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General: Cuba de pié y con los dientes apretados
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Respuesta  Mensaje 1 de 17 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 28/09/2008 20:13
Cuba de pié y con los dientes apretados..Cuba llora de pie y aprieta los dientes

En el umbral de la noticia: Ike, mucho tiempo Ike(1); por Graciela Guerrero Garay


inSurGente.- “Y gracias a esto dentro de la desolación de los pueblos más dañados, aún cuando los gigantes huracanes estaban presentes con vientos y lluvias, muy pegados todavía al archipiélago,  nada se detuvo, con electricidad y sin ella; con caminos intransitables y con ciudades anegadas en agua, donde solo era posible mantener el equilibrio sujetos de una soga. Así vimos, en los finales de agosto a Ciego de Ávila. (…)Hay muchas historias que contar, casi todas tristes. Nunca será fácil a los ojos del hombre ver destruido, por espacio de horas, lo que engendró con sus manos en días y noches, por majestuoso o humilde que sea. Esto sucede aquí, en mi tierra tunera. Eso sacude la historia de mi patria, Cuba. (…)”. (Artículo completo y reportaje fotografico en “Leer más”. Fotos de Lloansy Díaz Guerrero).






Ike, mucho tiempo Ike


Graciela Guerrero Garay


inSurGente

Puede que parezca una retórica o el impulso inconciente a seguir sobre lo mojado. Absurda apreciación. El huracán Ike, en Las Tunas; Gustav en Pinar del Río y el municipio especial Isla de la Juventud, y ambos demoníacos ciclones en Cuba serán temas recurrentes por muchos años.

Primero por las magnitudes de sus demoledoras fuerzas al tocar tierra en cada uno de estos territorios. Segundo, porque trastrocaron a la Mayor de las Antillas, Faro de América, su geografía desde Oriente hasta Occidente. Con mayores o menores consecuencias, las provincias cubanas, 14, sufren daños comprometedores para su desempeño habitual.

Ya nada es igual. Esta es la temporada ciclónica que más dolores de cabeza y trabajo ha dado a los cubanos, en las últimas cinco décadas. Es una prueba de fuego doblemente heroica y humana, en la que no caben los lamentos, sino las acciones.

Y gracias a esto dentro de la desolación de los pueblos más dañados, aún cuando los gigantes huracanes estaban presentes con vientos y lluvias, muy pegados todavía al archipiélago,  nada se detuvo, con electricidad y sin ella; con caminos intransitables y con ciudades anegadas en agua, donde solo era posible mantener el equilibrio sujetos de una soga. Así vimos, en los finales de agosto a Ciego de Ávila. 

Hay muchas historias que contar, casi todas tristes. Nunca será fácil a los ojos del hombre ver destruido, por espacio de horas, lo que engendró con sus manos en días y noches, por majestuoso o humilde que sea. Esto sucede aquí, en mi tierra tunera. Eso sacude la historia de mi patria, Cuba.

Sin embargo, para estar más orgullosos de esta voluptuosa identidad que nos distingue, mezcla de lo ateo y lo divino, signada por una perseverancia admirable y una sana picardía, no hay llanto, ni aún en aquellos  a los que Gustav e Ike se lo robaron todo, desde la casa hasta las cosechas. Y no se llevaron más los tentáculos del viento y las manos mojadas de la lluvia porque, en asuntos de Defensa Civil, medidas preventivas y movilización rápida habría que ver quién puede competir con nosotros.

Todo se pone en función de salvar vidas y bienes, y funciona. Hay cooperación, preocupación, unidad, coherencia, interés estatal, presencia gubernamental y se activa y movilizan, al decir de un ocurrente campesino de esta zona, hasta las pulgas. Es la magia de las voluntades y la solidaridad de raza y principios que aflora en los grandes momentos y ante las grandes decisiones. Saltan por encima de cualquier incongruencia cotidiana, de cualquier desacuerdo temporal.
Por eso en Cuba nunca hay pérdidas de vidas humanas. Ese es el secreto, la preparación, la organización y la cohesión, a pie, a caballo, con palomas mensajeras, en carretas tiradas por bueyes, camiones, trenes, helicópteros, avionetas, lanchas y todo lo que se mueva y pueda alcanzar a los más distantes antes del peligro, en peligro y con el peligro.

Es la certeza que tiene el pobre de que le llevarán agua, comida, médicos, ropa y le levantarán un techo, aunque que tenga que estar en un centro de evacuación por varios meses y no sea de lujo el habitad. Incluso, algunos hasta se acomodan, pues lo reciben todo gratis, cobran sus salarios, los hijos siguen en la escuela – allí se habilitan aulas o se insertan en las cercanas-, les dan créditos aunque no trabajen y, al final, vuelven a tener un hogar con lo mínimo indispensable.

No es tramoya política. Es una casa modesta, de madera, cocoa, ladrillos, bloques, techo de zinc, teja, guano, placa, pero un lugar propio donde se levanta con los gallos, cuela un sorbito de café y coge los caminos del conuco o la cooperativa, si es el campo. O al centro de trabajo, que también los hay en las más apartadas regiones rupestres.

En la ciudad cambia la geografía y los estilos de vida, pero no las esencias. Ike ha multiplicado las carencias de estos largos años de Período Especial, rompió casi todos los proyectos que enfilaban hacia una economía más nuestra, participativa y eficaz. Es un desafío mayor en los programas de fomentación de la vivienda, una de las urgencias permanentes del país.

La agricultura es ahora la varita mágica de la sustentabilidad futura. Hay mucho trabajo, muchísimo, hoy y mañana. Hay también mucha preocupación, iniciativas, tácticas y estrategias encaminadas a recuperarnos lo más pronto posible.   Pero ni cubanos ni foráneos podemos engañarnos. Cuba es un país pobre y del Tercer Mundo a pesar de sus innegables logros. Restaurar solamente toda la flora y fauna perdida necesita tiempo.
Alcanzar los rendimientos agrícolas – que estaban muy por debajo de la demanda y las aspiraciones – es cuestión de años. Por eso hoy cuando en mi provincia de Las Tunas siento y veo que ya más del 60 por ciento reestrena la electricidad – porque se ha tenido que montar todo como la primera vez – pienso en lujos propios de millonarios.

Y sin repetirme, digo lo mismo. La tenacidad de los hombres, con vergüenza de trabajo, unidos por el bien y el amor, pueden con todo. Si quisiéramos, desde adentro, como nos levantamos hoy la mayoría de los cubanos y los tuneros, este mundo nuestro fuera mejor.

Gustav e Ike son un terror de demonios naturales. Ojalá sepamos darles también las categorías que tienen como fuentes de advertencia. El cambio climático es irreversible. La pandemia del hambre tiene cada día más rehenes en la tierra. Podemos ser borrados así, de ahora para ahora mismo, como pueblos y mortales. Y esta señal no es exclusiva para Cuba. No olvide a Haití, República Dominicana, Texas…

Los ciclones no pueden eliminarse, pero sí el desamor de los hombres por su madre tierra. Una respetada astróloga cubana decía hace poco que esta sacudida de Gea no es casual. Y lo más triste es que todos somos vulnerables. 






























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Respuesta  Mensaje 2 de 17 en el tema 
De: matilda Enviado: 28/09/2008 21:31

Cuba: Admirable concierto de voluntades y energías humanas
por Roberto Pérez Betancourt, AIN *

La mayoría de ellos no se conocían. Llegaron cuando todavía el diluvio parecía eterno. No preguntaron dónde se comía o se dormía. La desolación les entró por las pupilas y el gesto incrédulo de los lugareños ante el cambio radical de su entorno los golpeó de frente, como si ellos hubieran padecido el caos de la naturaleza.



26 de septiembre de 2008


Son imágenes comunes en estos días en comunidades arrasadas por los huracanes Gustav e Ike, en el occidente, en el centro, en la Isla de la Juventud, en cayos y en el oriente cubano.

Se reúnen hombres vestidos de verde olivo con insignias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, civiles que laboran en esos organismos, dirigentes locales y nacionales, electricistas que viajaron cientos de kilómetros y dejaron atrás sus propias necesidades para afrontar las de otros.

Todos se suman a los que residen en cada lugar dañado y se afanan en esfuerzos reconstructivos. Es impresión que no necesita de retórica ni lirismo. Basta la mirada atenta, objetiva, que capta imágenes, registra actitudes. Así se pueden valorar esfuerzos y aquilatar la condición humana, expresada en su magnitud plena y sincera, desinteresada.

“Las generaciones actuales sabrán estar a la altura de este momento histórico, igualmente difícil y glorioso”, dijo el General de Ejercito Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros el 26 de julio, cuando los huracanes de esta temporada no habían azotado el archipiélago.

El polígono de la antigua fortaleza militar de Santiago de Cuba, convertida en Ciudad Escolar 26 de Julio luego del triunfo de la Revolución, fue de nuevo escenario para la ratificación de la confianza en las fuerzas de todos y de cada uno.

“No olvidar nunca que esta es la Revolución socialista de los humildes, con los humildes y para los humildes”, reiteró Raúl.

Esas palabras asaltan la mente cuando, incrédulo, observo cómo un venerable anciano levanta el tronco de una enorme casuarina derribada por los vientos sobre su humilde vivienda.

No es imaginación desbordada, sino certeza, porque a lo largo del vegetal caído, decenas de manos de todas las edades se aferran a él y contribuyen al esfuerzo supremo.

Entonces se comprende el milagro que ocurre cuando la voluntad de uno se multiplica por la fuerza de muchos.

La verdad es evidente, mostrada en este formidable concierto de voluntades y energías humanas, desprendidas de egoísmos de uno para lograr milagros de muchos a lo largo y ancho de Cuba.



 
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