Las prostitutas del mundo occidental se escandalizarían al saber que una “jinetera” cubana ofrece su cuerpo entero por unos tejanos o por una cena en un simple restaurante de segunda categoría. Muchas lo hacen esperando a ese príncipe azul que las sacará de la vida austera en que se han visto sometidas desde la infancia.
El fenómeno del turismo sexual nació a principios de los años noventa en Cuba debido a la paupérrima situación económica del país tras la pérdida de los fondos que recibían de la Unión Soviética. Desde entonces, los nativos vieron en el turismo una manera rápida para subir peldaños en la escala económica y social. Ya sea confeccionando brazaletes, montando tenderetes o construyendo discotecas y hoteles a mansalva. Algunos usando la imaginación como los “liadores” de porros que se alquilan por día en Jamaica y otros u otras entregando lo que tienen; su cuerpo adolescente a todo aquél turista sin escrúpulos que llega a un país que considera “inferior” y pretende hacer todo aquello que es incapaz de hacer en casa.
En España precisamente empezaron a proliferar los chárter cargados con lo que supuestamente eran hombres de negocio que adquirían el denominado “paquete cubano”: jabón de tocador, medias de cristal, productos higiénicos y algún extra más. A esos empezaron a llamarlos en la isla, los “turipepes”.
El turismo sexual parecía controlado hasta que se le escapó de las manos al gobierno cubano. Las prostitutas de un día, pasaron a dedicarse más a menudo a este negocio que poca mano de obra se necesita. Con el tiempo necesitaron de proxenetas para defenderse, luego vinieron las casas de alquiler por horas, restaurantes privados y dedicados al tema y con ello se desplegó una red que superó las iniciales expectativas de un simple sobre-sueldo o sueldo a secas. Llegaron las navajas, las drogas, etc.
Fidel Castro trató de pararlo en 1998. Lanzó el “Operativo Lacra” realizando masivas redadas para controlar la situación, cerrando incluso locales y discotecas. Eso provocó a la larga que la prostitución se ejerciera de una manera más a escondidas limpiando levemente la imagen del régimen cubano y hoy en día son pocas las que ofrecen su cuerpo a cambio de un tejano o de una cena. Las tarifas se mueven entre los 25 y 60 euros e incluso se ofrecen servicios a través de Internet donde más que páginas de contactos parecen carnicerías donde sólo falta el corazón de la ternera.
Hoy en día el turismo sexual todavía sigue. De todas maneras, la prostitución se realiza de una manera más discreta. Cuentan en Cubanet que en locales como El Túnel todo es posible con dólares en la mano con algunas muchachas que recién han cumplido los 16 años de edad. Los precios por supuesto sólo los pueden ofrecer los turistas venidos de occidente y alguna chica todavía espera que el principito azul que va a esos antros se la lleve a España por 500 dólares (precio que cuesta toda la burocracia) y rehaga su vida en un mundo mejor. Demasiado pedir para alguien que sólo busca sexo a cambio de carne adolescente.
Cuba posiblemente sea el país más conocido en cuanto a turismo sexual pero otros destinos comunes son Brasil, Camboya, Costa Rica, China y Tailandia.
Si me permitís opinar al respecto pues el tema cubano lo vivo muy de cerca dado que mi esposa es cubana, y por cuestiones familiares viajo a menudo a este país.
Estás tratando un tema que desde el punto de vista español vivo con vergüenza ajena, cuando en el avión a La Habana ves a decenas de hombres (pero también mujeres) orgullosos de la gran proeza que van a realizar cuando lleguen al destino. De hecho lo vivo con repugnancia. Iba a decir como se conocen estos vuelos pero no creía apropiada la palabra en este blog.
Desde el lado Cubano hasta cierta época podía considerarse una cuestión de supervivencia. Pero también digo que la jinetera se ha profesionalizado, convirtiéndose ya en verdadera prostitución.
Debo decir también que el hecho ya no ocurre únicamente con los turistas, sino que las propias autoridades, empezando por la propia policía, utilizan su poder para conseguir los favores de dichas muchachas bajo amenazas de acusaciones y detenciones.
En definitiva, el problema como dices se le ha ido de las manos al régimen castrista, y la solución pasa por asumir que quien no trabaja, ejerce la prostitución, por lo que cualquier chica que ande por los alrededores de un hotel o una zona turística corre el riesgo de ser detenida por prostitución. Hecho significativo teniendo en cuenta que toda La Habana es zona Turística, y algunos hoteles están situados junto a viviendas particulares.
En nuestro caso familiar donde mi esposa tiene dos hermanas y tenemos la desgracia de tener un apartamento a una calle de un hotel, han sido numerosas las veces que hemos tenido que ir a buscar a la comisaría a mis cuñadas "por estar ejerciendo la prostitución de camino a casa".
Curioso país es Cuba.