Algunos de ellos forman parte de las estadísticas oficiales en EE.UU. sobre muertes por consumo de estupefacientes, en alza continua en el sur de ese estado, y que solo el año anterior ocasionó dos mil 052 fallecimientos vinculados a la adicción a la cocaína, según reportes de la prensa local.
Quien se asome a una corte del condado de Miami Dade presenciará demandas increíbles entre familiares, matrimonios, vecinos, todos inmigrantes de habla hispana.
En la base de controversias y conductas agresivas e histéricas de los litigantes, muchos de origen cubano, descubrirá el común denominador: efectos acumulados del uso de drogas que han ocasionado la ruina humana en adolescentes, adultos y ancianos.
No pocos, con lágrimas en los ojos, confiesan que un día, perdidos en el laberinto del no encontrado "sueño americano", tras el que fueron a la Florida, desafiando a la muerte en las aguas del Caribe, recurrieron al polvo, a la pastilla, a la piedra, en desesperado afán de hallar la felicidad.
En el sureño territorio de la Unión, la cifra real de fallecidos en 2006 por drogadicción representa un incremento de más del ciento por ciento frente a los indicadores de 10 años atrás, reveló públicamente la Comisión de Médicos Forenses Estatales de ese estado.
Reiteradamente denunciada por Cuba como verdadera legislación asesina, la llamada Ley de Ajuste Cubano proporciona privilegios y "premia" con la residencia en Estados Unidos a quienes desde la Isla desafíen el peligro y logren llegar a sus costas.
Al mismo tiempo, el gobierno de W. Bush arrecia el bloqueo contra la Antilla Mayor, que incide negativamente en la vida de la población, limita las visitas, ofrece ventajas a profesionales deportistas y artistas para que abandonen su país e intencionalmente, a diferencia de lo que sucede con otras nacionalidades, a los cubanos les restringe las posibilidades de enviar remesas a sus familiares.
Lo expuesto forma parte de la misma orquestación gubernamental dirigida a un solo propósito: Estrangular a la Revolución cubana. En eso están desde hace casi 50 años.
El bombardeo propagandístico contra la Isla por parte del gobierno de W. Bush, a través de incontables emisiones radiales ilegales, no aborda el drama de la drogadicción entre cubanos en Estados Unidos.
No incluyo las transmisiones por televisión contra la ínsula, porque estas nunca se captan en Cuba y solo sirven para que un puñado de mafiosos se beneficien con presupuestos multimillonarios pagados por los contribuyentes estadounidenses.
Solo en Miami Dade, donde el grueso de los residentes es de origen cubano, ocurrieron 162 decesos por intoxicación directa o indirecta con cocaína en el año 2006, lo que significó 26 por ciento más en relación con registros del año 2000.
Las citas estadísticas y otras que demuestran el drama profundo de la drogadicción en Miami se obtuvieron tras evaluar más de 170 mil muertes reportadas en la Florida el año pasado, afirmó a la prensa Bill Janes, director de la ofician de Control de Drogas de ese estado.
En la base de esos hechos también está el desconocimiento de los inmigrantes, porque en sus lugares de procedencia se ignora el potencial destructivo de drogas como Éxtasis, Crack, Heroína, LSD, y otras salidas de laboratorios, o la "suave" marihuana, antesala por la que se llega a laberintos de "emociones mayores" que desembocan en el cementerio.
Todo esto está oculto en la zanahoria envenenada atada cada día en el extremo de una vara por los traficantes con la muerte y especialmente quienes desde sus cuellos blancos mienten, conspiran y tienden trampas a la inteligencia.