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LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
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General: “”” BUSH ESTÁ ANSIOSO DE CARIÑO.”””
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: esteban_casa챰as  (Mensaje original) Enviado: 19/06/2007 17:58
                                “”” BUSH ESTÁ ANSIOSO DE CARIÑO.”””


¡Consorte! Por mi madre que hoy yo debía estar en El Golfito con los socios del barrio. Ni se imaginan la jodedera que hubiéramos formado con estos numeritos del viejo, es que no cabe de otras. Allá estaría Luisón medio curda y aferrado a su perga de cerveza cortándole levas, no sé de dónde rayos sacamos esa palabra, bueno, da lo mismo perga que perca. Luisón estaría con sus ojos reducidísimos y la lengua medio enredada soltando de las suyas. Pienso
-¡Manón, el muñecón es mula! La gente no le hace mucho caso al principio y tratan de no pasarle la bola, hacen falta otras pergas más para recobrar el valor. -¡Qué es mula caballeros! Insiste tambaleándose al lado de la mesa y el cabezón de Aguirre lo mira a través de sus espejuelos fondo de botella.
-¡Apretó! Intervino Macías con sus cien watts de salida. – De verdad que está yegua esa manifestación.
-¡Al paso que vamos! Pello no quiso decir más nada.
-¿Al paso que vamos? Tomó asiento Veneno, nadie sabe cuándo se quitó el pullover de comunista intransigente.
-¿Qué tú quieres decir, Venenón? Le preguntó Mayor Guerrero.
-Nada que ver contigo, las curdas te dan por ser guerrillero y sigues con el trauma del Caballo de Mayaguara, le respondió.
-¡Al paso que vamos! Repitió Pello.
-Al paso que vamos ná, mi socio. La vida sigue igual, como dijo Julio Iglesias. Intervino el Cabezón.
-¡Oye Güiro! Préstame tu gorra para sacar los mandados de la bodega. Alberto le pasó la mano por el moropo, era deforme como la tierra, achatada por los polos.
-¡Igual, na! Que no es lo mismo, yo sé lo que quiere decir Luisón. Está de lo más pájara esa expresión del muñecón, que si Bush quiere cariñitos, ¡coño, caballeros!, ¿quién ha visto al Presidente de una nación hablando como Corín Tellado? ¡No jodan! Se le salió la veta de champola y bien. Dijo Barceló cuando se unió al grupo.
-Caballeros, caballeros! Están apretando. ¡Uff! ¿Qué coño tendrá esta cerveza? Intervino el Cabezón.
-¡Apretando, na! Que se ve muy pájara en las fotos con Chávez y los narras. Agregó Macías.
-¡Al paso que vamos! Insistió Pello.
-¡Al paso que vamos, nada! ¡Caballeros! ¿Han vacilado la clase de fambeco que ha echado Amelia? Intervino Barceló con sus ojos reventados por el alcohol.
-¿De cuál culo hablan? ¡Coño! Siempre caemos en lo mismo. Protestó Luisón.
-¡Consorte! Se ves que estás en curda, ¿ya le soltaste los cabos a la hermana de King Kong? Luisito no quiso contestarle a Mayor y arrojó el resto de la cerveza caliente que tenía en su perga, fue hasta la pipa donde la colita era de tres personas, todavía era horario de trabajo.
-¡Al paso que vamos! Solo atinaba a repetir Pello.
-¡Nada, negrón! A convertir el revés en victoria y viceversa. Le dijo Alberto. –¿Te acuerdas de la noche en que te jamaste aquella vieja?
-¿Una viejaaaaaaa? Preguntaron todos al mismo tiempo.
-¡Ñoooo! Yo no sabía que eras practicante de sepulturero. Pello, ¿te jamaste una vieja? Preguntó Macías muy preocupado.
-Seguro que fue en curda, caballeros. Eso no se vale y está perdonado. Dijo Veneno mientras se levantaba y se dirigía al montecito que lindaba con el río para orinar.
-Al paso que vamos, al paso que vamos. Repitió Pello sin prestar importancia a las interrogantes de sus compañeros.
-¡Oye negrón! Nos tienes cansados con la misma trova, cambia el casete mi hermano. ¿Te jamaste o no te jamaste a la vieja? Todos dirigieron la mirada hacia Pello al escuchar a Mayor.
-Por atrile, eso es lo que se está poniendo de moda. Por suerte escapamos, ya estamos viejos. Dijo Mario Cantimplorita al sumarse al grupo.
-Éramos pocos y parió catana. Mario, ¿Victoria te dejó salir de la casa o te escapaste? Le preguntó Veneno.
-De verdad que está penca esa manifestación del comandante. Dijo Barceló.
-¿Qué dijo el tipo, caballeros?  Preguntó el Cabezón.
-¡Yeguaaaaaa! Es mula bien, Güiro, el tipo anda diciendo que Bush está ansioso de cariño, así hablan los patos, a mí no hay quien me confunda. Casi gritó Macías.
-¿Eso dijo el tipango? ¡Coño, manón! Me desayuno con eso. Dijo Luis mientras se empujaba un largo sorbo de cerveza.
-¡Vamos a cambiar de palo pa’ rumba, caballeros! Luisón fue el que trajo el tema y ya no se acuerda. ¿Qué precio tiene el litro de champú? Barceló trató de desviar la conversación.
-¿Y la vieja se movía, Pello? Preguntó Mayor Guerrero.
-¿Qué si se movía? Dicen que había caminado a todo un pueblo, se metió la mitad de la noche enseñándole todos los diplomas que se había ganado en la seguridad del estado. Respondió Cantimplorita.
-¡Asere! ¿Te jamaste a David o a Julito el Pescador? Fue Luisón tan ocurrente como siempre, todos rieron, Pello permanecía en silencio.
-El precio del champú está a treinta pesos. Dijo Alberto en un breve espacio de silencio.
-¡Ta bien, ta bien! Todavía se le puede sacar el ciento por ciento, el dólar está a quince. Contestó Mayor Guerrero.
-No me imagino acostado al lado de una vieja, ¿cómo tenía las tetas, Pello? Esta vez fue Macías.
-¡Qué importa ahora las tetas de esa vieja cabrona! Tantos problemas que existen en el país para dedicarnos a eso. Colón se acercó a la mesa con su perga en la mano, la gente sabía que su estancia sería corta, había dejado parqueado su polaquito debajo de un pino para que no se calentara tanto.
-¿La han visto caminar? Las nalgas suben y bajan con tremenda elegancia. Dijo Barceló
-¿Las nalgas de la vieja de Pello? Entonces no está tan mala. Manifestó Colón.
-¿Ya te creció la picha? Dice la gente que te conoce que eres de cañón corto. Fue el disparo certero que Mayor le dirigió a Colón.
-¡Ufff! La cosa se está poniendo mala. ¿Cuál es el precio de las chancleticas de meter los dedos? Trató Alberto de desviar nuevamente la conversación.
-¡Al paso que vamos! Pello se dirigió al montecito para orinar también.
-¡Coño! Que curda más rara le da al negro, siempre se le traba el paragua en lo mismo. Opinó Macías y todos siguieron a Pello con la vista.
-¡Ven acá, Luisón! Asere, tú, un macri de ojos verdes, ¿qué haces con ese gorilón? Le preguntó Colón y todos guardaron silencio.
-Lo que no puedes hacer tú con la picha enana, manón. Todos rieron mientras Luisito se tambaleaba en su asiento.
-Dicen que a Dedeté lo están arañando.
-¿Quién es Dedeté? Le preguntó Pello a Cantimplorita.
-¡No jodas! ¿No lo conoces? Es el guapo que está lleno de tatuajes y vive al fondo de tu edificio. Respondió Colón.
-Yo creo que las chancleticas están al mismo precio del champú. Respondió Barceló.
-La blanca del guapo está riquísima, pero es una blanca que se manda mal por la lengua. Nadie se había percatado de la proximidad de Floro, había parqueado su Moskovich detrás del Polaquito de Colón y se dirigió al kiosco de las pipas, la colita era de unas diez personas.
-Cantimplorita, ¿te acuerdas del día que el chofer de la guagua te descubrió echando chapillas de las cajitas eléctricas en la alcancía? Todos rieron cuando el Cabezón terminó de decir aquellas palabras.
-¡Qué tiempos aquellos! ¡Al paso que vamos! Dijo Pello.
-Habían más hombres y no se entraba en tantas pajarerías de que si hace falta cariñitos ni un carajo. Mayor Guerrero pronunció esas palabras en un tono algo elevado y la gente de las otras mesas fijaron las miradas en ellos.
-¡Pajarería y bien! El Caballo de Mayaguara no andaba en esas puterías. Se llevó el baso a los labios y sobre el bigote colgaba una capa de espuma blanquecina, los ojos comenzaban a mostrarse agresivos.
-¡Ñooooo! Dentro de poco comienza la batalla contra bandidos. ¿Cuál es el precio de las flores plásticas? Trató Alberto nuevamente de desviar el curso de la conversación.
-¡Asere! ¿Tú na’más estás pal asunto de la pacotilla? En esta vida hay cosas más importantes que esa, ¡coge un diez!, todavía estás de vacaciones. Le dijo Floro.
-Ese fambeco de Amelia es para estar desvelado toda la vida. Barceló lo dijo y no pudo contener un fuerte suspiro.
-Ese culo es mucho para ti, enano. Además, con esas curdas que agarras a diario. Le contestó Cantimplorita.
-Sí, curda y todo lo que tú quieras, pero yo no echaba chapillas en la guagua. Se defendió Barceló.
-¡Caballeros, caballeros! No empiecen a discutir por mierdas, siempre terminamos fajados. Amelia tiene tremendo fambeco y Dedeté es tremendo tarrúo. Intervino Veneno.
-Por eso era mejor estar en el monte, allí no había tiempo para tantos bretes, ¿verdad Mayor? ¡Miren quien va por allí! Floro señaló hacia el caminito que conducía al río.
-¡Burro triste, cará! Dicen que en el último viaje se le trabó un huesito en el culo. Dejó caer con su estilo característico Veneno.
-¿Un huesito en el culo? Todos se rieron y en ese momento Burro Triste levantaba la mano en señal de saludo. -¡Ahí va! Miren la clase de tropa que lleva, no le alcanza ni para una jarra de cerveza. El Cabezón se levantó y se dirigió al montecito para orinar.
-¡Que se joda! Quién lo mandó a preñar tanto. El día que se muera su mujer van a tener que conseguir una caja aparte para la lengua. ¡Jijijijiji! Luisón no pudo contener esa risa irónica que siempre lo acompañaba.
-Verdad que es chismosa, na, pero es algo servicial. Dijo el Cabezón..
-Las flores plásticas no rinden mucho, lo que más camina es el champú. Intervino Barceló.
-Cuando estábamos en la loma….
-¡Consortes! Voy echando, ya va a comenzar el tiroteo y no estoy pa’esa. Se levantó Veneno sin dejar de concluir a Mayor.
-Eso es una mierda tuya, Venenón. Estoy puesto pa’tu calavera, pajarería bien, los jefes de pelotones no andaban en esas boberías que si cariñitos ni un carajo…
-Voy quemando. Dijo Macías mientras arrojaba el resto de cerveza caliente al césped.
-¡Caballeros! No se pongan en esa, cuando uno llega a viejo se pone a decir veinte mierdas. Expresó Floro tratando de detenerlos.
-No es eso, consorte. El tipango se ha metido medio siglo dándosela de duro, pa’que venga ahora con esos numeritos de yegua. El asunto es que Mayor se pone muy agresivo después de la cuarta perga y hoy va por la quinta. Luisito se levantó también y detrás de él cada uno de los integrantes del grupo.
-¡Al paso que vamos! Pello arrojó el resto del contenido de su vaso mientras una fila india desfilaba por la acera del vivero. Mañana se repetiría la historia, regresarían a la escena del crimen, lo harán silenciosos, tímidos, casi mudos. Luego, el tono de las voces comenzará a cobrar fuerza con un poco de combustible, casi siempre después de la tercera perga. La metáfora de sus lenguajes no los abandonará nunca y la vida continuará siendo una parodia de la vida misma. Así se combatía en aquella isla.
Hay momentos donde suelo ser atacado por el gorrión y desearía estar allí, invisible. Quisiera escucharlos de nuevo y conocer sus opiniones sobre la vida que les tocó vivir. Desafortunadamente, algunos de ellos han muerto sin ver el final de lo que nunca ha pretendido tener fin, pero algún día lo tendrá. Fueron gentes muy simpáticas que una vez creyeron en el futuro que les vendieron.



                                        Esteban Casañas Lostal.
                                        Montreal..Canadá.
                                        2007-06-19


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