Proyectos clave de Fidel pierden peso con Raúl
WILFREDO CANCIO ISLA
EL NUEVO HERALD
El programa de maestros emergentes, una iniciativa lanzada por el gobernante Fidel Castro para apuntalar la crisis del magisterio cubano en pleno siglo XXI, ha comenzado a mostrar las grietas de un desastre extremadamente perturbador para el futuro de la nación.
No son versiones de corresponsales extranjeros sobre el descontento popular o comentarios en periódicos de Miami. La propia prensa oficial ha puesto el dedo sobre la llaga de la formación de las nuevas generaciones utilizando jóvenes casi adolescentes que al terminar los estudios de nivel medio toman un curso rápido y salen a ejercer como maestros en escuelas primarias y secundarias.
En una reciente serie investigativa titulada La edad de la chancleta, el diario Juventud Rebelde se hace eco de las preocupaciones que se acumulan desde hace tiempo en la sociedad cubana sobre la pérdida de valores educativos, el desconocimiento de las normas de convivencia y respeto ciudadano, y el maltrecho sistema de enseñanza.
El reporte identifica el llamado período especial -- la debacle económica de los años 90 -- como el detonante que generó ''la degradación de esos valores'' y reconoce que la ''epidemia'' de mala educación se ha prolongado ya hasta las aulas universitarias, no sin cuestionar el papel que vienen jugando los maestros emergentes.
``Todos sabemos que tuvimos que apelar a los emergentes porque teníamos una
crisis. Había que hacer
funcionar las aulas. Pero ellos están en edad de
ser también educados. Si todavía no han completado
su formación de valores, entonces hay que dar un refuerzo, un complemento'', comentó al diario cubano una profesora universitaria.
Fue en el 2000 cuando Castro lanzó la iniciativa de los maestros emergentes o ''profesores generales integrales'' (PGI), quienes se enfrentan a un aula luego de un curso remedial de apenas ocho meses. La promesa gubernamental fue entonces garantizarles la continuidad de estudios superiores en Pedagogía u otras especialidades humanísticas.
En enero, la cifra de graduados en las escuelas de formación de maestros emergentes ascendía ya a más de 26,000. Si se calcula que los maestros primarios son en total unos 91,000, significa que los emergentes son casi el 30 por ciento de la fuerza docente en el nivel primario en toda la isla.
La idea inicial era que los maestros experimentados sirvieran como tutores a cada cuatro o cinco PGI, pero según las estadísticas oficiales, existen centros donde hay un tutor por cada 10 maestros emergentes, e incluso emergentes de grados superiores fungiendo como tutores por la carencia de personal docente más calificado.
El éxodo de educadores calificados ha sido imparable desde los años 90.
''Para mí esto está hipotecando el futuro educacional cubano'', dijo Ana Cañizares, en conversación telefónica con El Nuevo Herald.
Cañizares es una maestra que dejó su puesto hace tres años en Camagüey y está dedicada ahora a un negocio en ascenso a lo largo de toda la isla: las clases particulares, pagadas por los padres interesados en garantizar los conocimientos de sus hijos.
''Se está llenando el vacío del maestro con métodos audiovisuales y clases por televisión, mientras que la influencia sobre el alumno queda en manos de un muchacho que no puede realmente formar a nadie, porque no está preparado él mismo'', agregó Cañizares, que cobra el equivalente de $10 mensualmente por su atención individualizada -- una sesión por semana -- en Matemática y Ciencias.
El economista disidente Oscar Espinosa Chepe dice que cada vez más los padres cubanos con recursos económicos optan por pagar una educación ``al margen de la escuela''.
''La debacle del sistema estatal de educación ha inducido al desarrollo de una floreciente industria privada de la enseñanza'', agregó Espinosa Chepe. ``Hay gente haciendo un buen dinero como maestro particular''.
Pero el problema va más allá de la capacidad del docente y se adentra en el terreno de la formación de conductas en el aula.
La vicepresidenta de la Organización de Pioneros (OPJM), Keyla Estévez, admitió que las escuelas no son ajenas al fenómeno de la sobrevaloración de los aspectos materiales por encima de los valores educativos.
''El bien educado, el inteligente, deja de ser líder, y se impone el que más tiene, el que mejor viste, el que más música oye'', dijo la dirigente pioneril a Juventud Rebelde. ``Hay que reconocer al niño no porque ofrezca el mejor regalo el Día del Educador, sino por sus valores''.
Las críticas por el deterioro del sistema educativo
y las relaciones maestro
-alumno han subido de tono desde la proliferación de los profesores emergentes. Se han dado desde entonces numerosos casos de favoritismo a cambio de regalos y merienda que proporcionan los alumnos, inapropiada vestimenta por parte de los jóvenes maestros y, lógicamente, vínculos amorosos entre el educador y sus discípulos adolescentes de nivel secundario, separados muchas veces por una diferencia de apenas dos o tres años.
El tema de la merienda ejemplifica la clara estratificación económica que ha provocado el período especial entre los cubanos, a partir de las opciones de acceso al dólar. Es ya un hecho común que al niño que consume la merienda escolar se le cataloga de ''pobre'' entre sus compañeros de aula, dando a entender que sus padres carecen de recursos financieros para permitirle acceder a insumos más exclusivos.
Las autoridades cubanas no suelen cuestionarse el funcionamiento del sistema educacional, presentado como uno de los pilares fundamentales de la vitrina castrista.
Sin embargo, bajo el mandato provisional de Raúl Castro, el Ministerio de Educación (MINED) emitió ya nuevas regulaciones para atajar el descarrilamiento del sector educacional. El pasado noviembre se implantó un nuevo reglamento disciplinario en busca de reforzar la disciplina y las obligaciones laborales. La resolución entró en vigor en abril y establece severas medidas (incluyendo la separación definitiva del puesto) para infracciones de los trabajadores y profesores.
Entre las faltas consideradas graves se relacionan inducir a los estudiantes a participar en juegos de interés, ingerir bebidas alcohólicas o sustancias prohibidas, revelar el contenido de los exámenes a los discípulos, introducir material pornográfico en el centro y sostener relaciones de confianza excesiva con los alumnos.
Pero el cuestionamiento en la prensa oficial de los gigantescos escollos que enfrenta el bastión educacional cubano y sus profesores emergentes, ha desencadenado suspicacias sobre la cobertura menos enfática de otros programas estratégicos que promovió personalmente Castro antes de su ya prolongada convalecencia de un año y 29 días.
''Estos percances demuestran que el jefe de Estado no está en el día a día del país'', opinó el activista disidente Elizardo Sánchez. ``Es evidente que su capacidad de control sobre sus proyectos sociales y económicos se ha desvanecido en los últimos meses''.
Otros dos frentes de batalla de Castro que han perdido prominencia son el programa de trabajadores sociales y
la llamada ``revolución energética''.
Convertidos desde el 2001 en una fuerza de élite para sacar a flote tareas de alta sensibilidad política e interés comunitario, Castro apeló a los batallones de trabajadores sociales como punta de lanza en su campaña contra la corrupción y los desvíos de recursos en dependencias estatales.
En octubre del 2005, el
gobernante cubano ordenó el cambio de personal en todas las gasolineras del país y puso el control de combustible bajo la supervisión de miles de trabajadores sociales, vestidos de camisetas negras. Un año después, Castro envió a otro grupo de estos ''médicos del alma nacional'' -- al decir de la prensa oficial -- a cumplir tareas fundamentales de la revolución energética, emprendida en enero del 2006 con el fin de mejorar el servicio eléctrico en el país.
Cuadrillas de trabajadores sociales acometieron así el cambio de millones de bombillos incandescentes en hogares y entidades estatales, y también se encargaron de llevar a los núcleos familiares el prometido ''módulo de cocción'' para aliviar el trabajo hogareño y favorecer el ahorro energético.
Sin embargo, el panorama actual ha variado ostensiblemente para este ejército juvenil de choque, que ya cuenta con 42,000 integrantes. Los trabajadores sociales han sido gradualmente desplazados del control de las gasolineras por un nuevo personal asalariado.
La alternativa gubernamental para evitar el robo de combustible parece enfocada en una solución más tecnológica que política. El pasado junio, la empresa estatal Cuba Petróleo (CUPET) anunció que va a introducir un sistema automatizado para el control de combustible en los servicentros y garantizar la seguridad en los puntos de almacenamiento.
El proyecto comprende una mejora de todos los sistemas metrológicos para el control en tiempo real de los inventarios, las entregas, los consumos y la facturación de combustible, en tácito reconocimiento de que los enviados de Castro no pudieron parar la ''manipulación insegura'' de las operaciones.
''Los trabajadores sociales han seguido por inercia, pero está claro que les han quitado el pie'', manifestó un ingeniero de CUPET recién llegado a Miami. ``En Cuba todo es por racha''.
Al mismo tiempo, la revolución energética se esta ralentizando.
El gobierno dice haber
instalado ya unos 4,000 grupos electrógenos para sustituir la vieja tecnología de generación de electricidad
a nivel nacional. Pero los apagones, aunque con menor frecuencia y duración, no han cesado totalmente. La instalación de equipos de sofisticada tecnología ha acrecentado la dependencia de importación de combustible con alto grado de refinamiento, así como
de piezas de repuesto de
significativo costo, y el proyectado remozamiento de las redes de distribución está aún en ciernes.
''Las plantas eléctricas adquiridas para sustituir el trabajo de las siete principales termoeléctricas del país es una solución a corto plazo, pues son equipos que necesitan de mantenimiento regular y combustibles especiales, y no podrían garantizar su óptimo funcionamiento con una explotación tan intensa'', opinó el ex ejecutivo petrolero Jorge Piñón, investigador principal del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami.
La propaganda de la entrega de utensilios electrodomésticos también ha amainado. Las quejas por roturas y falta de piezas de repuesto de los equipos se han multiplicado a lo largo del país.
El gobierno ha entregado más de 29 millones de utensilios y efectos electrodomésticos hasta la fecha, pero
un 30 por ciento de ellos no han sido pagados aún por la población.
A partir del 2005, los costos de consumo de electricidad se han convertido en impagables para la mayoría de los hogares que consumen 200 o más kilovatios mensuales, con aumentos de hasta un 400 por ciento de la tarifa, y las protestas por las elevadas cuentas eléctricas y los cortes por impagos están a la orden del día en plena calle.
Al traspasar el poder a su hermano Raúl, Castro delegó sus funciones como impulsor principal del programa nacional de la revolución energética en el vicepresidente Carlos Lage, y el programa de educación en los miembros del Buró Político Esteban Lazo y José Ramón Machado Ventura.
Desde entonces, Raúl sólo ha asistido a la puesta en marcha de nuevas unidades de generación eléctrica en La Habana, así como a la firma de un acuerdo entre empresas cubanas y la compañía Sherritt el pasado 6 de junio.