar desconocido hasta que llegó en abril de 2005 a Estados Unidos.

Las denuncias del presidente cubano de que el connotado asesino había ingresado a territorio norteamericano, a partir del diario mexicano Por Esto, obligaron al gobierno de Bush a ponerlo tras las rejas, aunque en un centro migratorio.

Tras dos años de maniobras, finalmente le fue concedida la libertad bajo fianza, hasta el 11 de mayo, en que deberá acudir a un tribunal pero sólo por fraude para ingresar a la Unión norteña y por mentir para ello.

Para nada fue tomada en cuenta la solicitud de extradición hecha por Venezuela a Washington, en virtud de los tratados bilaterales firmados por ambos estados.

JUSTICIA CONTRA LA DESVERGÜENZA La noticia de su excarcelación conmocionó a los habitantes de esta Isla y a buena parte del mundo, al considerar que esa maniobra va contra todo lo establecido en el derecho penal e internacional, ya que se trata del autor de crímenes de lesa humanidad.

El jurista cubano Rodolfo Dávalos, abogado defensor de cinco antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos hace más de ocho años, calificó de antijurídica e inmoral la excarcelación en ese país norteño del connotado asesino Luis Posada Carriles.

Esta medida podría ser una trampa para no juzgarlo, ni permitir que lo haga otro país, de acuerdo con el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón.

Mientras en La Habana inició una vigilia en honor a las víctimas del terrorismo en Cuba, que suman unas cinco mil, entre muertos y mutilados, se anuncian marchas y protestas en varios puntos del Orbe para evidenciar esta nueva desvergüenza.

Incluso en la propia Unión norteamericana el 11 de mayo se darán cita miles de personas contra la decisión de Washington de sacar a la calle al terrorista, quien ese mismo día deberá responder a la justicia por perjurio para ingresar a la Unión.

Hasta el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ofreció su territorio para que sea juzgado el asesino internacional, mientras Hugo Chávez anunció que insistirá en que Posada Carriles debe ser extraditado a su país, de cuya justicia es prófugo.

El alcance de la indignación se comprueba en el diario El Nuevo Herald, de la Florida (sureste), donde en una consulta abierta a los internautas el 64 por ciento de los encuestados manifestó su resolución de que éste terrorista debe ser encarcelado.

Una de las posturas más contundentes desde Washington en tal sentido ha sido la del legislador demócrata Dennos Kucinich, quien envió una carta al Fiscal General de Estados Unidos, Alberto González, donde insta a darle curso a la extradición de Posada Carriles a Venezuela.

Faltaría que Bush preste atención a los reclamos, en consonancia con su autoproclamado liderazgo en la lucha contra el terrorismo, según los dictados de los tratados internacionales, y deje de proteger a un terrorista.