Las compras de alimentos de Cuba a Estados Unidos escalaron la cifra récord de $254.7 millones durante los primeros meses del 2008 como parte de la batalla que libra el gobierno de Raúl Castro por sortear los elevados precios del mercado mundial y garantizar los abastecimientos fundamentales a la población.
Sólo en abril la empresa estatal Alimport compró $82.2 millones en productos agrícolas a firmas estadounidenses, el mayor balance para un mes desde que se iniciaron las transacciones comerciales entre ambos países en el 2001.
Las estadísticas del Consejo Econónico y Comercial EEUU-Cuba (USTEC) sobre el primer cuatrimestre del año apuntan a un incremento sin precedentes al término del 2008, pues de enero a abril las exportaciones estadounidenses a la isla representan más de la mitad de los $437.5 millones negociados el pasado año.
Pero el alza vertiginosa de las compras parece responder a una estrategia gubernamental con miras al futuro inmediato. Cuba está adelantando inversiones y almacenando reservas --principalmente granos-- para prevenir gastos mayores en la segunda mitad del año, cuando los precios de los alimentos podrían triplicarse y hacerse incosteables para muchos países del Tercer Mundo.
El aumento en el volumen de compras a EEUU se disparó desde los meses de noviembre ($44 millones) y diciembre ($68 millones) del pasado año. El Ministerio de Comercio Exterior de Cuba reconoció un incremento de la actividad comercial del 37 por ciento con América Latina en lo que va del 2008.
Una fuente vinculada a Alimport confirmó la pasada semana a El Nuevo Herald que el gobierno cubano está creando una reserva alimentaria con los cargamentos adquiridos en los último semestre. Los productos se conservan naves de almacenaje como las existentes en los municipios habaneros de Regla y Mariel.
Las autoridades del sector alimentario planean el montaje de 250 silos climatizados para almacenar cereales y granos en diferentes puntos del país.
"Es una estrategia inteligente y previsoria'', comentó la fuente que pidió anonimato. "El gobierno sabe que los precios crecerán inevitablemente y hay que garantizar de todas formas los alimentos básicos a la gente''.
Con el verano tocando a las puertas, la cruzada alimentaria de Raúl Castro se ha convertido en un reto fundamental de su mandato.
El plan de Raúl Castro comprende una drástica disminución de las importaciones mediante un amplio proceso inversionista en la industria alimentaria, la reanimación de la producción agrícola y el incremento de la productividad del trabajo a través del estímulo monetario. Todas las empresas estatales están implementando una resolución ministerial para eliminar el techo salarial y permitir que los trabajadores ganen tanto como puedan producir.
Los problemas a resolver reclaman una acción urgente. El gobierno lo sabe y no es casual que el tema de la "seguridad alimentaria'' esté como punto principal de la agenda en las reuniones administrativas, parlamentarias y partidistas convocadas en todo el país, al mismo tiempo que organizaciones como la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) se alistan para apoyar las cosechas y la producción de alimentos con movilizaciones masivas.
"Hacer frente a la situación de desabastecimiento alimentario del país no va a ser nada fácil'', indicó el economista independiente Oscar Espinosa Chepe. "No creo que a corto plazo haya una solución para el problema y la gente está muy preocupada... La situación interna es muy delicada''.
Por el momento, no habrá otra alternativa que seguir comprando productos agrícolas en el extranjero, principalmente en el mercado estadounidense.
Los expertos consideran que una porción significativa del dinero empleado por Cuba para agilizar sus compras de alimentos proviene de las millonarias entradas obtenidas por las ventas de artículos electrodomésticos y teléfonos celulares a la población, autorizadas a partir de este año. Algunos cálculos equiparan el efecto de las ventas de DVD, motocicletas y otros equipos en un incremento del 2 al 4 por ciento en los ingresos netos del país.
"La autorización para que ciudadanos nacionales puedan comprar libremente equipos electrónicos, acceder a teléfonos celulares y hospedarse en hoteles tiene un significado adicional en la obtención de divisas para poder cubrir el incremento de los costos asociados a la importaciópn de alimentos y productos agrícolas'', señaló John S. Kavulich, consejero principal del USTEC, con sede en Nueva York.
El país desembolzó $1,600 millones en el 2007 para poder cubrir las necesidades de alimentos y materias primas y este año tendrá que invertir unos $2,500 millones para al menos igualar los mismos volúmenes de abastecimientos, en momentos en que el déficit de la balanza comercial asciende a unos $6,000 millones.
La cautela gubernamental está a la vista. A comienzos de este mes, el vicepresidente Carlos Lage anunció que el gobierno reducirá o aplazará inversiones debido al aumento de los precios internacionales de los alimentos y combustibles.
El país importa aún más del 85 por ciento de los productos que cubren la canasta familiar básica de los cubanos y el gobierno se ha trazado un plan para disminuir su dependencia externa hasta un 50 por ciento en los próximos cinco años.
La modernización de la industria alimentaria para sustituir importaciones y aumentar la producción de harinas, productos lácteos y conservas, forma parte de un proyecto en marcha desde el 2006 y apenas comienza a evidenciar discretos resultados. El Ministerio de la Agricultura calcula que los resultados en los programas de reordenamiento del agro no empezarán a verse hasta el 2009.
La ineficacia agrícola llegó a límites extremos en fechas recientes. El caso de la famosa fábrica La Conchita de Pinar del Río resulta ilustrativo: En el 2006 Cuba tuvo que importar 300 toneladas de tomate de China, 395 toneladas de guayaba de Brasil y 50 toneladas de masa de coco de Sri Lanka para poder garantizar la producción industrial de La Conchita.
Pero los efectos de la crisis alimentaria están ya golpeando duramente los bolsillos del cubano de a pie, cuyo salario promedio apenas alcanza los 408 pesos (unos $17 mensuales).
Las tiendas estatales anunciaron en mayo la subida de numerosos productos que venden en divisas, con incementos de hasta el 18 por ciento de su precio anterior. Los abastecimientos se han debilitado considerablemente en cuanto a calidad y diversidad de productos.
En los mercados campesinos donde los ciudadanos pueden comprar productos agrícolas en pesos cubanos ha habido también incrementos de productos y desaparición de otros como el arroz, que se paga entre 5 y 6 pesos la libra.
Las versiones callejeras sobre un posible aumento del combustible se dispararon luego de que el vicepresidente Carlos Lage afirmó que los 158,000 barriles diarios de petróleo que consumió el país en el 2007 costaron $8.7 millones y este año costarán un 32 por ciento más, es decir, $11,6 millones cada día.
El litro de gasolina de máxima calidad cuesta actualmente 0.95 pesos convertibles ($1.15).
"Aquí hay un gran impasse de todos los temas, incluyendo la política, y lo único que se escucha en la calle es la preocupación de la gente por los precios de la comida'', relató Espinosa Chepe.