MARTES 25 de SEPTIEMBRE de 2007
24/9/2007
El demonio de Darfur
¿Por qué "la comunidad internacional" viene siendo tan inútil en Darfur? He aquí el motivo: los autores materiales son musulmanes de etnia árabe, y la mayor parte de sus víctimas son musulmanes negros africanos.
Ãrabes matando negros. Y nadie hace nada...
Por Phillys Chesler
En el verano de 2004, escribí un artículo llamando la atención sobre la trágica situación de las mujeres musulmanas africanas negras en Sudán. Pero mi artículo no condujo a ninguna campaña feminista, afroamericana o islámico-americana en su defensa. Tampoco movió a los grupos progresistas judíos a tomar acciones inmediatas para ayudar a los refugiados de Darfur. De modo que una espera que una nueva película con fuerza sobre Sudán, El diablo vino a caballo, tenga éxito donde yo no lo tuve.
La película documenta la tenaz cruzada del capitán norteamericano ex Marine Brian Steidle por recoger esta atrocidad en curso. En el 2004 y 2005, Steidle se ofreció voluntariamente durante 6 meses para servir como parte de la entidad militar de la Unión Africana de monitorización en Sudán. Tuvo acceso privilegiado a los enclaves arrasados, a los cadáveres abrasados y a las mujeres destrozadas. Mientras el genocidio avanzaba a placer, la Unión Africana no hizo nada más que "monitorizar".
Y ahí es donde entra en escena Steidle. Él esperaba que si las suficientes buenas personas veían sus fotos, comprenderían que el gobierno de Jartoum ha dado el visto bueno y financiado a los janjawid (jinetes) para saquear sistemáticamente y después de reducir a cenizas aldeas enteras así como centros de refugiados; para castrar, mutilar y trocear a civiles inocentes hasta la muerte; para encadenarlos juntos y quemarlos vivos; para disparar por la espalda a los niños; y para violar colectivamente a las mujeres y las niñas. Después, pensaba él, los americanos persuadirían a nuestros Congresistas y Senadores de autorizar la intervención militar.
Así que Steidle se puso a trabajar. Entregó sus duras fotografías al columnista del New York Times Nicholas Kristof, que las difundió y continuó sacando destacadas columnas en la materia. Steidle también prestó testimonio ante el Congreso, apareció en los medios, fue testigo en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya y accedió a que un equipo de documentales le siguiera mientras hablaba en campus, en concentraciones políticas, hasta con la Secretario de Estado Condoliza Rice.
Hasta ahora, sus esfuerzos no han conducido a ninguna intervención militar para detener el genocidio. Naciones Unidas no ha hecho nada. Ha mantenido su historial casi prístino de no intervencionismo logrado recientemente de manera sobresaliente en Ruanda y en Bosnia (caso que requirió la intervención militar norteamericana). La Unión Africana enviaba por fin inspectores y pacificadores que tampoco intervendrán. Steidle comprende ya que fue "inocente" al pensar que podría forzar medidas más dramáticas para detener la violencia.
De modo que, ¿por qué "la comunidad internacional" viene siendo tan inútil en Darfur? He aquí el motivo: los autores materiales son musulmanes de etnia árabe, y la mayor parte de sus víctimas son musulmanes negros africanos. Como comenta un africano desplazado en El diablo vino a caballo, lo que más le duele como musulmán es que sean los musulmanes los que están cometiendo la violencia -- y que sean principalmente los americanos los que envían comida, medicinas y empleados humanitarios. Ningún país árabe ni musulmán lo está haciendo. Este hombre, traicionado, se lamenta fuera de cámara. Da las gracias a los americanos y espera y reza porque vengan y liberen del genocidio a su pueblo.
La ausencia de acciones significativas también puede ser explicada mediante el hecho de que a "la comunidad internacional" y a las clases parlantes de Occidente solamente les preocupan las muertes de musulmanes siempre y cuando se puedan achacar a israelíes y americanos -- pero nunca de otra manera. Llamativamente, muchos habitantes de Darfur están huyendo a Israel, al que se les permite entrar. Por otra parte, los Emiratos Árabes Unidos han expulsado en el pasado a los refugiados de Darfur. Y apenas la semana pasada, Egipto abatía a tiros a cuatro de esos refugiados cuando cruzaban el paso del Sinaí camino a Israel. Pero aún así, muchos intelectuales occidentales parecen incapaces de reconsiderar sus creencias de que todos los musulmanes son víctimas inocentes, mientras que América e Israel son sus opresores.
La corrección política también juega un papel. Occidente se niega en redondo a creer que los árabes musulmanes sean letalmente racistas y que tengan un largo historial de perseguir a judíos, cristianos, infieles no musulmanes y negros. La negación "políticamente correcta" de Occidente en torno a que árabes y musulmanes han practicado el esclavismo desde siempre -- y lo siguen haciendo -- es otro motivo más de su inutilidad. La situación de Darfur supone desafiar sus premisas más sagradas.
Millones de cinéfilos hacían cola este pasado fin de semana para las últimas películas en taquilla. Pero la sala de Greenwich Village en la que vi El diablo vino a caballo atrajo apenas a 25 personas para la sesión de la noche en día laborable. El capitán Steidle está estoicamente decidido a continuar sirviendo de testimonio hasta que nosotros la gente hagamos algo. Temo que será una larga espera. Él también.
No obstante, le elogio junto a los cineastas por su claridad y valor moral al realizar este fuerte documental.