Los tiempos han cambiado y la influencia de nuestros antepasados es muy fuerte entre nosotros, ¿no dijeron que éramos latino-africanos? Entonces tenemos derecho a celebrar la muerte de la misma manera que hacen en aquel continente, total, ¿qué diferencia puede existir entre ellos y nosotros? Pero el tipo se aferra a la vida, y al hacerlo, cubierto por una áurea fecal, nos embarra a todos. No se acaba de morir el hijoputa pa’que suenen los tambores por la calle ocho.
Yo que siempre sentía cierta aprehensión al leer el diario ,me daban palpitaciones y se me aceleraba el pulso al leer el cruento recuento de las víctimas nuestras de cada día con las cuales abona nuestra tierra el amo asesino del norte.
Yo que siempre experimento un escalofrío recorriendo mi espina dorsal, cuando observo las lágrimas de los huérfanos y las viudas provocadas por la muerte imperialista.
Yo que siempre creí que los seres humanos estamos sobre esta tierra un lapso de tiempo relativamente corto pero mucho más intenso para celebrar la vida y para lamentar la muerte.......ahora me vengo a enterar que es una cuestión cultural....(Eureka!)
De ahora en más ,iluminada por tamaña sabiduría elocuente, sin importar si vivo como víctima o como victimario, desdeñaré todos los pruritos y me pondré a desear como africano, acogiéndome no ya a nuestras raices culturales (total para justificar el desatino siempre hay algo) sino a nuestros padecimeintos semejantes y me instruiré en los mismos ritos, que sin sentirlos me inspiren las mismas ansias de celebrar la muerte de los asesinos y su lacayos que viven y respiran de sus asesinatos........que será legítimo, que ya tenemos discurso...propio de la calle 8.
matilda