Juzgan a maestro cubano que mató a su alumno
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
El joven maestro cubano que mató de un silletazo en la cabeza a uno de sus alumnos, fue juzgado a puertas cerradas en un tribunal de La Habana y podría encarar una condena de siete años, según dijeron fuentes vinculadas al caso.
El juicio contra el profesor Joaquín Torres, de 21 años, se realizó el 11 de noviembre en el Tribunal Provincial de Ciudad de La Habana bajo un fuerte despliegue de fuerzas policiales. Sólo un reducido grupo de familiares tuvieron acceso a la sala, ocupada mayormente por militares.
Torres fue acusado por el homicidio de Daniel Castañeda Alayo, en plena clase.
Daniel, de 12 años, era alumno de la escuela secundaria básica "Domingo Sarmientos'', ubicada en la barriada habanera de Lawton. El incidente ocurrió el pasado 1 de febrero durante un altercado en el aula.
"Sólo se permitió el paso de unos pocos familiares, ni siquiera el hermano del niño pudo asistir al juicio'', relató una fuente cercana a la familia de la víctima. "Al resto de los parientes y amigos se les negó la entrada, pues la sala estaba llena de policías''.
La fuente consultada por El Nuevo Herald dijo que durante la audiencia declararon el director de la escuela y cinco estudiantes, tres varones y dos hembras.
"Se trató de apaciguar el caso y la fiscal a cargo parecía por momentos una abogada del acusado'', dijo el informante bajo condición de anonimato. "Hubo declaraciones muy contradictorias por parte de los testigos y muchas preguntas quedaron en el aire''.
Agregó que los padres de la víctima estaban desconsolados y "la única atención que recibieron fue pedirles silencio''.
Aunque no trascendió durante el juicio, la fiscal dijo a familiares que ha pedido para el acusado una condena de siete años.
Torres fungía como maestro emergente o "profesor general integral'' (PGI), la iniciativa lanzada en el 2000 por el entonces gobernante Fidel Castro para suplir las carencias de educadores con jóvenes formados en cursos de apenas ocho meses.
Según testimonios obtenidos por el Nuevo Herald, Torres llegó a La Habana procedente de la oriental provincia de Holguín en agosto del 2007 y fue ubicado en un albergue de la barriada de Luyanó junto a otros "maestros emergentes''. Comenzó a impartir clases en septiembre del pasado año.
"Este caso ha puesto de manifiesto la debilidad del sistema educativo cubano'', comentó la fuente. "Los niños estaban a cargo de un maestro sin formación ni titulación, ni la madurez necesaria para el trato con personas en formación''.
El incidente que resultó en la muerte del menor ocurrió cuando Torres le lanzó la pata de una silla, a la distancia de cuatro metros. El objeto penetró el cráneo del niño, quien falleció tras ser trasladado por su agresor al cercano hospital Miguel Enríquez.
Apenas dos meses después del trágico incidente, el mandatario Raúl Castro sustituyó al ministro de Educación, Luis Gómez, y asignó la responsabilidad a la profesora Ana Elsa Velázquez Cobiella, doctora en Ciencias Educativas.
Como parte de los cambios en el sector, la ministra Velázquez anunció semanas después de su nombramiento que serían reformados los planes de los maestros emergentes bajo un "nuevo modelo'' de preparación y supervisión docente. Los llamados PGI representan actualmente más del 40 por ciento de la plantilla en el sistema educacional de la isla.
La educación cubana -considerada uno de los pilares del sistema socialista- comenzó a dar señales de una profunda crisis desde finales de los años 90, debido al éxodo masivo de maestros hacia otras profesiones mejor remuneradas.
Según recientes estadísticas del Ministerio de Educación, las escuelas de enseñanza primaria y media de La Habana encaran un déficit de 8,576 maestros y han tenido que recurrir a más de 4,500 docentes de otras provincias para apoyar el funcionamiento del presente curso.
Como parte de la estrategia lanzada para enfrentar la situación, Raúl Castro exhortó a cientos de maestros retirados a regresar a las aulas, con el compromiso de una doble retribución monetaria.
En el actual curso, más de 658 profesores jubilados de La Habana regresaron a las aulas para impartir clases en las escuelas primarias y supervisar a los maestros de secundaria.
El gobierno se ha visto obligado a movilizar a más de 4,500 maestros jóvenes desde todas las provincias para apoyar la enseñanza en escuelas secundarias de la capital.
Los maestros han sido alojados en 16 villas, la mayor de ellas ubicada en la Ciudad Escolar Libertad (antiguo campamento militar de Columbia).