Por Esteban Israel
LA HABANA (Reuters) - Da lo mismo lo que piensen de Fidel Castro y su revolución.
Los cubanos enfurecieron el miércoles tras la suspensión en Estados Unidos de un juicio contra el ex agente de la CIA Luis Posada Carriles, su enemigo público número uno.
La isla acusa a Posada Carriles, un hombre de 79 años al que sus amigos apodan "Bambi," de organizar en 1976 un atentado contra un DC-8 de Cubana de Aviación con 73 personas a bordo.
"Honestamente, a mí no me interesa la política, tengo otros problemas de los que ocuparme, pero a Posada Carriles habría que fusilarlo," dijo Jorge, un percusionista de unos 30 años.
Una jueza de El Paso, Texas, desestimó el martes los cargos de fraude migratorio por los que sería juzgado Posada desde la próxima semana.
Posada Carriles, liberado hace un mes tras pagar una fianza de 350.000 dólares mientras esperaba el juicio, regresó a Miami, donde los sectores más duros del exilio cubano lo consideran un héroe.
"Suponiendo que cambiara el sistema y pudiera un día volver a Cuba, la gente aquí no lo aceptaría. Es el enemigo público número uno," comentó Jorge.
ENEMIGO PUBLICO
Desde que su arresto en mayo del 2005 por entrar ilegalmente a Estados Unidos, la fotografía de Posada Carriles se convirtió en parte del paisaje urbano de La Habana, siempre acompañada por la etiqueta de "terrorista."
En el asfalto del paseo marítimo, delante de la Sección de Intereses de Estados Unidos, los automóviles pisotean su imagen dentro de un signo de peligro.
Fue pintada en enero del 2006, cuando Castro encabezó una marcha de 1,4 millones de personas vaticinando la liberación de Posada Carriles, la última antes de caer enfermo y transferir el poder a su hermano Raúl el 31 de julio pasado.
Días atrás, el Gobierno cubano levantó allí un enorme cartel que muestra el DC-8 de Cubana de Aviación envuelto en llamas.
En su apartamento de La Habana, Odalis extrae de su cartera una vieja foto amarillenta de su padre, Wilfredo Pérez, el piloto del vuelo 455 que se precipitó al mar poco después de despegar de Bridgetown, la capital de Barbados.
"Que el gobierno de Estados Unidos deje impunemente libre a Posada Carriles, en la calle, para nosotros es una indignación muy grande," dijo la maestra, que tenía 10 años cuando murió su padre.
Cuba exige que Posada Carriles sea acusado de terrorismo y sostiene que el frustrado proceso de fraude migratorio fue sólo una "cortina de humo."
El presidente George W. Bush, dicen en Cuba, lo protege para que no ventile sus 25 años de operaciones contra el Gobierno de La Habana, al servicio de la CIA.
"El Gobierno de Estados Unidos teme que si lo lleva a prisión, cuente todo lo que sabe," dijo el miércoles el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, durante una conferencia de prensa en Caracas.
"Su libertad es responsabilidad absoluta del gobierno de Estados Unidos. El culpable aquí es el presidente Bush," añadió.
Cuba exige que sea extraditado a Venezuela, de donde escapó en 1985 mientras esperaba ser juzgado por el atentado.
BIN LADEN LATINO
Posada Carriles consagró buena parte de su vida a intentar eliminar a Castro y su sistema socialista.
El líder cubano lo bautizó el "Osama bin Laden de América Latina."
Antes de la revolución de 1959, Posada Carriles trabajó como ingeniero de Firestone y en 1961 emigró a Estados Unidos.
Allí fue entrenado por la CIA para participar en la fallida invasión de Bahía de Cochinos, pero jamás entró en acción.
Sin embargo, el Gobierno cubano lo acusa de haber aprovechado su entrenamiento como experto en explosivos para atentar durante las siguientes cuatro décadas contra Cuba.
Cuba lo considera además el cerebro de una serie de atentados perpetrados en 1997 contra hoteles en La Habana, en los que murió un turista italiano.
"Posada Carriles es un asesino, es la muerte," dijo Paulina Rodríguez, una maestra de 56 años.
"Es una persona baja y cobarde, que nunca tuvo el valor para venir a Cuba a fajarse con el Comandante en Jefe (Castro) y mandó matar a inocentes," comentó.
Posada Carriles trabajó entre 1967 y 1974 para la policía política de Venezuela.
Reapareció en la década de 1980 en El Salvador, desde donde ayudó a la CIA a introducir armas para la "contra" nicaraguense.
Fue nuevamente arrestado en Panamá en el 2000, esta vez por intentar asesinar a Castro durante una Cumbre Iberoamericana.
La presidenta Mireya Moscoso lo amnistió en el 2004, pocos días antes de que terminara su mandato.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)