Jaime Martínez Veloz
Cuba: Bush, McCain y Obama
De modo reiterado, el presidente de Estados Unidos con mayor descrédito en su propio país, y con algunos puntos cercanos al retraso mental, George W. Bush, ha persistido en mantener el acoso contra el pueblo cubano bajo el ridículo pretexto de abogar por las libertades en esa nación, que ha soportado los embates terroristas financiados y apoyados desde las altas esferas del gobierno estadunidense durante casi medio siglo.
La oligarquía de ese país se dice muy preocupada por las condiciones de vida estrechas en que los cubanos han debido salvaguardar su integridad y soberanía durante tanto tiempo, pero de manera simultánea ha hecho todo lo posible por destruir los muchos (pocos, dirán algunos) avances en materia de educación, salud, bienestar y dignidad de los cubanos, aspectos que constituyen los indicadores de desarrollo por los que la hipocresía estadunidense asegura cometer las atrocidades que perpetra.
No está por demás recordar que por mucho tiempo las sucesivas administraciones estadunidenses se han enfrascado en una criminal actividad terrorista para minar la moral del pueblo cubano, con el supuesto objetivo de “liberarlo”.
Así, para “liberar” a los cubanos, ese gobierno no dudó en emplear todo tipo de acciones para aplastar la Revolución desde que se gestaba. La naturaleza de las justificaciones imperiales para ejercer el terrorismo de Estado iba desde la lucha contra el comunismo hasta el respeto a los derechos humanos, y ahora dizque la libertad económica.