Prensa cubana:
obstáculos y perspectivas
para competir en Internet
Internet nos plantea un reto en cuanto a la calidad de los contenidos, que requiere, en primer lugar, que nuestros medios sean más universales, dejar a un lado el exceso de improvisación que poco aporta; ser más integrales, tener clara conciencia de saber para quiénes escribimos, y evitar los localismos, que para nada quiere decir obviar la realidad que nos circunda, solo que esta debe tratarse desde una perspectiva más abarcadora.
Esteban Ramírez Alonso| La Habana
Fotos: Javier Abreu
Una simple mirada a la prensa cubana en Internet indica cuánto avanzamos en los últimos años, tanto en el número de medios insertados como en la evolución de los contenidos y las formas, lo cual permite ahora una mayor y mejor respuesta a las necesidades de llevar su mensaje al exterior y seguir rompiendo, de alguna manera, el cerco que las grandes transnacionales de la información tienden sobre Cuba.
Actualmente más de cien medios tienen sus páginas en Internet. De hecho, por su potencial alcance dejaron de ser medios municipales, provinciales o nacionales para convertirse en globales. También a este fenómeno se han sumado los portales y las web de instituciones y embajadas que, como parte de sus estrategias para generar tráfico, destinan parte de sus contenidos a reproducir noticias de la prensa cubana, ofreciéndoles a sus usuarios un valor añadido, con lo cual ayudan también a la difusión de los mensajes.
Creo que sería un error considerar el escenario de la guerra mediática únicamente allende nuestras fronteras. Aunque la guerra mediática de Norteamérica viene desde el siglo XIX, baste decir que actualmente se trasmiten contra Cuba por parte del gobierno de los EE.UU., organizaciones contrarrevolucionarias y cubanos radicados en el exterior 2 257.30 horas en las ondas media, corta, frecuencia modulada y televisión proveniente de 18 estaciones, de las cuales 12 están dirigidas especialmente contra Cuba y de estas, 6 tienen audiencia dentro del país.
Entonces lo más conveniente sería situar como primer escenario de esta guerra el suelo patrio, donde están también las mayores fortalezas de la prensa cubana, tanto por la naturaleza, cercanía, protagonismo y formación político e ideológica de los receptores de sus mensajes, como por la cantidad y diversidad de órganos de prensa, y la credibilidad de que gozan, de manera que aquí nuestra guerra pasa, esencialmente, por la calidad del mensaje, por su trascendencia, oportunidad, argumentación, por su apego a la cotidianidad y porque sea menos tecoso y consignista, entre otros requisitos.
Sin embargo, no es en el contexto nacional en el que pretendo detenerme, sino en un escenario más universal como Internet, donde existen hoy más de un centenar de páginas web abiertamente contrarias a la Revolución, pertenecientes a organizaciones y grupúsculos contrarrevolucionarios, entre ellas unas 50 ubicadas en posiciones privilegiadas al menos en siete buscadores importantes para los keyword «Cuba y Noticias de Cuba».
A este conjunto se suman centenares de portales y páginas web de diferentes medios de prensa e instituciones en el mundo, así como periódicos impresos, emisoras de radio y cadenas de televisión que publican diariamente la visión que sobre Cuba ofrecen las grandes agencias de noticias, su propio staff o los corresponsales acreditados en La Habana y que, con frecuencia, ofrecen una versión de la realidad cubana cargadas de estereotipos y manipulaciones ideológicas.
Reitero: son evidentes los avances de la prensa cubana en Internet, sin embargo, todavía hay mucho trecho por andar para alcanzar el progreso requerido. En un contexto de unipolaridad muy favorable para las tendencias más retrógradas «léase fascismo» como el que vivimos hoy, la pregunta no puede ser ¿cuánto avanzamos?, si no: ¿qué falta para tener un mayor alcance y lograr un enfrentamiento más eficaz en esa guerra mediática que se libra contra Cuba?
La respuesta a esta «sencilla» pregunta pasa, sin embargo, por disímiles aspectos relacionados entre sí y que van desde la infraestructura tecnológica y humana de que disponemos, pasando por la calidad, presentación de los contenidos y las actualizaciones, hasta el posicionamiento alcanzado por cada uno de nuestros sitios en Internet.
Como he planteado en otras ocasiones: «hasta hace poco, insertarnos en el mundo suponía disponer únicamente de una página Web donde colocar contenidos, aceptables líneas de comunicación, cámaras digitales, scanner y otros equipos. Sin embargo, poco a poco, sobre la misma marcha, descubrimos que ello era apenas el empezar de algo mucho más complejo y trascendente de cuanto fuimos capaces de imaginar»쨔.
Un análisis sobre el comportamiento de nuestros medios en la telaraña de la Red enseña que continua siendo necesario, además, un cambio de concepto en las llamadas rutinas productivas, mayor conocimiento sobre las posibilidades de Internet, idiomas, multimedia, lenguaje, universalidad, inmediatez, y sobre todo, lograr una visibilidad tal que permitan captar mayor cantidad de cibernautas, posicionarnos mejor en los buscadores y desplazar los sitios enemigos hacia posiciones menos privilegiadas de las que disfrutan actualmente.
Una somera investigación sobre las primeras 100 web en los buscadores Google, Yahoo, Yahoo España, MSN, Altavista, AOL y Excite para los keyword «Cuba y Noticias de Cuba», demuestra que mientras la prensa cubana ubica de conjunto a 32 sitios de noticia online, la contrarrevolución tiene 48. Es cierto que antes teníamos menos, pero todavía no estamos todos en la posición que necesitamos tener.
Internet presupone una abundancia de informaciones rayana en la sobresaturación; sin embargo, por abundante que sea, primero estará vinculada a los intereses del lector y como afirma Ignacio Ramonet 짼 «la que más interesa es la creíble y fiable». También los medios tienen de alguna manera el encargo de organizar esa información y ser una especie de filtros, y es ahí donde la prensa cubana tiene una gran ventaja, pues no se caracteriza por ser amarillista, ni sensacionalista, ni por falsear la realidad.
Internet nos plantea ciertamente un reto en cuanto a la calidad de los contenidos, que requiere, en primer lugar, que nuestros medios sean más universales, es decir, que lo publicado concierna cada vez a un mayor número de personas; dejar a un lado el exceso de improvisación que poco aporta; ser más integrales, tener clara conciencia de saber para quiénes escribimos, y evitar los localismos, que para nada quiere decir obviar la realidad que nos circunda, solo que esta debe tratarse desde una perspectiva más abarcadora.
Cuando colocamos una noticia en nuestra página Web, potencialmente se la estamos ofreciendo a más de 812 millones de usuarios 쨀, que están conectadas hoy a la Red. Entonces, ¿por qué no esforzarnos en ser más universales, en evitar el consignismo que muchas veces aflora como alternativa del facilismo, el teque que poco aporta, la falta de argumentos, las frases hechas, las noticias intrascendentes, las repeticiones, el cifrismo, la carencia de elementos relacionadores, la edulcoración de la realidad y los títulos pocos atractivos, entre otros aspectos que empobrecen nuestro trabajo y no aportan nada al mensaje que queremos comunicar?
Hace dos años plantee —y hoy lo reitero, por necesario— que «escribir para la «aldea global» supone, además de hacerlo con síntesis, elegancia y frescura, ofrecer elementos relacionadores, antecedentes y consecuencias de los hechos narrados, de manera que el lector, avisado o no, pueda ubicarse en tiempo y espacio, y formarse una opinión»4.
Ignacio Ramonet distingue tres características básicas las que él califica como el discurso «infantilizante» de las grandes empresas mediáticas:
1. La rapidez.
2. La sencillez de la construcción.
3. Expresarse constantemente mediante emociones
El propio Ramonet reconoce que el combate contra estas empresas resulta extremadamente difícil, entre otras razones, porque estos grupos se dirigen a masas que son planetarias, mientras el contradiscurso generalmente se piensa de manera demasiado local o circunstancial, a veces no es lo suficientemente pedagógico, o no tiene los criterios de la seducción que le permite competir con el discurso dominante.
Por supuesto, no se trata de contestar con otro discurso «infantilizante», demagógico, enajenante, ni nada por el estilo. El desafío está en, desde nuestras posiciones ideológicas, hacer cosas que también puedan tener elementos de la seducción, de lo cual ya hemos dado ejemplos, asumir un discurso que no sea artificial, dogmático, ni tecoso, y sobre todo, buscar las vías apropiadas para llevarlo a las grandes masas.
Yo sé que lograr todo esto no resulta fácil, pero un periódico online, sobre todo en el caso de Cuba donde Internet todavía no es un fenómeno masivo, necesita conjugar los intereses mundiales, nacionales y locales y no viceversa, como muchas veces ocurre, salvo que este último tenga una repercusión o un interés tal que así lo amerite, o sea una publicación especializada. Y lo digo porque el cibernauta es una persona más universal que el lector de periódicos impresos.
Cuba dispone hoy de más de cien publicaciones online. Jamás tuvimos tanto arsenal para llegar al mundo, pero tampoco hubo una situación tan dramática en el planeta ni condiciones tan desfavorables como hoy, pero eso creo que ese arsenal no puede emplearse solo para reflejar la realidad cubana, sino también para combatir en la arena internacional, denunciar y reflejar sus puntos de vista sobre los acontecimientos globales, publicar aquella parte de los acontecimientos que las trasnacionales de la información ocultan o tergiversan, abrir espacio a nuestra verdad, que defiende a millones de desposeídos y explotados.
Lo digo porque de nada valdría salvarnos nosotros mismos si el mundo se hunde y lo digo también, porque nadie —o casi nadie para no ser absoluto— tiene el tiempo, los recursos y la paciencia para leer en un sitio noticias locales, luego en otras las nacionales y en un tercero las mundiales. ¿Por qué no retener a los lectores en vez de entregárselo a otras publicaciones? ¿Por qué no intentar satisfacer todas sus necesidades de información y engancharlo con nuestra Web? Hay que aprender todos los días a hacer oportunos y si el mundo mira hoy a la terrible matanza de EE.UU. en Fallujah, ¿por qué creer que esa no es noticia para mi periódico online? Si el Presidente chino visita a Cuba: ¿por qué llevarlo a un segundo plano o dar informaciones desactualizadas?
Hay que darlo todo porque periodismo en Internet es competencia. Digo competencia y no sensacionalismo, digo competencia y no superficialidad, pero aclaro que esa competencia también tiene muchas aristas, desde estar en el front con las noticias de última hora y publicar materiales exclusivos, pasando por el diseño, por programas eficientes y rápidos de actualización, hasta la singularidad que sea capaz de imprimirle cada medio a su página, de manera que cada vez se amplía más la brecha entre las ediciones online y las impresas, porque en esencia son dos formas distintas de hacer periodismo, y por lo tanto, ninguna puede estar subordinada a la otra.
Otra cuestión de suma importancia es el idioma. Hoy en día resulta una utopía pretender llegar a las grandes masas únicamente con el español, cuando se conoce que cerca del 70 % de los contenidos en Internet están en inglés. Según las estadísticas de Goobal Reach5, de los 801 millones de usuarios registrados en septiembre de 2004, el 35,2 % se comunicaba en inglés, el 13,7 % en chino, el 9 % en español, 8,4 % en japonés, 6,9 % en alemán y 4,2 % en francés. El otro 22,6 % se reparten en el resto de las más de 6 000 lenguas existentes en el orbe.
A propósito, debo decir que de 23 medios de la prensa escrita provincial y nacional estudiados, seis emplean el inglés además del español y otros cuatro usan más de dos idiomas en sus páginas Web, fundamentalmente el francés y el portugués, es decir, que todavía el empleo del idioma es una batalla que tenemos por delante.
Si partimos del criterio que periodismo en Internet es competencia, entonces las actualizaciones desempeñan un rol fundamental para garantizar, en parte, la posibilidad de estar en la lid. Indudablemente se necesitan equipos y programas más eficientes, pero mientras ellos llegan, es necesario atizar el ojo, estimular el oído y azuzar el olfato periodístico para alcanzar mejores resultados.
Un estudio sobre el comportamiento de más de 20 páginas web de la prensa escrita durante los días 22 y 23 de noviembre en ocasión de la visita del Presidente de China Hu Jintao arrojó los siguientes resultados:
El Presidente llegó a Cuba a las 4:08 p.m. del día 22. PL y AIN habían trasmitido 15 minutos después de la llegada sus primeros despachos. Entre 7:00 p.m. y 9:00 p.m., mientras las noticias sobre el hecho corrían como pólvora por el mundo y muchos medios publicaban el encuentro esa tarde entre Fidel y Hu Jintao, solamente dos medios provinciales y tres nacionales tenían en sus páginas el arribo y recibimiento por el compañero Raúl del ilustre visitante, otras seis mantenían en sus portadas la información sobre el anuncio de la llegada ese día publicada por Granma y otros siete medios no tenían destaque o no incluían noticias sobre el tema en sus portadas.
El siguiente día, sobre las 11:00 a.m., tanto PL como AIN trasmitieron el encuentro del compañero Raúl con el Presidente de China, a las 12:15 emitieron despachos sobre la participación de ambos en el foro empresarial y a las 2:00 p.m. sobre la condecoración de Fidel a Hu Jintao con la Orden José Martí. A las 7:00 p.m. de ese día, mientras la noticia corría igualmente por el mundo y centenares de medios la publicaban en sus Web, en Cuba, donde se originaba el acontecimiento solo dos medios provinciales y cuatro nacionales estaban actualizados, 13 mantenían informaciones de lo ocurrido el día anterior, cuatro no actualizaron y dos relegaron la noticia a un segundo plano.
Por supuesto, no pretendo inmiscuirme en las políticas y decisiones editoriales que competen a las direcciones de cada medio de prensa, solo trato de llevar al ánimo de todos que bajo este esquema resulta imposible competir y ganar lectores; que se debe tener mayor olfato periodístico y sentido de la oportunidad; que actualizar por un medio impreso puede ser fácil y útil en un breve espacio de tiempo, pero a la larga se pierden muchas horas en que la noticia duerme plácidamente en las redacciones, pues en ocasiones esas informaciones están en las publicaciones con más de ocho horas de antelación y no se publican hasta que salen en Granma; que las noticias trascendentales hay que publicarlas el día, sea cual fuere, y el momento en que ocurren y no cuando queramos y para esa impronta deben organizarse las redacciones; que deben asumirse programas de actualizaciones disponibles ya en nuestros medios que son mucho más rápidos y menos complejos de operar; que no podemos olvidar que nosotros somos quienes dependemos de los hechos, no ellos de nosotros. Solo hay que echar un vistazo al google news para darse cuenta de la velocidad con que transcurre hoy el periodismo en Internet, por eso las actualizaciones no pueden ser una, dos o tres veces al día, si no cuantas veces sean necesarias.
(continuará)
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)