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Manifestante ecuatoriano protestando contra el gobierno de Lucio Gutiérrez, en abríl de 2005. |
La estrategia "a la ecuatoriana"
Lo interesante y "novedoso" del artículo del Journal, es su "visión" del gobierno chavista controlando a todos los poderes, incluida la oposición, que deja a la universidad y a lo que queda del poder mediático golpista como el "último refugio de la resistencia".
El artículo del Journal (en coincidencia con otras cadenas) da la pauta de que la CIA y el Departamento de Estado están detrás de las movilizaciones estudiantiles, con actores muchos más creíbles y menos desprestigiados que los "guarimberos" (operadores de la CIA) infiltrados en las movilizaciones de la oposición desprestigiada y decadente del "golpe mediático", de abril de 2002.
Bien analizada, esta visión de The Wall Street Journal (que junto con The Washington Post y The New York Times, expresan la opinión del "poder real" del sionismo imperial con asiento en Wall Street) está en sintonía y en coincidencia con los "análisis" y comentarios de las grandes cadenas norteamericanas respecto de la universidad como el "último bastión de la resistencia a Chávez".
Gandhi en Caracas
Tras el cierre de RCTV, los "analistas" de la CNN y de la ABC, por ejemplo, pusieron el énfasis en destacar la "apoliticidad" del movimiento estudiantil y universitario contra el ataque a la "libre expresión" del gobierno de Chávez, presentando a sus integrantes como carentes de "militancia política" y alineados con filosofías humanistas y "pacifistas" estilo Luther King o Mahatma Gandhi.
La maniobra -viniendo de las usinas matrices del imperio mediático- busca a simple vista "despegar" a esos movimientos juveniles de toda connotación y relación con la oposición golpista del pasado (de cuyas familias provienen esos estudiantes) para presentar sus protestas desestabilizadoras como "creíbles" y "honestas", además de mostrarlas como no vinculadas a ninguna organización golpista del pasado contra Chávez.
Simultáneamente, la CIA y las agencias norteamericanas, a través de Internet y de las grandes cadenas televisivas (además de las tradicionales "usinas antichavistas" de Miami), mitifican como "puro y desinteresado" el movimiento estudiantil contra Chávez, otorgándole un fervor místico y "antisistema" (el de Chávez) orientado a captar adhesión masiva en la juventud venezolana que no comulga con el gobierno bolivariano.
Como lo sabe cualquier experto que maneja información clasificada, la CIA opera (en Venezuela y en toda América Latina) infiltrada en universidades, organizaciones estudiantiles, fundaciones y ONG, a través de las cuales vehiculizan directivas de operaciones y financiación orientadas a desestabilizar gobiernos con golpes mediáticos encabezados por la clase media estudiantil y universitaria movilizada en las calles sin aparente "filiación política" con los partidos tradicionales y embarcada solo en una lucha por la "libertad y la paz".
El "golpe institucional"
Desde que el Departamento de Estado (a fines de los ochenta) instalara el "Proyecto Democracia" (salido originalmente de los laboratorios de la Comisión Trilateral en la década del setenta) en sustitución de los gobiernos militares de la Doctrina de Seguridad Nacional, los golpes militares fueron sustituidos por golpes institucionales, no ya realizados con militares sino con políticos.
El golpe institucional cumple para Washington la misma función que el golpe militar, dado que lo utiliza indistintamente para derrocar gobiernos constitucionales que ya no le sirven, o para sustituir a administraciones conflictivas con su estrategia global (como sería el caso de Chávez).
A su vez, el golpe constitucional, es un salto trasformador del golpe militar, dado que no produce una interrupción de la "democracia" y del proceso de "gobernabilidad constitucional" que producían las asonadas castrenses.
En América Latina, y como "modelos paradigmáticos", ya se realizaron dos golpes institucionales para cambiar gobiernos sin alterar la "gobernabilidad constitucional: El de Duhalde con el "Cacerolazo", en la Argentina, en 2001, y el de Palacio con el "golpe popular" en Ecuador, en el 2005.
Todo indica, según los hechos encadenados, que el gobierno de Chávez en Venezuela figura como el blanco más inmediato de un tercer experimento de golpe institucional en América Latina.
Las señales que están lanzando los grandes diarios y cadenas sionistas (además de la información que fluye por Internet y en forma confidencial) indican claramente que en la Venezuela de Hugo Chávez la CIA y sus pantallas empresariales y universitarias están organizando, a través del movimiento estudiantil por la "libertad de expresión", un plan de desestabilización que culmine en un nuevo "golpe mediático" (con caras nuevas) y en el aislamiento con posterior derrocamiento de Chávez.
La "revolución naranja"
(en versión adaptada)
La metodología que se está utilizando en Venezuela, es la misma que se utilizó en Ecuador: Movimientos estudiantiles lanzados a la protesta callejera contra el gobierno de Gutiérrez (en la mira del "golpe institucional" que lo derrocó) que fueron creciendo en número y en poder de movilización a través de la difusión masiva, local e internacional, que le dieron las grandes cadenas mediáticas.
En realidad, el "golpe popular" estudiantil que posibilitó el derrocamiento de Lucio Gutiérrez en Ecuador fue una versión "adaptada y corregida" de las "revoluciones naranja" de la CIA en las ex repúblicas socialistas que terminaron con "golpes de Estado institucionales" que derrocaron a gobiernos pro-rusos y los sustituyeron por gobiernos pro-Washington, como fueron los casos emblemáticos de Georgia y Ucrania.
Ecuador, en el 2005, fue el laboratorio donde se ensayó y se concretó con éxito un golpe "pacifista" detonado por constantes y crecientes movilizaciones estudiantiles que obligaron a reprimir en forma violenta a la policía de Lucio Gutiérrez, creando las condiciones para su destitución.
Como hoy está sucediendo en Venezuela, esos movimientos estudiantiles y sectores de clase media universitaria ecuatorianos, presentados como "apolíticos", fueron movilizados y financiados desde los centros estudiantiles y las fundaciones universitarias controladas por la CIA (a través de financiación vehiculizada desde las ONG) y prepararon las condiciones políticas y sociales para el "golpe institucional" encabezado por el vicepresidente Palacio, detrás del cual se encontraba todo el establishment político y económico que quería sustituir a Gutiérrez por "ineficiente".
La operación desestabilizadora ecuatoriana (como hoy está sucediendo en Venezuela) fue presentada como un "golpe popular" contra la corrupción del gobierno y las fuerzas políticas tradicionales (que en realidad estaban detrás del golpe, como lo está ahora la vieja oposición a Chávez en Venezuela) encabezado por el estudiantado "apolítico" movilizado en las calles.
El "golpe universitario"
En Venezuela, y aprovechando el cierre de RCTV, están ensayando la misma estrategia, pero con cambio de contenido en los eslóganes:
Así como en Ecuador se movilizaban contra la "corrupción de Lucio Gutiérrez", hoy en Venezuela se movilizan contra la "dictadura de Chávez" resaltada como "defensa de la libertad de expresión".
El punto de coincidencia, está en que, tanto en Ecuador como ahora en Venezuela, las movilizaciones estudiantiles son presentadas como "espontáneas" y sin conexión con las fuerzas políticas tradicionales, lo que les otorga "frescura" y credibilidad popular acentuada y estimulada por la manipulación mediática.
De la misma manera que sucedió en Ecuador, los grandes diarios y las cadenas difunden imágenes y declaraciones de los "nuevos líderes estudiantiles" presentados como la "contracara civilizada y apolítica" del "gobierno dictatorial" de Hugo Chávez.
En realidad, y como metodología comunicacional central, las consignas manipuladas mediáticamente oponen, como contradicción fundamental, el "pacifismo democrático" de los estudiantes movilizados al "autoritarismo violento" del gobierno de Chávez que los reprime con la policía.
No es lo mismo reprimir a una oposición "violenta y politizada", que hacer lo mismo con estudiantes que solo esgrimen como causa de su lucha la "defensa del pacifismo y la libertad".
Esa diferencia , acentuada noche y día por las cadenas mediáticas, es la que traza el resultante político y social negativo para Chávez.
El otro punto complementario de la estrategia consiste en presentar (en un calco del golpe ecuatoriano) a las movilizaciones estudiantiles contra Chávez como desvinculadas de la militancia política, y opuestas tanto a la metodología de Chávez como a las de la vieja clase dirigente tradicional.
Como sucedió en Ecuador, en una primera fase, las actuales movilizaciones estudiantiles crecientes contra Chávez (mitificadas y legitimadas desde las grandes cadenas masivas) buscan preparar el terreno político y social para una "desestabilización mediática" de Chávez, para luego, en una segunda fase, lanzar una campaña de aislamiento internacional de su gobierno.
Un triunfo del "golpe universitario" -medido en términos políticos y sociales- implicaría un crecimiento desmesurado de las protestas que rebalsaría la capacidad de control del gobierno Chávez y lo obligaría a reprimir violentamente a los estudiantes.
Un escenario de represión policial de las protestas estudiantiles con muertos y heridos (como sucedió con Gutiérrez en Ecuador) debilitaría a Chávez y lo dejaría expuesto a un aislamiento internacional y a un golpe interno para derrocarlo.
A eso se refería el presidente venezolano cuando denunció que la CIA y la oposición querían tirarle "dos o tres muertos" en las manifestaciones en contra del cierre de RCTV.
Y como ya sucedió en Ecuador con Lucio Gutiérrez, los verdaderos artífices, operadores y "creativos", que están detrás de las movilizaciones estudiantiles contra Chávez (la oposición golpista tradicional y las usinas empresariales y mediáticas de la CIA) sólo se van a hacer "visibles" si triunfa la primera fase desestabilizadora con el "golpe universitario".
Por ahora, mueven las piezas desde las sombras.