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General: LOS CASTRO SON: ASESINOS, ASESINOS, ASESINOS
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De: PIPOGUSANON (Mensaje original) |
Enviado: 14/10/2008 03:47 |
12 DE OCTUBRE DE 1960: LA MASACRE
Roberto Jiménez
14 de octubre de 2008
Miami, Florida – www.PayoLibre.com – Todavía por aquel tiempo era política del gobierno permitir la asistencia de sacerdotes a los que iban a ser ejecutados. Era una forma de proyectar una imagen engañosa para encubrir ante la opinión mundial y nacional la verdadera naturaleza de un proceso en el que, poco después, se desató una campaña nacional rabiosamente anticlerical y antireligiosa en general. También así se ganaba tiempo para preparar las condiciones que permitieran manipular las reacciones adversas que se derivaran de los futuros pasos ya programados en el secreto esquema totalitario.
El grupo que en este caso se proponían ejecutar tenía la característica, sin precedente hasta aquel momento, de que no se trataba de personas vinculadas real o falsamente a crímenes cometidos por el régimen derrotado. En cuanto a Porfirio “El Negro” Ramírez -el más conocido y popular- se trataba de un dirigente estudiantil de origen campesino, que se había alzado en armas contra Batista, por lo que al triunfo revolucionario ostentó grados de capitán, y habiendo retornado a la vida civil, se convirtió en figura nacional como dirigente de la FEU de la Universidad de Las Villas. Plinio Prieto y Sinesio Walsh fueron también oficiales del Ejercito Rebelde, José Palomino fue un intachable integrante del Ejército Constitucional. El quinto héroe fue Ángel Rodríguez del Sol.
Fue por todo ello que los verdugos accedieron a la petición de Plinio, recién nombrado jefe de El Escambray, de formación católica, para que se le permitiera ver a un sacerdote.
El juicio, montado como un vulgar circo en el campamento militar “Leoncio Vidal”, de Santa Clara, tuvo lugar durante el día 12 de octubre. En las calles de la ciudad se reprimían manifestaciones por la vida de “El Negro” Ramírez, muy querido por la población local. Al caer la noche se anunció un receso en el juicio hasta el día siguiente para dictar sentencia. Así fue anunciado también por los medios de comunicación nacional, lo cual dio lugar posteriormente a que se generalizara la idea errónea de que la ejecución había tenido lugar el 13 de octubre.
Aquella noche, sin embargo, unos militares tocaron apresuradamente a la puerta trasera de la iglesia “La Pastora”, de Santa Clara, atendida por sacerdotes Capuchinos, para que “un cura” los acompañara al momento y sin excusas. El tal cura resultó ser el fraile español Olegario de Cifuentes, aldeano recio, ya maduro, quien había sufrido en su patria los horrores de la guerra civil.
A la mañana siguiente el padre Olegario expuso con detalles, a un compañero universitario de Porfirio, todo lo sucedido aquella noche. Poco tiempo después, ya expulsado de Cuba, reiteró el mismo relato en varias comparecencias públicas desde Caracas. Este, en síntesis, fue su testimonio.
El sacerdote fue conducido discreta y apresuradamente al campo de tiro militar “La Campana”, ubicado en una zona rural no lejos de la ciudad de Santa Clara, donde se encontraban los prisioneros fuertemente custodiados. El ambiente era de preparativos acelerados en medio de una evidente improvisación. A campo abierto el padre Olegario dedicó unos minutos a cada uno de los cinco hombres que iban a morir. Confesaría a la mañana siguiente, todavía conmocionado, que a pesar de ser un hombre curtido por su experiencia personal en España, nunca podría olvidar la serenidad y la convicción conque aquellos hombres le hablaron de las razones por las que iban a morir. Repitió -como quien cumple una misión, de la que hacía partícipe a su interlocutor, quien esto escribe- detalles como las palabras conque Plinio le transmitiera su mensaje final: “Muero confiando en Dios y en los hombres”, y como los cinco bromeaban entre sí y desafiaban con su valor natural a los militares presentes. Por ejemplo, expresó que Porfirio tenía en su boca un tabaco sin encender y uno de los militares se acercó y le ofreció la llama de un fósforo, a lo cual “El Negro” le contestó con una carcajada, que no era hora de preocuparse por ese detalle si en unos minutos se lo iban a llenar de huecos.
Poco después de las 9:00 P.M. se improvisó apresuradamente el escenario. Las luces de los jeeps y camiones militares se concentraron en los prisioneros, todos de pie y atados. Ninguno aceptó que le vendaran los ojos. Frente a ellos se organizaron los integrantes del pelotón, distribuidos en dos filas: unos delante, rodilla en tierra, y los otros parados detrás. Todos con armas automáticas, cuyas ráfagas se repitieron sin cesar mientras los cuerpos caían.
Al cabo del crimen se impuso un pesado silencio que duró largos minutos. Los verdugos y sus cómplices presentes quedaron paralizados, nadie se atrevía a acercarse a los cuerpos sin vida.
Contó el padre Olegario que se vio precisado a asistir al médico forense, pudiendo constatar que algunos, como Porfirio, tenían impactos de la frente, en la parte superior del cráneo y en la espalda, por haber caído hacia delante, y otros los presentaban debajo de la mandíbula con desgarramientos en el pecho, por haberse proyectado su cuerpo hacia atrás con las primeras ráfagas.
Una verdadera masacre.
Con ese crimen pretendían ahogar en sangre y terror al incipiente brote guerrillero de El Escambray. Sin embargo, no sólo en El Escambray, sino en toda Cuba -inclusive donde no existían montañas- se multiplicaron durante años los grupos de alzados, con derroche de heroísmo sin límites.
Este testimonio lo escribí por el compromiso que el padre Olegario me transmitió aquella mañana en la Iglesia "La Pastora" de Santa Clara.
PayoLibre no reclama exclusividad de sus colaboradores y solamente autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente. Producido por Pablo Rodriguez Carvajal Telf.: (305) 281-4380 Copyright©2003 PayoLibre.com Miami, Florida - U.S.A. All rights reserved / Todos los derechos reservados. |
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De: PIPOGUSANON |
Enviado: 14/10/2008 13:55 |
EL DRAMA CUBANO
Oscar Espinosa Chepe
14 de octubre de 2008
La Habana – www.PayoLibre.com – La crisis de la sociedad cubana se ha agravado con el azote -con una diferencia de pocos días- de los huracanes Gustav y Ike, que devastaron casi todo el territorio nacional, provocando el mayor desastre en toda la historia de la República. La duplicada destrucción se produjo cuando están próximos a cumplirse 20 años de continuada crisis económica, política y social, el llamado Período Especial, con serias afectaciones a los demás aspectos de la vida nacional, incluidos los valores espirituales.
Esta situación se ha reforzado por factores externos adversos como la extraordinaria subida de los precios de los alimentos en el mercado internacional, situación crítica para un país que importa el 84,0% de los alimentos, y la subida del precio de los combustibles -atenuada en las últimas semanas-; combinado con la caída de la cotización del níquel, rubro que representó cerca del 60,0% de las exportaciones cubanas en 2007. A esto se unen los riegos provocados por la crisis internacional en elementos determinantes en los ingresos externos del país, como el turismo y las remesas, creándose un futuro muy incierto. Panorama sombrío reconocido hasta por las autoridades.
En ese contexto, la destrucción ocasionada por los huracanes será imposible de enfrentar por el gobierno de Cuba sin la ayuda internacional, y a la vez sin un cambio radical en el sistema disfuncional que por años ha trabado el desarrollo de la economía y el progreso de la sociedad en su conjunto. La magnitud del desastre es extraordinaria; aproximadamente 500 000 viviendas destruidas parcial o totalmente (cerca del 15,0% del maltrecho fondo habitacional disponible); devastación del sistema electro-energético; pérdida de miles de hectáreas de cultivos, en particular plátano, cítricos y arroz; considerables afectaciones a la crianza de aves y cerdos; cientos de escuelas, hospitales, instalaciones deportivas, centros fabriles, casas de curar tabaco y almacenes dañados, con deterioro de alimentos, materias primas y equipos.
Las primeras evaluaciones cuantifican las pérdidas en un entorno superior a 5 mil millones de dólares, aunque la verdadera cifra quizás nunca podrá conocerse con exactitud. Los efectos fueron más devastadores debido al precario estado de las viviendas y la infraestructura en general por tantos años de continuada descapitalización y falta de un mínimo mantenimiento, porque por años conseguir clavos y cemento es una proeza o un acto ilegal.
Las consecuencias son imprevisibles ante un gobierno que pone increíbles reparos a la asistencia internacional, al mismo tiempo que altos funcionarios reconocen la inexistencia de reservas para enfrentar el desastre. En provincias como Pinar del Río, donde se afectó más de la mitad de las viviendas, quedan por reconstruir más de 15 000 dañadas por huracanes de años anteriores. Esto se repite en los demás territorios, en especial en el norte de la región oriental, donde, en adición, por estudios realizados con anterioridad -mediante la cooperación del Instituto de Planificación Física de Cuba y el Programa Mundial de Alimentos- en la mayoría de los municipios existe una alta vulnerabilidad alimentaria, ahora agravada por los efectos de Ike.
En estas circunstancias es indispensable echar a un lado complejos políticos y aceptar la ayuda, fundamentalmente de Europa, Estados Unidos y en especial de la comunidad cubana en el exterior, que se ha mostrado generosa, pero está imposibilitada de actuar, tanto por la posición intransigente de las autoridades de La Habana como por las restricciones impuestas por la Administración norteamericana.
Por otra parte, el gobierno cubano está urgido de promover cambios radicales en un sistema que por tantos años ha bloqueado el desarrollo. Cuba posee un potencial productivo importante, que podría utilizarse con efectividad en su reconstrucción. Pero habría que dar libertad real a los ciudadanos para estimular sus capacidades y creatividad.
El Decreto-Ley 259 para la entrega de tierras ociosas en usufructo, adoptado en julio pasado, aunque podría propender a la obtención de ciertos beneficios, por sus limitaciones y manifiesta inclinación a mantener el estricto control estatal sobre los productores, no creará las condiciones óptimas para liberar totalmente las fuerzas productivas en el campo. Es necesario corregir sus deficiencias para desatar los nudos que permita el amplio incremento de la producción agropecuaria a los niveles que de manera urgente son indispensables. Al mismo tiempo deberían crearse las bases legales para que se pueda ejercer con plena libertad el trabajo por cuenta propia, y en una primera fase, se desarrollen pequeñas y medianas empresas (PYMES), creadoras de riquezas y empleo, así como flexibilidad a la economía.
Es indispensable la participación de la inversión extranjera en un marco de beneficio mutuo. Cuba no cuenta con recursos para enfrentar las consecuencias del prolongado proceso de descapitalización presente durante los últimos 20 años. Necesita, además, tecnologías de avanzada y salir del aislamiento internacional.
Hoy el margen de actuación de las autoridades cubanas se ha reducido significativamente, ahondado por las consecuencias de los dos huracanes. Una dilación en la toma de medidas concretas para salir de la crisis podría ser fatal. El disgusto popular ha crecido a niveles muy altos, y el antiguo crédito político se ha perdido en gran medida. Existen riesgos de que el pacífico panorama social se convulsione, y no puede descartarse la posibilidad de que una población desesperada se lance al mar, como en otras ocasiones, en busca de las costas de Estados Unidos, lo que podría crear serías tensiones con ese país.
Confiar demasiado en el Coronel Chávez tiene muchos riesgos cuando la principal y determinante riqueza de Venezuela parece perder el excesivo valor mantenido en los mercados y las posibilidades de éxito de su recién creado partido en las próximas elecciones regionales parecen bastante inseguras. Paralelamente, deliran quienes imaginan un regreso ruso, para volver a ser los santos patrones del totalitarismo en Cuba; ni la actual Rusia es lo que fue la URSS, ni tampoco los tiempos son los mismos.
Las responsabilidades del gobierno cubano son más elevadas que nunca. Debería entenderlo y tratar de resolver esta situación extraordinariamente difícil y complicada desde posiciones realistas, en un marco civilizado y de reconciliación nacional; tomar otra actitud sería insensato.
Oscar Espinosa Chepe es Economista y Periodista Independiente
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De: PIPOGUSANON |
Enviado: 14/10/2008 13:55 |
Macabro plan da resultados
José Daniel Ferrer García, prisionero de conciencia
13 de octubre de 2008
Prisión Provincial de Las Tunas, Cuba – www.PayoLibre.com – Cinco años y medio cumplimos ya en el infierno que son las cárceles castristas. Nos condenaron a morir lentamente por defender, promover y ejercer pacíficamente derechos humanos universalmente reconocidos. Por amar la libertad y la justicia el régimen ha descargado contra nosotros todo su odio.
No niego que mi dolor es grande, pero como mi determinación es mucho mayor no creo necesario hablar de eso, sino de mi indignación por lo que está pasando en mi país, en pleno hemisferio occidental, entre naciones democráticas y cuando ya el Siglo XXI ha dejado atrás la mayor parte de su primera década.
Conozco la calidad humana de mis hermanos en cautiverio. Sé de la firmeza que en general les caracteriza. Pero hay una realidad que no se puede callar y por la que ninguna persona de bien, en la medida que la conozca, puede mantenerse indiferente.
El macabro plan del régimen castrista viene dándole resultados. Personas que ingresaron a prisión bastante sanas, han contraído preocupantes enfermedades y se deterioran a pasos acelerados, y no es de extrañar, pues dadas las condiciones infrahumanas en que nos ha mantenido, es un milagro que el daño no sea mayor.
El régimen siempre lo ha dejado bien claro, quienes nos atrevemos a romper con la vida en la mentira, debemos pagar bien caro por ello; o claudicamos o nos destruyen física y psíquicamente. Ese es su plan. No piensa correr el riesgo de que por cuidar su imagen en materia de derechos humanos, la población pierda el lógico temor que la paraliza y termine rompiendo las cadenas que de todas maneras vamos a romper.
Gracias a las gestiones de gobiernos, instituciones y personalidades del mundo libre han liberado a varios con serios problemas de salud. Uno de esos hermanos, Miguel Valdés Tamayo, luego falleció. Pero entre los 55 prisioneros de la Primavera de 2003, que continuamos en estos cementerios para hombres aún vivos, hay casos que mantenerlos recluidos representa un doble crimen y los responsables demuestran con ello hasta donde llega su perversidad.
Es muy doloroso que tales cosas ocurran y muy penoso que tantos se muestren indiferentes e incluso que muchos de una u otra forma se hagan cómplices de tanta maldad.
Para mí nada pido. Aún me siento bastante bien de salud y con muchísimo ánimo para continuar luchando. Pero por lo bien que conozco el asunto del que estoy hablando, una vez más llamo la atención de las personas de buena voluntad sobre la situación de los más enfermos. Si con mi vida pudiera lograr que se les hiciera justicia, con gusto la daría, como sé que harían muchos de ellos por los demás. Exigir su inmediata liberación, es un deber de todos. Por amor a nuestra patria, estamos donde estamos y están ellos como están. Por amor a nosotros y a nuestra familia, cargamos cristianamente esta pesada cruz. Carga que en verdad no sólo a nosotros corresponde, pero carga que llevamos con mucho orgullo.
El próximo 18 será para mí otro día de ayuno y oración. No olvido y mucho agradezco a quienes han sido solidarios en todo momento. De no ser por ustedes, nuestra situación fuese aún mucho más difícil.
Pero como todavía es excesiva la pasividad general hacia los desmanes del castrismo, sólo nos queda encomendarnos a Dios, quien no abandonará a nuestros hermanos en delicado estado de salud.
Cuando reina la injusticia, cuando tantas conciencias parecen dormir profundamente, quienes nos oponemos pacíficamente al mal, a la violencia, a una dictadura, necesitamos sobremanera del aliento que viene de lo alto. Para mí sólo le pido suficiente energía para continuar adelante con nuestra pacífica y necesaria lucha en favor de la libertad, la democracia y el respeto a todos los derechos humanos.
José Daniel Ferrer García fue condenado a 25 años de cárcel en marzo de 2003.
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