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General: El odio a Israel
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De: LaCalaveraDeFidel (Mensaje original) |
Enviado: 16/05/2008 12:17 |
En un reportaje a una nena árabe de tres años y medio le preguntaron si odiaba y dijo que sí, que odiaba a los judíos. ¿Por qué? Porque son monos y cerdos. ¿Quién lo dice? Lo dice el Corán. Es verdad que el Corán lo dice, pero como todo libro religioso extenso, escrito en circunstancias históricas determinadas, exhibe expresiones contradictorias, algunas durísimas y otras más dulces que la miel. Igual sucede con la Biblia. Corresponde a los hombres interpretar esos textos y enfatizar sus contenidos nobles. Un imam de Los Angeles, por ejemplo, ha llegado a decir algo impresionante: ¡el Corán es sionista! ¿Por qué? porque en una Sura afirma que Alá ordenó a Moisés que llevase a su pueblo hacia la Tierra Prometida; en otro versículo Alá ordenó a los israelitas no ceder esa tierra. Mahoma tuvo relaciones contradictorias con las tribus judías de Arabia, por momentos de fraternidad y por momentos de guerra, por eso las indicaciones opuestas. Históricamente el odio a los judíos fue más intenso entre los cristianos que entre los musulmanes. Los cristianos acusaban a los judíos de ser “los asesinos de Dios”, los musulmanes sólo de haber enmendado la Biblia para que no figurase el anuncio de la llegada de Mahoma. Ambos son hechos deleznables, pero más horrible, desde luego, el primero. Si pudieron “asesinar a Dios” –como se predicó durante centurias desde casi todos los púlpitos, por lo cual pidieron un vibrante perdón Juan XXIII y Juan Pablo II-, no los frenaría ningún crimen. Se los acusó de envenenar los pozos cuando había una peste (y se carneaba entonces judíos con entusiasmo enérgico), se los acusó de utilizar la sangre de niños cristianos para amasar el pan de la Pascua (¡?) (y nació el delirante y repetido libelo del crimen ritual, que llevaba a renovadas y jubilosas matanzas), fue el Shylock voraz por una libra de carne humana, fue el judío pobre que se despreciaba por sucio y débil o fue el judío rico que se rapiñaba sin culpa, fue el personaje siniestro de Los Protocolos de los Sabios de Sión que redactó la policía secreta del Zar para estimular los pogroms, fue El Judío Internacional del resentido Henry Ford, fue el Mein Kampf de Hitler, donde prometía hacer lo que finalmente hizo ante la indiferencia de la civilización, fue Auschwitz.
El plan siniestro
El plan nazi de encerrar a todos los judíos mundo y exterminarlos como si fuesen cucarachas en base a un odio sedimentado durante siglos en Europa, casi tuvo un éxito total. En pocos años liquidó un tercio de ese pueblo gracias a la sistemática técnica industrial de la muerte. Ese plan recibió el apoyo del líder árabe de Palestina Haj Amin el-Husseini, gran mufti de Jerusalén. Este clérigo fanático, que espoleaba a destruir las comunidades judías porque importaban costumbres “degeneradas” como la igualdad de la mujer, la apertura de teatros y orquestas, la edición masiva de libros, los ideales de la democracia y el socialismo, se ofreció a colaborar con “la solución final”. Viajó a Berlín por un largo período y prometió erradicar cada judío de Palestina y sus alrededores “con los métodos científicos del Tercer Reich”. Planificó erigir otro Auschwitz en Nablus, sobre las colinas de Samaria. Su lema, difundido por radios nazis, fue: “Mata a los judíos dondequiera los encuentres, para agradar a Alá y la historia”. En sus Memorias confiesa: “Nuestra decisión fundamental era colaborar con Alemania para hacer desaparecer el último judío del mundo árabe. Yo pedí a Hitler que me ayudase en forma explícita a resolver esta cuestión en base a nuestras aspiraciones raciales con los métodos innovadores puestos en marcha por Alemania. El me dijo: “Esos judíos son suyos”. Yasser Arafat lo citaba como “nuestro héroe”. Los refugiados Debemos tenerlo en cuenta, porque este héroe fascista cometió un grave error contra su propio pueblo. No sólo se negó a aceptar la Partición decidida por las Naciones Unidas del 29 de noviembre de 1947 para el nacimiento de un Estado Arabe y uno Judío que viviesen lado a lado y en fraterna colaboración, sino que tuvo una “idea genial” al estallar la guerra de la Independencia de Israel contra el Mandato británico y seis ejércitos árabes decidieron invadir el territorio para aplastar al flamante Estado. Esa idea lo llevó a ordenar que sus hermanos abandonasen Palestina rápidamente para permitir que Siria, Irak, Líbano, Egipto, Arabia y Transjordania pudiesen empujar a los judíos, rápida y cómodamente al mar, donde serían ahogados. En los archivos del Foreign Office existen documentos sobre los judíos que detenían a columnas de fugitivos árabes palestinos y les pedían quedarse, porque la guerra no era contra ellos, pero estos pensaron que se trataba de una estrategia para usarlos de escudo y frenar el impulso de los invasores. Más de la mitad de los árabes que abandonaron sus hogares “por unas semanas”, como prometía el Mufti, no vieron a un solo soldado judío. El odio árabe aumentó en forma sustantiva cuando fueron derrotados. No los había vencido una potencia colonial, sino una comunidad minúscula que ni siquiera contaba con un solo tanque ni un solo avión. Nadie les quería vender armas, porque no se vende nada a un cadáver inminente. Los judíos -el pueblo más inerme del planeta, que acababa de ser humillado y reducido a escombros por los nazis, que no sabía defenderse de los pogroms centenarios, que fue expulsado de tantos sitios de forma grosera e impune, al que le cerraban los puertos incluso después del Holocausto-, pudieron triunfar. Era una insoportable herida al honor árabe y puso en marcha una febril venganza mediante la expulsión de casi todos los judíos residentes en países árabes. El sueño de Hitler de conseguir países Judenrein (limpio de judíos), fue un logro árabe. Comunidades arraigadas desde hacía miles de años debieron partir de inmediato, con una mano delante y otra atrás. Los puertos de mundo no los dejaban entrar por “indeseables” y fueron al joven Estado de Israel que, pese a la desigual guerra, la falta de viviendas y alimentos, los acogió e integró. Caldo de odio Los refugiados árabes, en cambio, fueron aglutinados en campos eternos desde los cuales no podían salir, excepto en Jordania. Recibieron ayuda internacional multimillonaria y se conviertieron en el único caso de refugiados sin solución. Desde la primera Guerra Mundial en adelante no hubo dos, tres o diez millones de refugiados, sino cientos de millones. Todos, absolutamente todos, consiguieron resolver su problema. La única excepción ha sido la de los refugiados árabes, cuyo número es parecido al de los refugiados judíos expulsados por los países árabes. Como dijimos hace un momento, los judíos expulsados pudieron rehacer sus vidas en la pequeña Israel, pero los árabes fugitivos no la pudieron rehacer en medio de veinte Estados árabes con enormes extensiones y una obscena riqueza petrolera. Encerrados en campos ofensivos, su nutrición diaria fue el resentimiento exlusivo contra Israel. Su tragedia fue atribuida sólo a los judíos, no al error de haber violado la resolución de las Naciones Unidas en 1947 o haber acatado la orden del lunático Mufti. En 1948, con el nacimiento de Israel, pudo haber nacido el Estado árabe palestino, se pudo evitar que hubisen refugiados árabes y más refugiados judíos. Por sobre todas las cosas, en la región se hubiera expandido la modernidad y prosperidad que sólo fogoneaba Israel. Síntesis En síntesis, el odio a los judíos (ahora dicen “los sionistas” o “Israel”, para disimular su antisemitismo), empieza con la acusación de haber distorsionado la Biblia y negarse a aceptar a Mahoma. Pero se incrementó en forma radical cuando se puso en marcha la reconstrucción del Estado Judío debido al shock que producía la fresca cultura moderna en el liderazgo reaccionario que prevalecía en la zona. El odio tuvo un empuje adicional, como vimos, al ser derrotados varios ejércitos árabes por el pueblo más débil y despreciable de la historia. Por último, el odio se siguió cultivando desde los campos de refugiados, verdaderas cárceles sostenidas con la millonaria dádiva internacional dentro de los ricos Estados árabes, para mantener encerrados a los “hermanos” de Palestina y usarlos como peones políticos. Esto no es una frase, sino una condenable realidad: cuando empezó la explotación petrolera intensiva en Libia y Kuwait, por ejemplo, sólo se permitía que fuesen hombres palestinos solos y que su familia permanecería en los campos como rehén, para asegurar su regreso. El odio contra los judíos e Israel es tan alienante que les impide discernir por dónde pasa el camino que los llevaría a la paz y la felicidad. Por eso Golda Meir pronunció su famosa reflexión: “Podemos perdonar a los árabes por asesinar a nuestros chicos. No podemos perdonarlos por forzarnos a matar los suyos. Sólo tendremos paz con los árabes cuando ellos quieran más a sus hijos de lo que nos odian a nosotros”. Por desgracia, ahora es peor. Incluso algunas madres bendicen a sus hijos cuando se atan cinturones con explosivos para suicidarse en una operación criminal. Para llorar de espanto. La narrativa embustera Con la técnica del “miente, miente que algo queda”, los antisemitas buscan imponer la versión de que el Estado de Israel es un producto artificial del Holocausto y fue “creado” de la nada por las Naciones Unidas. Falso, basta leer la prensa de entonces. La construcción del tercer Estado judío (los dos primeros están descriptos en la Biblia) empezó de forma intensa en el último cuarto del siglo XIX, cuando todavía era dueño del Medio Oriente el Imperio Otomano y no había nacionalismo árabe, surgido recién en Siria a principios del siglo XX. El territorio era un desierto, como lo atestiguan viajeros de la talla de Mark Twain o Pierre Loti. El flamante movimiento sionista (movimiento de liberación nacional y social del pueblo judío) creó en 1903 el Keren Kayemeth Leisrael para reacaudar dinero con el cual comprar a los effendis árabes radicados en Beirut o Damasco sus pobres tierras palestinas y erigir los primeros kibutz en forma legal. También se usaba parte del dinero para una campaña frenética de forestación, la primera en la historia, que aún los Partidos ecologistas no se atreven a reconocer por miedo a la reacción árabe-musulmana. El Imperio Turco miraba con sospecha estas actividades de crecimiento acelerado, máxime cuando Palestina era parte del marginal y pobrísimo Vilayato de Jerusalén. En 1909 nació Tel Aviv sobre dunas de arena. En la década del '20 los pioneros judíos fundaron la Universidad Hebrea de Jerusalén, entre cuyos primeros gobernadores de honor figuraron Albert Einstein y Sigmund Freud. También se creó la primera Orquesta Filarmónica del Medio Oriente, inaugurada por el director antifascista Arturo Toscanini. Surgió el famoso teatro Habima. Se estableció un Instituto de Ciencias en Rehovot, la Universidad Técnica en Haifa y la Escuela de Artes Bezalel en Jerusalén. Se multiplicaron los kibutz, las aldeas y las ciudades, se tendieron caminos, abrieron puertos y fundaron instituciones educativas. Vastas extensiones desérticas se cubrieron con el manto esmeralda de los naranjales. Las colinas pedregosas y ardientes de Judea, devastadas por los dientes de las cabras y el abandono de siglos, empezaron a ser embellecidas por el color de los pinos. El pantano del extrema norte, Hula, generador de una epidemia sostenida de paludismo del que no se salvaba nadie, ni David Ben Gurión, fue desecado. La febril actividad judía inyectó a ese pequeño país más prosperidad del que existía en los grandes vecinos. Y, sin embargo, aún no se había producido el Holocausto ni las Naciones Unidas tomaron cartas en el asunto, como afirma la narrativga embustera que pretende quitar legitimidad a Israel. Ojitos de rata El presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, el hombrecito de la sonrisa cínica y los ojitos de rata, envió una misiva de diez folios a Angela Merkel, canciller de Alemania que, luego de ser traducida, provocó un ataque de náuseas. Ella decidió no contestar. El iraní pedía la obscena colaboración de Alemania para destruir a Israel y el judaísmo, autores de todos los males que aquejan al mundo. Los considera el mal absoluto, capaz de las peores atrocidades. No debería sorprender la analogía entre los desfiles nazis y los desfiles de Hezbollah y el Hamás. Apelan a la hipnosis totalitaria de las masas y la exaltación del odio. Amenazan con sus armas y convocan a los niños. “La diferencia entre Israel y Occidente con nosotros –ha dicho el líder del Hezabollah- es que ellos aman la vida y nosotros la muerte”. Para que no haya equívocos, Nasrallah suele gritar: “¡Amo la muerte!” Las SS usaban trajes negros y calaveras, también amaban la muerte y consiguieron su objetivo: 50 millones de cadáveres en Europa, además de la ruina total de Alemania. El ayatollah Rafsanjani lo ha confirmado: “Con nuestra bomba atómica mataremos los 5 millones de judíos de Israel, y aunque Israel pueda enviarnos bombas de respuesta, sólo mataría 15 millones de iraníes, cifra despreciable ante a los 1.300 millones de musulmanes que somos en el mundo”. Los ojitos de rata y sus patrones de la teocracia fundamentalista islámica quieren asesinar, porque es su ideal superior. Empiezan con los judíos y seguirán con el resto, como lo hicieron sus maestros del Tercer Reich Por eso Khomeini mandó oleadas de niños iraníes a la muerte para desmoralizar a los tropas de Irak, por eso Hezbollah y Hamás lanzan sus cohetes desde zonas civiles, incluso escuelas y hospitales, para que la respuesta los asesine y puedan exhibirlos como prueba de la inclemencia israelí. Los cobardes organismos internacionales no han repudiado a Hezbollah y Hamás por el crimen de usar escudos humanos, lo cual puede tener consecuencias horribles. Los medios de comunicación tampoco han mostrado desde donde disparan y son cómplices, por lo tanto, de falsificar la información. Debemos recordar que este retroceso ante el salvajismo no lo hará entrar en razones, sino que lo excitará. Por qué tanta tirria En los tiempos de la postmodernidad importa cada vez menos por dónde pasa lo bueno y por dónde lo malo. ¿Interesa, por ejemplo, que los jóvenes israelíes sueñen con ser inventores y científicos, mientras los jóvenes de Hezbollah y Hamás sueñen con ser mártires? No, no interesa. ¿Interesa que en Israel no se enseñe a odiar a los árabes, que constituyen el 20 por ciento de su población y viven mejor que en cualquier otro país árabe, mientras entre los árabes son best seller Los protocolos de Sión y Mein Kampf, y en la TV egipcia se haya difundido una serie vomitiva donde los judíos extraían la sangre de niños árabes para sus bárbaros rituales? Tampoco interesa. Lo único que interesa es que los árabes y palestinos parecen más débiles frente al poderío de Israel. La víctima es el débil, el poderoso el victimario, al margen de otras razones. De ahí que se permita cualquier cosa a los palestinos y otros árabes, y se condene cualquier respuesta de Israel. Sin embargo, Israel es el país más vulnerable del planeta, rodeado por un mar de fundamentalistas, predicadores alucinados y dictadores que ansían barrerlo de mapa. Desde antes de su independencia fue acosado, no tanto por su carácter judío, sino por ser el afluente de la modernidad y el progreso, la democracia, el pluralismo, la tolerancia, la libertad de prensa, la justicia independiente, la alternancia del poder, los derechos humanos e individuales. Ganó premios Nobel en ciencias y literatura, inventó eficaces sistemas de irrigación, educó artistas eminentes, aportó descubrimientos a la biología. Sobre todo, está cansado de guerra. Ya son varias las generaciones de estoicos ciudadanos que defienden el país con una mano y trabajan con la otra. Israel siempre quiso ser Atenas y la obligaron a ser Esparta. Pero la absurda postmodernidad no lo tiene en cuenta. ¡Cuidado con la exportación del conflicto! Hezbollah desea exportar el conflicto del Medio Oriente al resto del mundo. Ya lo hace en varios países de América Latina, donde sus comunidades árabe y judía han mantenido una ejemplar fraternidad. Quiere exacerbar el antisemitismo mediante el odio a Israel y explotar los lazos familiares y de afecto que tienen los judíos con ese país. Hay que denunciarlo e impedirlo. No queremos que corra sangre entre los latinoamericanos por algo que tendrá que resolverse a miles de kilómetros de distancia. Cada comunidad es dueña de cultivar sus tradiciones y cultura o de manifestar sus adhesiones o dolor, pero de ninguna manera agredir a los demás ciudadanos. El odio a Israel tiene como consecuencia inevitable el odio a los judíos, no nos engañemos. Basta leer la Carta de Hamás o las declaraciones de los líderes iraníes. O recordar los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA. Sería el más grosero de los bochornos que los argentinos dejemos a un lado el 17 de marzo de 1992 y el 18 de julio de 1994 para dar acogida a quienes los perpetraron, cometiendo los primeros ataques terrorista-suicidas en América contra decenas de civiles inocentes. |
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De: elsantaneco |
Enviado: 17/05/2008 07:59 |
?Qué significa esta CALA? ?Me estas danda la razon? O ya te distes cuenta que los judios somos bien guapos, je.
El plan siniestro
El plan nazi de encerrar a todos los judíos mundo y exterminarlos como si fuesen cucarachas en base a un odio sedimentado durante siglos en Europa, casi tuvo un éxito total. En pocos años liquidó un tercio de ese pueblo gracias a la sistemática técnica industrial de la muerte. Ese plan recibió el apoyo del líder árabe de Palestina Haj Amin el-Husseini, gran mufti de Jerusalén. Este clérigo fanático, que espoleaba a destruir las comunidades judías porque importaban costumbres “degeneradas” como la igualdad de la mujer, la apertura de teatros y orquestas, la edición masiva de libros, los ideales de la democracia y el socialismo, se ofreció a colaborar con “la solución final”. Viajó a Berlín por un largo período y prometió erradicar cada judío de Palestina y sus alrededores “con los métodos científicos del Tercer Reich”. Planificó erigir otro Auschwitz en Nablus, sobre las colinas de Samaria. Su lema, difundido por radios nazis, fue: “Mata a los judíos dondequiera los encuentres, para agradar a Alá y la historia”. En sus Memorias confiesa: “Nuestra decisión fundamental era colaborar con Alemania para hacer desaparecer el último judío del mundo árabe. Yo pedí a Hitler que me ayudase en forma explícita a resolver esta cuestión en base a nuestras aspiraciones raciales con los métodos innovadores puestos en marcha por Alemania. El me dijo: “Esos judíos son suyos”. Yasser Arafat lo citaba como “nuestro héroe”.
Los refugiados
Debemos tenerlo en cuenta, porque este héroe fascista cometió un grave error contra su propio pueblo. No sólo se negó a aceptar la Partición decidida por las Naciones Unidas del 29 de noviembre de 1947 para el nacimiento de un Estado Arabe y uno Judío que viviesen lado a lado y en fraterna colaboración, sino que tuvo una “idea genial” al estallar la guerra de la Independencia de Israel contra el Mandato británico y seis ejércitos árabes decidieron invadir el territorio para aplastar al flamante Estado. Esa idea lo llevó a ordenar que sus hermanos abandonasen Palestina rápidamente para permitir que Siria, Irak, Líbano, Egipto, Arabia y Transjordania pudiesen empujar a los judíos, rápida y cómodamente al mar, donde serían ahogados. En los archivos del Foreign Office existen documentos sobre los judíos que detenían a columnas de fugitivos árabes palestinos y les pedían quedarse, porque la guerra no era contra ellos, pero estos pensaron que se trataba de una estrategia para usarlos de escudo y frenar el impulso de los invasores. Más de la mitad de los árabes que abandonaron sus hogares “por unas semanas”, como prometía el Mufti, no vieron a un solo soldado judío.
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De: elsantaneco |
Enviado: 17/05/2008 15:59 |
Nuestra fuerza fue el Amor por Israel, por nuestro propio Estado judío. Israel más que un Estado es el hogar de todos los judíos, tanto de los que están dentro de su ceno como los que estamos fuera de él. SHALOM El odio árabe aumentó en forma sustantiva cuando fueron derrotados. No los había vencido una potencia colonial, sino una comunidad minúscula que ni siquiera contaba con un solo tanque ni un solo avión. Nadie les quería vender armas, porque no se vende nada a un cadáver inminente. Los judíos -el pueblo más inerme del planeta, que acababa de ser humillado y reducido a escombros por los nazis, que no sabía defenderse de los pogroms centenarios, que fue expulsado de tantos sitios de forma grosera e impune, al que le cerraban los puertos incluso después del Holocausto-, pudieron triunfar. Era una insoportable herida al honor árabe y puso en marcha una febril venganza mediante la expulsión de casi todos los judíos residentes en países árabes. El sueño de Hitler de conseguir países Judenrein (limpio de judíos), fue un logro árabe. Comunidades arraigadas desde hacía miles de años debieron partir de inmediato, con una mano delante y otra atrás. Los puertos de mundo no los dejaban entrar por “indeseables” y fueron al joven Estado de Israel que, pese a la desigual guerra, la falta de viviendas y alimentos, los acogió e integró. |
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De: LaCalaveraDeFidel |
Enviado: 17/05/2008 15:59 |
Santaneco ésto significa que no lees. Nunca me he contradicho, admito que Ana es fea pero inteligente o que Juana tiene tetas pero no culo..Debo hablarte en el lenguage que entiendes, y esperar que captes el símil. Tú eres el producto del desarraigo familiar, de esos que mi tutor enseñó bien a no odiarse a sí mimos, lo cual le valió un premio de trabajo con las maras convirtiendo a los chaves de asesinos de sí mismos en costructores de su futuro. Tú eres alguien criado en el crímen impune de algún escuadrón de la muerte, alguien criado con la constatación de que la vida no vale nada sobre todo la ajena, criado en el odio. Decenas de cabecillas los han engañado, traicionado, haciéndoles creer que los enganchaban para luchar por X y después resultar falso. En esa confusión,te prevalece que quien mata manda, viva la pistolita. Las maras ¿cual es la buena? ¿DE LOS QUE MATAN CUAL ES EL BUENO, LA GUERRILLA, EL LATIFUNDISTA? A ti te tocó del lado opuesto a d'Abuisson, ¿ y si te hubiera tocado del suyo, crees que serías la misma persona? La mayoría de la guerilla y de las maras solo quieren sangre y vengarse "en general", los mismo los escuadrones de la muerte. Ustedes en Centroamérica lo ven como un evento deportivo, ganar como sea, la vida es mierda la quitas y te la quitan y gana el último que mató. Pero no es así. Imagina que te vengan a decir que D' Abuison era buena gente. La diferencia entre él y Fidel era que él se ufanaba de sus muertos y torturados, y Fidel no tiene cojones a mostarlos, te lo digo yo. Ustedes sufren el latifundismo y para defenderse contra él se levantan en armas como guerrilla,pero esa guerrila está podrida por el afán de gatillo alegre. No sabrían explicar qué pasa. Ver ese foro antiarena, es como meterse en un chat,la locura sin sentido. Religión mezclada con política, pero después quien mismo las mezcla critica que otro lo haga, y en medio de todo ello,tú el racional, alabando que la puta y el puto puteen por picor sexual y no por dinero, ¿a ver lo que cazas? Si ves una película italiana, o española,alguna escena de gente quejándose hablando todos a la vez, una olla de grillos con más ganas de matarse a palos que de aclarar la cuestión, esa es la imagen que dan, inspira falta de respeto, ecepticismo,abandonarlos a su suerte. Esa es la impresión que dan cuando llega a Washington su llanto, me refiero a cuando salen escenas de muertos y los senadores americanos se plantean cómo ayudar, aunque tú no lo creas. Los ciudadanos americanos son muy buena gente y muy generosos, muy ignorantes también y muy ingenuos, quieren saber a quién dan dinero;también son bien fáciles de engañar y los han engañado muchas veces. Por eso no te extrañes de la indiferencia. Lo que no entiendo es cómo no se han radicalizado más, cómo es que no han hecho listas de enemigos "por sistema" como Fidel-Evo-Chavez en un bando, y el resto en otro. Justamente no hacen lo que tú y tus colegas afirman que hacen. Si lo hicieran, si aprendieran de la experiencia y se dejaran guiar por los consejos de los exiliados, otro gallo cantaría. Pero la CIA pasa de eso, y a los exiliados no les da tiempo a aprender suficiente inglés para quejarse cuando ya el panorama cambió. Innumerables veces los americanos han armado guerrillas que les ha salido luego el tiro por la culata, eso prueba lo que afirmo. No se trata de que "el pueblo cayó en la cuenta de la intención del imperio",se trata de un engaño de caciques de izquierda al imperio para hacer lo que hacen los caciques de derecha. Nada más. Por eso no levantan cabeza. Ustedes se mienten y mienten. ¿Cómo acabarán ustedes con los Monaterio, con los menonitas, con la costumbre del latifundio? Lo peor del latifundio no es que esté en manos de 3 todo el negocio. No hay caña santa, santaneco. Te hablo así, porque esta será de mis ultimas comparecencias en este lugar, sino la ultima, así que atiende que ésto lo hago por ti. La historia del subdesarrollo latinoamericano es la historia del latifundio, el monocultivo y la plantación. Mucho antes de que se conociera el etanol, se sabía que esa triada son entidades malditas, causantes no sólo del primitivismo y la ruina de las economías agrícolas, sino piedras fundamentales de las deformes sociedades criollas. Las plantaciones azucareras se basan en el cultivo de grandes extensiones de tierras; establecidas en Cuba, Santo Domingo, Haití, Brasil, el sur de los Estados Unidos, las Antillas Menores y otros sitios, son las formas más primitivas y dañinas del negocio agrícola transnacional. Ese tipo de empresa fue una innovación en su tiempo,y era operada con mano de obra esclava importada de África, se asociaba al trapiche o ingenio y producía azúcar para el consumo en las metrópolis y el comercio mundial. Se implantaron en territorios donde no existía o se habían agotado el oro y la plata. Los latifundios y las plantaciones se convirtieron en la columna vertebral de la sociedad colonial, llegando a configurar su perfil. Las consecuencias sociales de semejante fenómeno de la estructura económica son tan obvias que todos debían comprenderlo. El latifundio y la economía de plantación, basada en el monocultivo son incompatibles con la existencia de la clase campesina, excluyen a los propietarios medios y pequeños, concentran el dinero y el poder e impiden la fundación de familias, la multiplicación de la población y la formación de comunidades. En la plantación típica más del 80 porciento son hombres adultos. Los latifundios y las plantaciones impiden la diversidad de cultivos y crianzas, privando al campo de su principal virtud, que es proporcionar subsistencia. Existen comarcas donde se puede caminar todo un día y ver sólo caña, en otro lugar solamente piñas y en otro nada más que naranjas. En general todo lo que esa población consume viene de afuera. Los países-plantaciones importan todos sus alimentos. Se puede ver a los trabajadores de esas plantaciones sembrar a escondidas de los dueños y los mayorales algunas raquíticas plantas de maíz, boniato, calabaza, yuca y otros cultivos de magra subsistencia en las guardarrayas, a la vera de los caminos y en las orillas de las cañadas y arroyos. Esas mega plantaciones monocultoras, además de excluir a las sociedades, son virtuales "desiertos verdes". Del mismo modo que los humanos no pueden alimentarse sólo de piña, caña o naranja, los pájaros y la fauna silvestre tampoco. En todos los casos se exige un mínimo de variedad que, en el campo, además de la naturaleza, la aporta el campesinado. Con la independencia, los esclavos fueron sustituidos por obreros agrícolas y los hacendados pasaron a integrar la oligarquía ligada al clero y al capital extranjero. Nada cambió, excepto las formas. Por esas y otras razones, en América Latina, ninguna prédica fue tan legítima y profunda, como la reforma agraria; incluso dado tan nefastas consecuencias, economistas de formación liberal, estuvieron a favor e incluso legislaron para la proscripción legal del latifundio, una especie de pensamiento anti trust aplicado a la campiña. Resulta increíble que en el siglo XXI, con todas las experiencias y las consecuencias a la vista, gobiernos democráticos, incluso populares, asistidos por brillante economistas, incurran en los errores y las arbitrariedades cometidas por las casas reinantes de España y Portugal que crearon el latifundio e introdujeron la plantación suministrándole mano de obra esclava. El efecto que hoy tienen las extemporáneas plantaciones mono cultivadoras de soya, caña, eucaliptos, casuarinas y otras especies, todas genéticamente modificadas, incluso algunas de ellas no aptas para el consumo humano ni siquiera animal, es económica y socialmente devastador. Ignoro si habrá tiempo para rectificar y soy incapaz de proponer la formación artificial o dirigida de una nueva clase campesina allí donde nunca la hubo, no obstante, puedo compartir el punto de vista de que llenar a Centro y Sur América, a México, Haití, Santo Domingo y otros lugares, de latifundios cañeros, propiedad de transnacionales o de oligarcas nativos, no sólo parece un mal negocio, sino que puede ser un crimen. No se trata de comunismo salvador versus capitalismo latifundismo, porque la culpa del latifundismo la tienen sus propios gobiernos locales. Cuba puede hacer que ayuda contra el latifundismo, pero Cuba es latifundista en modo pleno, monocultivo o bicultivo, todo en las manos desatrosas de la administración central, y dejando aparte suficiente diversidad agropecuaria para el turista extnajero, no para el campesinado cubano. La honestidad política de latinoamérica está viciada y muerta al nacer, como maldita. Llena de tópicos y malas informaciones. Te dejo con esto: Millionarios Latinoamericanos y nuevas estrategias de poder El capitalismo no se expresa solo en forma macroestructural o macroeconómica. La nueva forma del capitalismo globalizado se muestra todos los días, en el día a día de la explotación capitalista. La riqueza es riqueza producida por la sociedad toda, que es apropiada en forma desmezurada por pocas empresas multinacionales y muy especialmente por pocos individuos. James Petras (2007, traducción nuestra), realiza un interesante análisis sobre la clase dominante global (los billonarios del mundo,2 en base a la información provista por Forbes), de las causas más importantes del origen de los millones o billones que hicieron, así como de las razones por las cuales muchos de ellos están en los primeros puestos, en el año 2006. Tiene en cuenta, para ello, los procesos socioeconómicos y políticos que sucedieron en los distintos subcontinentes, durante la década de los 90 y estos últimos años. Para el caso latinoamericano, su hipótesis es que los dos países con mayor concentración de la riqueza y mayor número de billonarios en Latinoamérica son México y Brazil (77%), países que son, a su vez, los que tuvieron privatizaciones de monopolios públicos de los más lucrativos, eficientes y grandes. Del total de 157,2 billones de dolares apropiados por 38 billonarios latinoamericanos, treinta son brasileños o mexicanos, con 120,3 billones. La riqueza de 38 familias e individuos excede a la riqueza de 200 millones de Latinoamericanos (0,00002 %). Otra hipótesis de Petras se vincula con los factores que contribuyeron a esta concentración: la implementación de impuestos regresivos agobiando a trabajadores y campesinos (habría que agregar que también se perjudicó la clase media y los pequeños productores), así como las exenciones y subsidios para el sector agro-minero exportador. Además, Petras considera que la principal causa del crecimiento de la pobreza, en América Latina, ha sido una política estatal (privatización, desregulación financiera y desnacionalización de empresas públicas) que seguía las recetas del llamado Consenso de Washington, lo que facilitó el crecimiento de la riqueza y de los millonarios. En el caso de México, las privatizaciones de la empresa nacional de telecomunicaciones a un precio muy bajo tuvo como resultado que el empresario mexicano Carlos Slim Helu cuadriplicara su riqueza. Slim se ha convertido en el tercer hombre más rico del mundo (con un patrimonio neto de 49 billones de dólares). Los mexicanos que siguen en la lista, Alfredo Harp Helu y Roberto Hernández Ramírez, se han beneficiado de la privatización de bancos y su subsecuente desnacionalización, con la venta de Banamez a Citicorp. Brasil tiene el mayor número de millonarios (20) de cualquier país de América Latina, con una riqueza neta de 46,2 billones, cifra mucho mayor de la que acceden los 80 millones de brasileños empobrecidos en áreas rurales y urbanas. ¿Cuales son las representaciones de los más ricos sobre el mundo y sobre los pobres? Saber esto ¿cambiaría las condiciones de desigualdad? Quizás mirar las causas que la producen y la manera en que adquieren legitimidad social, por medio de su prácticas filantropoempresarias, sea un camino más rápido. Para comenzar a pensar en los vínculos entre legitimación social y filantropía multimillonaria (circunscrita a una de las formas públicas y globales de legitimación social de los millonarios), podríamos preguntarnos sobre las diferencias de estos estilos filantrópicos entre los más millonarios de USA y los más de Latinoamérica. Quizás podríamos decir que los primeros tienen una tradición más vieja de filantropía, no tanto benéfica como vinculada con la cultura y con el arte, como el caso Carnegie & Mellon (Universities) o como los más multimillonarios del mundo, Bill Gates y Warren Buffet. El primero, según la información suministrada por Forbes, se ha gastado 29 millones de dólares en su fundación, cuyos objetivos se vinculan con la erradicación de pandemias como la Malaria y el Sida en África. Sin embargo no ha bajado de su primer puesto en el ranking de los millonarios del mundo. Slim, el empresario mexicano, tercer multimillonario del mundo, es dueño de la empresa telefónica monopólica Telmex, de México, que adquirió en una privatización en 1991, como describe Petras. A partir de allí, lidera la mayor compañía de telefonía móvil en América Latina (Telcel), así como de provisión de servicios bancarios, de Internet, venta de seguros y equipos para la industria petrolera. En la misma fuente de información se relata un episodio entre Slim y Stiglitz (el ex-integrante del Banco Mundial, primer economista jefe y uno de los principales promotores de las transformaciones neoliberales más importantes, cuyos resultados ya conocemos). Stiglitz comentó sarcásticamente que en una reunión con Carlos Slim éste le preguntó ¿que debería hacer él por su país?, y Stiglitz le respondió: "¡Pagar impuestos, querido amigo!". Este comentario irónico está poniendo en el tapete el conocimiento que posee una figura de la talla de Stiglitz acerca de la evidente evasión impositiva que se produce en nuestros países, de parte los más ricos. De todas maneras, no se trata sólo de hacer cumplir con los regresivos sistemas impositivos de nuestros países, como opina Stiglitz, sino de ejercer una mayor regulación sobre esta concentración desmedida y modificar las condiciones que la reproducen. Es interesante observar las características particulares que adquieren las prácticas filantropoempresarias y la de otros multimillonarios, como forma de legitimación social. Esta neofilantropía parece derivada de la vieja filantropía empresaria, que promocionaba aspectos culturales y que ahora pasa a preocuparse de los pobres africanos o a realizar acciones filantrópicas que relacionan la cultura con la pobreza. Por ejemplo, acciones dirigidas a los pobres "inteligentes" (como el caso del millonario Julio Mario Santo Domingo, de origen colombiano). Este ha donado 24 mil millones de pesos colombianos a la Universidad de los Andes (donde la matrícula puede llegar a valer hasta 8 millones de pesos por semestre) para becas a estudiantes pobres con altas calificaciones. Al mismo tiempo, a través de la venta de una de sus empresas (Bavaria) a Sab Millar, el grupo Santo Domingo dejó de pagar impuestos a Colombia, por la suma de mil doscientos millones de dólares. La donación significó sólo el 0.07% de lo que le hubiera correspondido ingresar al fisco del Estado colombiano. Otras fuentes de esta neofilantropía provienen de algunos músicos multimillonarios, como el caso del irlandés Bono. La Fundación ALAS para América Latina, promovida por Shakira, está en sintonía con esta línea. Esta fundación es muy peculiar. Condensa o resume ambas tendencias neofilantrópicas, la de los millonarios empresarios y la de los millonarios músicos de América Latina. En la inauguración de ALAS, en la ciudad de Panamá, se realizó un acto mediático donde se pudo ver quienes integran esa iniciativa: músicos y multimillonarios latinoamericanos. En esa ocasión, Slim habló en nombre de los empresarios, declarando, paradojalmente, la guerra contra la pobreza: "Espero que la iniciativa crezca y se convierta en un frente común y con objetivos claros, como luchar contra la desnutrición. Estamos declarando hoy la guerra contra la pobreza y hay que hacerlo rápido".3 Este acto mediático, promovido por la prensa internacional que se ocupa de la vida íntima y pública de estos nuevos dioses del Olimpo, logra, por un acto de magia simbólico, eximirlos de culpa y cargo ante la opinión pública. Slim, el tercer multimillonario del mundo, le declara la guerra a la pobreza. Paradójico y cínico sin duda. La fundación, además, se ha vinculado con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, firmando un acuerdo de cooperación "en un esfuerzo conjunto para combatir el hambre y la desnutrición que padecen millones de niños en la región". Se dice que este acuerdo permitiría la cooperación entre ALAS y el PMA en áreas que incluyen infraestructura, logística, recursos humanos y conocimientos, entre otras. Ya hemos comprobado la poca credibilidad que tienen los Objetivos del Milenio, en base a los datos de aumento de la pobreza, registrados luego del año 2000. Con estas acciones, de alto impacto en la opinión pública, estas organizaciones integradas por multimillonarios legitiman su riqueza y la alta concentración de los ingresos que poseen. Paradojalmente, se auto asignan funciones concientizadoras sobre gobiernos para disminuir, dicen, la pobreza, la desigualdad, la desnutrición y el hambre, que ellos mismos provocan en forma indirecta y, las más de las veces, directa. Intentan entonces distinguirse de los productores directos de pobreza. En este acto performativo, con objetivos loables, logran alto consenso en la población y, al mismo tiempo, por un acto de magia simbólica, se alejan de su participación activa en la producción de la pobreza. Nos quieren convencer que los gobiernos son los principales causantes de la producción de pobreza y que, con la cooperación de su fundación y organismos "de promoción del desarrollo" (de fuerte legitimación social), ellos ayudarán a estimular a que los gobiernos cumplan con los objetivos de reducción de la pobreza, que al mismo tiempo los empresarios millonarios (que forman parte de la fundación) producen día a día. Shakira, en ocasión de la firma del convenio, vinculado con el cumplimiento de los objetivos del Milenio, sintetiza los elementos de este nuevo discurso filantrópico, basado en la creencia de que la reducción de la pobreza se producirá gracias a los Objetivos del Milenio. Dice Shakira: "La pobreza será historia". Además junto a ello considera que la "falta de educación" es la causa por la que se contraen enfermedades de tipo pandemia como el SIDA. Esta libre asociación entre falta de educación y enfermedades es una constante en los discursos civilizatorios, eugenésicos y filantrópicos (Alvarez Leguizamón, 2004). Las fundaciones de este tipo adquieren legitimidad no sólo como estimuladoras sobre los Estados nacionales para que cumplan los Objetivos del Milenio, sino además como "colaboradoras" de las agencias de las Naciones Unidas para lograr este fin. Millonarios y músicos también millonarios, junto con programas de las NU destinados a disminuir el hambre en el mundo, realizan acciones conjuntas en base a deseos loables, pero poco creíbles. La fundación ALAS y el BID recientemente han firmado un memorando de entendimiento general para desarrollar acciones concretas en la "educación inicial de América Latina". El componente educativo es un viejo campo de acción de las instituciones filantrópicas que creen que la falta de educación es la causa de la pobreza, además de usarla como elemento disciplinador (Donzelot, 1980). La insistencia en el elemento educativo, como forma de lograr disminuir las desigualdades, es muy ingenua. Los estudios analizados muestran que América Latina, junto con la creciente pobreza, ha aumentado significativamente sus tazas de escolaridad. Más allá de que se sabe que a mayor nivel educativo mayores ingresos, también existen datos que prueban que la educación no asegura empleos, ni tampoco empleos dignos, como lo demuestra el estudio de los cambios de la estructura social de Portes y Hoffman. El entendimiento con el BID, según sus voceros, traduce "la voluntad del banco de apoyar un proyecto concreto de acción social en materia de educación inicial". Sin embargo no se sabe todavía de que se trata. También existe una nueva tendencia en esta "escalada filantrópica", la que está buscando réditos económicos, no sólo vinculados a la evasión de impuestos y a la búsqueda de legitimidad social, sino a la generación de ganancias. Es algo así como una concepción corregida de la obra benéfica. "Ya no se habla de caridad, sino de inversión social; la acción social no se financia con fundaciones, sino con fondos de capital riesgo; el concepto 'beneficio' no se desprecia, sino que se potencia." La frontera separadora entre filantropía y negocio está cada vez más borrosa. La nueva generación de filántropos, llamados filantroempresarios, ha triunfado en el capitalismo extremo, y en él creen que está la clave para conseguir los máximos resultados para la obra social. Cierta historia social de las elites, en América Latina, ha mostrado la importancia que tienen las empresas familiares en relación al poder político (Bragoni, 1999), o también estudios sobre antropología política han estudiado los fuertes nexos entre las familias y el poder político, no sólo vistos en términos de acumulación de riqueza, sino también de la micropolítica, manifestada en luchas entre miembros de familias empresarias que se dirimen en el marco del poder político local, como es el caso del estudio realizado por el antropólogo Federico Neiburg (2001). Neiburgh analiza el caso de una crisis familiar entre miembros de una familia de bodegueros de la provincia de Salta, Argentina, a mediados del siglo XX: los "Michel Torino" (nombre de un conocido vino de la zona), quienes dirimen sus cuentas y la división de la empresa por medio del manejo del poder político y de la influencia de una rama de la familia sobre la prensa local, mediante una medida del gobernador de turno (perteneciente al partido político Peronista) de que se intervenga en un medio de prensa escrita, de propiedad de una de las ramas de la familia (de extracción Radical, partido opositor al peronismo de la época), lo que es una de las más importantes causas de que el conflicto sea favorable a la otra rama. El ejemplo de la familia Vollmer, en Venezuela, resulta paradigmático de los cambios de la burguesía Latinoamérica y el origen de algunas de las empresas multimillonarias actuales: de la hacienda a la plantación, de allí a la agro-industria, a las finanzas o a la administración de empresas privatizadas. Alberto Vollmer, uno de los primeros millonarios de América Latina, posee la fundación que lleva su mismo nombre y que promueve "artes, ciencias y educación". Esta fundación tiene parte de sus colecciones artísticas en una "hacienda". En la historia de algunos de los actuales millonarios latinoamericanos, la propiedad de haciendas, institución social neocolonial basada en sistemas de semiservidumbre, es un elemento altamente significativo. Un estudio sobre empresas familiares (Monteferrante; 2007) muestra que "entre 65% y 90% de las empresas en el mundo son empresas familiares"; "de hecho, se calcula que 40% de las 500 empresas más grandes que aparecen en la revista Fortune - que da cuenta de los emporios económicos más importantes del mundo - son propiedad de familias o están controladas por ellas". Dice Monferrante que "usualmente cuando se habla de empresas familiares se tiene la percepción de que son pequeñas entidades económicas, con tecnología obsoleta, recursos financieros escasos y sistemas administrativos incipientes. Pero no es así. Resulta que grandes e importantes empresas internacionales son organizaciones de corte familiar, que de pequeñas y obsoletas no tienen nada. En Venezuela, grupos económicos de destacada trayectoria y crecimiento como Alfonzo Rivas y Cía., Central Madeirense, Clínica La Floresta, C.A., Ron Santa Teresa (de la familia Vollmer) y Don Perro son en realidad empresas familiares. Y también lo son otros grandes grupos como Empresas Polar y Grupo Cisneros, que no tienen nada que envidiarle a conglomerados económicos de otros países como Cargill, Ford, Wall Mart, Televisa y TV Azteca, que también son compañías dominadas por apellidos". En América Latina, los denominados grupos creados y controlados por familias constituyen la modalidad de propiedad que prevalece en la mayoría de los sectores industriales y de servicios. Alberto Vollmer, presidente de la empresa C.A Ron Santa Teresa, indica que él pertenece a la quinta generación desde los fundadores, "lo que quiere decir que superaron el mito de que la tercera acaba con la empresa"; según Montferrante, además Vollmer enfatiza que "la gente tiende a confundir las etapas de las empresas con las generaciones. Está la etapa del fundador, luego la sociedad de hermanos y después el consorcio de primos. Pero sucede que puede haber un fundador con dos hijos, y éstos, cuando llegan a la madurez, deciden dividir el negocio. Entonces cada uno regresa a la etapa del fundador. Lo que es difícil es que siga en manos de la misma familia sin dividirse, vender o quebrar". |
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