Olvidan ellos que en el ciberespacio mi voz puede viajar sin límites, salir y entrar sin pedir permiso… No importa si mantienen retenido mi pasaporte. Desde hace un año tengo otro que en el acápite de nacionalidad exhibe una breve palabra: “blogger”.
Esta chica tiene mucha más hombría que muchos que se las dan de muy hombres.Porque la horrenda palabra es machista y no se ajusta al espíritu que invoca. La verdadera hombría no es andar con la barriga metida hacia dentro y pulseronas de oro, teñido con tinta rápida, en un descapotable despacito para que te vean, silbando a las jebas.
La hombría no es cuestion de ser varón, sino de tener los cojones éticos y morales de salir al paso de las calumnias y de las mentiras vertidas contra la realidad constatable de tu gente y de tu pueblo.