"Lo que quiero que sepa el mundo entero es que esta conspiración contra mi persona está encabezada por el embajador de Estados Unidos (Philip Goldberg). Preguntémonos de dónde viene el embajador estadounidense (que cumplió funciones en Kosovo). No vamos a permitir que Estados Unidos siga gestando conspiraciones para dividir Bolivia con grupos oligárquicos y mafiosos. Cuando ya no pueden dominar, porque hay democracias liberadoras y no sometidas, gestan división" Pablo Stefanoni, corresponsal en La Paz del diario argentino Clarín, entrevistó al presidente boliviano Evo Morales. A las siete de la mañana el Palacio Quemado ya es un hervidero y los ministros deben tener paciencia para entrevistarse con el jefe de Estado. A pocas horas de su viaje a Buenos Aires —con la controversia entre Brasil y Argentina por el abastecimiento de gas en el centro de la agenda— Evo Morales abandonó por unos minutos esa seguidilla de reuniones para hablar en exclusiva con Clarín. Sugiere claramente que no hay una solución para el diferendo, al menos por ahora "Debemos ayudarnos y complementarnos", dice el presidente boliviano en un llamado a la redistribución de los volúmenes de exportación de gas entre Brasil y Argentina, que hoy propondrá a Cristina y Lula como una salida coyuntural al problema. En 2006, Morales y Kirchner firmaron un acuerdo por el cual Bolivia debe enviar a Argentina 7,7 millones de metros cúbicos diarios de gas, volumen que debería llegar hasta los 27,7 millones con la construcción del Gasoducto del Nordeste. Pero la prioridad de Brasil que tiene asegurados 31 millones de metros cúbicos y la demanda del mercado interno, amenazan reducir a poco más de 2 millones de metros cúbicos la cuota de Argentina. Mientras tomaba un licuado de papaya, y hablaba de estos temas, el líder cocalero aprovechó también para acusar a la embajada de los Estados Unidos en La Paz de conspirar contra su gobierno y de buscar repetir en Bolivia lo que hicieron en Kosovo. "En la embajada me llamaban Bin Laden", se queja. ¿Qué propuesta lleva Bolivia a la reunión tripartita con Lula da Silva y Cristina Kirchner? Hemos planteado que los presidentes y nuestros gobiernos deberíamos trabajar en el tema energético ayudándonos y para complementarnos, y de esta manera atender las demandas que tienen nuestros pueblos. ¿Esto alude a un acuerdo entre Brasil y Argentina para compensar las cuotas? Mire, sé que todos tenemos necesidades, que cada año se necesita más energía y hay épocas críticas de acuerdo a cada país. Por eso debemos juntarnos, ver esta situación para resolver de manera conjunta la falta de energía en esta coyuntura. ¿Cómo se resuelve el problema hoy? Considerando que se va a acercar el invierno, quisiera pedir comprensión a las empresas para que nos acompañen en la búsqueda del equilibrio para atender la demanda. Bien, ¿y cómo cree que se resolverá esto a futuro porque el problema es que Bolivia no puede generar mayor producción? Después del primer año de la nacionalización de los hidrocarburos y del segundo año de su consolidación vamos a llegar a 1.500 millones de dólares de inversiones en exploración y explotación. Para un país pequeño como Bolivia eso es muchísimo. En nuestra gestión incorporamos tres pozos nuevos y de este modo seguiremos aumentando los volúmenes de producción. Le reitero ¿mientras las inversiones den frutos la solución sería redistribuir el volumen que se envía a Brasil y Argentina? Así es. ¿De los 1.500 millones, 1.000 millones son producto del acuerdo con Petrobras? Sí, pero lo fundamental es pensar en la gente que necesita. Volviendo a Bolivia, ¿es posible retomar el diálogo empantanado con los gobernadores opositores? Sí. Nosotros apostamos por la autonomía. En el referéndum de 2006 la mayoría de los bolivianos dijo No pero en cuatro regiones ganó el Sí. Por eso garantizamos autonomías en la nueva Constitución y siento que es necesario crear un espacio en el Poder Ejecutivo, un ministerio de Autonomías que empiece a gestar con los movimientos sociales una autonomía basada en la legalidad y la solidaridad. Pero algunos grupos confunden autonomía con separación o independencia. Sin embargo, Santa Cruz sigue avanzando en el referéndum autonomista... Quisiéramos que paren y juntos avancemos. ¿Si fracasa el diálogo sigue vigente la propuesta de referéndum revocatorio? Exacto, por eso dijimos que apostamos a las urnas y no a las armas. Pero usted reveló que algunos sectores campesinos le piden armas para defender al gobierno, ¿cómo es eso? He recibido llamadas telefónicas y yo soy transparente. A mi me ha preocupado escuchar a compañeros del campo y la ciudad que me decían textualmente: "Hermano presidente, cuando eras dirigente sindical te has hecho respetar, ahora nos haremos respetar, danos armas". Eran fuertes las llamadas, en un momento he tenido que desactivar mi celular, que atiendo sólo en la madrugada. ¿Y usted qué les dijo? Por supuesto que no estamos de acuerdo con eso. Dijimos que hay que hacer una revolución en las urnas y no con las armas, y estamos cumpliendo. Pero las agresiones y humillaciones causan estas reacciones en nuestros compañeros. Si al presidente lo tratan de mono qué pueden esperar los campesinos e indígenas. Usted habló de Kosovo, ¿cree que puede ocurrir lo mismo en Bolivia? Lo que quiero que sepa el mundo entero es que esta conspiración contra mi persona está encabezada por el embajador de Estados Unidos (Philip Goldberg). Preguntémonos de dónde viene el embajador estadounidense (que cumplió funciones en Kosovo). No vamos a permitir que Estados Unidos siga gestando conspiraciones para dividir Bolivia con grupos oligárquicos y mafiosos. Cuando ya no pueden dominar, porque hay democracias liberadoras y no sometidas, gestan división. ¿Cree que un triunfo demócrata podría mejorar las relaciones? Entiendo que hay políticas de estado en EE.UU. pero nos gustaría que empiecen a respetar los Derechos Humanos y que empiecen a respetar las transformaciones en los distintos países de Latinoamérica. Para eso deben poner fin al espionaje, el sometimiento y a la soberbia. A mí, desde la embajada, me decían Bin Laden. Clarín, 1 marzo, 2008 |