Desde Santa Cruz
Ya lo firmó el presidente Evo Morales: el 10 de agosto él, el vicepresidente y ocho prefectos irán a las urnas para que los bolivianos les renueven su confianza o se la quiten. Morales está tranquilo porque su proyecto de ley de referéndum revocatorio –sus reglas de juego– fue aprobado sin que la oposición del Congreso moviera una coma. Entre los prefectos asomaron las caras largas. Quien se la ve más oscura es el de La Paz, José Luis Paredes (del partido de derecha Podemos). En su caso, el 62 por ciento de la población deberá mostrarle el pulgar en alto para que pueda concluir su gestión. Porque en 2006 había asumido con el 38 por ciento de apoyo del electorado. Entonces –según las reglas de Evo– si el 38 por ciento le dice “No”, Paredes deberá hacer sus valijas. Otros prefectos, que asumieron con el 40 y tanto por ciento, enfrentarán retos similares. En la oposición ya empezaron a correr culpas y frases despechadas de políticos heridos.
Ayer, el diálogo entre los prefectos se hizo con algunas sillas vacías. Justamente, las de las partes del país donde son urgentes los acuerdos para frenar la división entre occidente y oriente, estatutos autonómicos mediante. Estuvieron los prefectos de La Paz, de Oruro (Luis Alberto Aguilar, del Movimiento al Socialismo), de Potosí (Mario Virreina, también del MAS), de Chuquisaca (el interino Ariel Iriarte, del MAS) y el cochabambino Manfred Reyes Villa. El le llevó a Evo la carta de los ausentes. Los prefectos de la Media Luna –así llamada por la forma que tienen juntas en el mapa boliviano Tarija, Beni, Pando y Santa Cruz– firmaron como Consejo Nacional Democrático (Conalde). Le escribieron al aymara: “Siempre asumimos que el diálogo es el camino para dar soluciones a los problemas del país”. Pero “estamos convencidos de que Bolivia no necesita una conversación pública más, sino un verdadero acuerdo nacional”, dijeron. Y notaron que en la convocatoria, Evo “no hace consideración a los aspectos relevantes para un acuerdo nacional que dé soluciones a los problemas estructurales del país”.
Antes de entrar a la reunión en representación de los prefectos de las tierras bajas, Reyes indicó: “Anoche (por el domingo) hemos estado hasta tarde analizando y discutiendo. No ha sido fácil decir ‘no vamos al diálogo’. Había posiciones de ir. El problema es que no se nos ha enviado una agenda para este diálogo, no sabemos si será la agenda anterior”. La respuesta del gobierno nacional estuvo en boca del ministro de Defensa, Walker San Miguel: “Consideramos que son simplemente excusas. No quieren dialogar y no quieren decirle de cara al país cuál es la carta que tienen bajo la manga”.
Según la ley 3850, que promulgó Evo ayer por la mañana, “se revocará el mandato popular del presidente de la república y del vicepresidente de la república si el resultado del referéndum por el ‘No’ a la pregunta establecida en la presente ley alcanza un porcentaje superior 53,74”. Y en el caso de los prefectos, “se revocará el mandato popular si el resultado del referéndum por el ‘No’ a la pregunta establecida en la presente ley alcanza porcentajes superiores a las obtenidas en las elecciones de 18 de diciembre de 2005”.
Para Erick Fajardo, vocero de la prefectura cochabambina, en la sanción de esta ley por los senadores contrarios a Evo “se perciben la miopía, la mezquindad y el cálculo electoralista que caracterizan a (Jorge) Tuto Quiroga”. Y consideró que “aun con un gol de ventaja a favor del presidente Morales, aun jugando con un arco más grande que el gobierno, estamos dispuestos a ir al revocatorio”. En el próximo referéndum, Manfred debería obtener el 48 por ciento de votos por el sí. Pero según una encuesta de enero hecha por Captura Consulting, tiene el 48 por ciento de votos para irse.
Gabriela Montaño, delegada presidencial en Santa Cruz, dijo a Página/12 que “como gobierno nacional estamos seguros de que en este referéndum nos irá bien”. Pero evidenció que “la posibilidad de darle estabilidad a Bolivia no pasa por hacer un referéndum revocatorio, sino por implementar las políticas que desde hace años exige la población”. Ayer, organizaciones indígenas sugirieron que el mismo referéndum revocatorio incluyera la consulta por la nueva Constitución. Según Montaño, “ésa es una posibilidad en construcción. Se podría avanzar si el gobierno y los prefectos de la Media Luna discutieran sobre autonomía departamental e indígena, que para ellos es la antítesis a su autonomía”. Los prefectos opositores consideran aberrante que la nueva Carta Magna prevea cuatro tipos de autonomía –entre ellas la indígena–. “En el referéndum por la autonomía en 2006 elegimos sólo una, la autonomía departamental”, dijo el influyente cívico Branko Marinkovic.
Por lo pronto, el presidente indígena pidió “a todos los organismos internacionales ser participantes y veedores, porque el que no hace daño no tiene miedo a nadie. Estoy totalmente abierto a que la comunidad internacional participe activamente como veedora, así será un referéndum revocatorio muy transparente”. Evo –a diferencia de varios prefectos– tiene el sueño de los tres próximos meses asegurado por el 56 por ciento de apoyo popular que le dan las encuestas.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)