Desde La Habana
Pero se mueve
Por Manuel Alberto Ramy
maprogre@gmail.com
“Pero se mueve”, dijo Galileo siglos atrás ante el tribunal de la Inquisición. Podían condenarlo, pero la evidencia estaba ante la vista de todos. Ahora, en el siglo 21, en la ciudad norteamericana de Miami, Edmundo García, conductor del programa La noche se mueve, puede decir lo mismo ante sus inquisidores.
García, autodidacta, llegó a Miami en mayo del año 2000. Era un hombre de los medios. En su natal Cuba condujo entre otros programas radiales Gente de Palabra, que dice âfue un soplo de aíre frescoâ por su estilo desenfadado, directo y agudo en las entrevistas a grandes personalidades de la cultura cubanaâ, me dice en esta entrevista vía Internet. Pero âsin explicación alguna quitaron el programaâ porque âal parecer no era del agrado de algunos funcionarios del Partido (Comunista), creo que de Aldana", quien en esa época era el tercer hombre en la jerarquía política y rector ideológico.
En la TV cubana compartió programas con los grandes de la animación del país, como Germán Pinelli y Cepero Brito, ente otros; después junto a María Victoria Gil condujo durante 13 años el espacio De la gran escena, un programa de pretensiones culturales âque me trajo gran popularidad, pero no me permitía ser yo mismo. Sus realizadores eran demasiado encartonados para mi gusto, y muchas veces me escapaba del libretoâ.
García se metió a los televidentes en el bolsillo, pero también hubo problemas e insatisfacciones personales. Entonces decidió tomar un avión rumbo a Londres y de esa ciudad voló a Miami. “¿Por que me fui? Me sigo haciendo la pregunta. Muchas veces me lacera, tal vez en las líneas anteriores el lector encuentre una respuesta, tal vez ninguna, tal vez nunca me he ido”.
Pero se marchó con la maleta llena de ideas de cómo hacer periodismo, programas de radio y TV.
Edmundo García en Miami
Ya en Miami trabajó con éxito innegable lo mismo en la TV, donde comenzó en el canal 41 AméricaTV como reportero; también en canal 23, en la radio emisora WQBA 1140 (de la cadena Univisión), donde estrenó un programa, Extraños en la noche, de corte cultural. Pero su estilo de hacer periodismo, los enfoques novedosos de los temas de actualidad, lo mismo en la pequeña pantalla que en la radio, levantaron junto a los niveles de audiencia y de televidentes, la hostilidad y el odio de los sectores extremistas y sus voceros en los medios.
Cuando dedicó en Extraños en la noche un programa al poeta español Federico García Lorca, la emisora Radio Mambí y otras comenzaron una campaña âacusándome de comunista por condenar su fusilamiento a manos del franquismo, por el simple hecho de dedicar dos horas a un poeta y dramaturgo comunista y gayâ. El sector extremista de Miami practica el terrorismo y la homofobia con igual empeño.
En el canal 41 conoció la censura descarnada, cruda. Ocurrió que filmó una diatriba de Delfín González --el tío abuelo del famoso niño Elián González-- en el que aquél acusaba al publicista de la familia, Armando Gutiérrez, de haberla estafado “por los derechos de autor de un libro sobre el niño”.
Reportero ágil, García fue en busca de Gutiérrez, quien âmontó en cólera y dijo que yo no podía publicar eso porque ayudaría a Castroâ. Gutiérrez y González, después de sostener âuna bronca que filmamosâ, fueron al canal y el director de mismo, Omar Romay âtomó las cintas de mi camarógrafo y canceló el reportaje sin el mas mínimo pudorâ.
Atacado, sus programas sometidos a cambios de horarios menos favorecidos -- que es uno de los métodos usados para entorpecer a las voces más escuchadas--, rescindido de sus trabajos y vuelto a contratar por otras emisoras y canales, García impuso su calidad. En 2003 la revista New Time le otorgó la condición de The Best Personality y en 2005, ganó el Emmy en la categoría de serie de televisión.
Pero lo inaceptable para la extrema derecha y los controladores de los medios de difusión en la âcapital del exilioâ fue cuando García entrevistó en Nueva York al Presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón de Quesada, un trabajo hecho âdentro de los patrones de la mejor tradición del periodismo norteamericanoâ, muy ajenos a las ideologizadas practicas miamenses. Y para colmó, en diciembre de 2006 viajo a Cuba, con permiso de del Departamento del Tesoro de EEUU, a visitar a su abuelo, que falleció semanas después de su regreso a La Florida.
Hace apenas unos meses comenzó La noche se mueve en la emisora de radio 1210 AM, en el horario de de 9 a 10 de la noche, ciertamente difícil, porque entra en competencia con estelares de la TV. Sin embargo ha sido un éxito. ¿Cuál ha sido el milagro?
âSoy un comunicador. El Don que Dios me dio fue la palabra, pero lo mas destacable es que cada día demando y doy mas honestidad hasta que duela, y cuando duela, doy más para que duela másâ, dice, y agrega como otro factor de su éxito âla mediocridad imperante en los mediosâ que âno se ajustan a las normas del buen periodismo. Si retaran al poder establecido, si a Posada Carriles o a Orlando Bosch se les presentarán como terroristas, yo no llamaría tanto la atenciónâ.
Esta opinión, que es cierta, resulta insuficiente. La clave reside en que García está, junto a otros dos comentaristas que lo antecedieron, reflejando la nueva composición social del Sur de la Florida, los nuevos intereses y el cambio de actitudes respecto a las relaciones de los cubano-americanos con la Isla. Él refleja las opiniones del 55,2% de los que desean poder viajar para visitar familiares y amigos sin las restricciones impuestas por la administración Bush en el año 2004, dictadas para satisfacer al llamado exilio histórico (extremista) que controla los medios de comunicación y los enfoques políticos que se emiten. García, que se fue pero “nunca me he ido”, pertenece a los grupos emigrados más recientes. Según la encuesta de la Universidad Internacional de la Florida (FIU, año 2007), el 67,1% de los que han llegado entre los años 1985 y 1994, quieren que no existan restricciones; estas posiciones se alimentan mientras más próximo haya sido el arribo de grupos migratorios. La nueva realidad tiene consecuencias para el control político del condado y el aporte de votantes para mantener el status-quo.
La esencia está en que si los pioneros de estas posiciones --Francisco Aruca, el primero a comienzos de los 90 con su espacio Ayer en Miami--, y Max Lesnik posteriormente, promovían un cambio en las opiniones y las actitudes, Edmundo García, a partir de la nueva realidad y del componente humano, refuerza ese cambio, como también los otros dos.
Más grave aún para los extremistas: el factor humano que se expresa en el derecho de poder viajar sin restricciones es el eje para el giro político de instituciones y personalidades, como Joe García, ex director ejecutivo de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) y actual presidente del Partido Demócrata en el Condado, quien recientemente declaró estar “de acuerdo con el hecho de que los cubanos deben poder viajar a Cuba” y añadió que las restricciones han sido “posiblemente el error más grande que ha cometido Washington”.
Edmundo García ha entrevistado en su programa a Joe García, a Vicky Huddleton (ex jefa de la Oficina de Intereses de EEUU en Cuba), la cual se manifestó por una revisión de la política hacia La Habana. Las opiniones de estos dos entrevistados, como las de otros, son un claro ejemplo de lo que es un trabajo de reafirmación de opiniones y actitudes.
Fíjese el lector si es cierto que en términos de comunicación la etapa actual en los medios alternativos es la de la reforzar actitudes, que un artículo de la periodista Ana Menéndez publicado recientemente en The Miami Herald jamás ha sido publicado en el Nuevo Herald, precisamente porque también sirve para el fortalecimiento de los nuevos estados de opinión.
Reacción de los extremistas: la Mafia
La extrema derecha, ideológicamente huérfana, inquisitorial por dogmática y dogmática por necesidades de control social, ha dispuesto contra el programa de García los métodos propios de la mafia.
Si recordamos cualquier película de gángsters --desde las de clase B hasta las ganadoras de Oscar--, veremos que en todas la coacción y la amenaza son un estilo de trabajo. ¿Recuerdan los lectores la escena de El Padrino II cuando el capo Fanucci cobraba "protección" a los comerciantes de la zona? Negarse equivaldría a la quiebra del negocio, en caso de que no fuesen asesinados.
Muchos lectores desconocen que entre 1975 y 1976 explotaron en Miami más de 100 bombas y se cometió un asesinato cada semana, según publicó el periodista Dick Russell en Miami New Times (29 de octubre de 1976) bajo el título “El Reino del Terror en la Pequeña Habana”. La casi totalidad de estos actos de terrorismo, como de los asesinatos, formaban parte de la vendetta entre las mafias cubanas por el control económico y político. No se trató de la creación de Mario Puzo, sino de un reality show del crimen.
Los tiempos han pasado y la mafia tiene otros métodos. Sustituya el amable lector el cobro del capo Fanucci por llamadas telefónicas de importantes personalidades políticas o por “amistosas visitas” a los anunciantes del programa de García para “recomendarles” de que retiren sus anuncios. Las visitas son convincentes. Cómo no lo van a ser si el reality show fue aplicado selectivamente en los años 80 con cocteles Molotov a la residencia de la académica María Cristina Herrera, o con bombas en una de las compañías que realiza vuelos charter a Cuba, como la que patrocina el programa Ayer en Miami, de Francisco Aruca.
Esta mafia, aunque en picada, ha presionado a varios de los anunciantes de La noche se mueve, porque éstos saben que sus visitantes, aunque usen cuello blanco, conocen que las suelas de sus zapatos son de C-4 y en los refrigeradores enfrían armamento de todo tipo. Solo hay que descongelarlas.
Si no existiera este terror, "yo tendría hoy cerca de 12 anuncios; llegué a quedarme con solo tres, aunque ahora entraron dos mas. Veremos, porque ya los están intimidando", refiere García.
Sin embargo, la presión sobre su programa, así como el de Ayer en Miami, de Francisco Aruca, y el de Max Lesnik bajo el título de Radio Miami, tiene un efecto contrario: aumentan los niveles de audiencia de esa mayoría que tiene los intereses primarios de cualquier emigrante: los contactos con sus familiares. Y estos programas los defienden.
La batalla de la extrema derecha está perdida a mediano plazo. Ahora tienen que enfrentar a tres comentaristas independientes y alternativos que representan unas 15 horas semanales de transmisión, cifra realmente pobre si las comparamos con las decenas y decenas de horas de los vociferantes dogmáticos tanto en la radio como en la TV, pero que tienen un valor cualitativamente superior: el de responder a una mayoría emergente ávida de informaciones balanceadas --no "balaceadas"-- y brindar análisis serios y profundos.
El rodaje de la derecha hacia el centro moderado por parte de personalidades e instituciones va legitimando las posiciones de García, Aruca y Lesnik, hecho que podría decidir a la actual administración a montarse en la ola y dar un golpe de efecto con la demanda fundamental de los cubano-americanos (los viajes) a fin de mediatizarla. Pero, como he dicho en otras oportunidades, la realidad es terca y si está a favor de la vida termina por imponerse completa.
Manuel Alberto Ramy es jefe de la corresponsalía de Radio Progreso Alternativo en La Habana, Cuba y editor de la versión en español del semanario Progreso Weekly/Semanal.