De: MIKIMBYJODON1 (Mensaje original) |
Enviado: 09/04/2008 22:21 |
“Tres veces mojado” o la pesadilla del indocumentado 09/02/2008 “Tres veces mojado”, la canción del afamado grupo mexicano “Los Tigres del Norte”, pareciera ser un himno para decenas de nicaragüenses que entusiasmados por alcanzar “el sueño americano“, parten a diario de su tierra, dejando sus familias, sus bienes y el calor patrio. Pero lejos de encontrarlo, unos sólo cuentan con la suerte de sobrevivir y regresan, sin un centavo, vejados por autoridades centroamericanas y mexicanas, así como por bandidos
ESTELÍ “En Guatemala y México, cuando crucé, dos veces me salvé de que me hicieran prisionero… el mismo idioma y color, reflexioné ¿cómo es posible que me llamen extranjero…”, reza la tonada del género regional mexicano, referida a la jerga popular que apoda “mojado” al ilegal que cruza la frontera.
De acuerdo con las estadísticas de la Red Local de Migraciones desde la Sociedad Civil, sólo de la región norteña de Nicaragua, cada día por lo menos diez ciudadanos viajan a otros países, en calidad de indocumentados.
Merling Cruz Díaz, de 26 años, originario de la comunidad El Nancital, del municipio de Diriomo, en Granada, llegó a Estelí con la típica estampa del deportado: cansado, debido a las grandes distancias que recorrió, hambriento y con sus esperanzas rotas.
Familia en extrema pobreza El joven diriomeño narró que en noviembre de 2007, desesperado por la terrible pobreza que vive su familia, decidió empacar en una pequeña mochila un poco de ropa e intentó llegar indocumentado a los Estados Unidos, pero le tocó vivir una y mil desgracias en su camino.
Como muchos que tienen la esperanza de encontrar mejores horizontes, Merling refiere que tiene varios hermanos menores y uno de ellos se encuentra en silla de ruedas, por lo que se sintió más motivado a viajar a los Estados Unidos por su cuenta.
En su comunidad prestó tres mil dólares para viajar. Tomó un autobús de los que hacen los recorridos por Centroamérica y dejó su patria.
Todo marchaba bien hasta que llegó a Guatemala, donde vivió toda clase de humillaciones.
En Guatemala, Merling sintió una especie de chantaje de la Policía, pues los uniformados le gritaban que era un indocumentado, pese a los tratados de integración centroamericana que permiten viajar sin pasaporte a esa nación. “Eso sólo vale en la capital, aquí no sirve”, le reiteraban los guardias chapines.
Cuando por fin pasó a México, “la cosa fue peor”, porque hasta le dijeron que si no “aflojaba” dinero lo enviarían a Migración junto a otros compatriotas.
Las dificultades apenas empezaban, pues pese a evadir el acoso de la Policía mexicana, Merling fue secuestrado por la mafia que se dedica a cometer toda clase de pillaje, extorsiones y acciones delictivas con los pobres indocumentados, a vista y paciencia de las autoridades, pues hasta se hacen pasar como agentes del gobierno.
El objetivo de estos grupos delincuenciales es retener a los indocumentados con la esperanza de que éstos tengan familiares en Estados Unidos que paguen por su liberación, o de otra forma matan a las víctimas. El caso de Merling no es único, pues numerosas personas son secuestradas, pese a que nadie los espera al otro lado de la frontera.
Nicas secuestrados en México En Chiapas conoció a César Andrés Salinas, un joven originario de El Viejo, Chinandega, quien al subir a un tren, en su afán desesperado por llegar a los Estados Unidos, se desprendió del vagón y un pie le fue cercenado por la máquina. Salinas continúa en México, y a Cruz Díaz le corresponde avisar a su familia, para que sepan que aunque no está muerto, los necesita, ahora que sufre una discapacidad.
El tortuoso camino del joven diriomeño continuó y llegó a Nuevo Laredo, situado en la zona fronteriza de México y Estados Unidos, y allí conoció a otro compatriota de nombre Francisco Xavier Rodríguez, a quien “los mafiosos” mantenían secuestrado. Él también cayó en sus redes. Recuerda Cruz Díaz que estuvo 45 días en manos de los antisociales, a quienes describió como “gente mala” que se moviliza en unos “carrazos” último modelo.
Los delincuentes se hicieron pasar como miembros del Instituto Federal de Inmigración y de la Policía. Al final, los nicas pudieron descubrir que se trataba de unos maleantes que pertenecen a una banda denominada “Los Z”, que cometen secuestros en regiones comprendidas entre Nuevo Laredo, Coagüila, Monterrey, Torreón (en México) y Piedras Negras, ya en Estados Unidos.
Merling casi siente cicatrices en el alma al narrar con profunda amargura su fallido viaje, ya que ahora quedó con una deuda, fue maltratado y sólo pudo darse “el gusto” de llegar a la frontera y mirar el Río Bravo, y al otro lado ondear la bandera de las barras y las estrellas que reverencian los norteamericanos.
Este muchacho, delgado, con altura relativa, hasta se hizo pasar como mexicano, lo que no le costó mucho, porque como dice la canción de “Los Tigres”, el mismo idioma y color de piel… De la gente del pueblo, en México, Merling tiene la opinión de que es humanitaria, ya que cuando hubo oportunidad le dieron alimento, agua y albergue, pero se llegó la hora de su retorno a la casa, de donde hoy está consciente nunca debió salir.
Su relato es conmovedor al señalar que personas humildes, ancianos y niños se movilizaban con bolsas de alimentos y de agua para darles de comer y beber a los viajeros sin documentos, que como él, se encontraban maltrechos en los caminos, luego que lograron escapar de los mafiosos.
En un albergue Relata que tuvo un poco de suerte al llegar a un albergue perteneciente a unos religiosos. Allí conoció que otros grupos solidarios y cristianos apoyan con lo poco que pueden, sobre todo con alimentos, ropa y frazadas a los inmigrantes indocumentados.
En el alojamiento conoció a decenas de indocumentados de otras naciones centroamericanas, pero también a gente de Cuba, Colombia, Ecuador, Venezuela, Chile y Argentina, que al igual que él eran maltratadas.
“Doy gracias a Dios porque estaré nuevamente con mi familia, ya que muchos ni siquiera podían comunicarse con su gente, y fueron quedando en los caminos o secuestrados”, resalta Merling.
El joven, a su paso por Estelí, dejó un mensaje a los demás centroamericanos: “Les recomiendo que no crean en los cuentos de la gente que dice que es fácil llegar a los Estados Unidos…ese infierno que viví no quiero volverlo a pasar, ni se lo deseo a nadie más”.
Una vez que salió de la oficina de la Red Local para las Migraciones desde la Sociedad Civil, de Estelí, Merling continuó su retorno a su Diriomo natal, con aspecto agotado por su viaje, pero con el apoyo que necesitaba. El abogado Noel Alfonso Pérez le dio acogida, no sin antes constatar la historia tan triste de este joven, que llegó a esta ciudad al raid y a ratos caminando.
El abogado Pérez dijo que la situación es crítica para estas personas que llevan la ilusión de alcanzar algo para el futuro, pero les sucede lo contrario, porque son víctimas de gente sin escrúpulos.
Sin duda que Merling Cruz Díaz ahora leerá su relato en su casa, y recordará el apoyo que los estelianos le dieron en un gesto humanista, cuando el jueves pasó por esta ciudad, con grandes dificultades hasta para caminar.
En Estelí, la Red Local para las Migraciones ha dado importantes pasos para apoyar a los indocumentados y hacer conciencia sobre lo que significa viajar sin nada a otro país.
Sus miembros gestionaron ante el Concejo Municipal de Estelí para que se aprobara la semana pasada una ordenanza en donde se establece que los estelianos, en un gesto humanistas, deben dar apoyo a quienes hayan sufrido ese tipo de problemas y hacer conciencia para evitarlos. Para tal fin, el Concejo aprobó una partida de 150 mil córdobas que servirá de apoyo a los infortunados, sobre todo estelianos.
De igual manera, ese fondo sería utilizado para repatriar cadáveres o personas que sufran algún accidente en países centroamericanos. Urge, recalcó Pérez, que los fondos comiencen a fluir, porque hasta ahora, para apoyar a los ilegales, “tenemos que sacar dinero de nuestros bolsillos, y la situación económica no está buena”. |
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