Las penurias del pueblo, hacen más difícil la tarea de conformar un verdadero partido revolucionario, disciplinado, con mística: revolución con hambre no dura… La masa no está para bollos, eso lo sabe el comandante. El ambiente está pesado…. Lo dice Freddy Lepage en su columna de hoy en El Nacional
Nunca antes en nuestro país se había presenciado tan descarada utilización de los recursos del Estado para la creación de partido político alguno. Ya no bastan las continuas e interminables peroratas, llamados y rabietas del teniente coronel para que los venezolanos acudan masivamente a inscribirse en el nuevo partido único de Chávez.
Ante la ostensible apatía de la gente, la novedosa ocurrencia revolucionaria para atiborrar de militantes a la nueva organización política, consiste, literalmente, en obligar a los empleados públicos, beneficiarios de las Misiones, y cualquier persona que derive algún beneficio de los organismos oficiales, a concurrir –¡ay si no lo hacen!– masivamente a los planteles educacionales ocupados por el oficialismo para el proceso de empadronamiento.
Toda la estructura burocrática del poderoso Estado venezolano está abocada a esta “noble” y revolucionaria causa. No importa si las reservas internacionales bajan peligrosamente. Mucho menos, si la escalofriante cifra de humildes venezolanos asesinados sube exponencialmente. El deterioro de los servicios hospitalarios no es preocupación del alto gobierno. Tampoco lo es el incremento del costo de la vida y la escasez de los alimentos básicos y la dependencia alimentaria del exterior. Total, la pobreza y la marginalidad serán “redimidas” por el nuevo partido socialista. Igual ocurrió en los países de la órbita soviética, en la China de Mao, en Cuba y en otras naciones comunistas del planeta.
Ahora bien, la situación se pone paulatinamente color de hormiga. Por algo Chávez ha pospuesto para el año 2007 la reforma constitucional que consagraría la reelección indefinida del Presidente de la República y las nuevas formas de propiedad privada y social. Si alguien tiene el sentido de la oportunidad muy bien desarrollado es el líder único de la revolución bolivariana. Para muestra, recordemos las dilaciones y manipulaciones del referéndum revocatorio presidencial de 2004.
En toda democracia la gente es libre de militar, si lo desea (sin presiones de ningún tipo), en el partido político de su preferencia. Los sondeos de opinión han demostrado siempre que la mayoría de los venezolanos se declaran políticamente independientes. Es decir, no manifiestan preferencia por ninguna organización partidista. Y más ahora, cuando claman por una gestión incluyente de gobierno, en beneficio de las mayorías nacionales. No solamente de los chavistas uña en el rabo…
También es bueno recalcar que los nuevos inscritos son solamente “aspirantes a militantes” (?). Es decir, que seguramente tendrán que pasar el filtro de las listas Maisanta y Tascón. Mientras tanto, la gente de Podemos, el PPT y el partido Comunista ven desde la barrera y con indefensión cómo les absorben, con halagos de todo tipo, a sus seguidores. De nada valen los lamentos, la cacería de adherentes seguirá sin descanso, hasta satisfacer la gula política de la revolución.
Los partidos revolucionarios-totalitarios comienzan siendo de cuadros para, luego, desde el poder, conformarse como organizaciones de masas, a fin de aherrojar a la sociedad democrática. Pretenden abarcar, con el pensamiento único, todos los intersticios del colectivo. Por suerte para los venezolanos, el PSUV chavista está muy lejos de ser el instrumento idóneo para alcanzar este objetivo estratégico. Más bien parece un saco de gatos, donde la pelea por las cuotas de poder es a muerte. Las penurias del pueblo, hacen más difícil la tarea de conformar un verdadero partido revolucionario, disciplinado, con mística: revolución con hambre no dura… La masa no está para bollos, eso lo sabe el comandante. El ambiente está pesado…
Cacería de militantes
Freddy Lepage