Las «Damas de blanco» cubanas han adquirido cierta fama en la prensa occidental, que informa regularmente de sus actividades. Elevadas al rango de símbolo de la lucha por la libertad, las damas gozan de una propaganda mediática que haría palidecer de envidia a cualquier grupo opositor del mundo, mientras que en Cuba, más bien suscitan la indiferencia y el rechazo de la población.
«Damas de blanco» y Madres de la Plaza de Mayo, ¿la misma lucha?
Las «Damas de blanco», familiares de los 75 opositores encarcelados en marzo de 2003 por «asociación con una potencia extranjera», se manifiestan todos los domingos en Cuba para exigir la liberación de los suyos. Para dotarse de cierta legitimidad y ocultar las razones que condujeron a sus familiares a la cárcel, las Damas de blanco utilizan el método de lucha de las Madres de la Plaza de Mayo y comparan con mucho gusto la lucha que llevan a cabo ambas organizaciones. La prensa internacional también se ha apresurado a establecer comparaciones precipitadas, naturalmente sin molestarse en conocer la opinión de las madres argentinas, las principales interesadas.
Consultada con respecto a este asunto, Hebe de Bonafini, presidenta de la asociación Madres de la Plaza de Mayo, universalmente reconocida y respetada por su incansable lucha contra las injusticias, denunció la relación falaz efectuada por las Damas de blanco y tuvo una respuesta bastante mordaz para los periodistas en cuestión:
«Primero, déjeme decirle que la Plaza de Mayo está en Argentina y en ningún otro sitio. Nuestro pañuelo blanco simboliza la vida mientras que esas mujeres de las que usted me habla representan la muerte. Ésta es la diferencia más importante y más sustancial que hay que señalar a los periodistas. No vamos a aceptar que nos comparen o utilicen nuestros símbolos para pisotearnos. Estamos en total desacuerdo con ellas.
Esas mujeres defienden el terrorismo de Estados Unidos. Defienden al primer país terrorista del mundo, el que más sangre tiene en las manos, el que más bombas lanza, el que invade más países, el que impone las sanciones económicas más duras a los demás. Estamos hablando de la nación que es responsable de los crímenes de Hiroshima y Nagasaki.
Esas mujeres no se dan cuenta de que la lucha de las Madres de la Plaza de Mayo simboliza el amor por nuestros hijos desaparecidos, asesinados por los tiranos impuestos por Estados Unidos. Nuestro combate representa la revolución, la que nuestros hijos y nuestras hijas quisieron hacer. Su lucha es diferente, pues defienden la política subversiva de Estados Unidos, que sólo contiene opresión, represión y muerte» (1)
La manifestación del 21 de abril de 2008
El 21 de abril de 2008, las Damas de blanco orquestaron una operación mediática manifestándose frente a la sede del ministerio del Interior, situada en Plaza de la Revolución en pleno centro de La Habana, y fueron llevadas a sus casas por las autoridades (2).
Los medios occidentales se apresuraron a denunciar un acto de represión contra una manifestación pacífica y espontánea. La agencia de prensa Reuters describió un «ataque violento a las mujeres de los disidentes encarcelados». Otros medios criticaron «una operación represiva calculada» que dispersó «por la fuerza» la manifestación (3).
No obstante, la presencia de la prensa occidental desde la 6 de la mañana en la Plaza de la Revolución, pone inmediatamente en tela de juicio el carácter «espontáneo» de la manifestación. En cuanto al «ataque violento» que describió la prensa –dando la impresión de que los manifestantes fueron víctimas de una carga de una policía antidisturbios, inexistente en Cuba–, los videos y las imágenes muestran simplemente a una veintena de mujeres funcionarias del Ministerio de Interior, vestidas con camisa, falda y zapatos de tacón, sin armas, conduciendo a las Damas de blanco hacia un autobús de turismo con aire acondicionado. Por otra parte, una de las opositoras, Berta de los Ángeles Soler, declaró a Associated Press que ninguna de ellas había sido víctima de malos tratos: «No nos golpearon. No hubo violencia» (4).
Para los medios occidentales, este incidente es una prueba del carácter represivo del gobierno cubano. No obstante, se olvidan de subrayar que se prohíben manifestaciones todos los días en todos los países del mundo. En Francia, por ejemplo, una manifestación sólo se puede realizar si la autoriza la prefectura. También basta recordar de qué forma trataron a unas estudiantes de 15 años durante las manifestaciones estudiantiles de 2007 en Francia –arrastradas por el suelo violentamente por la policía– para ver las diferencias. Este tipo de actuaciones jamás se ha producido en Cuba.
Del mismo modo, la prensa no ha revelado que a las Damas de blanco se les llevó a sus casas respectivas tres horas después del inicio de la manifestación y con el fin de evitar cualquier enfrentamiento con la población. En efecto, estallaron tensiones entre ellas y un centenar de personas que les acusaron de promover la política exterior de Estados Unidos.
¿Grupo independiente?
Miriam Leyva, una de las fundadoras del movimiento, declaró que su acción era sólo «humanitaria» «No tenemos agenda política», afirmó (5). Laura Pollán, la portavoz del grupo, defendió vigorosamente la independencia de las Damas de blanco. «Somos mujeres libres que no obedecemos órdenes de nadie» (6).
Por su parte, el gobierno cubano denunció «una provocación» orquestada desde Estados Unidos por la congresista de extrema derecha de Florida Ileana Ros-Lehtinen, que «estimuló las actividades de estos grupúsculos, como justificación para recibir la financiación del gobierno yanqui» (7) ¿Cuál es la realidad?
Los elementos disponibles ponen en tela de juicio las afirmaciones de independencia de las Damas de blanco. El representante estadounidense en La Habana, Michael Parmly, se ha reunido regularmente con este grupo, como lo demuestran varias fotos difundidas en la televisión cubana. También hizo pública una conversación telefónica del 18 de abril de 2008 con Ileana Ros-Lehtinen que demuestra, sin ninguna ambigüedad, que la operación del 21 de abril fue organizada en Florida por la congresista y la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) (8).
Conviene recordar quiénes son Ileana Ros-Lehtinen y la FNCA. La congresista es una partidaria acérrima de la mano dura contra Cuba. Participó en el secuestro del pequeño Elián González en 2000 y defendió con vigor a los conocidos terroristas Orlando Bosch y Luis Posada Carriles. También se ha declarado partidaria del refuerzo de las sanciones económicas. En marzo de 2006, lanzó un llamamiento a favor de la eliminación física del ex presidente cubano Fidel Castro, declarando en una entrevista para el documental británico 638 Ways to Kill Castro: «Apruebo la posibilidad de que alguien asesine a Fidel Castro» (9).
En cuanto a la FNCA, su implicación en el terrorismo contra Cuba, particularmente en los atentados sangrientos de 1997, está ampliamente demostrada. Una fuente indiscutible lo demuestra de manera inequívoca. El 22 de junio de 2006, José Antonio Llama, ex director de la organización, reveló esta realidad. Según él, la FNCA tuvo a su disposición un helicóptero de carga, 10 aviones ultraligeros con control remoto, siete embarcaciones, una lancha rápida Midnight Express y una cantidad ilimitada de material explosivo. «Estábamos impacientes por la supervivencia del régimen de Castro tras el derrumbamiento de la Unión Soviética y el sistema socialista. Queríamos acelerar la democratización de Cuba empleando cualquier medio para lograrlo», confesó (10).
¿Qué país del mundo aceptaría que sus ciudadanos se asociaran con una persona que lanzó un llamamiento al magnicidio contra el presidente de la República? ¿Qué nación aceptaría que ciertos individuos se vincularan con una organización terrorista? ¿Qué ocurriría en Francia si algunas personas se asociaran con Al Qaeda, por ejemplo? ¿La prensa occidental los calificaría de «disidentes»? ¿Estarían libres?
La reunión de Miami El 8 de abril de 2008, se organizó una mesa redonda en el hotel Biltmore de Coral Gables, en Florida, en presencia del secretario de Comercio estadounidense Carlos Gutiérrez, el embajador de la República Checa en Washington Petr Kolar y varios miembros de la extrema derecha cubana con el fin de debatir del futuro de Cuba. «El firme respaldo a la disidencia cubana es el mecanismo adecuado para propiciar un cambio democrático en la isla», concluyeron finalmente, lo que no es nada más que un llamamiento a la subversión, contrario al derecho internacional y a la legislación cubana (11).
Washington es perfectamente consciente de que los grupúsculos de disidentes cubanos están completamente aislados en el país. La población percibe su actitud como de colaboracionismo con una potencia enemiga. Por eso Gutiérrez y los demás participantes insistieron en el hecho de que «lo esencial [era] que los opositores no se sintieran aislados en su lucha». El secretario de Comercio recordó que hay un presupuesto de 80 millones de dólares, desde julio de 2006, dedicado al apoyo de los disidentes cubanos (12).
La FNCA también publicó un informe de 21 páginas sobre la ayuda que proporciona Washington a los disidentes cubanos. Según la organización, menos del 17% de los 65 millones de dólares destinados a los opositores cubanos en 2006 llegaron realmente a ellos (13).
Conversación de los opositores con el presidente Bush
El 6 de mayo de 2008, el presidente estadounidense George W. Bush, que ha declarado varias veces su intención de derrocar al gobierno de La Habana, incluso tomó el tiempo para entrevistarse directamente con Berta Soler de las Damas de blanco, Martha Beatriz Roque y José Luis «Antúnez» García, por videoconferencia. Éstos se encontraban en la Sección de Intereses Norteamericanos (SINA) de La Habana con Michael Parmly, para recibir las directrices de su principal mecenas, acompañado de la secretaria de Estado Condoleezza Rice y de Gutiérrez, durante 45 minutos (14).
Berta Soler indicó que Bush los «felicitó» por su labor e incluso aprovechó la ocasión para pedir más fondos a Washington: «Le agradecimos la ayuda que nos dan los exiliados cubanos, pero no nos alcanza» (15). La fecha del 6 de mayo no es casual pues se trata exactamente del cuarto aniversario del plan de Bush adoptado en 2004 contra Cuba cuyo objetivo es mandar de nuevo a Cuba al estatus de neocolonia.
Durante su discurso en la reunión del Consejo de las Américas el 7 de mayo de 2008, Bush repitió que su principal objetivo era la isla del Caribe. «Una nación en la región todavía se halla bajo el yugo de la tiranía de una época anticuada. Se trata de Cuba». Aprovechó la ocasión para subrayar «la extraordinaria oportunidad» que le permitió dirigirse directamente a algunos opositores y reiteró su intención de hacer todo lo que fuese posible para romper el orden establecido en Cuba (16).
Así, la obsesión cubana de la Casa Blanca casi relegó la guerra de Iraq, la crisis económica, la debilidad del dólar, la debacle alimentaria, los graves cambios climáticos y la explosión del precio del petróleo a un segundo plano de las prioridades estadounidenses. Bush tomó el tiempo de su agenda, sumamente cargada, para dialogar con los opositores cubanos. Las intenciones de Washington están claras (17).
Respuesta del gobierno de La Habana
El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores emitió una declaración en la que denunciaba la actitud de Estados Unidos que «alienta la subversión en el país», y «acusa al gobierno de Estados Unidos de fabricar y promover estas y otras provocaciones contrarrevolucionarias y las consiguientes campañas mediáticas contra Cuba» (18).
El comunicado estigmatiza el
«Plan subversivo, en virtud del cual, sólo entre los años 1996 y 2006, suministraron a la contrarrevolución interna [...] más de 23.000 aparatos de radio de onda corta, así como millones de libros, boletines y otros materiales informativos, según reconoció el informe publicado el 15 de noviembre de 2006 por la Oficina de Auditoría del gobierno de Estados Unidos (GAO).
Sólo en este año 2008, el gobierno de Estados Unidos dispone de 45,7 millones de dólares para pagar a sus grupos mercenarios en Cuba y para montar provocaciones [...]. Este monto forma parte de la factura total de 116 millones que habrán sido destinados durante la administración de Bush para alimentar la industria de la subversión y la contrarrevolución interna en Cuba, a expensas del contribuyente norteamericano.
La Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana (SINA) ha devenido puntal de la política subversiva del gobierno norteamericano y ha fortalecido su papel como Estado Mayor de la contrarrevolución interna. De acuerdo con el citado informe de la GAO, entre los años 2000 y 2005 las importaciones de la SINA aumentaron casi en un 200%, correspondiendo el 50-70% de este volumen a materiales para entregar a sus grupos mercenarios [...]
La SINA dirige permanentemente a los elementos contrarrevolucionarios, a quienes contacta e imparte instrucciones de forma sistemática. Solamente durante el año actual, ha organizado decenas de estas reuniones con sus mercenarios en Cuba [...]
Uno de los grupúsculos que ha sido particularmente apadrinado, respaldado y financiado por la SINA es precisamente el de las llamadas ‘Damas de Blanco’, elegido en estos momentos por el presidente George W. Bush y sus servicios especiales, como punta de lanza contra Cuba [...].
Una de ellas ha recibido, incluso, una carta de reconocimiento del propio presidente George W. Bush, así como financiación y apoyo para publicar un libro sobre las experiencias contrarrevolucionarias de su esposo, uno de los mercenarios sancionados por servir a los intereses del gobierno que nos agrede. El ‘lanzamiento’ de ese libro se hizo en presencia del funcionario de la Sección de Intereses yanki en La Habana, Thomas Hamm.
El propio Bush dio la bienvenida, el pasado 24 de enero, en la misma Casa Blanca, a una integrante de este grupo y esposa de otro conocido mercenario, también sancionado. El Presidente de los Estados Unidos no solamente le ofreció su apoyo, sino que pidió al mundo que ‘respalde’ la causa de la contrarrevolución en Cuba.
Cuba reafirma su derecho a impedir, neutralizar y responder a estas acciones provocadoras concebidas, financiadas y estimuladas por el Gobierno de los Estados Unidos y su Sección de Intereses en La Habana» (19).
continua....