"Aquí es igual que en Cuba, ¡pero con comida!" El sol ya se ha puesto en Miami y da la sensación de que se esta en La Habana: en febrero todavía hace veinte grados de temperatura. Aquí! y allá, entre los rascacielos, se alzan las palmeras. La gran M amarilla de un Mc Donald's se recorta contra el cielo, no muy lejos de aquí. Con una mirada, el cubano muestra los escaparates repletos de electrodomésticos, muebles, ropa, televisores de Ultima generación. Arriesga un calculo (bastante sencillo, a fin de cuentas): "Suficiente para proveer a la población de Cuba durante un siglo".
Los negocios bajan la persiana metálica. Los puestos latinos de comida rápida dejan oír sus últimos compases de salsa. El downtown Miami -el centro de la ciudad, que esta ubicado ... en el extremo este se vacía de sus empresarios, secretarias y empleados. Con la credencial de la empresa aun colgada del cuello, casi todos conversan en español. Algunos nativos se expresan en ingles. Pero todo el mundo apresura el paso. Enseguida, la Wall Street de América Latina se transforma en un lúgubre desierto de cemento y acero.
El metro aéreo se pierde en suburbios lejanos. Un convoy cada veinte minutos (cuando no hay problemas). Los autobuses se lanzan a maratones interminables. Miami esta hecha para aquellos que pueden permitirse un coche, no es para los peatones. En este autobús todos se conocen. Un cubano saluda a una cubana. No hablan de política ni de Fidel Castro. ""¿Como estas?" "Agotada de tanto correr". La mujer ensaya una sonrisa cansada.
El vehículo no se dirige a Miami Beach: sus palmeras, el mar transparente, los hoteles art deco. Va rumbo al barrio popular de Hialeah. Y no es que en Miami Beeach, la Meca del hedonismo, no hay a cubanos. Están los ricos, por supuesto. Y el ejército de auxiliares de enfermería, criadas, camareros. Las jóvenes de la segunda generación que, perfectamente bilingües, tratan de atrapar turistas frente a los restaurantes de Ocean Drive. "Hey, this is the plaace! This is the good place! (1) ¿Hola, amigos, "como están? !Tenemos de todo!". Pero este autobús no va a Miami Beach. Tampoco va a la Pequeña Habana, Little Havana.
Pequeña Habana. Un mito. Un mito que inventaron las huestes de periodistas apresurados. Es cierto que durante mucho tiempo, justo al lado del centro, Little Havana fue "el feudo cubano" de Miami. Un bastión poblado de batistianos (2), grandes propietarios, profesionales, altos ejecutivos, comerciantes, pero también traficantes de todo tipo que huyeron de la Revoluci6n. Por entonces pululaban por la famosa Calle Ocho. Una arteria bordeada de comercios, bares bañados por las luces de neón, restaurantes. Allí se urdieron todos los complots para invadir Cuba, asesinar a Fidel Castro, desestabilizar la isla, poner bombas y demás proyectos oscuros.
Little Havana ya no es más que una especie de suburbio apagado.
Desde mediados de los años 1980, los cubanos se han ido de allí. Los exiliados más viejos se murieron. Sus hijos se dispersaron por toda la ciudad -Kendall, Hiaaleah, North West-, por todo el condado de Miami Dade. Poco a poco, centroamericanos, colombianos, dominicanos y otros latinos los reemplazaron. Hoy en día la Calle Ocho s610 tiene markets hondureños, puestos nicaragüenses, restaurantes salvadoreños. En una palabra, Little Havana no ha da vuelto a ser ocupada por los habitantes... "autóctonos". Sobre la puerta de algunos locales puede leerse: "Se habla ingles". Pero allí los cubanos ya no son más que la primera minora.
De su esplendor pasado s610 quedan viejos anticastristas que juegan al domino en el Máximo Gomes Park. Y en el restaurante Versailles, lugar de las altas esferas de la extrema derecha exiliada En estos lugares es donde, con cada acontecimiento importante, sube la temperatura. Cuando implosionó la Unión Sovietica: "A Fidel le queda poco tiempo, pero muy poco tiempo antes de caer." Cuando estalló la crisis de los balseros (3): "Si se le da un golpecito en el hombro, se cae el sistema entero." Cuando las tropas estadounidenses asaltaron Bagdad: "!Hoy Irak, mañana Cuba!" Cuando el "comodante en jefe" se enfermo: "Se abre una posibilidad para los hombres y las mujeres valientes que quieren que Cuba tome otro rumbo."
Allí, pues, es adonde se dirigen las cámaras para tomarle el pulso a "la colectividad". Así se aseguran un amplio eco, cuando en realidad los agitadores no son mas que unos pocos miles sobre ... 650 000 cubanos(4).
Lo cual no impide que, desde los anos 1960, la extrema derecha cubana controle Miami, gracias al enorme poder económico que le otorgaron su capital original, su dinamismo y la ayuda recibida por parte de diez administraciones estadounidenses sucesivas. Y gracias también al control de los medios de comunicación. Ambos están íntimamente ligados.
Dos diarios en español, el diario Las Américas y el Nuevo Herald (versión en español del Miami Herald). Seis emisoras de radio: La Poderosa, Radio Mambí, WQBA, etcétera. Un canal de televisión local, el Cmal41 (5). "Cuando llegue, en 1982 -cuenta Luís, un uruguayo-, naturalmente empecé a escuchar la radio y a mirar la tele en espino!. Todos los programas tenían un solo tema: Cuba. Era el pan de cada día, una propagada incesante que nada tenia que ver con la información." Desde entonces, nada ha cambiado.
En la prensa escrita ocurre lo mismo. El Miami Herald hizo sus cuentas: por razones económicas no tiene ningún interés en ganarse la enemistad de la derecha cubana. Su traducción al español, el Nuevo Herald, va aun más lejos. Edulcorando e incluso censurando algunos artículos de la edición matriz, pública algo más parecido a un panfleto que a un diario. Para encontrar en la ciudad un ejemplar del USA Today 0 del New York Times ... hay que levantarse temprano. Y, de todas maneras, están redactados en ingles, 10 cual no es demasiado inspirador para los cubanos.
"En esta ciudad -explica Francisco Aruca-, el papel de la radio siempre fue mantener 'la línea' y ejercer una presión social, en particular sobre los grandes grupos que profesan una opinión diferente. I Hubo un tiempo en que, si en la radio te acusaban de ser un simpatizante de Castro, fuera esto verdadero 0 falso, a la noche l1eegabas a una fiesta y tus amigos te daban la espalda: 'Te quiero mucho, pero no tengo muchas ganas de que me vean contigo. Y todas las puertas se te cerraban."
Max Lesnik se opuso al curso que tomó la Revolución, hasta el punto de empuñar las armas para combatirla en la isla, en los años 1970, con los guerrilleros del Escambray. Cuando llego a Miami creo una revista, Replica. Allí, desde una óptica mas moderada, promovió el dialogo y recuso la violencia contra Cuba. "Fuimos víctimas de once atentados de bomba entre 1975 y 1985, cuando la revista dejo de existir." Los tiempos cambian y el espacio se redujo para este tipo de prácticas en suelo estadounidense. "Podemos sobrevivir, en un ambiente de hostilidad, pero donde la acción directa es mas difícil -estima Lessnik, quien hoy dirige, en la misma línea, Radio Miami-. Pero eso no quiere decir que nos sintamos totalmente seguros."
Por su parte Aruca, fundador de Marazul, una agencia organizadora de viajes aéreos a Cuba, dirige un programa, "Radio Progreso", en WCN (en español, Unión Radio). Al principio eran cinco horas de emisión, que debía financiar con publicidad. Música cubana, crónicas, análisis p00liticos moderados. ''Me dije: ya van a venir los anunciantes. Y vinieron. Muchos. Pero al cabo de tres 0 cuatro mas llamaban y decían: 'Me están amenazando de muerte por teléfono'. Uno de ellos tenia una cafetería: '!Me tiraron un adoquín ala vidriera!'." Por falta de dinero, Aruca redujo su programa de información independiente a una hora. Sigue sin tener anunciantes (salivo Marazul), a pesar de tener una audiencia del 15%.
En un principio, el exilio cubano era familiar, blanco, rico y de un anticastrismo exacerbado. La ola antirrevolucionaria que siguió, hasta 1975, añadio su parte de empleados, artesanos, docentes, pequeños comerciantes. En 1980 hubo serios problemas en la isla: 125 000 cubanos cruzaron el estrecho de la Florida desde el puerto de Mariel. Mas allá del placer de ver a La Habana en dificultades, sus predecesores recibieron bastante mal a estos marielitos. Por primea vez, la ciudad se u b1a cubanos que no pertenecen ni a la ex clase dominante ni a la clase media, sino que provienen "de la calle" y tienen una piel mas "coloreada". El fenómeno se ve acentuado en 1994, con la llegada de los balseros.
La vida cambia en un cien por cien. Y conlleva algunos efectos perversos. ''En el montón -señala un habitante "anglo" del barrio de Coral Gables cuando recuerda a los marielitos- desembarca una mayoría de personas honestas, decentes, pero también delincuentes y enfermos mentales que nos mando Castro." Sobre estos u1timos, Max Lesnik aporta una explicación que generalmente se calla: "Esos locos estaban en los hospitales psiquiátricos cubanos, abandonados a los cuidados de la Revolución. La Habana tenia una lista. '¿Donde están sus familias? ¿En Estados Unidos? Sáquenlos y envíenlos para allí. Ellos tienen los medios, que se ocupen'''. Miami padece un periodo agitado, marcado por la violencia, el trafico de drogas y los asesinatos (periodo que posteriormente se ha visto parcialmente superado) (6).
Por su parte, los negros estadounidenses no yen a los recién llegados con mucho placer. Estos representan una competencia en la búsqueda de los bajos empleos que ya están mal pagados. En cuanto a los latinoamericanos y los haitianos, no ven con buenos ojos el tratamiento privilegiado que reciben los cubanos. "Se los regulariza sin problema -señala Luís, el uruguayo-. Son los únicos. Los otros viven con miedo, ilegales durante mucho tiempo. Si los descubren pierden todo, los echan."
Hay que agregar que, aun hoy en día, los cubanos, aunque hayan obtenido la nacionalidad estadounidense, viven ... entre cubanos. "Son elitistas, son los mejores, i son diferentes! A nosotros, los latinos, nos tratan de indios." La paradoja puede llegar muy lejos. Dejaron tras ellos la Revolución y no ahorran críticas para con ella. Apenas se menciona en su presencia el nombre del presidente venezolano, Hugo Chávez, montan en cólera: "!Es un payaso! En cambio Fidel es muy, muy inteligente". Peor aun si se trata de la extrema derecha: "Si los afroamericanos supieran como los exiliado cubanos hablan de ellos ... Por suerte no entienden 10 que se dice en la radio". A ello se agrega la reflexión iconoclasta (y, hay que decirlo, menos frecuente) de un ecuatoriano: "Yo se todo lo que anda mal en Cuba porque pasa lo mismo en su país. Pero hay dos cosas importantes: Fidel les dio cultura y salud. Me encantaría tener lo mismo en mi tierra". En pocas palabras, entre los cubanos y los demás existe algo parecido a un conflicto.
Sin embargo, los cubanos del post Mariel dan a Miami su aspecto, con sus defectos y sus cualidades. Simpáticos, bromistas, calidos. Cuando llegaron, el gobierno estadounidense les ofreció su ayuda, y ellos trabajaron y pudieron ganarse un lugar. Los mas activos se convirtieron en comerciantes, en dueños de pequeñas empresas de servicios, de comercios, de pizzerías. Todos ellos hacen reír a su compatriota Francisco: "Critican a Fidel porque no les dejaba viajar. Una vez llegados aquí, nunca salen de Miami; el mundo exterior no les interesa. Con una sola excepción: apenas tienen quince días de vacaciones irse quieren ir a Cuba!".
EI anticastrismo radical se adhiere a todas sus certezas. Un mes mas, una semana, un día y "el régimen" caerá. Los exiliados podrían ir a la isla. Harán una entrada triunfal. Uno de ellos se presentara a la presidencia y, por supuesto, ganara. A fuerza de darle vueltas a la victoria que habrá de llegar, y de la que siempre se habla, se creen invencibles y viven con los ojos puestos en el pasado.
En torno a ellos gravitaron o gravitan una multitud de organizaciones criminales -Alpha 66, Comandos L, Comandos Martianos MRD, Omega 7, Partido Uni6n Nacional Democrática, Consejo por la Libertad de Cuba, etcétera- y una fachada política "respetable", la Fundaci6n Nacional Cubano-Americana (FNCA), creada en septiembre de 1981 por Ronald Reaagan. Modus operandi de esta última: compra de políticos e intimidaci6n. Todas estas personas viven como reyes y di1apidan fortunas: el dinero con el que la CIA y las sucesivas administraciones los han cubierto para "derribar a Fidel Castro".
A nivel federal, desde principios de los años 1990 los tres miembros de la Cámara de representantes cubano-americanos de Miami dan el tono: los hermanos Lincoln y Mario Díaz-Balart y Deana Ros Lehtiinen. Todos republicanos. En Washington, llevan adelante un intenso trabajo de lobby y son los responsables de todas las leyes que endurecen el embargo contra Cuba (7). Reclaman que Fidel Castro comparezca ante una Corte Penal Intemacional (cuando no su asesinato) y exigen la libertad para Luís Posada Carriles (ver recuadro).
La mayoría de los cubano-americanos, por su parte, tiene otras preocupaciones. Frente a estos extremistas, hace mucho que resiste la tormenta. E incluso contribuy6 cuando ellos organizaban colectas para financiar sus actividades publicas (y también, bajo mano, los ataques y atentados en Cuba). Sobre todo, quieren pasar inadvertidos. "En esto también -dice Francisco-- tienen miedo de hablar. No están de acuerdo con la corriente dominante, pero no dicen nada para evitar problemas."
Como los millones de latinoamericanos que no provienen de un país "comunista", pero que sin embargo emigraron a Estados Unidos, la actual Mayorga de los cubanos de Florida emprendieron el viaje por motivos econ6micos. Dejaron atrás a sus familias y quieren poder visitarlas. Aun cuando viven modestamente -10 cual suele ser el caso mayoritario-- quieren enviarles alguna ayuda. Y no quieren oír hablar del embargo econ6mico 0 de una invasi6n militar a la isla ...
Muchos negocios anuncian: "Enviamos paquetes a Cuba". Los comienzos del fen6meno fueron casi clandestinos. Sobre todo los viajes al país. En la actualidad, ya nadie se oculta. En este autobús, dos mujeres se apostrofan: "Me voy a Cuba. ¿Quieres que traiga algo para tu familia?" "Te preparo cartas y un paquete. ¿Cuando te vas?" Parece que estuviéramos en La Habana, en una guagua (8).
Lamentablemente, desde 2004 las cosas son mas difíciles. Ese ano, en Estados Unidos el presidente Bush aprob6 un informe de la Comisi6n de Ayuda a una Cuba Libre donde se detalla una serie de medidas que endurecen el embargo: resstricci6n al envió de dinero (1 200 dólares por ano, Únicamente a la familia directa) y de paquetes; lirnitaci6n de los viajes: de uno por ano a uno de catorce mas cada tres anos, y Únicamente para visitar a la familia directa (9); reducci6n de los fondos que pueden llevarse, de tres mil d61ares a trescientos. La suma permitida para los gastos cotidianos pasa de 167 a 50 d6lares. Y ya no es posible llevar mas de 27 kilos de equipaje consigo.
Miami se estremece, al principio incrédula. Después deja estallar su furia. Hasta el entonces director de la FNCA, José García, habla de un fenomenal error de apreciaci6n. Incluso empieza a oírse lo impensable: "Siempre vote a los republícanos. Se acabó".
Los demócratas recibieron el mensaje. Tres de sus candidatos se presentan a las elecciones legislativas de noviembre pr6ximo con la voluntad y sobre todo, por primera vez, con serias posibilidades de ganar. Frente a Lincoln Díaz-Balart se afirma Raúl Martines, quien durante largo tiempo fue el muy popular alcalde de Hiaaleah, el mayor barrio cubano. José García se enfrentara con Mario Díaz-Balart. Frente a Ileana Ros Lehtinen, la americano-colombiana Annette Taddeo despierta interés. "EI simple hecho de que los tres republicanos tengan un adversario prueba que hay una fuerte corriente de opinión contra la extrema derecha -analiza Max Lesnik-. Si no, sena inl1til."
Sena un error pensar que Miami puede 0 va a bascular al "centroizquierda". García, para no hablar mas que de su caso, fue el hombre de confianza de Jorge Mas Canosa, presidente de la FNCA hasta su muerte, el 23 de noviembre de 1997. Fue director de la organización y sigue siendo miembro (10). Pero el olfato le dice que la política actual de Washington no funciona. As! como los otros dos candidatos dem6cratas, no se pronuncian contra el embargo (aunque Martines 10 hace en privado). En cambio, al igual que ellos, aboga por la flexibilización de las medidas que cortan el cordón umbilical entre los cubanos de Miami y la isla. Con la idea, sin duda, de que la multiplicación de los contactos favorecerá allí, por capilaridad, la evolución del sistema político.
Eso no es una razón, estima Aruca: "Si uno de estos candidatos gana, será la primera sacudida que afecte a la extrema derecha en cincuenta anos. Si ganan dos, su estructura se derrumbara en poco tiempo. Y ello abrirá nuevas perspectivas. En Washington cambiara el ambiente". •
NOTAS
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(1) "!Eh, este es el lugar! !Este es el mejor lugar!"
(2) Partidarios del dictador Fulgencio Batista, derrocado en 1959 por la revolución.
(3) Salida de la isla, en 1994 y a bordo de embarcaciones precarias, de 32 000 cubanos.
(4) Durante el censo de 2000, habrá en todo el condado de Miami Dade 650 000 cubanos 0 descendientes de cubanos (La colectividad mas importante), 465 770 estadounidenses blancos, 427140 negros y 641130 latinoamericanos de diverso origen.
(5) Los dos canales de televisión en español, Univisión y Telemundo, son poco vistos por los cubanos ya que privilegian a los mexicanos (infinitamente mas numerosos que ellos en Estados Unidos y, por 10 tanto, objetivo predilecto de los anunciantes).
(6) Sobre el trafico de drogas, el fenómeno de delincuencia común ligada a la llegada de los marielitos no pudo ocultar el "gran trafico", en manos de las mafias cubanas vinculadas con ciertos sectores de la extrema derecha, también cubana.
(7) La ley Torricelli, iniciativa del demócrata Robert Toorricelli (23 de octubre de 1992), y la ley Helms-Burton, promovida por los republicanos Jess Helms y Dan Burton (13 de marzo de 1996).
(8) Transporte publico.
(9) En 2003, 115 000 exiliados viajaron a Cuba.
(10) Tras la muerte de Jorge Mas Canosa, la FNCA entro en crisis y se reorganizo con la consigna "renovarse o morir". Los elementos mas extremistas la abandonaron en julio y agosto de 2001 para crear el Cuba Uberty Council.