No dejen que ninguno les cambie el norte ni el tema: el tema no es Cala ( ellos me abruman con tal protagonismo ). El tema es su aplauso vomitivo a la masacre, y la vergonzante condena a las madres que intentan sacar a sus hijos de ese infierno.
Mi lucha no es la lucha de un sólo hombre contra otra persona o personas, nombre que no merecen pero que les concedo en honor a su morfología, no en honor al modo bestial en que justifican los desmanes y la sangre vertida por el último resto putrefacto de un dinosaurio sangriento, máximo icono del sistema económico fallido y explotador obligatorio en mi isla.
Mi lucha no es la lucha contra una becaria agradecida al régimen que le concedió los mismos privilegios que concede a los futuros repetidores extranjeros de las mentiras prefabricadas por Fidel Castro, que viven en su mundo Disney de mojitos y jamón. Mi lucha es contra la injusticia de que se le permitan crímenes verbales, la apología descarada del régimen con todos sus robos y abusos y fusilamientos y masacres, sin exigirsele disculparse con todas las madres cubanas.
Mi lucha no es la lucha contra un Papiyo tan mierda como ella, que jamás pédirá disculpas. Yo sé que él no lo hará. pero eso no significa que cederé ni un ápice mi denuncia perpetua de ese crímen conjunto de los dos.
Ese argentino desalmado y payaso, que defiende la denuncia perpetua del esbirro contra el "bloqueo" inexistente, tiene que entender mi postura por fuerza, y a estas alturas ya sabe que Cala no vende a las madres cubanas, que soy un enemigo formidable e incansable suyo, porque mi lucha no es por la audiencia ni por la popularidad. A los que defienden la nobleza de la revolución no les queda audiencia, solo el eco de ellos mismos, como fieras defendiendo su propia subsistencia y eso es lo menos noble del ser humano, sobre todo cuando se hace a costa de un pueblo oprimido y sangrado moral y materialmente, para beneficio de sus condenadores.
Jamás el deseo personal de reconocimiento y aplauso, puede pasar por genuflexionarse ante los que explotan a tu pueblo y los que los defienden. Jamás se ha de ser tibio ni ponerles paños calientes, si es contra ideas con ideas, y si es contra gente contra ellos. No se trata de ser cínicos como el Che, que proponía destruir con ideas, mientras destruía físicamente a las personas que le contradecían antes de que pudieran volver a hacerlo; se trata de no ceder un milímetro antes sus chantajes e insultos y mentiras y cotorerrías, sufragadas por los hoteles y servicios gastronómicos de mis isla.
Jamás el deseo personal de divertirse, ha de ser antepuesto a la conciencia de reivindicar una lucha y unos principios, el derecho de dignidad y libertad, y el derecho al honor de los foristas contrarios, así como a las víctimas y familiares de las víctimas, los que se pudren en tierra firme como a los que se pudren en el fondo del mar.
La bajeza de Lealtad en especial, pasa por defender no sólo la masacre del remolcador afirmando falsariamente que se hizo en cumplimiento de la ley cubana, sino en culpar de ella a las madres que embarcaron a la niñez inocente para huir de la esclavitud institucionalizada castristas.
La mayor bajeza de Lealtad no le viene, como le dicen otros , por ser nativa de Bolivia, sino por atacar a Azalita cuando yo la ataco a ella.
La bajeza de todos ellos es lamerbotas de un dictador, y eso ya es tarde para dar pa' trás, por eso buscan subterfugios , pero a nadie engañan. Se vendieron a sí mismos.