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General: Palestina 1948: de los archivos a los mapas
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 23/02/2008 06:03
23-02-2008
Palestina 1948: de los archivos a los mapas

Dominique Vidal
Le Monde diplomatique

Traducido por Caty R. Autor, con Sébastien Boussois, de Comment Isra챘l expulsa les Palestiniens (1947-1949), Dominique Vidal propone una síntesis de veinte años de trabajos de los «nuevos historiadores israelíes» y establece aquí la relación entre las revelaciones de dichos investigadores y su traducción cartográfica.

De Gaza a Dimona, pasando por Bagdad y Beirut, Oriente Próximo sigue sufriendo hoy las consecuencias de los sucesos que se desarrollaron hace sesenta años. Dar la vuelta al reglamento de la cuestión israelopalestina nacida con la Naqba (catástrofe en árabe), sigue siendo una condición esencial -aunque no la única- para un apaciguamiento regional.

29 de noviembre de 1947: la Asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) divide Palestina en un Estado judío, un Estado árabe y una zona internacional para Jerusalén y los Lugares Santos.

14 de mayo de 1948: Israel declara su independencia y desde el día siguiente se enfrenta a los ejércitos de los Estados árabes que rechazan la división.

20 de julio de 1949: la firma del último armisticio entre Tel Aviv y sus vecinos (en este caso Siria) pone fin a veinte meses de guerra, judeopalestina primero y después israeloárabe.


 
1948-1949: los diferentes movimientos militares de la primera guerra israeloárabe.

Entre esas tres fechas, ¿qué pasó realmente? Eso lo que los «nuevos historiadores» israelíes, en treinta años de investigaciones en los archivos abiertos a partir de 1978, han contribuido a explicar ampliamente confirmando, por otra parte, lo esencial de las tesis de sus colegas palestinos. Cada uno a su manera, con convicciones y metodologías diferentes, Benny Morris, Ilan Pappe y Avi Shlaim -entre otros- han sacudido los principales mitos de la historiografía israelí tradicional:

- Contrariamente a la leyenda que presenta a un frágil Estado judío recién nacido y ya enfrentado a los temibles ejércitos de un potente mundo árabe, los nuevos historiadores establecen la superioridad creciente de las fuerzas judías (en personal, armamento, entrenamiento, coordinación, motivación…). Israel también domina estratégicamente al beneficiarse del apoyo político, diplomático y militar tanto de Estados Unidos como de la Unión Soviética. A lo que se añade el último acuerdo del 17 de noviembre de 1947 entre Golda Meir y el rey Abdalá de Transjordania: la legión de este último, único ejército árabe digno de este nombre, se comprometía a no cruzar las fronteras del territorio asignado al Estado judío a cambio de la posibilidad de anexionarse la parte prevista para el Estado árabe;

- Contrariamente a la visión de un Estado judío que después de la guerra buscaba la paz con sus vecinos, los nuevos historiadores ponen de manifiesto que Israel aceptó, al principio, un protocolo por el que se sometía al derecho de la ONU -plan de división y derecho de retorno de los refugiados- con el fin de convertirse en miembro de las Naciones Unidas. Pero a continuación sus dirigentes sabotearon sistemáticamente la conferencia de Lausana, como reconoció Walter Eytan, codirector general del ministerio israelí de Asuntos Exteriores: «Mi objetivo principal era empezar a minar el protocolo del 12 de mayo que nos habíamos visto obligados a firmar en el marco de nuestra lucha para conseguir que nos admitieran en las Naciones Unidas» (1).

- Contrariamente a la tesis que explica la salida de los palestinos por una llamada de sus dirigentes, los nuevos historiadores demuestran que, en la inmensa mayoría de los casos, se trató de una expulsión. Ni los archivos ni los programas de las radios árabes -registrados por la BBC- ocultan la llamada nacional a la huida. En cambio los servicios de información del Hagana, el ejército clandestino judío, evalúan en unas 400.000 las salidas en la primera fase del éxodo (noviembre 1947-junio de 1948) y las atribuyen, en un 90%, a la actuación de los ejércitos y milicias judíos. Y en la segunda fase, a partir de julio de 1948, el proceso de expulsión no deja lugar a dudas. Un símbolo: la transferencia forzosa, a mediados de julio de 1948, de 70.000 palestinos de Lydda y Ramala –casi una décima parte del éxodo total- a instancias de David Ben Gourion, efectuada por Igal Alon e… Isaac Rabin.



 

Un éxodo masivo forzoso, Fuente : Palestine Land Society (PLS), sobre un mapa de Salman Abou-Sitta elaborado principalmente a partir de los trabajos de Benny Morris, Walid Khalidi, Basheer Nijim, B. Muammar y Mustafá Al Dabbagh.

Aunque algunos historiadores israelíes todavía defienden la versión oficial de esta tragedia, para la mayoría de los investigadores el debate ya no está en la cuestión «¿fuga o expulsión?», sino en el carácter planificado, o no, de esta última. Recientemente Benny Morris ha añadido la necesidad de la «limpieza étnica» (2), contradiciendo de golpe su propia tesis de siempre, según la cual «el problema palestino nació de la guerra y no de las intenciones judías o árabes» (3). No obstante, esto no le ha impedido insistir siempre en la importancia de lo que llama el «factor atrocidad», precisando incluso, en la segunda versión de su libro maestro (4) que: «Lo que demuestran los nuevos materiales es que los israelíes cometieron muchas más masacres en las que no había pensado antes».

Por su parte, Ilan Pappe consagra totalmente su último libro, el más convincente de todos, a defender «el paradigma de la limpieza étnica, que sustituye al de la guerra», recurriendo tanto a los archivos como a los testimonios orales (5). Después de un estudio sobre el momento de la «transferencia» (6) del pensamiento sionista, trabaja para demostrar detalladamente cómo, desde principios de los años cuarenta, la dirección del Yichouv -la comunidad judía de Palestina-, preparó y después puso en marcha, etapa a etapa, la expulsión de los palestinos.


Masacres y anexiones (1948-1949)

En cualquier caso, el nuevo mapa del Oriente Próximo resultante de la guerra, primero judeopalestina y después israeloárabe, apenas se asemeja al que había trazado la joven ONU. El Estado judío nació, pero aumentó su territorio en un tercio expulsando a cerca del 90% de los árabes palestinos que había allí. El Estado árabe fue un aborto: se repartieron el despojo entre Israel, que conquistó una parte; Transjordania, que se anexionó lo que quedaba de Cisjordania; y Egipto, que ocupó la Franja de Gaza. En cuanto a Jerusalén, estuvo cortada en dos durante casi veinte años: Israel estableció rápidamente su capital en el oeste y el este –la ciudad vieja y el barrio judío, incluido el Muro de las Lamentaciones,- quedó en manos de los jordanos.

Por lo tanto no se podría entender el primer gran conflicto de Oriente Próximo de la segunda mitad del siglo XX sin recurrir a los mapas: el del plan de división, el de los armisticios de 1949 y también, entre los dos, los de los combates y masacres de la guerra. Este repaso de la cartografía es imprescindible, sobre todo teniendo en cuenta que los autores de los hechos y sus descendientes borraron una parte de las fronteras establecidas en la época. ¿Es necesario precisar que son rarísimos los mapas israelíes contemporáneos que recuerdan, por ejemplo, que Galilea, el llano costero entre Ashdod y la Franja de Gaza, así como una parte del Negev formaban parte del Estado árabe? En el momento en que incluso la Línea Verde –frontera del Estado de Israel reconocida internacionalmente antes del 5 de junio de 1967- desaparece de los atlas, se convierte casi en una subversión resucitar los trazados marcados por el Derecho Internacional y las distintas fases de su afirmación -y de su violación…- Paradójicamente, la única frontera realmente visible, tanto sobre el terreno como en los mapas, es actualmente el muro, que el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya ha declarado ilegal y, de acuerdo con la Asamblea General de la ONU, ha exigido que se derribe.

 

La región vista por Israel. La flecha precisa: «Israel forma parte de Oriente Próximo». Fuente: libro escolar, Center for Educational Training (CET), 2000.


En los libros escolares israelíes, ni la sombra de una Línea verde… Fuente: libro escolar, Center for Educational Training (CET), 2000.


Cisjordania, un territorio dividido, situación en enero de 2008.

Una última observación más allá de la época del nacimiento de Israel y del problema de los refugiados palestinos. El conjunto de los mapas que publicaremos el próximo 14 de marzo en el número 89 de Manière de voir, titulado «Historias de Israel», y que reproducimos aquí parcialmente, ilustran un período que se extiende desde la implantación judía en 1920 a la Palestina dividida de 2008.

1920: la vieja Palestina del Mandato británico.

Estos mapas señalan la continuidad del proyecto concebido por Theodor Herzl y realizado a lo largo de decenios por sus herederos. No muestran sin embargo -ya que no es fácilmente cartografiable- la ruptura producida a causa de la Segunda Guerra Mundial.

El paso del Yichouv al Estado de Israel debe mucho, efectivamente, a la situación que prevaleció después de 1945: el genocidio dio una legitimación trágica a la reivindicación sionista de un Estado, incitada por los aliados que lo apoyaban, y trabajó sobre la mala conciencia de la opinión pública en los países cómplices de la empresa nazi. Sin olvidar a los cientos de miles de personas desplazadas que, no pudiendo regresar a su país ni emigrar a Gran Bretaña o Estados Unidos, no tuvieron otra elección que emigrar a Palestina. Hay muchos factores que participan en «el vínculo entre el holocausto e Israel» señalado por el gran intelectual palestino Edward Saïd…


Bibliografía :

Mohammed Al-Asaad, Mémoires d’un village palestinien disparu , Albin Michel, París, 2002.

Joseph Algazy, Dominique Vidal, Le péché originel d’Israël , Editions de l’Atelier, París, 2002 (1998).

Alain Gresh, Isra챘l, Palestine. Vérités sur un conflit , Fayard, París, 2001.

Ilan Halevi, Question juive , Les Editions de Minuit, París, 1981.

Shlomo Sand, Les mots et la terre , Fayard, Paris, 2006.

Michel Warchawski, Sur la frontière , Hachette, Paris, 2004.

Salvo error u omisión, las fuentes de los mapas son: Howard M. Sachar, History of Israel , Knopf, New York, 1979; Palestinian Academic Society for the Study of International Affairs (Passia); Before Their Diaspora , Institute for Palestine Studies, 1984; Nations unies, New York; Alain Gresh et Dominique Vidal, Les 100 clés du Proche-Orient , Hachette, Paris, 2006; La Maison de l’Orient, Jérusalem.


Notas

(1) Ilan Pappé, The Making of the Arab-Israeli Conflict , 1947-1951, I. B. Tauris, New York, 1992, p. 212.

(2) Entrevista en el diario Haaretz, Tel Aviv, 8 de enero de 2004.

(3) Benny Morris, The Birth of the Palestinian Refugee Problem , 1947-1949 , Cambridge University Press, Cambridge, 1987, p. 286.

(4) The Birth of the Palestinian Refugee Problem Revisited , Cambridge University Press, Cambridge, 2004.

(5) Ilan Pappe, The Ethnic cleansing of Palestine , One World, Oxford, 2006. Acaba de aparecer en francés, ed. Fayard con el título Le Nettoyage ethnique de la Palestine.

(6) Sobre la cuestión de la «transferencia» ver Amira Hass, «Ces Israelïens qui rêvent de ‘transfert’, le Monde Diplomatique, 2003.


Texto original en francés:

http://blog.mondediplo.net/2008-02-18-1948-la-Palestine-des-archives-aux-cartes

Dominique Vidal es escritor y redactor de Le Monde Diplomatique. Ha escrito numerosas obras relativas a Oriente Próximo, entre ellas: Comment Isra챘l expulsa les palestiniens (con Sébastien Boussois) , L’Atelier, 2007 ; Isra챘l une societe bousculeé, Du Cygne Eds, 2007 ; Mythes et realités du conflict israélo-palestinien (Con Norman Finkelstein, Serge Deruette y Patrick Guillard), Aden Belgique, 2006; Le mal-챗tre juif entre repli, assimilation et manipulation, Agone, 2003; Les 100 portes du Proche-Orient, L’Atelier, 1996; Palestine 1947, un partage avorté, Andre Versailles Eds. y Les 100 clés du Proche-Orient, Hachette Pluriel Reference, 2003 (Las tres últimas en colaboración con Alain Gresh).

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

 


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De: miranrami Enviado: 23/02/2008 13:12

Historia del Antiguo Israel

De Wikipedia, la enciclopedia libre

(Redirigido desde Reino de Israel)
El territorio israelita en el siglo XIV adC, cruce de caminos comerciales y guerreros. 
El territorio israelita en el siglo XIV adC, cruce de caminos comerciales y guerreros.

La historia del Antiguo Israel abarca desde el siglo XX adC hasta la expulsión y Diáspora del pueblo judío en el primer siglo de nuestra era, en un área comprendida entre el Mar Mediterráneo, el desierto del Sinaí, las montañas del Líbano y el desierto. Se concentra especialmente en el estudio del pueblo judío en este período, y de forma secundaria de los otros pueblos que con él convivieron como filisteos, fenicios, moabitas, idumeos, hititas, madianitas, amorreos y amonitas. Las fuentes sobre este período son principalmente las escritas clásicas como la Biblia hebrea o Tanaj (conocida por los cristianos como Antiguo Testamento), el Talmud, el libro etíope Kebra Nagast y escritos de Nicolás de Damasco, Artapano de Alejandría, Filón y Josefo. Asimismo, otra fuente principal de información son los descubrimientos arqueológicos en Egipto, Moab, Asiria o Babilonia, así como los vestigios e inscripciones en el propio territorio de estudio.

La historia de la región ocupada más adelante por los reinos de Israel y Judá ofrece problemas particulares para el historiador moderno. Debido a la asociación de esta área con lo relatado en la Biblia, hay una tendencia a ver la historia del Levante desde una perspectiva casi puramente bíblica, prestando escasa atención al período posbíblico. Los estudios arqueológicos han tendido a verse a través del relato bíblico,[1] haciendo difícil de entender la historia de esta importante zona dentro del contexto arqueológico de la totalidad del Oriente Medio.

Algunos escritores consideran que las diversas fuentes están en conflicto, lo que convierte el estudio en un tema polémico, con implicaciones en los campos de la religión, la política y la diplomacia.

Por ello es difícil dar una visión que sea apoyada por la totalidad de los historiadores. Las fechas exactas y las precisiones que pudieran dar están en continuo debate, no hay acontecimientos bíblicos cuyo año exacto se pueda validar por fuentes externas antes del siglo IX adC, (coronación de Omri, rey de Israel): todas las fechas anteriores son extrapolaciones. Además, la Biblia no se presta muy fácilmente a estos cálculos, no indica más referencias que la vida de los distintos personajes, y la línea histórica debe ser reconstruida agregando datos, un proceso que introduce errores por redondeo. Las fechas más antiguas utilizan la Biblia como única fuente, una visión llamada maximalista.

Los minimalistas discuten que algunos acontecimientos sucedieran, y afirman que las fechas son dudosas: si la misma existencia del Reino unido está en duda, es insustancial afirmar que se desintegró en 922 adC. Philip Davies[2] por ejemplo, explica cómo el Cánon bíblico puede haberse realizado solamente para unas gentes con una larga tradición en lectura y escritura, que se encuentran solamente en la última época persa o primera helenística, y afirma que los relatos de períodos anteriores son en gran parte reconstrucciones basadas en tradiciones orales. Los minimalistas no discuten que algunos de los acontecimientos posteriores al siglo IX adC. tengan corroboración, como la estela de Mesha; la discrepancia surge en el período anterior, donde el relato bíblico parece estar en desacuerdo con lo descubierto por la arqueología moderna.

Otro problema es el causado por diferencias sobre terminología de los periodos históricos. Por ejemplo, el período en el final de la edad antigua del bronce el principio de la media, es llamado EB-MB por Kathleen Kenyon,[3] MB I por Guillermo Foxwell Albright, cananita medio I por Yohanan Aharoni,[4] y bronce temprano IV por Guillermo Dever y Eliezer Oren.

Israel desde el espacio. 
Israel desde el espacio.

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Civilizaciones en Israel [editar]

El Génesis remonta el principio de Israel a tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, el último también conocido como Israel y del cual derivó posteriormente el nombre de la tierra. Jacob, llamado un "arameo vagabundo" (Deuteronomio 26:5), regresó a Harran, el hogar de sus antepasados, para obtener esposa. Durante su regreso desde Haran a Canaan cruzó el Jabbok, un afluente oriental del río Jordán (Génesis 32:22-33). Enviando a su familia y criados lejos, esa noche luchó, en un lugar que se llamó en adelante Peniel, con un extraño que por la mañana le pidió su nombre. Desde entonces lo retitularon "Israel", "el que pelea con Dios". Fue padre de 12 hijos, de sus esposas Lía y Raquel (hijas de Labán), y de sus sirvientas Bilha y Zilpa. Los doce fueron llamados los Hijos de Israel. Esta historia sobre los orígenes de Israel lo localiza en la zona oriental de Jordania. Los siguientes relatos se trasladaron al oeste con la historia del saqueo de Siquem (Génesis 34:1-33), después de lo cual el área de la colina de Canaán se considera como la base desde la que creció Israel.

Guillermo F. Albright, Nelson Glueck y E. A. Speiser han situado este relato en el bronce medio basandose en tres puntos: nombres personales, modo de la vida, y costumbres.[5] Otros eruditos, sin embargo, han sugerido fechas más tardías para la edad patriarcal pues estas características fueron duraderas en la vida del Cercano Oriente. Cyrus Gordon,[6] basando su discusión en la llegada de pastores nómadas monoteistas durante el final de la época de Amarna, sugirió que es más correcto situarlo en la última edad de bronce. Juan Van Seters, basándose en el uso generalizado de camellos, en los reyes filisteos de Gerar, en la existencia de una economía monetaria y en la compra de tierra, asegura que la historia pertenece a la edad de hierro. Otros eruditos (particularmente, Martin Noth) encuentran difícil el determinar cualquier período para los patriarcas, y sugieren que la importancia de los textos bíblicos no es necesariamente su historicidad, sino el indicar cómo funcionaba la sociedad israelita durante la edad de los metales.

Más recientemente, análisis por activación de neutrones realizados por Jan Gunneweg de la Universidad Hebrea de Jerusalén,[7] estudiando asentamientos asociados con el principio de la edad de hierro, demuestran evidencia de un movimiento de colonos en el área desde el noreste, lo que está acorde con esta historia.[8] [9]



 
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