La situación de las personas homosexuales en Cuba podría sufrir un cambio radical si finalmente su nuevo Código de Familia legaliza las uniones entre gays y lesbianas, tal y como se está discutiendo en la actualidad.
La noticia ha vuelto a saltar a los medios después de que la pasada semana tuviera lugar en La Habana un interesante debate, con motivo de la proyección de la película italiana “El padre de las esposas” en el marco de un “Cine Club” sobre diversidad sexual (se trata de una película que cuenta, en clave de comedia, la historia de un padre de familia italiano, de mentalidad tradicional, cuya hija se casa con una chica española). El debate se centró en los nuevos modelos de familia y derivó hacia la posible legalización en Cuba de las uniones homosexuales.
Zulendrys Kindelán, asesora jurídica del CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual, un organismo oficial), quien respondió a las preguntas del público, centradas en las particularidades del proceso de redacción y aprobación de la nueva ley, que al parecer tendrá como resultado que las personas homosexuales que así lo deseen podrán hacer reconocer sus uniones y acceder a los mismos beneficios legales que los matrimonios entre heterosexuales.
El cambio legal supondría la equiparación entre las uniones homosexuales y las heterosexuales, aunque no el uso del término “matrimonio”. Ya Mariela Castro, directora del CENESEX, advirtió en su momento que para que esto fuera posible sería necesario proceder antes a una modificación de la propia Constitución cubana, que expresamente recoge que “matrimonio es la unión voluntariamente concertada de un hombre y una mujer con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común”, aunque llegó a afirmar que “esa propuesta se hará en el momento oportuno”.
Al parecer, durante el debate de la semana pasada también se abordó la necesidad de incorporar la discriminación por orientación sexual o por identidad de género al cuerpo de leyes penales cubanas.