En todos los países, cuando se habla de dolor por la pérdida de un ser querido, la familia se encarga de realizar una ceremonia para acompañar y despedir a esa persona que dejó de existir.
Cito: En Estados Unidos “el desembolso por servicios funerarios se considera uno de los más significativos que una familia realiza después de la compra de una casa o un automóvil. Los costos aproximados son: atención profesional de $500 a $10,000; velatorio desde $600 y traslado de los restos y trámites de $100 a $2,000”.
“Hasta la fecha, las tarifas de los paquetes funerarios han experimentado desde la década de los 90 un crecimiento mayor al 100 por ciento, y el servicio se ha convertido en una industria con ganancias superiores a los $20,000 millones anuales en el país”.
En el sur de América, en la ciudad de Rosario, Argentina, Ramona Solís acudió a las autoridades porque no podía dar sepultura a su padre por no contar con 2700 pesos para los funerales.
Es increíble que un momento de dolor se convierta en un negocio para algunos y una tragedia para otros, criticable es el hecho de que los servicios funerarios sean asumidos por particulares que ven una mercancía en un cadáver.
En Cuba, los funerales se realizan en instituciones estatales. Los familiares sólo pagan el arreglo floral y el taxi para la transportación hacia el cementerio de los familiares.
Las funerarias brindan servicio gratuito de traslado del fallecido desde la casa ú hospital y hacia el cementerio; velatorio hasta por 24 horas; local con ventilación y muebles para estancia de numerosas personas; carrocería especial para el fallecido; objetos decorativos a petición de los clientes como banderas, candelabros y cruces; preparación y exhibición del cadáver; coordinación con el cementerio, la florería y el transporte; personal diario para la atención directa a los dolientes. Las certificaciones son emitidas por el cementerio en el menor plazo posible y se avalan con la impostación de un sello equivalente a cinco pesos.
En caso de cremación, conservación del cuerpo y traslado hacia otras provincias se recurre a la instalación provincial (en Ciudad de la Habana, Calzada y K) para ese tipo de gestión. Todas las funerarias tienen servicio de cafetería aledaña al local y se oferta café, agua y refresco, por pedido de la capilla.
Leonor Díaz, administradora de la funeraria Bernardo García, ubicada en las céntricas calles de Zanja y Belacoaín, manifestó que es preocupación del gobierno que se cuenten con los recursos necesarios para el ejercicio de la actividad. Nunca falta el combustible para los autos, ni la electricidad, ni las cajas. Si hay demora en la elaboración de las coronas y no consiguen personal estable para este tipo de trabajo. Se respeta mucho la decisión de los familiares en cuanto a la selección de la hora y el lugar del enterramiento y se pone mucho empeño para que no haya impuntualidades.
Con un carácter afable y una conversación amena, Leonor señaló que a pesar de tener más de 20 años en la actividad no deja de temerle a la muerte, ve en las enfermedades la vía abierta hacia el final de la vida y por ello siente el dolor ajeno como propio.
La pérdida de un familiar no puede reponerse nunca, los últimos momentos son muy triste pero se siente un gran alivio cuando otras personas contribuyen a soportar las penas y compensarlas. Eso se agradece y nunca se olvida.
Nuria Barbosa León