Según Fleetwood, Posada le contó textualmente: "Yo estaba contratado por la CIA a 300 dólares semanales más los gastos. La CIA me ayudó a montar mi agencia de detective donde planeábamos acciones".
Posada Carriles ha disfrutado de la impunidad que le otorga la administración Bush.
Relata el periodista que los dos presos "hablaron acerca del asesinato de dos diplomáticos cubanos en Argentina, del atentado contra la embajada de México en Buenos Aires, del atentado contra las oficinas de Air Panamá en Bogotá, las oficinas de Cubana en Panamá y, finalmente, del atentado al avión de Cubana que dejó muertos a 73 civiles".
Posada y Bosch también confirmaron cómo "todo" había sido planificado en la reunión de Bonao, República Dominicana, donde se creó la CORU que iba luego a realizar atentados en todo el continente.
Fleetwood explicó que, al regresar a su hotel, el Anauco Hilton, se comunicó de inmediato con el fiscal adjunto Eugene Propper, quien investigaba entonces el asesinato de Orlando Letelier en Washington.
Propper lo llamó de nuevo minutos después: "La CIA ha informado a la policía secreta. Están detrás de ti. Estás en gran peligro". El reportero supo más tarde que el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez había dado personalmente a la DISIP la orden de su captura.
"En septiembre del 2005, ofrecí la información, mis notas y cintas grabadas, al DHS. Yo fui contactado por Jo Ellen Ardinger, una fiscal del Departamento de Seguridad de la Patria. Pareció excitada por mi información y se comunicó conmigo por teléfono y por correo electrónico", recordó Fleetwood.
Ardinger le dijo que esta información era "exactamente" lo que se necesitaba para impedir que Posada permanezca en territorio norteamericano, al demostrar claramente que era un terrorista.
"Me preguntó si yo quisiera testimoniar. Le dije que sí."
Meses más tarde, se entera del juicio migratorio de El Paso ante la jueza Kathleen Cardone. "Esperé que el DHS se comunique conmigo para mis notas y cintas쩌 Nunca lo hizo".
Por su parte, la conocida periodista Ann Louise Bardach, autora de la entrevista realizada al terrorista por The New York Times en 1998, reveló cómo agentes del FBI que investigaron en Guatemala informaciones acerca de los atentados de La Habana, le afirmaron confidencialmente que su trabajo fue bruscamente interrumpido después de que entrevistaron a Antonio Álvarez, un negociante cubanoamericano de Greenville, Carolina del Sur, dueño de WRB Enterprises, una firma de Tampa con filiales en Centroamérica.
Álvarez había observado a dos de sus colaboradores, socios de Luis Posada, manipulando explosivos y había alertado a las autoridades.
"Lo encontramos absolutamente creíble", dijo un agente del FBI citado por Bardach. "Pensamos que sería una causa fácil: íbamos a acusar y arrestar a Posada. Pero entonces tuvimos una reunión un día y el jefe dijo: Oye, un minuto, hay gente aquí que dicen que es un combatiente de la libertad. Nos choqueó. Cerraron por completo la investigación sobre Posada. Cuando hemos pedido el permiso de realizar escuchas telefónicas de Orlando Bosch, nos las negaron".
Más tarde, Bardach también sorprendió a la audiencia al revelar cómo Posada Carriles nunca necesitó realmente un intérprete para comunicarse en inglés, al recordar que el pretexto de la mala interpretación justificó su liberación.
Posada aprendió el ingles cuando joven, subrayó. "Actuó de traductor durante el Irán-Contra para los militares estadounidenses. Yo lo entrevisté principalmente en inglés como lo hizo Blake Fleetwood para New Times en 1976 y nunca manifestó dificultad alguna para entendernos", dijo Bardach.
"De hecho, su abogado, Matthew Archambleault, quien se encargó de su inculpación, le hablaba en inglés."
La reportera recordó cómo el FBI de Miami, en agosto del 2003, puso fin a toda investigación sobre Posada, mientras se encontraba preso por terrorismo en Panamá.
"El cierre de este caso permitió la destrucción de las evidencias contra él, que agentes del FBI habían reunido meticulosamente durante tantos años, declaró para luego explicar que Judy Orihuela, la portavoz del FBI de Miami le había afirmado que la operación se realizó como parte de una ‘limpieza de rutina’ de la sala de evidencia, llamada The Bulky."
Orihuela confirmó que una operación de ese tipo tenía que ser firmada por el agente especial que actuaba de jefe de la oficina de Miami, Héctor Pesquera, quien a su vez necesitaba la luz verde de la oficina del fiscal federal Marcos Jiménez.
Fuentes del FBI revelaron luego a Bardach que los documentos destruidos llenaban "cinco cajas".
La periodista señaló que aquella situación se produjo mientras los congresistas Ileana Ros Lehtinen y Lincoln Díaz-Balart, solicitaban la liberación del terrorista, dirigiendo cartas a la presidenta panameña Mireya Moscoso en dos oportunidades.
Entre los testigos que comparecieron en la audiencia en el Capitolo se encontraba el académico Peter Kornbluh, analista principal del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington.
El investigador invitó al congresista Delahunt a consultar a los más de 700 documentos secretos del FBI y de la CIA que se presentaron a la justicia en el caso migratorio de Orlando Bosch y que, si no fueron destruidos desde aquel momento, documentan también el carácter terrorista de Posada.
Con el indulto de Bosch el 17 de julio de 1990, ordenado por el padre del actual presidente norteamericano, y la situación actual de Posada, los Estados Unidos "terminan hoy en una posición francamente inexplicable al tener no uno sino dos hombres que nuestras agencias de inteligencia identifican como responsables del derribo de un avión civil, viviendo libremente en la Florida", comentó Kornbluh.
"En el medio de una guerra contra el terrorismo, esto tiene repercusiones significativas para los Estados Unidos", afirmó.
Roseanne Nenninger, hermana de un joven guyanés que pereció en el sabotaje al avión de Cubana en 1976, rindió un emocionante testimonio, entrecortado por lágrimas, sobre la tragedia que sufrió su familia por culpa del terrorista y agente de la CIA.
El representante Delahunt, al poner fin a la audiencia, aseguró que consideraba "una prioridad" la investigación y anunció que pedirá recoger los testimonios de Freddy Lugo y Hernán Ricardo, los cómplices de Posada y Bosch en el crimen de Barbados.
El Gobierno de Venezuela solicita la extradición de Posada Carriles desde hace más de dos años mientras la Casa Blanca multiplica los obstáculos para salvar al torturador, asesino y terrorista vinculado a la mafia miamense y al clan Bush desde décadas.