Pablo Siris, quien labora para ABN, debió socorrer a un indígena que estuvo a punto de morir a manos de cruceñistas radicales: "40 ó 50 jóvenes armados con cadenas de motocicleta, palos con clavos y tubos (...) golpeaban al unísono a un joven indígena tendido en el piso con la cabeza destrozada, la cara desfigurada, y sangre en toda la ropa y cuerpo. Gritaban '¡Mueran, raza maldita!', '¡Pa' que aprendan que nada tienen que hacer en Santa Cruz!' y otro me interrogaba: '¿pero no ves que son mierda?' Uno de ellos pretendía llevarlo (...) y presentarlo como un trofeo."