China está reconvirtiendo no sólo su economía, de una socialista a otra que no es propiamente mixta, sino que es pragmática, en la cual se combina un proyecto de país con dos sistemas económicos, el socialista y el capitalista, que en el pasado fueron motivo de la Guerra Fría. China: un país con dos modelos económicos es la consigna.
Para lograr su cometido China ha impulsado una estrategia mega agresiva contra todos los países del mundo, para desplazar los productos nacionales de cada país, ganar mercado y potenciar así su capacidad productiva. No sólo lo hace desde los ámbitos legales, es decir, desde una promoción económica que respete aranceles y tarifas, sino que lo hace mediante un sistema denominado dumping, mediante el cual subsidia a sus empresas para que vendan los productos en el mercado a precios inferiores a su costo de producción, lo cual representa una competencia desleal para el comercio formal.
A esta estrategia comercial, que utiliza todas las vías para desplazar a los productores locales, se le opone una corriente mundial de denuncia de violación de derechos humanos en China, que permite que sus trabajadores sean explotados con bajos salarios y nulas prestaciones; que haya una escasa cultura de participación política y altos niveles de pobreza en aquel país.
En respuesta a lo anterior, China ha iniciado un proyecto para diseñar un Plan Nacional de Derechos Humanos, en el que está involucrando a diversos actores sociales, políticos y académicos, que lo lleven a tener una cultura de defensa de los derechos del gobernado frente a sus gobernantes.
El planteamiento chino no es malo, y es muy similar a lo que hizo Carlos Salinas de Gortari en México al crear la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ya que con ella abrió la posibilidad de que se firmara el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y posteriormente con la Comunidad Económica Europea, la cual pone cláusulas de derechos humanos como condición para firmar tratados comerciales.
En el caso de China, su interés en promover los derechos humanos es un signo del cambio que lo llevará a ser la máxima potencia económica del mundo. Los chinos se están preparando para evitar cualquier observación que pudieran oponer los países democráticos a su sistema político, en aras de fortalecer un sistema económico dual que les ha brindado resultados al combinar el capitalista y el socialista.
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