Testimonios desde Cuba: Agobiados y hartos de la retórica
VLADIMIRO ROCA, disidente, miembro de la Coalición Todos Unidos:
``Para desgracia de este país, no ha cambiado nada. La situación es idéntica a la que teníamos en julio del 2006. No veo un cambio de estilo ni una repartición del poder, sólo que ellos mismos están tratando de controlar que no surja otra figura emblemática como Fidel Castro. En los últimos tres meses ha habido una disminución de la represión social, simplemente porque no pueden mantenerla todo el tiempo arriesgándose a que se produzca una explosión popular. Las respuestas son cada vez más fuertes y desafiantes por parte de la población''.
Periodista de la prensa oficial: ``Me parece que ha sido una decisión inteligente reducir las marchas y manifestaciones públicas, porque la situación no está para derrochar recursos y energías. Creo que hay un alerta en las altas esferas del gobierno de que la gente está cansada de retórica, y que la vida cotidiana, la comida y la vivienda van a determinar el rumbo político que tome este país. El lenguaje de la calle está cada vez más lejos de las consignas y las banderas''.
SONIA, ama de casa en La Habana: ``La gente está agobiada con el hoy y nada más le importa. No ha habido ninguna novedad en el frente, la gente siente que nada ha pasado en este año. Así está todo el mundo aquí''.
MARIO, técnico en electrónica, Matanzas: ``Lo que yo veo es que la gente está hablando más suelta, sin ningún tipo de miedo, como si no tuviera nada que perder.Pasa en la bodega, en las esquinas, en un policlínico. ¿Hasta cuándo? ¿Qué es esto?''
FELIPE GALVEZ, 71 años, jubilado, La Habana: ``Yo no espero nada de nada, ni de las discusiones de la Asamblea [Parlamento], ni de elecciones, ni de absolutamente nada que decidan ellos [el gobierno]. Yo sólo espero mi remesa de Miami''.
RIGOBERTO, 24 años, ingeniero agrícola, Ciego de Avila: Este año ha sido duro. Muy duro. La comida está por las nubes en los mercados agropecuarios, el precio de la luz se ha duplicado, la producción de papas se cayó, como se cayó también la zafra azucarera y la producción de tabaco. Salir adelante así es imposible para el país y mucho menos para un trabajador normal. No estamos mejor que en el 2006. Estamos peor.
MARGARITA, 58 años, oficinista, Santa Clara: Este año no ha sido para mí el de Raúl, sino de la falta de agua. La situación es crítica en todas las capitales de provincia y en las ciudades donde ha crecido mucho la población. ¿Qué contarte? Estamos cansados. Estar cuatro y cinco días sin agua en Santa Clara se ha convertido en algo normal. Con Raúl al mando no ha cambiado aquí la situación del agua... Esa es mi cuenta.
ABILIO, 49 años, camionero por cuenta propia, Cienfuegos: Lo que yo veo como balance de este año es que la gente tiene más deudas que dinero. Todo el aparataje de las ollas eléctricas, la otra olla maestra, el calentador, el refrigerador... Mucha gente no puede pagar eso con su salario normal. Esto pasa en todo el país, miles de personas que no pueden pagar el módulo eléctrico que le dieron. Esto se está poniendo como decían de la deuda externa de América Latina: impagable.
SERGIO, 38 años, médico en un hospital, La Habana: Los médicos que nos hemos quedado acá estamos cubriendo las plazas de los que se han ido a misiones al extranjero, uno haciendo el trabajo que antes se repartía entre tres o cuatro médicos. Hay mucha gente desesperada por irse a misión a donde sea, porque es la única manera de poder garantizar el bienestar para la familia. En las condiciones actuales es imposible tratar de imponer normas de disciplina y puntualidad laboral. Raúl está tratando de hacer lo que puede, pero para poner a funcionar a este país en normalidad no basta con eso. El sector de la salud ha declinado y el país sigue en su rutina desde la enfermedad de Fidel. Es la misma película.