La soledad.
Oculto en aquel momento,
en aquél triste momento en el cual te vi partir.
Desde entonces la soledad me acompaña junto a la oscura esperanza de poder olvidar en el inmenso Mar del olvido.
Tu recuerdo estará con migo siempre,
y la soledad en la cuál me oculto para calmar esta tristeza que llevo dentro,
no lograran borrar el triste momento de tu partida.
Ay soledad que siempre has de tocar a mi puerta.
Qué siempre he de tenerte como compañía,
aún hasta cuando me río,
aún hasta cuando el Amor de mis seres queridos me llaman;
voz que escucho como ríos de agua dulce en la borda de un barco naufrago en medio del Mar.
Ay triste soledad que te empeñas en refugiarme en lo más infinito de mis tristes recuerdos.
Triste soledad que te has convertido en mi sombra,
en el lugar donde debo de ocultar mi dolor.
“Análisis”
Hay momentos que la psicología y la filosofía se unen, como en una sola materia. Pero la verdad es que el dolor que queda en el alma puede ser en el futuro la fuerza necesaria para proseguir con fuerza y voluntad el recorrido de la vida. Los antiguos filósofos veían al dolor como la fuerza espiritual del futuro, y los psicólogos clásicos, como la fortaleza a la fuerza de la voluntad; motor principal ésta según la psicología clínica de toda superación social y personal: superación que incluye el dolor que nos puede producir un duro recuerdo