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General: La destrucción súbita
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De: LaCalaveraDeFidel (Mensaje original) |
Enviado: 07/04/2008 00:24 |
Así le sobrevino a Cuba la desgracia, y 50 años más tarde a los que mentían sobre Cuba, y algún día terminará así nuestra vida en el mundo. Qué poco sospechaban los que dormían confiados en que era un día más... |
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De: paname챰o67 |
Enviado: 07/04/2008 04:24 |
Calavera, EN SERIO ERES PATETICO, Y OLVIDADIZO, EPA MIJO, Y TU SANTO PATRON BATISTA, LOS MAS CANOSA, Y OTROS , QUE HIZO CON CUBA, A ESE NO LES DICES NADA POR QUE SERA QUE FUE UNO DE LOS CHUPAMEDIAS DE LOS GRINGOS. POR CIERTO, COMO VA A PLATICARLE CONTRA EL, UN SANTO QUE SOLO LO VENERAN EN LA MIAMI, TIERRA QUE PROSPERO CON EL DINERO DEL PUEBLO CUBANO, POR QUE DEJAME DECIRTE, QUE TODOS ESOS FUNCIONARIOS DE BATISTA QUE SIGUIERON AL SU JEFE PARA NO PAGAR O PARA NO DEVOLVER EL DINERO DEL PUEBLO, VIVEN ALLA. COMO LA VEZ DESDE ALLI SENTADOTE-A. MIRA ESTO SO PENDEJO, LO SAQUE JAJAJAAJ IMAGINATE DE UNA REVISTA MUY BUENA. VEAMOS: " Galería de corruptos y malversadores presenta una pequeña muestra de algunos de los personajes que se destacaron en la desastrosa política económica de la dictadura de Fulgencio Batista, desde el 10 de marzo de 1952 hasta el 31 de diciembre de 1958. Durante los casi siete años de la dictadura de Fulgencio Batista su gobierno manipuló más de 3 000 000 000 de pesos, obtenidos por la vía de las recaudaciones y las emisiones de valores públicos, cifra muy superior a la suma de todos los recursos allegados por los gobiernos anteriores, desde el de Tomás Estrada Palma en 1902, hasta el del propio Batista, durante el período de 1940- 1944. Parte de ese dinero lo obtuvo la dictadura a costa de la elevación de la deuda pública de Cuba a niveles sin precedentes. Esa deuda pública no pasaba de 217,7 000 000 de pesos el 9 de marzo de 1952 y al caer el régimen se había sextuplicado. El 60% de los fondos de la República se aplicó a la realización de obras públicas suntuarias y erogaciones militares, perfectamente improductivas, y pagadas a precios de oro para permitir el amillonamiento de contratistas y funcionarios sin escrúpulos. Otra parte de los fondos se destinó a ayudar financieramente a empresas y poderosos trust extranjeros que no necesitaban de los escasos recursos del capital de Cuba. Millones y millones de pesos se invirtieron en la formación de monopolios internos como el fosforero y el de transporte. Cantidades imponentes se aplicaron para salvar de la quiebra a empresas que estaban o cayeron en manos de personalidades influyentes del gobierno, como los casos de la Compañía de Aviación, la Rayonera de Matanzas, el central Australia y otros. Fortísimas sumas se presupuestaron y comenzaron a gastarse en proyectos fantásticos y antieconómicos como el de la construcción de un reactor nuclear y la erección de un astillero, los cuales lejos de resolver las ingentes necesidades del pueblo, representaban entonces, un derroche del tesoro estatal. A todo esto, los Martínez Záenz, García Montes, Julián Alienes y demás apologistas políticos y “técnicos” de la tiranía tenían el cinismo de llamarle programa de “fomento del desarrollo económico”. Alrededor de 600 000 000 de pesos se invirtieron en funciones militares y policiacas para los gastos por conceptos de defensa y seguridad interior, adquisición de armas y equipos, destinados todos a reprimir las protestas y las acciones revolucionarias de las masas contra el régimen dictatorial y legitimar su poder político y económico. Joaquín Martínez Sáenz. convirtió el Banco Nacional de Cuba en una sucursal financiera del Palacio Presidencial, siendo el responsable número uno del vandalismo económico del batistato. Julián Alienes: prostituyó su ciencia y traicionó al país que lo acogió, convirtiéndose en el Consejero Técnico de las barbaridades financieras del régimen. Amadeo López Castro: conjuntamente con Arturo Mañas, Jorge Barroso y otros vertebró la antinacional política de la derrotada tiranía de Batista y la base de sus escandalosos negocios. García Montes: defendió la política inflacionaria de la dictadura mientras dilapidaba fondos de la deuda pública del país. Gustavo Gutiérrez: figura paradójica, que aceptaba ministerios de Batista, mientras intentaba impulsar algunos proyectos positivos de imposible realización bajo la tiranía. Andrés Domingo y Morales del Castillo: Secretario de la Presidencia y mano izquierda del dictador Batista en la interminable cadena de sus adquisiciones ilícitas y fraudes económicos a costa del tesoro nacional. Ramón Jiménez Maceda: Ministro de Gobernación, actuó como sombra pasiva de los más feroces verdugos batistianos. Guillermo de Zéndegui: ex concejal y ex ortodoxo hizo cuanto pudo por tender un manto de ficticia espiritualidad sobre las llagas morales y materiales del marxismo. Vivía opíparamente de un presupuesto millonario fruto de su “colaboración”. Rafael Díaz Balart: “fue, por muchos conceptos, una figura menor dentro del cuadro arbitrario, fangoso y ensangrentado de la tiranía vencida. Se consideraba un subpersonaje, todo él superficie, sin relieve ni significación. Como tantos otros, corearon infatigablemente las consignas que le llegaban desde los altoparlantes de la tiranía, participó secundariamente en la maquinaria dolosa y deshonró a la juventud cubana pretendiéndose representante de ella. |
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De: paname챰o67 |
Enviado: 07/04/2008 08:19 |
PERDON CALAVERITA SE ME OLVIDARON LOS MAS IMPORTANTES SANTOS GUERREROS QUE SE ESCONDIERON EN LOS ESTADOS UNIDOS Y BUENO CON LA PLATA QUE SE ROBARON: VEAMOS: " El ataque terrorista a importantes centros de Nueva York y Washington en los Estados Unidos, el 11 de septiembre del 2001, provocó una reacción de condena, repulsa e indignación en el pueblo cubano. Éste, a pesar de encontrarse durante más de cuatro décadas, asediado y sometido a un cruel bloqueo por parte de los sucesivos gobiernos estadounidenses, se conmovió ante un hecho de tal magnitud y barbarie, solidarizándose con el pueblo norteamericano, precisamente, por haber vivido y sufrido en carne propia, los efectos inhumanos e incalculables de tan repugnantes y despiadados crímenes. La posición del pueblo cubano ante tan horrendo acto terrorista no se hizo esperar, fue clara y precisa, Cuba está contra el terrorismo y contra la guerra. Tales acontecimientos, traen a la memoria histórica de nuestro pueblo, con profundo dolor e indignación, la masacre cometida por esbirros y sicarios de la dictadura de Fulgencio Batista (1952–1958) que costó la vida a unos 20 000 cubanos. Algunos de los más connotados torturadores y asesinos, miembros de una pandilla de mafiosos y criminales uniformados al servicio de intereses foráneos, con la caída de la dictadura el 31 de diciembre de 1958, huyeron y encontraron refugio seguro en los estados Unidos. Hoy día, en la Florida, esta legión de criminales prófugos de la justicia cubana, viven en total impunidad, son acérrimos enemigos del pueblo de Cuba, no pueden ocultar su odio visceral, promueven la propaganda subversiva e incitan al terrorismo contra el legítimo estado cubano. Para desgracia del pueblo norteamericano y los ciudadanos honestos de ese país, Miami, se ha convertido en centro de corrupción, de juegos, drogas y vicios, antro de una caterva de renegados, miserables y despatriados, que intentan representar a toda la emigración cubana y solo sueñan con retornar a Cuba, a los males y vicios de los años cincuenta. Como tal objetivo no lo han logrado y jamás lo lograrán, se han dedicado a instaurar en esa parte del territorio norteamericano el mismo modelo que sueñan para Cuba. Algunos descendientes de tan repugnantes personeros, asesinos, terroristas y politiqueros; herederos del odio y la fortuna robada al pueblo cubano; lideran diferentes grupúsculos y organizaciones terroristas anticubanas asentadas en el sur de la Florida. Con sus amañados y mafiosos métodos politiqueros influyen en el sistema electoral en esa parte del territorio norteamericano. Cuba, ha tenido que protegerse; por esa razón, cinco jóvenes amantes de la paz, entre todos los países, se introdujeron en varios de estos grupúsculos de origen cubano, para desenmascarar sus acciones terroristas contra el país, y alertar a ambos gobiernos de tales fechorías. En la madrugada del 12 de septiembre de 1998 fueron detenidos y más tarde condenados, sin testigos ni pruebas. Estos cinco cubanos se mantienen presos en cárceles de los Estados Unidos por una acusación improbada de espionaje contra ese país, están sometidos a pérfidas e injustas condenas. Ellos son inocentes y se enfrentan a un proceso manipulado y sucio, desconocido por los nobles ciudadanos norteamericanos. Mediante esta galería se dan a conocer, a la opinión pública, los nombres y hechos de los principales asesinos, torturadores y terroristas que fueron sentenciados por el pueblo cubano en la década del 60 y que encontraron refugio seguro en el territorio de los Estados Unidos. También aparece, entre los inmigrantes de origen cubano, un grupo de personajes cuyos descendientes ocupan hoy importantes cargos y desempeñan labores políticas en el seno de la sociedad norteamericana. Nuestro objetivo es exponer la verdad sobre estos, aportar los elementos y pruebas para que se pueda valorar y distinguir quienes son, de donde proceden, qué hicieron y qué pretenden hacer tales personas, de las cuales, para desgracia de la sociedad norteamericana que los acoge, solo se podrá esperar odio y maldad. Los archivos de nuestra galería abren sus fondos, las páginas de sus legajos se ponen a disposición de la verdad histórica, dan a conocer al pueblo las pruebas irrefutables de la esencia criminal y corrupta de esos que ayer y hoy se proclaman enemigos acérrimos del pueblo cubano. Los que desde Miami, con gran desfachatez acusan al gobierno cubano de violar los derechos humanos y civiles del pueblo, tratan de imponer un modelo de democracia y politiquería, que desgraciadamente los cubanos ya vivieron, soportaron y derrotaron mediante una revolución que les permitió establecer la verdadera democracia y justicia social desde hace ya más de 40 años. Por eso, sus deseos de retornar a un pasado de dolor es rechazado por la gran mayoría de nuestro pueblo que, educado en los más nobles principios de solidaridad y hermandad, se mantiene firme en la defensa de sus grandes conquistas. |
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De: kiaraaiexandra-1985 |
Enviado: 07/04/2008 12:14 |
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De: paname챰o67 |
Enviado: 07/04/2008 16:09 |
MIRA CALAVERITA TU SANTO PATRON : Y LA DE TUS GUSANILES AMIGOS. EL SANTO DE LOS CUBANOS-NORTEAMERICANOS EN MIAMI CONRADO CARRATALÀ UGALDE El sanguinario esbirro de la tiranía batistiana Conrado Carratalá Ugalde, escapó cobardemente en la madrugada del 1ro. de enero de 1959, asustado y con la rapidez de un vulgar ladrón sorprendido forzando una puerta. Carratalá ingresó en la policía como vigilante el 25 de noviembre de 1933, a los 22 años, y fue ganando ascensos en la medida en que sus crímenes y torturas servían para apoyar a los gobernantes de turno. Sin embargo, su meteórica carrera se produjo a partir del 10 de marzo de 1952, por el grado de comprometimiento que tuvo en el golpe castrense. Esta afirmación está avalada por su propio expediente que certifica que el 15 de marzo de 1952 —nótese que solo habían transcurrido 5 días del golpe de Estado— fue ascendido al grado de Comandante de Primera Categoría y en un solo día, el 8 de mayo de ese año, se ascendió a Teniente Coronel y a Coronel de Primera de la División Central del Cuerpo de Policía. Esto se lo merecía por estar dentro del grupo de conspiradores de la policía nacional, que apoyaba a Batista, quienes necesitaban la ayuda y respaldo del tirano para mantener la corrupción del cuerpo policiaco, que en todo el país era considerable, pero en La Habana tenía vuelos increíbles por el lucro que representaba. Batista ratificó a la plana mayor de la policía en sus mandos y jefaturas. Con este acto no solo legalizaba a sus condicionales, sino que defendía la apreciable participación en las utilidades que le reportaban los negocios que estos manejaban. Negocios, tales como: el libre desenvolvimiento del juego, la prostitución y el tráfico de drogas, que le reportaban jugosas ganancias. Este criminal escribió páginas de violencia, abusos y atropellos contra la población habanera, generalmente no actuaba solo, su “valentía” se reflejaba mucho mejor en grupo o apoyado por otros sicarios como Esteban Ventura Novo y Lutgardo Martín Pérez. Son incontables las fechorías cometidas por el “famoso” coronel, quien poseía una congénita insensibilidad moral y vocación represiva que demostró en innumerables ocasiones. Una de esas fechorías fue, el caso de José F. Fortuny Rodríguez, a quien detuvieron el 28 de diciembre de 1953, cuando salía del trabajo en la Vía Blanca. Lo llevaron al SIM y fue torturado por varios criminales, entre ellos se destacó Conrado Carratalá. Posteriormente, el cadáver apareció tirado en el reparto Buena Vista, Marianao. Otro hecho bochornoso ocurrió a fines de 1956, cuando arrestaron al padre Ramón O’ Farril, acusado de ocultar a ocho jóvenes revolucionarios en el templo a su cargo. Los esbirros exigieron la delación. Su negativa determinó cuatro días de palizas y torturas. El sacerdote fue sacado del suplicio con los oídos sangrantes, las costillas fracturadas y ultrajada su dignidad. Habían participado en el tormento al clérigo el brigadier Rafael Salas Cañizares y los oficiales Ventura y Carratalá, los peores monstruos de la tiranía. El asunto desató una oleada de indignación en la congregación religiosa, por eso el sacerdocio solicitó a sus jerarcas la excomunión de los responsables de tal vil atropello, pero el episcopado retrocedió ante de un posible conflicto frontal con el déspota. Un año después, el 23 de abril de 1957 el capitán Julio Dámaso Vázquez testimonió que fuese detenido en K entre 21 y 23 en unión de Sergio González; “El Curita”, Nallin Aldala, Rogelio Montenegro Guash y Antonio díaz. Fuimos llevados al Buró de Investigaciones. Sobre las siete de la noche llegaron los coroneles Esteban Ventura y Conrado Carratalá, en unión de los tenientes Calzadilla y Laurent, los cuales comenzaron a torturar a El Curita, al que le extirparon sus partes, le pincharon y quemaron el pecho. Cerca de las diez de la noche El Curita fue sacado del Buró acompañado de Bernardino García y otro de apellido Borrell. A los dos días, cuando me pasaron otra vez al Castillo del Príncipe, me llegó la noticia de que El Curita y sus compañeros habían aparecido acribillados a balazos en el reparto Fontanar. La policía quiso justificar el crimen alegando que las víctimas habían asaltado una perseguidora y que en el encuentro habían caído los tres y resultando herido un vigilante, del cual no se obtuvo fotografía alguna.5 Alma torturadora la del coronel Carratalá, qué disfrutaba al ensañarse con sus víctimas. Uno de los casos más crueles y masivos en los que participó fue en la masacre del recinto penitenciario conocido como Castillo del Príncipe, en ciudad de La Habana, el 1ro de agosto de 1958. El motivo de la matanza y la irrupción de Carratalá, Ventura y otros esbirros, fue la decisión de los reclusos de cantar el himno nacional a determinadas horas del día. Mignolio Moré Gómez y Reyneiro Martínez González, testigos de los hechos expresaron que en la reja de la entrada del pabellón había señales de numerosos agujeros incrustados al hierro, los cuales hablaban gráficamente de la furia del coronel Carratalá contra los miembros del 26 de Julio detenidos en ese recinto penitenciario. Manifestaron, además, que ese mismo día, la prisión de La Habana se convirtió en un verdadero infierno de terror. El impetuoso militar, Conrado Carratalá, dio escape a sus impulsos homicidas disparando la ametralladora a mansalva contra 500 presos políticos encerrados en la cárcel, a muchos de los cuales él y sus secuaces habían torturado con anterioridad. Carratalá tenía especial interés en uno de los revolucionarios, quien se había destacado en la lucha contra la tiranía y conoció que se encontraba entre los presos y le vociferaba: “¡Cecilio Vázquez asoma la cara, que te voy a matar!”. mientras recorría los pasillos de las galerías 1, 2, 3, 4 y 21 situadas en los altos del Castillo del Príncipe. En sus manos empuñaba la ametralladora que vomitaba plomo contra los presos políticos inermes. Cecilio no fue uno de los muertos, porque los compañeros lo ocultaron. La matanza duró cerca de una hora y el jefe de la prisión, coronel Francisco Pérez Clausell no hizo nada al respecto. El resultado fue 8 muertos y numerosos heridos. Entre los asesinados estuvo: Roberto de la Rosa Valdés, Vicente Ponce Carrasco y Reinaldo Gutiérrez Alonso. Por estas y otras atrocidades contra los prisioneros le incoaron varias causas judiciales que aparecen en su expediente militar, sin que por ello haya sido sancionado ni siquiera una vez. Inimaginable que se hiciera al gobierno de Batista no le convenía encauzar a sus secuaces. La putrefacción del sistema se desbordaba en sus mecanismos de represión, mediante los cuales se pretendía mantenerse la dictadura. De esta manera, en vez de sanciones recibió muchas condecoraciones por los “servicios prestados”. Las causas judiciales notificadas en su contra, que constan en su expediente militar fueron motivadas por maltrato a detenidos, contra los derechos individuales, privación de libertad, asesinato y homicidio. Entre ellas encontramos la Causa No. 430 de 1954; la No. 239 de 1955, seguida por el Juez de Instrucción Sección Quinta de La Habana; la No. 984 de 1956, del Juzgado de Instrucción de la Sección Sexta; la No. 1172 de 1956, Juzgado de Instrucción Sección Quinta; la No. 5 de 1957 del Tribunal Superior de Jurisdicción de Guerra (TSJG); la No. 13 de 1957 del TSJG, la No. 65 de 1957; la No. 67 de 1957 TSJG, la No. 71 de 1957, TSJG, la No. 410 de 1957, Juzgado de Instrucción Sección Cuarta; la No. 48 de 1958, TSJG; la No. 52 de 1958 del TSJG, por los sucesos de agosto de 1958, en el Castillo del Príncipe y la No. 2383, 1959, Juez de Instrucción de la Sección Sexta. Con estos antecedentes, Conrado Carratalá Ugalde, fue acogido en territorio norteamericano con los brazos abiertos por los gobernantes de turno de ese país, ¿No conocían las deudas que tenía que pagar ante el pueblo por sus crímenes y asesinatos? Es difícil de creer. Cuba pidió su extradición porque contaba con las pruebas acusatorias. Lamentablemente él, como otros asesinos que se refugiaron en territorio norteamericano, disfrutó de una vida tranquila y sin remordimientos. Si bien han pasado muchos años desde su fuga, sobre la crueldad y los crímenes cometidos por este connotado esbirro los pueblos deben conocer la verdad. |
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De: paname챰o67 |
Enviado: 07/04/2008 20:04 |
NO ENTENDISTES BIEN CALAVERITA: VAMOS POR PASO EN EL ULTIMO ENVIO. I PARTE UNO DE LOS SANTOS DE LOS GUSANOS CUBANO-NORTEAMERICANOS EN MIAMI. QUIEN ERA CONRADO CARRATALÀ UGALDE El sanguinario esbirro de la tiranía batistiana Conrado Carratalá Ugalde, escapó cobardemente en la madrugada del 1ro. de enero de 1959, asustado y con la rapidez de un vulgar ladrón sorprendido forzando una puerta. Carratalá ingresó en la policía como vigilante el 25 de noviembre de 1933, a los 22 años, y fue ganando ascensos en la medida en que sus crímenes y torturas servían para apoyar a los gobernantes de turno. Sin embargo, su meteórica carrera se produjo a partir del 10 de marzo de 1952, por el grado de comprometimiento que tuvo en el golpe castrense. Esta afirmación está avalada por su propio expediente que certifica que el 15 de marzo de 1952 —nótese que solo habían transcurrido 5 días del golpe de Estado— fue ascendido al grado de Comandante de Primera Categoría y en un solo día, el 8 de mayo de ese año, se ascendió a Teniente Coronel y a Coronel de Primera de la División Central del Cuerpo de Policía. Esto se lo merecía por estar dentro del grupo de conspiradores de la policía nacional, que apoyaba a Batista, quienes necesitaban la ayuda y respaldo del tirano para mantener la corrupción del cuerpo policiaco, que en todo el país era considerable, pero en La Habana tenía vuelos increíbles por el lucro que representaba. Batista ratificó a la plana mayor de la policía en sus mandos y jefaturas. Con este acto no solo legalizaba a sus condicionales, sino que defendía la apreciable participación en las utilidades que le reportaban los negocios que estos manejaban. Negocios, tales como: el libre desenvolvimiento del juego, la prostitución y el tráfico de drogas, que le reportaban jugosas ganancias. Este criminal escribió páginas de violencia, abusos y atropellos contra la población habanera, generalmente no actuaba solo, su “valentía” se reflejaba mucho mejor en grupo o apoyado por otros sicarios como Esteban Ventura Novo y Lutgardo Martín Pérez. Son incontables las fechorías cometidas por el “famoso” coronel, quien poseía una congénita insensibilidad moral y vocación represiva que demostró en innumerables ocasiones. Una de esas fechorías fue, el caso de José F. Fortuny Rodríguez, a quien detuvieron el 28 de diciembre de 1953, cuando salía del trabajo en la Vía Blanca. Lo llevaron al SIM y fue torturado por varios criminales, entre ellos se destacó Conrado Carratalá. Posteriormente, el cadáver apareció tirado en el reparto Buena Vista, Marianao. Otro hecho bochornoso ocurrió a fines de 1956, cuando arrestaron al padre Ramón O’ Farril, acusado de ocultar a ocho jóvenes revolucionarios en el templo a su cargo. Los esbirros exigieron la delación. Su negativa determinó cuatro días de palizas y torturas. El sacerdote fue sacado del suplicio con los oídos sangrantes, las costillas fracturadas y ultrajada su dignidad. Habían participado en el tormento al clérigo el brigadier Rafael Salas Cañizares y los oficiales Ventura y Carratalá, los peores monstruos de la tiranía. El asunto desató una oleada de indignación en la congregación religiosa, por eso el sacerdocio solicitó a sus jerarcas la excomunión de los responsables de tal vil atropello, pero el episcopado retrocedió ante de un posible conflicto frontal con el déspota. |
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De: paname챰o67 |
Enviado: 07/04/2008 20:04 |
CALAVERRITA Y DEMAS GUSANOS II CAPITULO Un año después, el 23 de abril de 1957 el capitán Julio Dámaso Vázquez testimonió que fuese detenido en K entre 21 y 23 en unión de Sergio González; “El Curita”, Nallin Aldala, Rogelio Montenegro Guash y Antonio díaz. Fuimos llevados al Buró de Investigaciones. Sobre las siete de la noche llegaron los coroneles Esteban Ventura y Conrado Carratalá, en unión de los tenientes Calzadilla y Laurent, los cuales comenzaron a torturar a El Curita, al que le extirparon sus partes, le pincharon y quemaron el pecho. Cerca de las diez de la noche El Curita fue sacado del Buró acompañado de Bernardino García y otro de apellido Borrell. A los dos días, cuando me pasaron otra vez al Castillo del Príncipe, me llegó la noticia de que El Curita y sus compañeros habían aparecido acribillados a balazos en el reparto Fontanar. La policía quiso justificar el crimen alegando que las víctimas habían asaltado una perseguidora y que en el encuentro habían caído los tres y resultando herido un vigilante, del cual no se obtuvo fotografía alguna.5 Alma torturadora la del coronel Carratalá, qué disfrutaba al ensañarse con sus víctimas. Uno de los casos más crueles y masivos en los que participó fue en la masacre del recinto penitenciario conocido como Castillo del Príncipe, en ciudad de La Habana, el 1ro de agosto de 1958. El motivo de la matanza y la irrupción de Carratalá, Ventura y otros esbirros, fue la decisión de los reclusos de cantar el himno nacional a determinadas horas del día. Mignolio Moré Gómez y Reyneiro Martínez González, testigos de los hechos expresaron que en la reja de la entrada del pabellón había señales de numerosos agujeros incrustados al hierro, los cuales hablaban gráficamente de la furia del coronel Carratalá contra los miembros del 26 de Julio detenidos en ese recinto penitenciario. Manifestaron, además, que ese mismo día, la prisión de La Habana se convirtió en un verdadero infierno de terror. El impetuoso militar, Conrado Carratalá, dio escape a sus impulsos homicidas disparando la ametralladora a mansalva contra 500 presos políticos encerrados en la cárcel, a muchos de los cuales él y sus secuaces habían torturado con anterioridad. Carratalá tenía especial interés en uno de los revolucionarios, quien se había destacado en la lucha contra la tiranía y conoció que se encontraba entre los presos y le vociferaba: “¡Cecilio Vázquez asoma la cara, que te voy a matar!”. mientras recorría los pasillos de las galerías 1, 2, 3, 4 y 21 situadas en los altos del Castillo del Príncipe. En sus manos empuñaba la ametralladora que vomitaba plomo contra los presos políticos inermes. Cecilio no fue uno de los muertos, porque los compañeros lo ocultaron. La matanza duró cerca de una hora y el jefe de la prisión, coronel Francisco Pérez Clausell no hizo nada al respecto. El resultado fue 8 muertos y numerosos heridos. Entre los asesinados estuvo: Roberto de la Rosa Valdés, Vicente Ponce Carrasco y Reinaldo Gutiérrez Alonso. Por estas y otras atrocidades contra los prisioneros le incoaron varias causas judiciales que aparecen en su expediente militar, sin que por ello haya sido sancionado ni siquiera una vez. Inimaginable que se hiciera al gobierno de Batista no le convenía encauzar a sus secuaces. La putrefacción del sistema se desbordaba en sus mecanismos de represión, mediante los cuales se pretendía mantenerse la dictadura. De esta manera, en vez de sanciones recibió muchas condecoraciones por los “servicios prestados”. Las causas judiciales notificadas en su contra, que constan en su expediente militar fueron motivadas por maltrato a detenidos, contra los derechos individuales, privación de libertad, asesinato y homicidio. Entre ellas encontramos la Causa No. 430 de 1954; la No. 239 de 1955, seguida por el Juez de Instrucción Sección Quinta de La Habana; la No. 984 de 1956, del Juzgado de Instrucción de la Sección Sexta; la No. 1172 de 1956, Juzgado de Instrucción Sección Quinta; la No. 5 de 1957 del Tribunal Superior de Jurisdicción de Guerra (TSJG); la No. 13 de 1957 del TSJG, la No. 65 de 1957; la No. 67 de 1957 TSJG, la No. 71 de 1957, TSJG, la No. 410 de 1957, Juzgado de Instrucción Sección Cuarta; la No. 48 de 1958, TSJG; la No. 52 de 1958 del TSJG, por los sucesos de agosto de 1958, en el Castillo del Príncipe y la No. 2383, 1959, Juez de Instrucción de la Sección Sexta. Con estos antecedentes, Conrado Carratalá Ugalde, fue acogido en territorio norteamericano con los brazos abiertos por los gobernantes de turno de ese país, ¿No conocían las deudas que tenía que pagar ante el pueblo por sus crímenes y asesinatos? Es difícil de creer. Cuba pidió su extradición porque contaba con las pruebas acusatorias. Lamentablemente él, como otros asesinos que se refugiaron en territorio norteamericano, disfrutó de una vida tranquila y sin remordimientos. Si bien han pasado muchos años desde su fuga, sobre la crueldad y los crímenes cometidos por este connotado esbirro los pueblos deben conocer la verdad. |
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De: matilda |
Enviado: 12/05/2008 21:25 |
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