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General: SITUACION DE LOS DERECHOS HUMANOS EN CUBA
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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 15/11/2008 04:25

Rehén de Bush en Guantánamo Especial para los hipócritas.durante seis años y medio
Testimonio de Sami El Haj, periodista de al-Jazira
por Silvia Cattori*

El periodista sudanés de TV de Al-Jazira, ha sido liberado después de 6 años de detención ilegal en Guantánamo. Silvia Cattori lo ha entrevistado durante su visita a Ginebra [Suiza], donde él ha venido para denunciar estos abusos ante la sede de los Derechos Humanos de la ONU. Nuestra colega no se ha contentado con escribir sus declaraciones, muy afectada de lo que ha escuchado y, añade sus impresiones. Nadie podría quedarse insensible frente a esta historia que no es un caso único sino más bien el testimonio del sistema de terror de los Estados Unidos.



27 de octubre de 2008

Desde
Ginebra (Suiza)


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Derecho, alto, impresionante, emanando la sensación de una intensa interioridad, Sami El Haj, avanza renqueando apoyado en un bastón. Las risas y sonrisas han huido del fino rostro de este hombre que aparenta más edad de la que tiene. Una profunda tristeza habita en él. Tenía 32 años cuando en diciembre de2001 su vida, como la de decenas de miles de otras personas de confesión musulmana, se precipitó hacia el horror.

Ha sufrido enormemente. Debilitado por una huelga de hambre que duró 438 días, liberado el 1 de mayo de 2008, nos recibe atentamente, con dulzura. Nos habla, sin insistir, de un universo cuyo horror nos supera, nos paraliza, nos ahoga.

Es el primer superviviente de los campos creados por la administración Bush en la base naval de Guantánamo al que se le ha autorizado viajar.

«He venido a Ginebra, a la ciudad de la ONU y de las libertades, [1] para pedir que se hagan respetar el derecho, para exigir el cierre del campo de Guantánamo y de las prisiones secretas, y para acabar con esta situación ilegal», dice tranquilamente. Se ha pronunciado la palabra. En esta guerra, dirigida esencialmente contra las personas de religión musulmana, todo es «ilegal»; todo es falso, está manipulado, es absurdo, kafkiano.

Hoy sabemos muchas cosas, sobre todo que muchos de los atentados que desde 1996 se atribuyeron a los musulmanes fueron manipulados por agentes secretos del MI 6, de la CIA, del Mossad. Sobre todo algunos testigos valientes, como el ex-ministro alemán Andreas Von Bülow [2], fueron quienes descubrieron y denunciaron este tipo de actividad criminal practicada por las grandes potencia. Excepto en los nuevos medios de comunicación, ¿qué periodista nos ha hablado alguna vez de las revelaciones hechas por esta gran persona que es Andreas Von Bülow?

Alentado por su pasión por la justicia, por su convicción de que la misión de todo periodista es dar testimonio de lo que ve, mientras estuvo en Guantánamo Sami El Haj tuvo la fuerza psíquica de aguantar, de resistir a los peores abusos y de dejar de lado su propio sufrimiento. Conoció un intenso dolor, pero en los peores momentos supo mantener la esperanza de que iba a salir de ahí vivo. Y de decirse que tenía que observarlo todo, que mañana podría dar testimonio; esto le ayudó a soportar lo indecible.

Por lo demás, gracias la mirada del periodista que observa con perspectiva este espantoso universo, querido por Bush y que pudo haber sido su tumba, Sami El Haj pudo sobrevivir y mantenerse cuerdo. Otras personas con menos suerte que él murieron o se volvieron locos y no pudieron, por tanto, transmitir su testimonio.

Sin tener lápiz ni papel Sami El Haj hizo el esfuerzo de memorizarlo todo para, incluso estando enjaulado, continuar con su trabajo de «periodista de al-Jazira haciendo un reportaje», como él dice.

Hoy abriga la idea de atraer la atención del mundo sobre estas decenas de miles de prisioneros que continúan sufriendo un trato inhumano en las cárceles de Guantánamo, Bagram, Kandahar. Responde incansablemente y con amabilidad a todos los periodistas que le hacen preguntas con la esperanza de que sus palabras puedan lograr que se escuche la voz de quienes ya no la tienen.

Su informe es esencial. Al igual de todos los demás prisioneros, absusivamente calificados como él de «terroristas», Sami El Haj nunca ha sido juzgado ni nunca ha sabido de qué se le acusaba. Lo cual demuestra que Bush y los periodistas que han apoyado su tesis han tenido que fabricar a los «terroristas islamistas». Nunca se hubiera podido detener a seres humanos como Sami El Haj ni hubieran podido permanecer tanto tiempo como rehenes de esta barbarie por el hecho de ser musulmanes sin la complicidad de los gobiernos europeos y de estos propagandistas islamófobos sometidos Tel Aviv y a Washington que desde hace décadas desinforman a la opinión pública e influencian en las élites basándose en mentiras.

Silvia Cattori : ¿Cómo se siente apenas unas semanas después de su liberación?

Sami El Haj : Me siento bien, gracias. Me reconforta ver que hay personas que se comprometen para salvar a unos seres humanos y luchan por la defensa de sus derechos. Cuando hace dos meses salí de Guantánamo no estaba bien en absoluto, por supuesto. Pero ahora me siento mejor descubriendo que, fuera, la gente lucha y no olvida el objetivo principal: obtener la paz y la libertad para todo el mundo.

Silvia Cattori : ¿Cuáles son sus sentimientos y sus mayores deseos después de estos años dolorosos pasados en los campos de prisioneros?

Sami El Haj : Evidentemente, me siento feliz de haber recuperado la libertad. Me he reencontrado con mi familia, con mi mujer y mi hijo. Él no me ha visto durante seis años y medio, ha tenido que ir al colegio si mí. Me estaba esperando y me dijo: «Papa, ¡te he echado de menos tanto tiempo! Yo sufría, sobre todo cuando veía a mis compañeros en el colegio a los que acompañaban sus padres y que me preguntaban: ¿Dónde está tu padre? No tenía ninguna respuesta para darles. Por eso le pedí a mamá que me llevara al colegio en coche, porque no quería que me lo preguntaran siempre».

Le dije a mi hijo: «Ahora te puedo llevar al colegio, pero tienes que comprender que tengo un mensaje que aportar, una causa justa que defender. Quiero luchar por la causa de los derechos humanos, por las personas a las que se ha privado de su libertad. No voy a luchar solo. Hay miles de personas en todo el mundo que se comprometen ahí donde se ataca a la dignidad de los seres humanos. No olvides que luchamos por la paz, por defender los derechos ahí donde son pisoteados, por un futuro mejor para ti. Quizá lo logremos un día y entonces podré permanecer a tu lado y llevarte al colegio».

No sé si lo comprendió porque todavía es pequeño, pero me sonrió. Mi mujer tampoco quería que me volviera a marchar. Pero cuando le recordé la dolorosa situación en la que se encuentran las personas encerradas en Guantánamo, que ellos también tienen una familia, hijos, hijas y una mujer que les echan de menos, y que si yo no luchaba estas personas iba a permanecer encerradas más tiempo, comprendió que tenía que seguir viajando, uniendo mi voz a las demás voces para que los prisioneros puedan volver a sus casas lo antes posible. Mi mujer me dio todo su apoyo. Cuando me acompañaba al aeropuerto me dijo: Rezaré por ti.

Silvia Cattori : Así pues, ¿al ir a Afganistán para rodar las masacres de civiles, víctimas de la guerra de Bush, se convirtió usted mismo en una de sus víctimas?¿No le da miedo lo que le pueda ocurrir todavía?

Sami El Haj : No tengo la menor duda de que voy a seguir con mi trabajo de periodista. Pase lo que pase tengo que seguir llevando un mensaje de paz. En lo que a mí concierne, he pasado seis años y seis meses en prisión, lejos de mi familia, pero para otros ha sido todavía más terrible. He perdido a un amigo muy querido, periodista de al-Jazira: murió en Bagdad durante el bombardeo al hotel en el que se encontraba. También he perdido a una colega que trabajaba conmigo en al-Jazira y a la que considero mi hermana: ella también murió en Bagdad.

Muchas personas han perdido la vida a causa de esta guerra. Debe saber que la administración Bush quiso impedir la cobertura de los medios de comunicación libres, como al-Jazira, en Oriente Próximo. Las oficinas de al-Jazira en Kaboul y Bagdad fueron bombardeadas.

Cuando en 2001 dejé a mi hijo y a mi mujer para ir a filmar la guerra desencadenada por Estados Unidos contra Afganistán podía esperarme encontrar la muerte en un bombardeo. Iba allí consciente de los riesgos. Todo periodista sabe que cumple una misión y debe estar dispuesto a sacrificarse para dar testimonio de lo que ocurre por medio de sus películas y de sus escritos. Y para ayudar a la gente a entender que lo que único que aporta la guerra es la muerte de inocentes, destrucción y sufrimiento. Basándonos en esta convicción es como hemos ido mis colegas y yo a países en guerra.

Ahora, después de todos estos años en cautividad, otra vez puedo hacer algo en favor de la paz. Voy a comprometerme en este sentido hasta que lo consigamos. Estoy seguro de que aunque yo no recoja los frutos, un día acabaremos por obtener la paz y el respeto a los derechos humanos, así como la protección de los periodistas en todo el mundo. Estoy seguro de que conseguiremos que ya no se torture o hiera a los periodistas cuando hacen su trabajo, cuando defienden el derecho a la información y muestran los abusos contra los seres humanos.



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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: matilda Enviado: 15/11/2008 09:22

Silvia Cattori : Al principio ha dicho que se sentía bien. Pero después de una experiencia tan horrible y cuando se le ha liberado sin la menor excusa por parte de sus torturadores, ¿cómo puede usted evocar este pasado sin resentimiento ni rencor?

Sami El Haj : Por supuesto que este pasado es extremadamente duro y mi situación personal es difícil. Pero cuando pienso en aquellos que continúan en Guantánamo, que echan de menos a sus familias de las que no tienen noticia alguna, me digo que mi situación, por difícil que sea, es mejor que la suya.

No puedo olvidar que en Guantánamo he dejado a unos hermanos que están destruidos, que se han vuelto locos. Pienso en particular en ese médico yemení que hoy vive completamente desnudo en su celda porque ha perdido la razón.

Silvia Cattori : ¿Qué tipo de torturas les hicieron sufrir?

Sami El Haj : Todo tipo de torturas físicas y psíquicas. Como todos los prisioneros eran musulmanes, la administración del campo los sometía a muchas vejaciones y humillaciones relacionadas con la religión. He visto con mis propios ojos a los soldados romper en pedazos el Corán y tirarlo al retrete. Les he visto durante los interrogatorios sentarse encima del Corán mientras no se respondiera a las preguntas que se nos hacían. Insultaban a nuestras familias, a nuestra religión. Hacían como que llamaban por teléfono a nuestro Dios para, burlándose de nosotros, pedirle que nos viniera a salvar. El único imán del campo fue acusado de connivencia con los prisioneros y en 2005 lo echaron por negarse a decir a los visitantes que en el campo se respetaba la libertad religiosa.

Nos molían a palos. Nos cubrían de insultos racistas. Nos encerraban en habitaciones frías, por debajo de cero grados, con una sola comida fría al día. Nos colgaban de las manos. Nos impedían dormir y cuando nos adormecíamos, nos pegaban en la cabeza. Nos enseñaban películas sobre sesiones de torturas atroces. Nos enseñaban fotos de torturados muertos, tumefactos, sanguinolentos. Nos mantenían bajo la amenaza de trasladarnos a otra parte para torturarnos todavía más. Nos echaban agua fría. Nos obligaban a hacer el saludo militar escuchando el himno de Estados Unidos. Nos obligaban a llevar ropa de mujer. Nos obligaban a mirar fotos eróticas. Nos amenazaban con violarnos. Nos desnudaban, nos hacían andar a cuatro patas de acá para allá. Nos decían que nos sentáramos y nos levantáramos 500 veces seguidas. Humillaban a los detenidos envolviéndoles en la bandera de Estados Unidos y de Israel, lo que era una manera de decirnos que estamos encerrados en el marco de una guerra de religión.

Cuando a un prisionero se le arroja a su celda, cubierto de piojos, sucio, para someterlo a nuevas sesiones de tortura con el fin de obligarle a colaborar, acaba por decir lo que sea y deja de saber quién es.

Yo he sufrido más de 200 interrogatorios bajo tortura, El 95 % de las preguntas concernían a al-Jazira. Querían que yo aceptara trabajar como espía en el seno de al-Jazira. A cambio me ofrecían la nacionalidad estadounidense para mí y para mi familia, y un sueldo en función de los resultados que obtuviera. Me negué. Les repetía que mi oficio es el de periodista, no el de espía y que tenía el deber de dar a conocer al verdad y de actuar para que se respeten los derechos humanos.

Silvia Cattori : ¿Hoy es usted capaz de perdonar a sus torturadores ?

Sami El Haj : Por supuesto que los voy a perdonar si cierran Guantánamo. Pero si siguen haciendo daño, voy a llevarlos a los tribunales, voy a emprender una acción judicial contra ellos.

Aunque yo sepa que la administración Bush ha hecho tanto daño, sigo pensando que no es demasiado tarde para que estas personas corrijan sus errores.

Hay que saber diferenciar entre la administración y el pueblo. Los detenidos en Guantánamo saben que tienen amigos en Estados Unidos, como este abogado que vino a Guantánamo y que luchó por mi caso.

Silvia Cattori : Da la sensación de que no han conseguido acabar con usted.

Sami El Haj : Porque no estoy solo. Hay personas que están detrás de mí; este sentimiento me da la fuerza. En prisión saqué fuerzas de mi convicción de que cualquier persona libre no puede aceptar que se le ponga en esta condición de inferioridad y de deshumanización. Uno experimenta sentimientos de dolor, de pena, pero se esfuerza por conservar la esperanza de que hay una salida; y la idea de que incluso en prisión se puede seguir con el trabajo de periodista limita el sufrimiento.

Silvia Cattori : ¿Cuando estaba en Guantánamo sabía que fuera había personas que luchaba para liberarlo?

Sami El Haj : No los conocía porque dentro de la prisión es muy difícil obtener noticias, aunque se tenga abogado porque se le prohíbe informar a su defendido. Hoy conozco a las personas que trabajan por los derechos humanos y que no están de acuerdo con la administración Bush. Creo que su voz es cada vez más fuerte.

Silvia Cattori : Cuando su hermano le vio dijo que parecía un hombre viejo. ¿A usted también se lo parece ?

Sami El Haj : En lo que a mí concierne, vivo por mi corazón y no por mi cara o por mi cuerpo. Sigo sintiendo mi corazón joven y más fuerte que antes.

Silvia Cattori : ¿Fue, entonces, fue una experiencia muy dolorosa aunque de hecho sale de ella enriquecido con un potencial insospechado?

Sami El Haj : Exacto. He sabido sacar algún beneficio del tiempo pasado en Guantánamo. Antes de ir allí sólo tenía una familia pequeña, ahora tengo una grande, he ganado cientos de amigos en el mundo entero. Esto es muy positivo; he perdido seis años y seis meses pero ahora tengo más amigos.

Silvia Cattori : ¿Se le sigue considerando un «combatiente enemigo» [3]?

Sami El Haj : No lo sé, pero cuando me liberaron me dijeron: Ahora usted ya no es peligroso para Estados Unidos.

Silvia Cattori : ¿Y su nombre ya no figura en la «lista terrorista»?

Sami El Haj : No lo sé. Creo que en su mentalidad todos aquellos a lo que ellos han calificado de «terroristas» va a seguir siendo «terroristas». Y que ahora tienen miedo de nosotros porque nos han hecho mucho daño sin motivo alguno.

Silvia Cattori : ¿Cree usted que le van a seguir espiando los agentes de la CIA?

Sami El Haj : Sí. En realidad yo no tengo nada en contra de este país ni de su pueblo. Si la administración Bush corrige sus fallos no voy a quejarme de nada.

Silvia Cattori : ¿Le sorprendió cuando un oficial del Pentágono le acusó de ser un manipulador al verle con un bastón?

Sami El Haj : La gente del Pentágono pretende que los prisioneros de Guantánamo son unos malhechores pero, en realidad, 500 de ellos han vuelto a sus casas. ¿Cómo les hubieran dejado salir si fueran realmente unos malhechores? Siempre están mintiendo.

Silvia Cattori : Otros dos sudaneses fueron liberados al mismo tiempo que usted, Amir Yacoub Mohamed al Amin y Walid Mohamed. ¿Cómo están ahora?

Sami El Haj : El gobierno y la administración de Sudán nos han tratado muy bien. Nos recibieron a los tres directamente en el aeropuerto. Aunque Estados Unidos me retuvo el pasaporte, me dieron otro nuevo en dos horas y no han puesto la menor objeción a que viaje fuera de Sudán.

Silvia Cattori : ¿En Guantánamo los militares les llamaban por su nombre o por su número de inscripción como prisionero: «número 345»?

Sami El Haj : Nunca me llamaban por mi nombre sino «three, four, five», mi número de inscripción. En los últimos tiempos me llamaban «al-Jazira». Los delegados de la Cruz Roja eran los únicos que me llamaban por mi nombre.

Silvia Cattori : ¿Le visitaron a menudo estos delegados?

Sami El Haj : Cuando estaban autorizados a venir a visitarnos, cada dos o tres meses; hablaba con ellos, me traían cartas de mi familia.

Silvia Cattori : La administración Bush y los oficiales encargados de torturarle sabían que usted es un hombre honesto, un simple periodista deseoso de dar a conocer las brutalidades que ellos cometían contra el pueblo afgano, y no un «terrorista». ¿Sabe usted por qué le han hecho tanto daño?

Sami El Haj : La mayoría de los soldados que había allí seguían las órdenes de sus oficiales. Torturaban sin el menor cambio de humor. Pero en honor a la verdad debo decir que algunos de ellos eran buenos. Algunos soldados usaban su cerebro.

Silvia Cattori : Los agentes de la CIA elaboraron un informe sobre las torturas en Guantánamo. ¿Tenía usted la impresión cuando le estaban torturando de que lo observaban, de queestaban experimentando con ustedes?

Sami El Haj : Estábamos bajo la constante vigilancia de médicos psiquiatras en uniforme militar. No estaban ahí para curar, sino para participar en los interrogatorios, para observar las torturas de manera que no se les escapara ningún detalle del comportamiento de los prisioneros. Los interrogatorios se hacían bajo la responsabilidad del coronel Morgan, médico especializado en psiquiatría. Este coronel estuvo destinado en Guantánamo desde marzo de 2002. Había servido en la prisión afgana de Bagram desde noviembre de 2001. Daba consignas a los oficiales que nos interrogaban, estudiaba nuestras reacciones, anotaba cada detalle para después adaptar las torturas a la personalidad de cada detenido, lo que deja profundas huellas en su psiquismo.

Hablé con ellos. Les dije que los médicos tenían una misión noble, ayudar a las personas, no torturalas. Me respondieron: «Somos militares, debemos seguir las reglas; cuando un oficial me da una orden, tengo que ejecutarla, si no me meterán en prisión como a usted; en el momento en que firmé un contrato con el ejército comprendí que tenía que obedecer en todo».

Silvia Cattori : Veo similitudes entre las torturas practicadas en Guantánamo y las practicadas en Israel con los prisioneros políticos palestino. Por ejemplo, la «tortura» del sueño, es su especialidad.

Sami El Haj : Creo que la mayoría de los servicios de inteligencia del mundo entero fueron a Guantánamo. Vi a británicos, a canadienses. Fueron para interesarse por los interrogatorios y también para proporcionar a los oficiales de la CIA y de FBI consejos sobre cómo torturar, cómo interrogar, basándose en su experiencia.

Silvia Cattori : ¿Consigue dormir tranquilo?

Sami El Haj : No como antes de Guantánamo. Ya no duermo más que entre 3 y 4 horas. Al conocer ahora al personal de Cruz Roja les he pedido que me ayuden a superar mis dificultades, que aconsejen un doctor que pueda examinarme. Siete años no es poco tiempo.

Silvia Cattori : ¿La huelga de hambre no era, en cierto modo, como una tortura contra ustedes mismos? ¿Por qué la hicieron durante un period tan largo, cuando sus carceleros se servía de ella para infligirles aún más humillaciones y sufrimientos?

Sami El Haj : Porque pensábamos que no podíamos quedarnos callados, que teníamos que hacer algo. Sólo teníamos ese medio para hacer que se nos escuchara. Por supuesto, la huelga de hambre es un medio de tremendamente penoso, muy difícil de soportar. Pero cuando uno está privado de libertad tiene que luchar para obtenerla. Era lo único que nos quedaba para decirle a la administración Bush que un prisionero tiene su dignidad, que no vive sólo de pan, que la libertad es más importante.

Silvia Cattori : ¿Qué ocurría cuando lo alimentaban por la fuerza?

Sami El Haj : Cuando había más de cuarenta detenidos en huelga de hambre, la administración trataba de quebrar nuestra resistencia haciéndonos sufrir más torturas. Nos aislaban en habitaciones frías, nos desnudaban, nos impedían dormir durante largos periodos de tiempo. Dos o tres veces al día los soldados nos ataban a una silla especial. Nos aplicaban una máscara a la boca y nos introducían un tubo grueso por la nariz, no en el estómago. Aunque la ración normal de alimento era de dos canillas, nos castigaban inyectando 24 canillas y 6 botellas de agua. El estómago, que se había encogido por las largas huelgas de hambre, no podía contener estas cantidades. Añadían productos que provocaban diarrea. El prisionero, al que mantenían atado a esta silla más de tres horas, vomitaba y vomitaba. Nos dejaban en medio de nuestros vómitos y excrementos. Al acabar la sesión arrancaban violentamente el tubo; cuando veían que la sangre correr se reían de nosotros. Como utilizaban tubos infectados que no se limpiaban nunca, los detenidos padecían enfermedades que no eran tratadas.

Silvia Cattori : ¿Lo liberaron gracias a esta larga huelga de hambre?

Sami El Haj : No sólo a causa de ella, pero fue una de las razones que llevaron a la administración a liberarme.

Silvia Cattori : ¿Que pensar de la confesión de Khaled Sheik Mohamed [4], que se acusa de haber organizado más de 30 atentados en 17 países?

Sami El Haj : Quizá lo torturaron hasta el punto de que dejó de ser él mismo. Nunca lo conocí porque lo llevaron a un campo especial. Un oficial me dijo que lo trataron con mucha dureza; no cabe la menor duda: lo torturaron terriblemente.

Silvia Cattori : ¿Tiene algo que ver con la realidad la acusación de Estados Unidos de que él es el «terrorista número 3 de al-Qaeda»?

Sami El Haj : A decir verdad, no creo nada que venga de la administración Bush. Porque a mí también me han acusado de ser un «terrorista». Y yo sé mejor que nadie qué es eso. Estas personas mienten demasiado. Nunca creo nada de lo que afirma esta administración. Conozco a un prisionero que al que torturaron tanto que al final dijo: Yo soy Osama Ben Laden. Decía lo que ellos quisieran con tal de que cesaran las torturas.

Silvia Cattori : Entonces, ¿al-Qaeda es una creación de los servicios de inteligencia occidentales?

Sami El Haj : Por lo que yo sé, nunca en mi vida he conocido a nadie que me haya dicho: yo pertenezco a al-Qaeda.

En Guantánamo conocía la mayoría de los prisioneros porque la política de nuestros guardianes era no dejar que los prisioneros vivieran demasiado tiempo juntos en la misma celda. Nos trasladaban cada semana; así conocíamos a nuevas personas. Toda la gente que conocí en Guantánamo eran personas pacíficas.

Desde que salí he hablado con más de cien de ellos. Los que estaban casados han retomado su vida; los solteros se han casado.

Silvia Cattori : ¿Aquellos que sacan fuerzas de la oración tienen la oportunidad de escapar a la locura?

Sami El Haj : ¡Por supuesto! Si uno siente que alguien le acompaña, sobre todo si es Dios, será paciente y en todo momento se va a acordar de que Dios tiene más poder que los seres humanos. Debo rezar a Dios y darle las gracias. También debo dar las gracias a todas las personas que me han apoyado. Creo que aunque me pasara la vida dando las gracias no llegaría a agradecérselo a todos ellos. Ahora quizá pueda contribuir a hacer más feliz la vida de otras personas gracias a mi trabajo a favor de los derechos humanos.

Silvia Cattori : Creo que nuestros medios de comunicación y ONGs no dieron la importancia que merecía a la defensa de los derechos de estos prisioneros musulmanes [5]. Durante mucho tiempo el denunciar los abusos cometidos contra ellos se consideraba un signo de simpatía con los «terroristas». ¿Sabe usted que, por ejemplo, los responsables de «Periodistas sin Fronteras», cuya misión es proteger a los periodistas, fueron criticados por haber esperado cinco años antes de hablar de su caso [6]?

Sami El Haj : Por desgracia la gente creyó lo que le decía la administración de Estados Unidos. Ahora que han comprendido que no era verdad se corregirán. Como le he dicho antes, el problema no es cometer un error, sino perseverar en él.

Si los periodistas no se sienten concernidos cuando otros colegas son encarcelados en el marco de su trabajo, quizá un día esos mismo periodistas se encuentren en prisión y no encuentren a nadie que les defienda. Debemos trabajar juntos, debemos ocuparnos de cada caso. Si sabemos que un periodista ha sido encarcelado, debemos apoyarlo por encima de su color o de su religión.

Como periodista quiero comprometerme a apoyar a los periodistas que trabajan por la defensa de los derechos y las libertades. Tenemos por delante un trabajo inmenso. Tenemos que comprometernos plenamente para liberar a las personas que están encerradas en Guantánamo y en las muchas prisiones secretas en las que la administración Bush priva de sus derechos a decenas de miles de otras personas.

Esta experiencia de Guantánamo nos ha marcado profundamente. Lo que quiero recordar es la necesidad y la importancia de la defensa de los derechos humanos. Creo que después de todo el mal que se ha hecho, todo el mundo se siente hoy más concernido. No es aceptable abandonar a las personas que sufren. Tenemos la imperiosa obligación de solidarizarnos con ellos.

Al-Jazira quiere asociarse con los medios de comunicación libres para recopilar informaciones relacionadas con los derechos humanos y las libertades. Pido a todos los periodistas que cooperen con nosotros en este sentido. En Guantánamo había prisioneros de 50 nacionalidades; es un problema mundial y no el de tal o cual detenido.

Es una vergüenza que prisioneros que han sido vendidos se encuentren enjaulados y que un país que pretende ser el garante de los derechos y las libertades sea el que comete esta violación de los derechos fundamentales.

No siento ningún odio. Respetamos a los ciudadanos de Estados Unidos. Quien debe asumir las consecuencias de estos actos es su actual gobierno.

Los derechos humanos y la seguridad no son separables, no se puede tener seguridad sin respeto a los derechos fundamentales.


Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: matilda Enviado: 15/11/2008 14:14

Silvia Cattori : Tiene usted razón en hacer un llamamiento a las personas honestas y a los periodistas a que no acepten que se viole el derecho internacional y que se inflija un trato cruel y degradante a seres humanos. Pero esta política no habría podido durar si no hubiera tenido el apoyo tácito de los gobiernos de las grandes potencias; con su consentimiento fue como se torturó a las personas consideradas «combatientes enemigos» [7]. Por ejemplo, todos los países europeos suscribieron el contenido de la « Patriot Act» promulgada tras el 11 de septiembre en Estados Unidos. En el marco de estos acuerdos secretos los agentes de la CIA y del FBI han podido secuestrar y torturar en Europa a miles de inocentes como usted.

Sami El Haj : Quiero decirle lo siguiente: yo no creo en la acción de los gobiernos. Porque todo gobierno, sea del país que sea, prefiere gobernar sin enfrentarse a los problemas reales de las personas. Puede que a veces intervenga para decir que apoya tal o cual causa, pero en el fondo no la apoya. Únicamente se pronuncia por razones oportunistas o políticas. Y puede que incluso por un cálculo político afirme apoyar una causa en la que no cree. Olvidemos los gobiernos porque ellos siguen su política. Sí, debemos seguir trabajando duramente para defender los derechos y las libertades de cada uno.

Silvia Cattori : ¿Podemos concluir afirmando que no existen los «terroristas» tal como son presentados por la administración Bush y nuestros medios de comunicación?

Sami El Haj : Le puedo asegurar que los prisioneros de Guantánamo a los que yo conocí no son «terroristas». Tuve la ocasión de hablar con ellos, de conocerlos: son personas pacíficas.

Silvia Cattori : Entonces, ¿ustedes fueron detenidos porque sí, porque había que ofrecer una cifra para hacer creer a los demás países europeos que, efectivamente, existían «terroristas» musulmanes?

Sami El Haj : Fuimos detenidos tras el 11 de septiembre, del que nadie hasta el momento puede decir quién es el autor. Bush no quería decir: he cometido errores, no he garantizado correctamente la seguridad. Dijo: vamos a iniciar una guerra contra estos «terroristas». Resultado: no ha aportado seguridad a nadie en absoluto.

Ha hecho bombardear Afganistán, ha enviado a sus soldados a hacer la guerra contra pueblos enteros, pero no ha detenido a las personas que se había propuesto detener. Ha entregado enormes cantidades de dinero a los paquistaníes para que a cambio ellos empiecen a detener a ciertas personas y las entreguen al gobierno estadounidense.

El 89% de los prisioneros de Guantánamo fueron comprados con dinero contante y sonante a las autoridades de Pakistán. ¿Dónde los encontraron? En Pakistán, no en Afganistán.

Silvia Cattori : ¡Después estos prisioneros fueron torturados y se les prometió dejar de torturarlos si aceptaban convertirse en espías al servicio de la CIA! ¡Es un sistema terrorífico!

Sami El Haj : Sí. Esperemos a que Bush haya abandonado la administración. Cuando deje de estar en el poder, estoy seguro de que muchas personas van a expresarse acerca de sus delitos.

Silvia Cattori : Su testimonio es muy importante. Han destrozado su juventud. Y usted tiene la magnanimidad de transformar este desastre en algo constructivo. Se niega a ser considerado una víctima. ¡Es usted verdaderamente magnífico! Muchas personas en prisión deben esperar la ayuda de personas de su calidad.

Sami El Haj : Tenemos que trabajar duro para que aquellos que siguen apoyando a la administración Bush acaben por sentirse avergonzados de sus actos. Entonces nadie les seguirá ayudando. Y cuando nadie les ayude, pararán.

Todo lo que tiene que ver con Guantánamo es un lacra. La administración Bush ha querido engañar a la opinión pública diciendo que éramos terroristas. Ahora bien, la gran mayoría de los hombres a los que ha encerrado son como yo, inocentes.

Silvia Cattori : Gracias por concedernos esta entrevista.

* * *

Todos podemos constatarlo: los supuestos «terroristas» a los que persiguen nuestras sociedades son en realidad víctimas.

Sami El Haj impresiona por su sabiduría, por su madurez, por su altitud de miras. Nos hace pensar en Cristo en la Cruz porque su calvario no ha terminado; sus heridas son demasiado profundas.

Su delicadeza contrasta con la descripción de los supuestos «terroristas» que nos han estado dando durante todos estos años las autoridades y los medios de comunicación tradicionales.

Ni reivindicaciones ni quejas; su relato es sobrio, sin énfasis. Debería ser capaz de hacer que las cosas se muevan. Insiste en la acción que hay que llevar a cabo para liberar lo antes posible a quienes continúan prisioneros. Dice y repite que no podrá descansar hasta que no sean liberados todos los prisioneros de Guantánamo.

En adelante es urgente, una obligación moral, reaccionar, explicar honestamente lo que ocurrió realmente, luchar para que nuestras sociedades adopten una política en la que el mundo árabe y musulmán pueda esperar otra cosa que no sean guerras y racismo.

Si en su conjunto los medios de comunicación suizos ha relatado correctamente el paso por Ginebra de Sami El Haj, sin embargo, la televisión pública local (TSR) minimizó el evento y no se dignó invitarlo. Hay que señalar (¿acaso esto lo explique?) que durante los últimos siete meses los redactores de la TSR dieron generosamente la palabra a los «árabes buenos», como Antoine Basbous o Antoine Sfeir, que repiten lo que nuestros redactores dicen o quieren oír, con lo que apoyan las tesis belicistas que, según parece, gozan de sus favores.

Los secuestros, los centros de tortura como Guantánamo, Abu Ghraib, Bagram, Kandahar, no son, como con demasiada frecuencia se deja creer, un simple «desliz» [8] , sino que son efectivamente la expresión de una política criminal que sirve a los intereses ocultos de dos Estados principalmente: Estados Unidos e Israel. Podemos preguntarnos además si Israel no es el único en ganar con estas guerras, que han devastado pueblos enteros, pero también arruinado las finanzas y la imagen de Estados Unidos en el mundo.

Esta «guerra contra el terrorismo», de la que nos hablan hasta la saciedad, es una guerra criminal; una guerra manipulada por las grandes potencias y sus servicios de inteligencia.

Cada vez hay más personas que comprenden que las sanciones de la ONU, las «listas terroristas» que también ha establecido Europa, las campañas de denigración en relación a los musulmanes, son instrumentos de manipulación de la opinión pública destinados a mantener artificialmente un clima de conflicto.

Por lo demás, los atentados del 11 de septiembre de 2001 sirvieron inmediatamente de pretexto para reorientar la política internacional de Tel Aviv y Washington en el sentido de objetivos militares programados a la larga. Sobre todo han servido para liquidar cualquier forma de resistencia a su política criminal, empezando por la resistencia palestina y musulmana.

Tras el desmantelamiento del imperio soviético el mundo islámico ha sido nombrado «nuevo eje del mal». Desde principios de los noventa Estados Unidos e Israel han maniobrado para suscitar miedo e ignorancia en relación a los musulmanes y para incitar a los servicios secretos de diversos países, para infiltrarse en ellos, manipularlos, financiarlos y animar a unos «colgados» a cometer atentados, para después acusarlos, justificar unas medidas coercitivas, los secuestros, las torturas, las detenciones arbitrarias.

Desde 2001, mientras que los principales medios de comunicación se hacían eco complacientemente de las campañas contra unos «antisemitas» con frecuencia imaginarios, decenas de miles de musulmanes eran secuestrados, encapuchados, encarcelados, destrozados por unos torturadores con el objetivo de obligarles a aceptar trabajar como espías para los servicios de inteligencia estatales. Todo esto está calcado de los métodos de los servicios secretos israelíes del Shin Beth [9], que tan bien han estado funcionando durante los últimos 40 años para destrozar a los cerca de 700.000 palestinos encarcelados arbitrariamente.

¿Es ésta la sociedad que queremos?

Lo más lamentable y desalentador en esta triste historia es el hecho de que los gobiernos europeos se han servido de esta supuesta «amenaza islamista» para desembarazarse de muchas salvaguardas constitucionales y ha aplicado, ellos también, las medidas ilegales dictadas por Bush y, de este modo, han permitido a la CIA secuestrar en su propio territorio a musulmanes sabiendo que iban a ser llevados a centros de tortura, fuera de todo derecho, y por un tiempo ilimitado.

Lo que también es cuestionable es el lugar que los jefes de redacción han concedido, y siguen concediendo, a estos supuestos «especialistas en terrorismo» que han alimentado el fantasma del «peligro islámico». Unos «especialistas» que retoman la propaganda estadounidense, asocian Islam y «terrorismo» aunque saben perfectamente que la estrategia de Washington y de Tel Aviv es asociar sin prueba alguna musulmanes y «terroristas» [10].

Todos recordamos estas campañas sesgadas destinadas a vilipendiar y destruir la carrera de dos hermanos, Hani y Tariq Ramadan sobre todo en Francia y Suiza. En otros países ha habido montajes similares.

Es el momento de reaccionar si no queremos una sociedad pervertida, basada en la mentira, que autoriza los secuestros, los centros de tortura, los asesinatos selectivos, las estrategias de infiltración destinadas a transformar a las personas en informantes.

Ver a Sami El Hadj, esta persona que ha vuelto del infierno, animar sin ira ni espíritu de revancha a los periodistas a trabajar para hacer que triunfen los derechos humanos, para borrar esta «lacra de la memoria», es una enorme lección.

Nuestra «civilización occidental», nuestras tan elogiadas «democracias» en nombre de las cuales se han hecho tantas guerras y cometido tantos crímenes, nuestros medios de comunicación «libres» tendrán que contar en adelante con todos estos aparecidos que nos llaman a despertarnos.

 Silvia Cattori
Periodista suiza.
Los artículos de esta autora o autor



  

Traducido del francés por Beatriz Morales Bastos.

Enlace con el original:
http://www.silviacattori.net/article469.html



 

[1] Sami El Haj ha sido invitado a Ginebra por la Fundación «Alkarama for Human Rights». Véase: « Sami El Haj achève une intense visite à Genève », Alkarama for Human Rights, 2 de julio de 2008.

[2] Véase: « Andreas von Bulow: Tenemos que luchar primero contra la manipulación », Red Voltaire, 11 de enero de 2006.

[3] Según Dick Marty, ponente de la Comisión de Asuntos Jurídicos y de Derechos Humanos del Consejo de Europa encargado de investigar sobre la existencia de prisiones secretas de la CIA en Europa, un «acuerdo secreto, al que llegaron en octubre de 2001 Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, estableció el marco que ha permitido a la CIA encarcelar a «detenidos muy importantes» en Europa. Este acuerdo es el que autoriza las graves violaciones de los derechos, incluyendo la tortura».

[4] Khalid Cheikh Mohammed fue detenido en Pakistan en 2003. Acusado de ser el número 3 de al-Qaeda, fue internado en diversas prisiones secretas antes de ser mantenido en aislamiento desde 2006 en Guantánamo y de ser salvajemente torturado. Su proceso-farsa ante un tribunal militar junto con otros 14 responsables de al- Qaeda, tuvo lugar en junio de 2008.

[5] La «Comisión Árabe de Derechos Humanos» ha luchado desde un principio para exigir el cierre de Guantánamo. Véase: http://www.achr.nu/

[6] Véase: « Reporteros Sin Fronteras se acuerda (tardíamente) de Sami Al Haj », Red Voltaire, 23 de febrero de 2006.

[7] El estatuto de «combatiente enemigo» y de «combatiente ilegal», que permiten al gobierno de Estados Unidos detener sin limitación alguna y sin pasar por una jurisdicción civil a los prisioneros designados de esta manera se desprende de una ley de excepción destinada a «unir y reforzar América proporcionando las herramientas necesarias para descubrir y responder al terrorismo» votada por el Congreso estadounidense y firmada por George W. Bush el 26 de octubre de 2001. (N. de la t.: El nombre de esta ley, «Patriot Act», responde a las siglas de estas palabras entre corchetes. El libro de Jean-Claude Paye, El final del Estado de derecho, Hiru, junio de 2008 explica detalladamente lo tratado en esta nota).

[8] El diario «24 Heures» escribió el 27 de junio de 2008: «Sami Elhaj está de paso por Ginebra para denunciar el absurdo desliz de la gran maquinaria antiterrorista estadounidense».

[9] Véase: « Why did they treat me like that?», Gideon Levy, Haaretz, 6 de julio de 2008.

Véase también: « Full account of Muhammed Omer’s hair-raising encounter with the Shin Beth », Khalid Amayreh, 1 de julio de 2008.

[10] En su página web Youssef Nada demuestra el papel que algunos periodistas desempeñaron en su destrucción basándose en mentiras. Véase: http://www.youssefnada.ch/


Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Comocomo Enviado: 15/11/2008 19:07
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From: comocomo  (Original Message) Sent: 11/14/2008 8:02 PM

Situación de los Derechos Humanos en Cuba
Informe de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba
Domingo 23 de octubre de 2005

NetForCuba


1. Introducción

Cuba continúa siendo un estado totalitario controlado unipersonalmente por Fidel Castro desde hace 46 años, en el que éste ocupa todas las posiciones de importancia: Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y Primer Secretario del Partido Comunista.

La autoridad y control de Castro sobre la población está apoyada, esencialmente, en su gigantesco aparato militar-represivo, en el sistema totalitario y antidemocrático vigente y en la total impunidad que disfruta para aplicar a sus opositores, las más severas medidas, incluídas la pena de muerte y el encarcelamiento arbitrario.

El control de Castro es tan férreo que trasciende el campo político y abarca todas las esferas de la vida humana como la economía, el comercio, la educación, el trabajo, la propiedad, la cultura, la religión y hasta la familia.

La característica mas importante del sistema establecido en Cuba, es que niega a la población la capacidad y posibilidad de cambiar, por la vía legal, los poderes totalitarios que Castro se ha asignado a sí mismo y que lo han convertido en gobernante vitalicio de la isla.

De hecho, la estructura política cubana es una antítesis de los sistemas democráticos que conoce occidente basados en la independencia y equilibrio entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. El artículo 5 de la Constitución Socialista vigente establece que "el Partido Comunista es la fuerza guía y rectora de toda la sociedad cubana". Y efectivamente, el Estado, el Gobierno, la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial, están sometidos a la autoridad del Partido Comunista controlado absolutamente por Fidel Castro.

Como se puede observar através de este link, los miembros de la cúpula del Partido Comunista son los que ocupan todas las posiciones de importancia en el Estado, Gobierno, Asamblea Nacional Legislativa, Poder Judicial y Fuerzas Armadas.


2. Derechos Políticos

En Cuba no existen derechos políticos. El Partido Comunista (PCC), único permitido, ejerce el monopolio de todas las actividades políticas de la isla asistido por las llamadas "organizaciones de masas". Esas organizaciones, en realidad organizaciones políticas, están presididas por dirigentes del PCC y son las encargadas de ejecutar el primer nivel de control directo sobre los ciudadanos. Existe una "organización de masa" para cada tipo de actividad:

Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), instalados en cada cuadra de las ciudades y pueblos de la isla, son los encargados de vigilar a los ciudadanos en sus propias casas.

La Unión de Jovenes Comunistas (UJC), presente en todos los centros educacionales y de trabajo, tiene la autoridad para organizar, vigilar y dirigir las actividades políticas en las escuelas y universidades.

Las Brigadas de Respuesta Rápida (BRR), son fuerzas paramilitares encargadas de enfrentar las protestas de la población o de los disidentes políticos. Están constituídas, principalmente, por militares vistiendo ropa civil.

La Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organiza a las mujeres, trabajadoras o no, para controlarlas y ponerlas a realizar actividades políticas en favor del gobierno.
(Puede visitar nuestra sección de Organizaciones Políticas gubernamentales para obtener la lista y descripción de todas las existentes en la nación)

La población está prácticamente obligada a pertenecer a una o varias de estas organizaciones políticas, o resignarse a quedar marginada de empleos, oportunidades de estudiar y hasta de obtener artículos de consumo.

En Cuba no hay elecciones para escoger al Presidente de la República porque ese cargo no existe. Su equivalente es la posición de "Primer Secretario del Partido Comunista", y ese cargo no se somete a elecciones de la población. El Primer Secretario es escogido exclusivamente, por el Comité Central del Partido Comunista.

Las únicas elecciones que se realizan en Cuba son para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional Legislativa, pero con la característica de que los candidatos tienen que ser personas simpatizantes de Fidel Castro e integradas a las "organizaciones políticas y de masas" del gobierno. Además la primera vuelta, se realiza en los locales de los "Comités de Defensa de la Revolución" y la votación, no se realiza por voto secreto, sino alzando la mano en favor de un candidato. Alrededor de la mitad de los integrantes de la Asamblea Nacional Legislativa, son seleccionados directamente por la dirección del Partido Comunista. Existe una Comisión de Candidatura, controlada también por el Partido, que tiene la autoridad de vetar a los candidatos que no reúnan los requisitos de simpatía e integración a las organizaciones políticas del gobierno antes mencionadas.

Es evidente e incuestionable que la Asamblea Nacional no es representativa de la población, ni es realmente un cuerpo legislativo. Evidencia extra es que solamente se reúne dos veces al año dos días y que, en sus 24 años de creada, nunca ha originado una sola ley. Su función ha sido, simplemente, la de reunirse para alzar la mano y aprobar las leyes que ya dictó el Partido Comunista (Fidel Castro) a través del Consejo de Estado.

En Cuba, están prohibidas las Asociaciones defensoras de los Derechos Humanos. A pesar de que la ley cubana no lo dice explícitamente, de hecho las autoridades no responden ninguna solicitud al respecto. De esa manera, todo grupo de personas que se organiza con ese propósito es calificado de "ilegal" y está en riesgo de ser encarcelado por el delito de "asociación ilícita", una de las muchas "figuras delictivas" que los expertos en Naciones Unidas han cuestionado al gobierno cubano y que éste nunca ha respondido. (Ver Informe de Naciones Unidas sobre Cuba [E/CN.4/1989/46], especialmente el Anexo XVI "Preguntas formuladas por el Grupo que visitó Cuba" y que las autoridades nunca han contestado). Precisamente, el ex-Secretario General de Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, también pidió al gobierno cubano respuestas a esas preguntas en su documento [E/CN.1991/28], página 3, e igualmente, tampoco recibió respuesta.


3. Derechos Civiles

El derecho a la vida, ha sido seriamente lesionado por las autoridades cubanas. La primera medida impuesta por Fidel Castro a su llegada al poder en enero de 1959 fué la Pena de Muerte (antes prohibida). Desde entonces y por los siguientes 5 años, las ejecuciones se convirtieron en un evento tan cotidiano, que se podía ver hasta en la televisión y los periódicos.

Los llamados "Tribunales Revolucionarios" convirtieron el primer lustro del gobierno de Castro, en una verdadera "era de terror". El gobierno llegó a emitir el Decreto 988, en abril de 1961, mediante el cual "se podía ejecutar en menos de 48 horas y sin juicio, a cualquier persona sorprendida en actividades contrarevolucionarias".

Todavía hoy el Codigo Penal cubano contiene 19 Artículos por los que se puede condenar a muerte, 15 de ellos, por razones políticas. Las leyes cubanas son tan imprecisas y oscuras, que dejan las manos libres al gobierno para aplicarlas a su conveniencia, como el artículo 97, inciso 3, que dice: "El que en detrimento de la Seguridad del Estado y sin la debida autorización practique reconocimientos, tome fotografías, procure u obtenga informaciones, incurre en sanción de 10 a 20 años o PENA DE MUERTE". Observe que la ley no aclara que tipo de información, ni que lugares, no pueden fotografiarse.

La cantidad de personas ejecutadas en Cuba no es calculable debido a los rígidos controles de información existentes, pero en una demanda radicada ante los tribunales españoles contra Fidel Castro por "crimenes y torturas", en noviembre de 1998, se presentaron unas 18 000 declaraciones juradas de familiares de víctimas.

En estos momentos se estima que unas 8 personas están condenadas a muerte y esperando su ejecución.


4. Derecho a la Integridad Física

La práctica gubernamental de organizar "actos de repudio" en los que se ofende y agrede a los ciudadanos que denuncian las violaciones de los derechos humanos, así como la existencia de grupos paramilitares para agredir físicamente a los que protesten contra la dictadura, son evidencias de la violencia que practica el gobierno para aplastar los reclamos de respeto por los derechos fundamentales.

Cuba fué, posiblemente, el único país del mundo donde no solamente NO se realizó una celebración oficial por los 50 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sino que se arrestó y agredió a los miembros de la Fundación Lawton de Derechos Humanos que trataron de realizar una lectura pública de los 30 artículos de la Declaración en el parque Butari de Luyanó en la Habana.

En las prisiones se practica, habitualmente, las golpizas, el hambre y hasta la tortura contra los presos, especialmente los encarcelados por razones políticas. La totalidad de las organizaciones internacionales de derechos humanos que observan la situación de Cuba, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Pax Christi International, incluyen en sus informes constantes referencias a los tratos crueles, inhumanos y degradantes en las prisiones cubanas.

Las 264 prisiones identificadas a lo largo de la isla, con unos 280 000 presos, equivalentes al 2.5% de la población, dan una idea clara de la crisis social que sufre Cuba. No existe ningún país en el mundo con una proporción tan alta de su población en la cárcel.


5. Derecho a la Libertad de Expresión

La libertad de expresión no existe en Cuba. La única expresión que no se reprime es la que coincide con la de Fidel Castro y el Partido Comunista (PCC). Las críticas a los errores y abusos del gobierno o a la corrupción, son castigadas con despidos del empleo o el encarcelamiento.

La lista de figuras judiciales para condenar tales expresiones es bien larga e incluye entre otras: propaganda enemiga, desacato, ofensas a la patria, diversionismo ideológico, peligrosidad y difusión de noticias falsas.

El instrumento mas importante para la libertad de expresión, la prensa, ha sido aniquilada en Cuba. Poco después del ascenso de Castro al poder hace 46 años, todos los medios de difusión masiva fueron confiscados y puestos al servicio del PCC y del gobierno. La radio, la televisión, los periódicos, las revistas y el cine, tienen como función única la divulgación de la ideología comunista. Las informaciones se publican sólamente cuando favorecen la línea oficial o cuando dañan la imágen del mundo democrático. Los programas de entretenimiento tienen que tener un contenido o mensaje que coincida con la ideología oficial.

Por ejemplo, los cubanos se enteraron que los norteamericanos habían llegado a la luna varias semanas después de lo ocurrido y a través de cartas, porque la prensa cubana no publicó absolutamente nada al respecto. De igual manera, varias semanas después de ocurrido, los cubanos no sabían que los soviéticos habían lanzado una invasión a Afganistán.

Los corresponsales de las agencias de prensa extranjeras en Cuba, son víctimas también, aunque en menor cuantía, de la persecución gubernamental. Las autoridades les envían quejas por escrito sobre artículos que no le gustan al gobierno, reciben amenazas por teléfono o los excluyen de conferencias de prensa y eventos importantes. Algunos corresponsales extranjeros han sido agredidos por "desconocidos" como el checo Michael Cermak y el francés Mike de La Grange.

Los informes de los Relatores Especiales para Cuba, publicados por Naciones Unidas, están prohibidos de circular en la isla. Jamás se ha publicado, ni siquiera parcialmente su contenido. Igualmente, es perseguida la distribución o circulación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La música, libros y trabajos académicos de los cubanos exilados o de cualquier otra persona no cubana que tenga una opinión crítica sobre la dictadura de Castro, están prohibidos. Los cubanos en la isla, ignoran que el escritor cubano exilado, Guillermo Cabrera Infante, ganó el Premio "Principe de Asturias", que es la mas alta condecoración de la literatura castellana, equivalente a un premio Nobel de Literatura.

A los cubanos también les está prohibido ver la televisión extranjera o escuchar la radio de onda corta. El Decreto 157 del 21 de marzo de 1995, prohibe colocar antenas o parabólicas para captar las señales de estaciones de televisión comercial del extranjero. El Decreto añade que "las autoridades tienen la obligación de velar para que la información que se difunda, sea la autorizada", y señala las penalidades a los que no cumplan con la orden.

En su obsesión controladora, las autoridades han instalado una gran cantidad de transmisores para producir interferencias a las señales de radio que llegan a la isla.

El acceso a la internet, la posesión de máquinas de fax y de computadoras, está severamente restringida. Los cubanos no pueden realizar llamadas telefónicas directas al extranjero, solamente pueden llamar solicitándolo a una operadora. Incluso, para conseguir la instalación de un teléfono, se exigen "méritos" políticos.


6. Derecho a la Libertad Religiosa

Aunque en los últimos dos años la política anti-religiosa del gobierno y el acoso a los estudiantes con militancia creyente se ha moderado, todavía persisten limitaciones y prohibiciones importantes como: la labor misionera, la prédica fuera de las iglesias o templos, la libre entrada al país de sacerdotes y religiosas, el acceso de las iglesias a los medios de difusión, la enseñanza religiosa, la publicación de libros y las celebraciones de cultos y misas en las prisiones.

Hace un par de años, los jóvenes eran vetados o expulsados de las universidades y centros de enseñanza técnica simplemente por ser creyentes. Las bodas religiosas eran un acontecimiento extraordinario porque podía implicar la pérdida del empleo.


7. Derecho a la Libertad de Movimiento

Los cubanos NO pueden salir o entrar libremente a su país. La prohibición de salida incluye entre otros, a los jóvenes en las edades de 16 a 27 años, las personas que se hayan destacado en los deportes, a ciencia, el arte, la cultura, los que hayan obtenido grados militares y los que hayan ocupado posiciones políticas de cierta importancia. A los médicos también les está prohibida la emigración.

Los familiares de las personas que solicitan asilo político en viajes de cualquier tipo al extranjero, se convierten en rehenes del gobierno y se les niega el derecho a salir del país y reunirse con su familiar.

Por otra parte, las personas que consiguen el permiso de salida, conocido como "Tarjeta Blanca" (emitido por el DSE), tienen que pagar $500 dólares por persona por los trámites oficiales. Si se tiene en cuenta que el salario promedio en Cuba no llega a los 200 pesos cubanos que son equivalentes a unos 10 dólares mensuales, se puede comprobar el abuso e impedimento tan grande que esa imposición significa. Además, todas las propiedades de los que emigran (cuenta de ahorro, vivienda, muebles, ropa, etc.) quedan confiscadas antes de salir.

Para entrar a la isla, los asilados o cubanos residentes en cualquier otro país necesitan una visa como si fueran extranjeros. La selectividad para otorgar la "visa" se basa en la "conducta que tenga el solicitante con respecto al gobierno de Castro".

Dentro de la isla también hay restricciones al libre movimiento. El Decreto 217, de fecha abril 26 de 1997, prohibe a las personas que viven en el interior del país a mudarse a la capital.

Por otra parte, nadie puede vender su casa. Las "permutas" (intercambio de viviendas) es lo único tolerado, siempre que se solicite el permiso de las autoridades. Las regulaciones internas exigen también que se informe a las autoridades los nombres y los datos personales de cualquier persona que vaya a vivir a otra casa por un período superior a los 30 días. Si se trata de un extranjero, hay que informarlo inmediatamente.

En las principales ciudades y pueblos del país existen las llamadas "zonas congeladas", que son barrios residenciales de clase alta, donde las casas se "asignan" sólamente a dirigentes del Partido Comunista y a los altos jefes militares. El acceso a esas zonas es restringido o prohibido para los no residentes.

Mientras tanto, persiste la situación de los llamados "Pueblos Cautivos". Estos pueblos enclavados en lugares aislados o inaccesibles, se erigieron con trabajo forzado de los campesinos de la zona montañosa del Escambray, provincia de las Villas (hoy provincia Sancti Spíritu). Entre 1969 y 1970, en cuatro ocasiones el ejército recogió a los campesinos residentes de esa zona y luego de encarcelar a los hombres y llevarse para "albergues" a las mujeres y niños, forzó a los hombres a construir casuchas en varias zonas remotas de la isla.

Más tarde, reunió a las familias en esos pueblos. Se les ha llamado cautivos, porque los campesinos no podían salir del pueblo. La Comisión de Naciones Unidas que visitó Cuba en 1988 entrevistó a varios campesinos de esos pueblos y verificó la injusticia cometida al privarlos, arbitrariamente, de sus tierras y propiedades personales, además de convertirlos en prisioneros perpetuos.

El Grupo de Naciones Unidas sobre Desplazamientos Internos tiene en su poder testimonios de las víctimas de esta persistente situación.


8. Derechos económicos, sociales y culturales

La política cultural cubana está explicada en la frase de Fidel Castro: "Dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada".

El Artículo 38 de la Constitución vigente establece que la política educacional y cultural se fundamenta en el marxismo-leninismo, además, enfatiza que es propósito del gobierno la formación comunista de los niños, jóvenes y adultos, y que es libre la creación artística SIEMPRE QUE SU CONTENIDO NO SEA CONTRARIO A LA REVOLUCION.

De hecho, las únicas personas a las que se les publica libros o trabajos profesionales son aquellos que están integrados políticamente al gobierno. La incondicionalidad política es un requisito fundamental para triunfar en la vida cultural e intelectual.

Si bien todos vemos con agrado la gratuidad de la educación en Cuba, no es menos cierto que el requisito de integración y fidelidad política al gobierno no sólamente enturbia su esencia, sino que se erige como una barrera discriminatoria que termina anulando el supuesto beneficio.

La sentencia del Ministro de Educación Superior, Fernando Vecino Alegret, de que "las universidades son sólamente para los revolucionarios", constituye una política de discriminación intolerable. La misma regla se usa en la enseñanza técnica.

Igualmente, el obligar a trabajar en labores agrícolas a los estudiantes durante los meses que corresponden a sus vacaciones, es otra imposición inadmisible.

El Expediente Acumulativo del Escolar, evidencia el grado de intromisión y control que ejerce el gobierno en los estudiantes y hogares. En ese expediente que se hace a cada estudiante y que lo acompaña durante toda su vida estudiantil, se escribe y mantiene información sobre su integración política, opiniones y asistencia a las actividades políticas organizadas por el gobierno, también se escribe su credo y participación en las celebraciones religiosas, el nivel económico de la familia, el grado de armonía que existe en su hogar y otras informaciones de carácter totalmente privado per que el gobierno considera políticamente importantes.

El gobierno obliga a los estudiantes y jóvenes a asistir a sus actos políticos públicos con el propósito de presentar al mundo que el gobierno goza de un apoyo mayoritario de la población. Los estudiantes que se nieguen a participar, son expulsados de su escuela. La misma situación ocurre con los empleados y trabajadores.

La participación de los ciudadanos en la vida económica está limitada a la de empleados.
En 1968 el gobierno terminó de confiscar todas las propiedades y negocios privados, convirtiendose en el único empleador del país. Pero peor aún, impuso como condición obligatoria para conceder empleo la integración a las "organizaciones de masas" del gobierno. El Decreto 34, de fecha marzo 12 de 1980, establece que: "la conducta política del trabajador es fundamental para su continuidad en el empleo".

La mayoría de los activistas y defensores de los derechos humanos han sido expulsados de sus empleos. Sus familiares cercanos también son expulsados. Los ex-presos políticos y sus familiares también son víctimas de discriminación en el trabajo.

El control político que se ejerce sobre los empleados viola las legislaciones laborales internacionales. El Expediente Laboral, de igual naturaleza que el del escolar, acompaña al empleado durante toda su vida laboral y en él se escribe, además de los datos personales, información política y privada de la persona. En el Expediente laboral se recopila toda clase de información concerniente al obrero como por ejemplo, las organizaciones de masas a las que pertenece, su asistencia a las actividades políticas del gobierno, sus opiniones sobre política internacional, si tiene familiares en el extranjero, si mantiene comunicación con ellos y de que tipo, etc., etc.

Aunque la legislación cubana no prohibe la organización de sindicatos independientes de trabajadores, el gobierno no reconoce los creados, y en su lugar, usa represalias como la expulsión de sus empleos a los que se unen a esos sindicatos. La persecución y el acoso contra los sindicalistas independientes, entre ellos Rafael Peraza, Rafael Iturralde, Evaristo Pérez, Pedro Alvarez, Jorge Martínez, Florentino Ledesma y Gustavo Toirac, es denunciada constantemente ante la Organización Internacional del Trabajo en Ginebra.

Socialmente, el cubano es discriminado frente al extranjero y a los dirigentes del gobierno. En los mejores hoteles, playas, centros de diversión y restaurantes no se le permite entrar a los cubanos. Igualmente, a los extranjeros se le vende apartamentos y condominios de lujo, que están prohibidos para los nacionales.

A los extranjeros se les permite e incluso se les estimula para que abran negocios y creen corporaciones.
Así mismo, pueden importar y exportar productos y servicios mientras todas esas actividades le están prohibidas a los cubanos de la isla.

Para atraer a los inversionistas extranjeros, Cuba ha dictado una serie de leyes laborales que violan numerosos convenios laborales internacionales de los que Cuba es parte. Un documento del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (C.U.T.C.) de fecha octubre 20 de 1999, enviado a las corporaciones extranjeras con negocios en Cuba, denuncia la violación en que se han complicitado esas corporaciones y el gobierno de Cuba.

El gobierno cubano PROHIBE a las corporaciones extranjeras:

1. Contratar directamente a los obreros. El gobierno es el que escoge los trabajadores que laborarán en esas corporaciones, y que por supuesto, serán aquellos políticamente fieles al gobierno.

2. El salario de cada trabajador es negociado entre el gobierno y la corporación. El trabajador no es siquiera consultado por ninguna de las partes.

3. El salario del trabajador, el gobierno lo cobra en dólares y luego le paga al trabajador la misma cantidad NUMERICA pero en pesos cubanos. Esto resulta en una CONFISCACION de alrededor del 95% del salario. La maniobra del gobierno está en que un dolar equivale a 20 pesos cubanos. Si por ejemplo, el salario cobrado por el gobierno es de $300 dólares, el gobierno le paga al trabajador 300 pesos cubanos que son 15 dolares, o sea sólamente el 5% del salario que paga la corporación.

4. Los trabajadores no pueden organizar sindicatos en esas corporaciones, ni hacer reclamos de ningún tipo.

Esta práctica laboral violatoria de los convenios internacionales la aplica también el gobierno cubano en sus contratos con otros países, por ejemplo, para suministrarles médicos o brigadasde constructores. Se calcula que unos 20,000 cubanos trabajan en el extranjero bajo condiciones de este tipo.


9. Represión Política

El Departamento de Seguridad del Estado (DSE) es la fuerza represiva principal que garantiza el control autoritario que Fidel Castro ejerce sobre Cuba. El DSE, disfruta de poderes e impunidad ilimitados. Sus actividades abarcan una amplia gama: Detener e incomunicar individuos, interceptar o interrumpir teléfonos y correspondencia, registrar viviendas o individuos, prohibir salidas del país, amenazar o agredir a los no simpatizantes del gobierno y dar instrucciones a los jueces en cuanto a las sentencias a dictar en los juicios por causa política.

El DSE mantiene una gigantesca red de informantes que, como agentes encubiertos, vigilan e informan sobre "potenciales enemigos" en todos los lugares públicos y centros de trabajo. En coordinación con los dirigentes de las llamadas "organizaciones de masas" del gobierno, el DSE vigila y persigue a prácticamente toda la población.

Si se tiene en cuenta que Cuba es una isla pequeña, de 110, 000 kilómetros cuadrados, sin fronteras y con regulaciones internas tan severas como un carnet de identidad de porte obligatorio donde aparece toda la información personal, laboral y política del individuo y un "Comité de Defensa de la Revolución" en cada cuadra, con un vigilante de guardia e información completa sobre cada individuo que reside en esa cuadra, se puede entender el grado de temor y control en que viven los cubanos.
http://www.canf.org/2005/1es/noticias-FNCA/2005-oct-23-situacion-de-los-derechos.htm


Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: Comocomo Enviado: 15/11/2008 19:07
From: comocomo Sent: 11/14/2008 8:21 PM
La maquinaria represiva de Cuba
Los derechos humanos cuarenta años después de la revolución



I. RESUMEN 

II. OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE CUBA EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS 

III. NEGACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA LEGISLACIÓN CUBANA 

IV. PROCESAMIENTOS POLÍTICOS 

VI. TRATAMIENTO DE PRESOS POLÍTICOS 

VII. LA PENA DE MUERTE 

VIII. FORMAS EN QUE RUTINARIAMENTE SE MANIFIESTA LA REPRESIÓN 

IX. DERECHOS DEL TRABAJADOR 

X. LÍMITES A LA LIBERTAD DE CULTO 

XI. IMPUNIDAD 

XII. POLÍTICA INTERNACIONAL 

AGRADECIMIENTOS 


     
    (New York: Human Rights Watch, 1999) 

     

    I. RESUMEN Y RECOMENDACIONES

    Durante los últimos 40 años, el Gobierno de Cuba ha desarrollado una maquinaria represiva muy eficaz. La negación de derechos civiles y políticos básicos está contemplada en la legislación cubana. En nombre de la legalidad, las fuerzas de seguridad, con ayuda de las organizaciones de masas controladas por el Estado, silencian la disidencia con duras penas de prisión, amenazas de enjuiciamiento, hostigamiento o exilio. El Gobierno cubano emplea estos instrumentos para limitar gravemente el ejercicio de los derechos humanos fundamentales a la libertad de expresión, asociación y reunión. Las condiciones en las prisiones cubanas son inhumanas y los presos políticos padecen el trato degradante y la tortura. En los últimos años, el Gobierno cubano ha añadido nuevas leyes represivas y continuado los procesamientos de disidentes no violentos mientras hace caso omiso a los llamamientos internacionales de verdadera reforma y apacigua a los dignatarios que visitan el país con la puesta en libertad ocasional de presos políticos. 



    Los tribunales cubanos siguen juzgando y encarcelando a activistas de derechos humanos, periodistas, economistas, médicos y otros profesionales independientes por la expresión pacífica de sus ideas.

    En este informe se documenta violaciones del Gobierno cubano a los derechos civiles y políticos contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) así como los tratados internacionales de derechos humanos y del trabajador que ha ratificado. En este informe se demuestra que ni la legislación cubana ni las prácticas garantizan los derechos fundamentales consagrados en la Declaración. La obligación de Cuba de respetar la Declaración Universal se deriva de su incorporación en la Carta de las Naciones Unidas, que hace que todos los Estados Partes, entre ellos Cuba, estén sujetos a sus disposiciones. La DUDH está ampliamente reconocida como derecho internacional consuetudinario. Es un criterio básico para evaluar el desempeño en materia de derechos humanos de todos los países. Lamentablemente, la actuación del Gobierno cubano no se ajusta a estos principios jurídicos internacionales. 

    Represión de disidentes 

    Las autoridades cubanas continúan calificando de delitos penales actividades no violentas tales como las reuniones para debatir la economía o las elecciones, las cartas al Gobierno, las informaciones periodísticas sobre acontecimientos políticos o económicos, hablar con reporteros internacionales o defender la puesta en libertad de presos políticos. Aunque el número de juicios políticos ha disminuido en los últimos años, los tribunales cubanos siguen juzgando y encarcelando a activistas de derechos humanos, periodistas, economistas, médicos y otros profesionales independientes por la expresión pacífica de sus ideas, sometiéndoles a las condiciones sumamente deficientes del sistema penitenciario cubano. Incluso a principios de 1998, cuando el Gobierno de Cuba puso en libertad a algunos presos políticos -- la mayoría de los cuales habían cumplido casi toda la condena -- los continuos juicios volvieron a abastecer las prisiones. Las penas de prisión siguieron siendo una amenaza convincente para todos los cubanos que consideraban sumarse a la oposición no violenta. En el caso de cuatro disidentes detenidos en julio de 1997 y no juzgados-por incitación a la sedición-hasta marzo de 1999, con condenas de tres y medio a cinco años de cárcel, la arbitrariedad de la represión cubana alcanzó nuevos niveles.

    En los últimos dos años, los fiscales cubanos han recurrido incesantemente a las disposiciones del Código Penal sobre propaganda enemiga y desacato para silenciar la disidencia. Además, en este período, los fiscales han procesado a disidentes por difamación, resistencia a la autoridad, asociación para delinquir, incumplimiento del deber de denunciar y otros actos contra la seguridad del Estado; esta última abarca toda una variedad de delitos. Las prisiones cubanas también albergan a presos políticos no violentos que fueron juzgados en años anteriores por delitos contra la seguridad del Estado, tales como propaganda enemiga, rebelión, sabotaje y revelación de secretos concernientes a la seguridad del Estado. Las personas condenadas por delitos contra la seguridad del Estado frecuentemente están cumpliendo largas condenas de diez a 20 años. Además, el Gobierno cubano sigue encarcelando por estado peligroso a gran número de ciudadanos a pesar de que nunca han cometido un acto delictivo y también recluye por salida ilegal a personas detenidas por intentar ejercer su derecho a salir de Cuba.

    Las leyes cubanas impiden el ejercicio de los derechos humanos 

    Mientras la legislación cubana cuenta con amplias declaraciones de derechos fundamentales, otras disposiciones otorgan al Estado el poder extraordinario de penalizar a las personas que intentan ejercer sus derechos a la libertad de expresión, opinión, prensa, asociación y reunión. En los últimos años, en lugar de modificar su legislación para ajustarla a las normas internacionales de derechos humanos, el Gobierno de Cuba ha aprobado leyes que limitan aún más derechos fundamentales. La única excepción destacable es la restauración parcial de la libertad de culto. Pero el Gobierno cubano se ha negado constantemente a reformar los aspectos más censurables de su legislación. Los hechos simultáneos de que el Gobierno de Cuba se negara a amnistiar a presos políticos y continuara el procesamiento de activistas no violentos subrayan el importante papel de la legislación cubana en su maquinaria represiva. 



    El Código Penal es el fundamento de la maquinaria represiva cubana, que criminaliza sin ningún reparo la disidencia no violenta.

    El Código Penal es el fundamento de la maquinaria represiva cubana, que criminaliza sin ningún reparo la disidencia no violenta. Con el Código Penal enmano, los funcionarios cubanos cuentan con amplios poderes para reprimir internamente a la oposición pacífica al Gobierno, mientras afirman su respeto al Estado de Derecho en los foros internacionales. La legislación penal cubana está concebida para aplastar la disidencia interna y mantener en el poder al gobierno actual por medio de la restricción rigurosa de las libertades de expresión, asociación, reunión, prensa y movimiento. En una declaración extraordinaria de junio de 1998, el Ministro de Justicia cubano Roberto Díaz Sotolongo justificó las restricciones a la disidencia en Cuba explicando que, al igual que España ha promulgado leyes para proteger de las críticas al monarca, Cuba tenía motivos para proteger a Fidel Castro de las críticas, dado que cumplía una función similar, la de "rey" de Cuba.

    Las autoridades cubanas emplean circunloquios forzados para negar la existencia de presos políticos en Cuba. A pesar de haber admitido que la legislación cubana prohíbe la oposición verbal a Castro y otros funcionarios, Díaz Sotolongo afirmó que Cuba no tenía presos políticos. Dijo que las leyes cubanas sólo penalizan la conducta, pero no las ideas, y, a modo de ejemplo, distinguió entre la ilegalidad de cometer abiertamente un acto en apoyo de un asesinato y la legalidad de limitarse a pensar sobre el mismo. Numerosas leyes cubanas sancionan explícitamente el ejercicio de libertades fundamentales, mientras otras, tan vagamente definidas que ofrecen amplia discrecionalidad a los funcionarios cubanos para su interpretación, suelen ser invocadas para silenciar a los críticos del Gobierno. La declaración de Díaz Sotolongo también está en contradicción con la penalización en Cuba de la propensión a cometer actos delictivos, de conformidad con las disposiciones del Código Penal sobre estado peligroso y advertencias oficiales.

    Las autoridades suelen calificar a los opositores pacíficos al Gobierno de "contrarrevolucionarios." Pero la invocación por parte del Gobierno cubano de los intereses de la seguridad del Estado para controlar la disidencia no violenta -por actos tan inocuos como la distribución de panfletos con "Abajo Fidel"- constituye un claro abuso de autoridad. En virtud del artículo 29 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, las restricciones de derechos fundamentales sólo se pueden imponer "con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática." Las iniciativas del Gobierno cubano para silenciar a los críticos se salen claramente de estos límites.

    El Gobierno de Cuba niega con frecuencia a sus ciudadanos las garantías del debido proceso reconocidas internacionalmente. La legislación cubana limita el derecho a un juicio justo permitiendo que las más altas autoridades del paíscontrolen a los tribunales y los fiscales, concediendo amplios poderes para que los cuerpos represivos realicen arrestos sin órdenes judiciales y detenciones arbitrarias, y restringiendo el derecho a un abogado. Lamentablemente, los tribunales cubanos ni siquiera han observado los escasos derechos al debido proceso de los acusados contenidos en la legislación.

    La Constitución de la República de Cuba declara explícitamente que los tribunales están "subordinados jerárquicamente a la Asamblea Nacional del Poder Popular y al Consejo de Estado," un órgano supremo del Poder Ejecutivo, y que el Consejo de Estado puede dar instrucciones a los tribunales. Esta estructura compromete gravemente la independencia e imparcialidad de los tribunales cubanos. Además, el Gobierno cubano permite el juicio de civiles en tribunales militares, cuya independencia e imparcialidad también están en entredicho. En ocasiones, los jueces cubanos deciden juzgar a puerta cerrada a opositores no violentos al Gobierno, violando el derecho a un juicio público.

    El procedimiento penal cubano permite a la policía y los fiscales retener e incomunicar a un sospechoso durante una semana antes de que un tribunal revise la legalidad de la detención. Esto viola claramente las normas internacionales que exigen que un tribunal revise toda detención sin dilación. Es igualmente inquietante que las autoridades no tengan que notificar al acusado de su derecho a un abogado hasta que el tribunal decida sobre la legalidad de la detención, una diligencia que puede llevar hasta 72 horas adicionales. El hecho de no informar al acusado de este derecho antes de transcurridos hasta diez días después de una detención supone que el detenido no cuente con asistencia legal durante un período crítico y permite a las autoridades ejercer una presión indebida sobre el detenido por medio de interrogatorios o intimidación. En la práctica, las autoridades cubanas no acatan ni siquiera las claras disposiciones de esta ley. El Código de Procedimiento Penal concede amplia libertad a los jueces para determinar si mantienen a los sospechosos en prisión provisional. Los jueces suelen abusar de este poder con respecto a los críticos del Gobierno.

    La Constitución de Cuba declara que los ciudadanos tienen derecho a un abogado, pero la legislación procesal cubana, la prohibición de un colegio de abogados independiente y las poderosas y politizadas autoridades judiciales y fiscales debilitan radicalmente este derecho. El permitir "legalmente" detenciones de diez días sin exigir que los detenidos sean informados de su derecho a un abogado, mucho menos a un abogado designado, supone claramente una falta de garantía de un verdadero derecho a la defensa legal. Las estrechas relaciones entre jueces, fiscales, abogados nombrados o aprobados por el Estado y los órganos policiales hacen que muchos acusados tengan muy pocas esperanzas en que sus abogados puedan o vayan a hacer algo más que pedir una condena menor. En 1973,el Gobierno cubano eliminó los bufetes privados y exigió a todos los abogados que no trabajaban directamente para el Estado que se unieran a bufetes colectivos. A varios abogados independientes que habían representado a disidentes se les negó la participación en bufetes colectivos. 

    Aunque en la Ley de Asociaciones cubana se contempla la garantía del derecho a la libertad de asociación, en la práctica, la legislación prohíbe toda organización verdaderamente independiente. La ley requiere que las organizaciones se "coordinen" o "colaboren" con un organismo estatal correspondiente, al que denominan "órgano de relación." El cumplimiento de esta condición supone la supeditación del grupo a la organización gubernamental, al permitir que un representante del organismo estatal asista y partícipe en todas las reuniones previstas o no; y requerir al grupo que informe al organismo estatal por adelantado de todas las publicaciones, se coordine con el organismo gubernamental en relación con la participación en todo evento nacional o internacional, informe periódicamente al organismo sobre sus actividades y notifique por adelantado de la fecha y la hora de todas las reuniones u otras actividades.

    En lugar de renunciar al control de la libertad de expresión, asociación, prensa y movimiento, en los últimos años, el Gobierno cubano ha creado nuevos mecanismos para fortalecer su autoridad represiva. En febrero de 1999, la Asamblea Nacional de Cuba aprobó la Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba, que entró en vigor en marzo de 1999. La ley establece duras penas de hasta 20 años de prisión para cualquier hecho que pudiera ser interpretado como un acto de apoyo al embargo estadounidense sobre Cuba. La nueva ley sirve de reglamento de ejecución de una ley aprobada en diciembre de 1996, la Ley de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas, que el Gobierno cubano describió como "una respuesta a la Ley Helms-Burton." La Ley de Libertad y Solidaridad Democrática de Cuba de marzo de 1996 (también conocida como Helms-Burton) consolidó el embargo comercial estadounidense sobre Cuba. En respuesta, el Gobierno cubano creó amplias restricciones adicionales a la libertad de expresión, criminalizando incluso el apoyo aparente a las políticas estadounidenses. En febrero de 1997, el Ministro de Relaciones Exteriores Roberto Robaina firmó una resolución ministerial por la que regulaba el trabajo de los medios de comunicación extranjeros en Cuba. El nuevo reglamento requiere que los corresponsales extranjeros demuestren "objetividad," se adhieran estrictamente a los hechos y actúen en consonancia con la ética profesional que rige el periodismo, o se enfrenten a una reprimenda o la retirada de credenciales. En abril de 1997, el Decreto 217 estableció restricciones al movimiento interno como supuesta respuesta a problemas de salud pública, bienestar y orden público. Aunque es posible que estas razones sean legítimas deconformidad con las normas internacionales de derechos humanos, las declaraciones previas del Presidente Castro en las que subrayaba el interés del Gobierno en minimizar la "indisciplina" y mantener un control estricto del movimiento ciudadano por motivos de seguridad, ponen en entredicho las verdaderas motivaciones del Gobierno al promulgar el Decreto 217. Aunque la ley no resultó en redadas masivas y deportaciones, los inmigrantes cubanos en La Habana manifestaron su frustración por no poder elegir donde vivir y porque la policía había aumentado la petición de documentos personales y pruebas de residencia "legal."

    El Gobierno cubano mantiene la pena de muerte por crímenes graves y amplió su aplicación a dos delitos más a principios de 1999. Human Rights Watch se opone a la pena capital por ser una práctica inherentemente cruel que suele aplicarse de manera discriminatoria. Es más, la falibilidad natural de todos los sistemas de justicia penal plantea el riesgo de que se ejecute a personas inocentes aunque se respete plenamente el debido proceso legal. Las graves deficiencias procesales del sistema legal cubano y la falta de independencia judicial aumentan en la práctica la posibilidad de constantes injusticias. La legislación cubana concede mínimas oportunidades de recurrir sus sentencias a los condenados a muerte. En Cuba, el recurso ante el Consejo de E Estado -- un órgano presidido por el Presidente Castro, con miembros seleccionados por la Asamblea Nacional, y considerado la "representación suprema del Estado de Cuba" en virtud de la legislación cubana -- como arbitro en última instancia de los casos capitales niega a los acusados una vía importante de apelación.

    Los menores de 18 años en Cuba corren peligro de verse forzados a servir en el ejército. Las fuerzas armadas cubanas reclutan obligatoriamente a jovenes de hasta 16 años.

    Las prisiones cubanas 

    El Gobierno cubano mantiene a su considerable población penitenciaria en condiciones por debajo de la norma e insalubres, en las que los presos se enfrentan al abuso físico y sexual. Las prácticas penitenciarias cubanas no se ajustan en numerosos aspectos a las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas (ONU) para el Tratamiento de los Reclusos, que ofrecen las directrices más autorizadas sobre el tratamiento de presos. Durante la elaboración de este informe, Human Rights Watch entrevistó a docenas de ex presos cubanos y familiares de éstos y de presos actuales, así como a activistas de derechos humanos dentro de Cuba, muchos de los cuales han sido presos políticos. En este proceso, Human Rights Watch recopiló información sobre 24 de las prisiones de máxima seguridadcubanas y numerosos centros de detención, tales como estaciones de policía y oficinas de la seguridad estatal.

    La mayoría de los presos padecen malnutrición fruto de una dieta insuficiente en las prisiones y languidecen hacinados en celdas sin una atención médica adecuada. Algunos soportan abuso físico y sexual, en general por parte de otros internos o con la aquiescencia de los guardias, o prolongados períodos en celdas de aislamiento. Las autoridades penitenciarias insisten en que todos los detenidos participen en sesiones de "reeducación" política bajo la amenaza de medidas punitivas. En muchas prisiones, las autoridades no separan a todos los presos preventivos de los condenados ni a los jóvenes de los adultos. Los menores se exponen, además, a la detención indefinida en reformatorios, sin garantías del debido proceso ni una sentencia concreta.

    El Ministerio del Interior cubano administra el sistema penitenciario y los soldados suelen ejercer de guardias de prisiones y de vigilantes en los campos de trabajo. Cada prisión cuenta con un reeducador, normalmente un oficial militar, encargado de dirigir el adoctrinamiento político pro gubernamental de la población penitenciaria. Los guardias de prisiones de los centros para hombres nombran a presos en puestos de responsabilidad en los consejos de reclusos y recurren a estos presos para el mantenimiento de la disciplina interna. Los miembros de los consejos cometen algunos de los peores abusos en las prisiones cubanas, entre ellos las palizas a otros presos como medida disciplinaria y el abuso sexual de presos, bajo las órdenes directas o con la aquiescencia de los funcionarios de prisiones.

    Los presos políticos cubanos, encarcelados por ejercer sus derechos fundamentales a la libertad de asociación, expresión, opinión o movimiento, demuestran como opera la maquinaria represiva del Gobierno. Se trata de una amenaza real de encarcelamiento frente a cualquier signo de oposición política pacífica. Numerosos activistas cubanos que padecen detenciones por períodos cortos y reciben advertencias oficiales de que serán procesados por delitos políticos se toman en serio el peligro de ser juzgados y encarcelados en prisiones cubanas. Y mientras la existencia de cientos de presos políticos amilana a los posibles opositores internos, el Gobierno cubano también utiliza la puesta en libertad ocasional de presos para maximizar su capital político en el extranjero. La privación de la libertad de estas personas en Cuba representa un escandaloso desprecio a sus derechos fundamentales. Las condiciones inhumanas y las medidas punitivas adoptadas contra los presos en varios casos investigados por Human Rights Watch son tan crueles que alcanzan el grado de tortura.

    Además de sufrir las vicisitudes que padecen todos los presos cubanos, los presos políticos de Cuba se enfrentan con problemas exclusivos a su situación de activistas no violentos, con frecuencia por defender ideas contrarias a las delGobierno o criticar las violaciones de los derechos humanos en las prisiones. Las autoridades penitenciarias se niegan a reconocer el estado diferente de los presos políticos y los sancionan por negarse a participar en la reeducación política, no llevar uniformes carcelarios o denunciar las violaciones de los derechos humanos en las prisiones. Los guardias limitan las visitas de familiares a los presos políticos y suelen hostigar a sus visitantes. Además, los familiares de presos políticos se enfrentan a la intimidación gubernamental fuera del recinto de la prisión. El hecho de que el Gobierno cubano albergue a presos no violentos junto a internos condenados por delitos violentos, en prisiones de máxima seguridad, es degradante y peligroso.

    Antes del juicio, muchos presos políticos cubanos pasan habitualmente entre varios meses y más de un año en detención preventiva, con frecuencia en celdas de aislamiento. Una vez condenados, se enfrentan a períodos adicionales en celdas de castigo. El Gobierno también aplasta la libertad de expresión dentro de las prisiones con cargos penales y procesamientos de los presos previamente condenados que hablan abiertamente sobre las condiciones penitenciarias y el tratamiento inhumanos.

    La policía cubana o los guardias de prisiones suelen agravar la naturaleza punitiva del encierro incomunicado con privaciones sensoriales, tales como tapar la luz o la ventilación de la celda, retirar camas o colchones, requisar ropa o pertenencias de presos, prohibir la comunicación entre presos o reducir los alimentos y el agua por debajo de las raciones ya escasas. Los funcionarios de prisiones y de la policía también desorientan a los presos dejando las luces encendidas en las celdas durante 24 horas al día, cambiando la hora en los relojes o poniendo incesantemente música a gran volumen. Expertos en el tratamiento de supervivientes de la tortura consideran que estas medidas son métodos para imponer tortura física o psicológica.

    El tratamiento que el Gobierno cubano concede a los presos políticos es una violación de sus obligaciones de conformidad con la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, que ratificó el 17 de mayo de 1995. Según la Convención, los períodos prolongados de detención incomunicada de presos preventivos o condenados, las palizas y los procesamientos de presos políticos previamente juzgados-cuando esas prácticas resultan en dolor o sufrimiento grave-constituyen tortura. Es más, la Convención contra la Tortura prohíbe claramente las represalias contra las personas que denuncian la tortura.

    En ocasiones, cuando destacadas personalidades internacionales piden la liberación de presos políticos cubanos, el Gobierno de Cuba pone en libertad a presos antes de la conclusión de su condena, con frecuencia a condición de que salgan del país para siempre. En una entrevista de octubre de 1998, el PresidenteFidel Castro habló con franqueza sobre la visión cubana de la puesta en libertad de presos, insistiendo en el "espíritu" con el que se plantean las solicitudes de liberación de presos, en lugar de considerar si el procesamiento y encarcelamiento de estas personas era justo o no. Los comentarios de Castro revelaron la naturaleza política y calculada de la respuesta del Gobierno cubano a las peticiones de puesta en libertad de presos.

    Formas en que rutinariamente se manifiesta la represión 

    Además de sentenciar a penas de cárcel a activistas o detenerles durante largos períodos sin juicio, el Gobierno cubano emplea otras tácticas para impedir que personas y organizaciones emprendan actividades que constituyan, o parezcan constituir, una oposición a sus políticas o prácticas. Entre la serie de medidas represivas se encuentran las detenciones arbitrarias durante cortos períodos, las advertencias oficiales, la retirada de empleos o viviendas, la vigilancia, el hostigamiento, la intimidación y el exilio forzado. Las acciones gubernamentales contra disidentes se producen aparentemente en oleadas, con períodos de calma seguidos de un intenso hostigamiento, en respuesta con frecuencia al aumento de la actividad opositora. Aunque la visita del Papa a Cuba en enero de 1998 marcó un período de relativa calma, las presiones del Gobierno aumentaron conforme avanzó el año. A principios de 1999, el Gobierno juzgó a varios disidentes y detuvo a docenas de periodistas y activistas independientes. Los disidentes dispuestos a criticar públicamente al Gobierno se exponen a graves consecuencias, que van desde el trauma provocado por las detenciones injustas y los posibles enjuiciamientos, a la pérdida de sus casas y sus fuentes de ingresos, así como al importante coste emocional causado por los actos de repudio individuales u organizados y la privación del contacto con la familia, la comunidad y la cultura que provoca el exilio forzado. 



    Las acciones gubernamentales contra disidentes se producen aparentemente en oleadas, con períodos de calma seguidos de un intenso hostigamiento, en respuesta con frecuencia al aumento de la actividad opositora.

    Los activistas de derechos humanos y los periodistas independientes se encuentran entre los objetivos más frecuentes del Gobierno, junto con los sindicalistas independientes. El Gobierno cubano mantiene una posición firme respecto al periodismo independiente, recurriendo no sólo a las organizaciones de masas, sino también a las fuerzas de seguridad y los tribunales para amenazar, intimidar, detener y procesar a periodistas independientes. El Gobierno cubano también mantiene los procesamientos, detenciones durante períodos cortos, vigilancia, intervención telefónica y otras medidas de intimidación contra los activistas de derechos humanos. Los presos que se manifiestan públicamente contra los abusos también padecen la violencia física y otros castigos en los centros de detención cubanos. Entre el resto de los miembros de la nueva sociedad civil cubana sometidos al hostigamiento del Gobierno se encuentran los miembros de los partidos políticos independientes y de las organizaciones independientes de académicos, profesores, profesionales de la medicina, artistas, activistas medioambientales, entre otros. La negativa del Gobierno a reconocer legalmente a los grupos de oposición expone a todos los miembros de las organizaciones no autorizadas al riesgo de ser detenidos y procesados por el simple hecho de pertenecer a un grupo.

    El Gobierno cubano prohíbe habitualmente la entrada en el país a prensa internacional y a investigadores de derechos humanos con la intención de evitar la publicidad negativa. En una entrevista de octubre de 1998, el Presidente Castro explicó cuáles eran las condiciones para que los periodistas de burós de prensa estadounidenses obtuvieran visados y dijo que si tuviera la certeza de que los reporteros que vinieran a Cuba serían objetivos y no estuvieran influidos de antemano, les darían el visado. Las restricciones en Cuba del trabajo periodístico y la información en materia de derechos humanos se encuentran entre las más estrictas del hemisferio occidental.

    Los derechos del trabajador en Cuba 

    Al ser prácticamente la única fuente de empleo en la economía controlada por el Estado, el Gobierno cubano ejerce un control estricto de los derechos del trabajador. El Gobierno cubano no sólo prohíbe los sindicatos indep

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