Por Nuria Barbosa León,
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

Una tradición enraizada en Cuba es la fiesta de fin de curso en todas las
escuelas del país, para los grados terminales (6to., 9no., 12, etc) es la
entrega de diplomas, la recogida de firmas en las camisas y la cita para
las actividades vacacionales.

Es el motivo para realizar un acto en cada escuela y decir los resultados
docentes del curso lectivo, es el momento de felicitaciones, de entrega
de diplomas y notas, -es quizás-, el último encuentro de un grupo que
compartió en un aula por 10 meses consecutivos.

La particularidad de Cuba es que muy pocos –llegado este momento-, son
deserciones escolares ó no culminan el grado, pero a su vez, todos tienen
garantizados la continuidad de estudio.

Mucho se ha dicho y criticado acerca de la calidad de la educación en un
proyecto donde la masividad es la garantía para el acceso total de toda
la población a los estudios.

Se ha hecho énfasis en la calidad de la clase y la preparación del
maestro, porque los recursos económicos aparecen y nadie sabe cómo. Sólo
tres ejemplos: al inicio del curso escolar   2007- 2008,  se entregaron
gratuitamente 24 millones de libros de texto; todas las aulas cuentan con
televisores de 29 pulgadas; y fueron instalados  2 446 paneles solares en
escuelas rurales.

Se insiste que los maestros son surgidos por planes emergentes, para el
cumplimiento de metas y donde la vocación es nula, sin embargo un dato
importante es que en el año 2007 se graduaron más de 5 580 jóvenes como
licenciados en educación y un número importante de ellos están
incorporados a una maestría que perfecciona su profesión.

A su vez, se debe destacar que gracias a la voluntad juvenil incorporadas
a los planes pedagógicos en las diferentes etapas de la Revolución, hoy
gozamos de un alto nivel escolar y de un gran número de graduados
universitarios.

Pudiéramos mencionar como ejemplo el caso de Guatemala donde la pobreza y
la deficiente estructura de los establecimientos educativos públicos son
las principales razones por las que 1.2 millones de jóvenes y niños no
asisten a la escuela.

La Ministra de Educación guatemalteca, Ana Ordóñez de Molina, tuvo que
reconocer ante la prensa que solamente un 39 por ciento de los niños
matriculados culmina el nivel primario debido a la baja calidad de las
clases y los altos índices de ineficiencia interna, pero además, el 31
por ciento son obligados a trabajar en las áreas rurales.

Todos recordamos con cariño las fiestas de fin de curso en Cuba, donde la
maestra viste sus mejores galas y la mesa del docente se llena de dulces,
refrescos y caramelos, se menciona a quienes resultaron destacados en el
curso y se reparten los diplomas en una ceremonia simple pero emotiva.

Quizás porque se repite cada año no somos conscientes de cuanto le cuesta
un curso escolar al país que todo lo ofrece de gratis. El cierre es con
fiesta, risas y despedidas. Siempre queda la expresión de la maestra “no
se pierdan” y la frase de los alumnos “volvemos” pero en la recta de la
vida, la dialéctica dice que un mismo grupo no se une dos veces.

 

                                       SALUDOS REVOLUCIONARIOS