Los “ilustres” terroristas del Imperio (III): Orlando Bosch Ávila, un artículo de Tadeo Sevilla inSurGente.- Cuando de terroristas se habla, no podemos de dejar de mencionar a uno de los más repugnantes y sádicos criminales que haya parido esta tierra cubana. El capítulo de hoy lo dedicaremos a Orlando Bosch Ávila, conocido entre las redes secretas de la contrarrevolución como Ernesto, con un dossier ampliamente divulgado por muchos países latinoamericanos y europeos y que ha dejado una tenebrosa huella de muerte tras su paso por una vida llena de odios hacia su propia tierra.
Nacido en Cuba (por equivocación) el 18 de agosto de 1926, hace 80 años, este reconocido terrorista es graduado en medicina y se especializó en Pediatría, aunque en vez de salvar vidas, a vivido para aniquilarlas.
Desde principios de la Revolución Cubana de 1959 comenzó sus actividades conspirativas enfrentándose a las medidas adoptadas contra los criminales de la dictadura depuesta. Fue uno de los que se opuso a las sentencias judiciales contra los pilotos batistianos que bombardearon objetivos civiles durante la guerra provocando innumerables víctimas entre la población de la Sierra Maestra y otras zonas rurales de la Isla.
Participa en el robo de un cargamento de armas de un cuartel militar en la ciudad de Santa Clara. Más tarde, el 5 de junio de 1960 se involucra en la llamada Conspiración de Fomento y se une a las guerrillas contrarrevolucionarias del Escambray donde solo permanece por espacio de dos meses. En agosto de 1960 sale clandestinamente a los Estados Unidos con la idea de conseguir fondos y armamento para las bandas de alzados.
Convertido en uno de los máximos cabecillas del Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria (MIRR) en el exilio desde 1960, comienza a organizar acciones de guerra contra Cuba a través de comandos de infiltración destinados a cometer diferentes actos de terrorismo y sabotaje dentro de Cuba.
En 1961, con apoyo de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA), Orlando Bosch comenzó la organización de diferentes campamentos de entrenamiento para mercenarios cubanos, en su afán apoyar, infructuosamente, a las guerrillas que apenas podían sostenerse ante el empuje aniquilador del pueblo, unido en torno a las fuerzas del Ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias.
Estuvo involucrado en 1963 en la organización de múltiples acciones terroristas a través de operaciones aéreas contra objetivos económicos cubanos provocando la muerte de civiles así como el costo en daños a la economía que ya comenzaba a sentirse los embates del bloqueo norteamericano. Estos ataques criminales estaban dirigidos especialmente contra cañaverales e ingenios azucareros para hacer colapsar la producción de azúcar, principal rubro económico del país. Muestra de estas acciones fueron las ocurridos el 9 de septiembre de 1963 contra el central azucarero Jaronú y el 17 de enero de 1965 con el bombardeo de napalm y fósforo vivo contra las instalaciones del central Niágara en la provincia de Pinar del Río.
En junio de 1965, Bosch Ávila es detenido en la Florida junto a los mercenarios José Díaz Morejón, Marcos Rodríguez Ramos, Gervelio Gutiérrez y los fotógrafos norteamericanos William J. Jonson y Frank Bafferty cuando intentaban bombardear la refinería de petróleo de La Habana, ocupándosele casi una veintena de bombas, dos ametralladoras calibre cincuenta, tres decenas de ametralladoras livianas, dos centenares de granadas y 300 libras de explosivos C-4.
La ¿indolencia? de las autoridades norteamericanas, permitió que Orlando Bosch y sus compinches solo fueran encausados en esta ocasión por la "violación" de una ley federal que prohíbe exportar material de guerra sin licencia sin prestar atención a las verdaderas intenciones terroristas contra Cuba.
En abierto desafío a los tribunales que le juzgaban, Bosch anunció durante el proceso judicial que había ordenado sabotear el barco cubano Aracelio Iglesias mientras navegaba por el Canal de Panamá, causándole daños por 145.000 dólares a la embarcación. A pesar de todas las acusaciones y sus propias declaraciones, a Orlando Bosch y su comando se le impuso una fianza de 7.000 dólares, incluso cuando se archivaban dos causas más por acciones ilegales de guerra en otros tribunales de Miami.
En 1965 Orlando Bosch decide declararle personalmente la guerra a España e Inglaterra por mantener estos países nexos comerciales con Cuba. En octubre del propio año ordena colocar una bomba en el barco turístico español Satrusteguí, fondeado en San Juan de Puerto Rico con más de 200 personas a bordo y poco después es arrestado en Connecticut, acusado de extorsionar a comerciantes cubanos exiliados que no pagaban las "contribuciones" que éste exigía para sufragar su guerra terrorista contra la Isla.
El 30 de septiembre de 1966, por órdenes de Orlando Bosch, se realizan bombardeos contra Punta Pastelillo y Puerto Tarafa en la provincia cubana de Camagüey y el 15 de noviembre se bombardeó la planta eléctrica de la provincia de Matanzas.
Entre 1967 y 1968 Orlando Bosch Ávila, al frente de la organización Poder Cubano estuvo detrás de casi un centenar de acciones terroristas, la mayor parte de ellas dentro del territorio norteamericano contra instalaciones y personas relacionadas con Cuba, así como en terceros países. Muestra de ello es la bomba que había enviado dentro de una valija postal y que estalló en las dependencias del Ministerio de Comunicaciones de Cuba, causando heridas de consideración a tres empleados del servicio de correo cubano.
Otra muestra es la bomba colocada el 21 de enero de 1968 en un avión que transportaba medicinas hacia Cuba estacionado en el Aeropuerto Internacional de Miami y que estalló en la pista destrozando parte de la aeronave. El 8 de febrero una bomba destruyó varios automóviles en la residencia del cónsul británico acreditado en Miami. En el propio mes de febrero de 1968 una empresa en Miami que enviaba paquetes de medicinas a Cuba fue objeto de una bomba y el 7 de junio, Poder Cubano amenazó a quienes enviaban paquetes de medicinas a Cuba, declarando la guerra a todos los involucrados en los envíos.
Entre febrero y finales de abril se contabilizaron diversos ataques terroristas con bombas en New York, Los Ángeles y Chicago así como el ataque a la residencia de un diplomático mexicano acreditado en Miami; a una agencia de viajes española y a varios negocios de cubanos que no eran fieles a los postulados de Orlando Bosch y sus halcones de Poder Cubano.
El 5 de mayo del propio año, atacan al barco Granwood Coma, muy cerca de las costas de Cayo Hueso y el 30 de mayo de 1968, fue dinamitado en Tampa el barco mercante japonés Asaka Maru. El 11 de julio sabotean al barco japonés Mikagesan Maru, que transportaba mercancías a Cuba. Objeto de ataques terroristas fueron también el barco inglés Lancastrian Prince, y la compañía textilera Morton Textile Co. de Canadá, al sufrir graves daños en sus mercancías destinadas a Cuba, después de introducir explosivos incendiarios en el barco mercante cubano Río Damují, que se activaron al arribar al puerto camagüeyano de Nuevitas provocando un voraz incendio.
El mercante británico Caribbean Venture fue dinamitado en el puerto de Miami el 3 de agosto de 1968 y el mercante español Coromoto fue dinamitado en Puerto Rico y tres días más tarde, el 16 de septiembre de 1968, Orlando Bosch ataca al buque polaco Polianica disparándole con un arma de 57 milímetros, convirtiéndose en la acción número 36 de Poder Cubano contra objetivos que suponían colaboraban con el gobierno de La Habana.
Declarado culpable por un Gran Jurado en Estados Unidos en noviembre de 1968, Orlando Bosch fue condenado a 18 años de prisión por cinco cargos entre los que destacaban la realización de 40 ataques terroristas en Miami y otras ciudades norteamericanas, por ser el autor intelectual de los ataques a diferentes buques y emitir mensajes amenazantes a través de diferentes medios de comunicación.
Cuatro años después, el 15 de diciembre de 1972 es liberado ¿sorpresivamente?, continuando sus acciones terroristas, cambiando el nombre de su banda por Acción Cubana quien en lo adelante, se responsabilizará con las nuevas operaciones criminales que ya se preveían fuera del territorio norteamericano, como parte del acuerdo suscrito secretamente con las autoridades yanquis que posibilitaron su salida de prisión.
En junio de 1974 se traslada a Chile para pedir amparo a los militares fascistas de Pinochet. De esta cofradía del terror, Orlando Bosch se involucra en el asesinato del General Carlos Prats y su esposa ocurrido en la Argentina en 1974, organiza más de una docena de acciones terroristas contra embajadas y consulados cubanos en diferentes partes del mundo y organiza y perpetra un atentando contra el embajador cubano Emilio Aragonés, acreditado en Buenos Aires.
Otras de las acciones llevada a cabo por Orlando Bosch bajo el amparo de la Junta Militar chilena fue el ametrallamiento del vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano Chileno en el exilio Bernardo Leighton y su esposa en Roma, en octubre de 1975 y el asesinato en Washington, en complicidad con el terrorista de origen cubano Guillermo Novo Sampol, del ex canciller del derrocado gobierno chileno de Unidad Popular, Orlando Letelier y su asistente personal Ronny Moffitt.
A la cabeza de una alianza anticomunista integrada por escuadrones de la muerte que incluyó a las dictaduras militares de Paraguay, Argentina, Chile y Brasil, Orlando Bosch arreció su lucha contra objetivos vinculados a Cuba y contra dirigentes comunistas y de movimientos de izquierda latinoamericanos.
En 1976 organiza una reunión de diversas organizaciones anticastristas de Miami en la República Dominicana y crea, junto a Luis Posada Carriles, la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU). Inmediatamente se hizo sentir el efecto de tan siniestra unidad con los ataques dinamiteros efectuados el 10 de julio del propio año contra una oficina de Cubana de Aviación en Barbados, un día después contra las oficinas de Air Panamá en Colombia y el 23 de julio con el asesinato de Artaignan Díaz Díaz, técnico de la pesca que murió durante un intento de secuestro al cónsul cubano acreditado en la ciudad de Mérida, en México.
El 9 de agosto de 1976, terroristas a las órdenes de Orlando Bosch y Luis Posada Carrilles, secuestraron y asesinaron a los jóvenes diplomáticos cubanos Crescencio Galañena Hernández y Jesús Cejas Arias en Buenos Aires y apenas dos meses después, el 6 de octubre, hicieron estallar a un avión de Cubana en Aviación en pleno vuelo con un saldo de 73 personas asesinadas.
El 25 de marzo de 1983, aún en prisión en Venezuela por la masacre del avión cubano sobre aguas de Barbados, la Junta de Comisionados de la ciudad Miami tuvo la desvergüenza de proclamar este día como "Día del Dr. Orlando Bosch Ávila". Sobran los comentarios.
Después de cumplir varios años de prisión en cárceles venezolanas, Bosch fue deportado hacia los Estados Unidos en febrero de 1988, donde fue internado en un centro correccional, de donde salió en libertad nueve meses después, gracias a los buenos oficios de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y de los congresistas federales de origen cubano Lincoln Díaz Balart e Ileana Ros Lethinen, expertos cabilderos en Washington a favor de toda esta laya de criminales y terroristas`.
El 20 de julio de 1990 recibió un indulto presidencial otorgado por el ex presidente George H. Bush (padre) pero no por esto ha detenido sus andanzas criminales. Organizó el autotitulado Partido Protagonista del Pueblo y se mantiene secretamente vinculado a organizaciones que organizan actividades de recaudación de fondos destinados a la compra y envío de explosivos y armas para la ejecución de acciones terroristas contra Cuba a través de la Fundación Nacional Cubano Americana.
Orlando Bosch ha sido y sigue siendo un niño mimado de la Casa Blanca, que ni siquiera ha tenido en cuenta las recomendaciones de la Justicia referentes a tan sórdido criminal. La administración de George H. Bush (padre) pasó por encima de las argumentaciones de la Fiscalía, en 1990, cuando en palabras del Fiscal General Adjunto Joe D. Whitley aseguraba en su orden de deportación que «durante 30 años Bosch se ha mostrado resuelto e inquebrantable en su propugnación de la violencia terrorista. Ha amenazado con y ha realizado actos terroristas violentos contra numerosos objetivos, incluyendo países amigos de Estados Unidos y sus más altos funcionarios. Ha expresado repetidamente y demostrado su disposición a causar heridas y muerte indiscriminadamente. Sus acciones han sido las de un terrorista, irrestricto por leyes o la decencia humana, amenazando e infligiendo violencia sin consideración por la identidad de sus víctimas.»
A pesar de estas afirmaciones, Orlando Bosch Ávila disfruta plácidamente de su vejez en la aparente tranquilidad de Miami, una ciudad donde se tejen a diario las más asquerosas acciones contra doce millones de cubanos que se niegan a bajar la frente al Imperio.
Ironías de la vida. Mientras él pasea quizás vanagloriándose de sus crímenes, René, Fernando, Ramón, Antonio y Gerardo, nuestros Cinco Héroes, cumplen largas condenas por enfrentarse valientemente a esta crápula humana que goza de todos los amparos de una justicia que parece estar miope….para lo que le conviene.