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General: Yoani Sánchez: la hija de PRISA
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De: matilda (Mensaje original) |
Enviado: 01/01/2009 17:36 |
Yoani Sánchez: la hija de PRISA La República ¿Cómo escribir un artículo serio sobre un asunto que no lo parece?, ¿o que lo es, por las implicaciones que adquiere en la guerra mediática contra Cuba, aún cuando no lo sea por naturaleza propia? El terreno ha sido previamente minado. Como toda mercancía, hecha para ser vendida, Yoani Sánchez es fotografiada con intencionalidad: frente al lente, muestra su iracunda delgadez, con el aplomo de una huérfana que reta a los posibles padres sustitutos. El invisible cintillo del anuncio dice: “Una mujer moderna, frente a su laptop, en un apartamento de la ciudad hostil, expone libremente sus opiniones”. Las fotos recorren el ciberespacio. ¿Quién se atreve a ofender a una indefensa mujer? Todo ha sido bien pensado, porque en una cultura machista como la hispana, una mujer no debe ser desmentida por un hombre. Cualquiera que ose cuestionar el paquete que se expone en la vitrina de la tienda mediática será atacado por los defensores del arca perdida. Pero, ¿es realmente importante Yoani? Tratemos, pese a todo, de avanzar, hurgando por aquí y por allá en Internet. En el empeño por construir una oposición mediáticamente creíble que justifique los ataques a la Revolución cubana, los financistas habían pasado por alto un hecho: los repentinos “líderes” de los grupúsculos contrarrevolucionarios pueden ser recibidos por presidentes o embajadores, y ser aceptados como legítimos por los idiotizados lectores de la prensa internacional, pero no por los cubanos. Un detalle lo echa todo a perder: ¿cómo es posible que se reúnan en la residencia del representante de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba para participar en un simulacro de elección, como si fuesen estadounidenses, y que –ya en el colmo del desparpajo—, “elijan” mayoritariamente a Mc Cain, como cuatro años atrás hicieran con Bush, los candidatos que ciertamente habían prometido los pagos más jugosos? Esos “líderes” sirven, eso sí, para decir una palabras o caminar unas cuadras frente a las cámaras de los corresponsales extranjeros que han recibido la instrucción de divulgar sus actos, como aquel dibujante (no existía la fotografía aún) que fue instruido por el magnate de la prensa William Randolph Hearst en La Habana de 1898: “haga usted los dibujos, que yo pongo la guerra”. Una de sus máximas era esa: “yo hago las noticias”, y con ello quería decir que las inventaba, y después, si acaso resultaba imprescindible, las hacía suceder. El proyecto Yoani es una acción que explora otros caminos. ¿Quién es ella? Una filóloga graduada en la Universidad de La Habana, esposa de uno de los publicitados (y ya demasiado “quemados”) “disidentes” de antaño, Reinaldo Escobar. Se fue de Cuba y anduvo por algunos países europeos. Dicen que en España conoció a Carlos Alberto Montaner –que a pesar de haber puesto algunas bombas en cines de La Habana, de ser oficial de marines y de pertenecer a la CIA, quiere ser intelectual y pretende regresar a Cuba como candidato a la presidencia. Pero Yoani regresó. Mauricio Vicent, que tuvo la misión de darla a conocer en El País, la cara madrileña –sin dudas más culta— de El Nuevo Herad miamense, ambos propiedad del Grupo PRISA, lo cuenta así: Yoani y Teo (su hijo) también emigraron a Suiza, pero decidieron regresar. La vida fuera de Cuba fue más dura de lo que creían, y la reunificación con su esposo resultó imposible. (…) En un viaje familiar, hace tres años, rompió el pasaporte y se presentó en Inmigración. “Tremenda sorpresa cuando me dijeron: ’Pida el último en la cola de los que regresan’”. Traía un nuevo proyecto de vida: ser bloguera. Existen más de 700 blogs (cada día aparece uno nuevo, dentro y fuera) sobre Cuba en Internet, poco o nada conocidos, ¿por qué este sería diferente? Yoani contaría, en lenguaje coloquial, cuan “desgraciados” somos los cubanos, cuan “oscuras” son nuestras vidas cotidianas. Pero de entrada advertía: no soy política, afirmación que se aferra al hecho de que no pertenece (al menos públicamente) a ningún grupúsculo. Y ¿para qué tendría que pertenecer si ninguno realmente es tomado en serio por la población? Veamos lo que en otra entrevista le pregunta Vicent y ella responde: P. Hasta ahora no se consideraba disidente, sino un “electrón suelto”. R. Sigo sin considerarme disidente. P. Pero por diferentes motivos su caso se ha politizado. ¿No teme dejar de ser la bloguera fresca Yoani Sánchez para convertirse en una opositora más? R. No tengo ese temor. (…) P. ¿Cambio de sistema o cambios en el sistema? R. De sistema P. ¿Y hacia qué modelo? R. Uno de los grandes argumentos que se utiliza para defender la revolución cubana es que hemos logrado hacer un socialismo sui géneris. ¿Por qué no podríamos hacer un capitalismo sui géneris? Lo que necesita este país es una inyección de creatividad y de libertad para producir, y el socialismo es una camisa de fuerza a todo eso. Si obviamos la tontería de hablar de un capitalismo sui géneris, todo queda claro. Entonces, ¿qué de especial tiene esa intención de narrar críticamente la realidad cotidiana en un país donde todas las personas siempre han hablado y criticado en voz alta las imperfecciones de su entorno? Una sola diferencia: mi vecino, mi casual compañero de viaje en la atestada guagua de las mañanas, o de la cola de cualquier establecimiento, increpa y maldice con naturalidad, para después hablarme de su hijo en la escuela y finalmente, algún día, encontrarlo en su taller, lleno de grasa y de espíritu, inventando las piezas que no puede adquirir el país, para que el ómnibus que maneja pueda seguir sirviéndonos. La diferencia, aunque sutil, es precisamente política: las personas que suelen expresar con pasión sus criterios en la calle no necesariamente quieren cambiar el sistema, reimplantar el capitalismo en Cuba. Yoani sí. Ese es el sentido de su blog, como ella declara. Por eso sonreí cuando encontré en el blog de Elaine Díaz Rodríguez (La Polémica Digital), una cubana muy joven (mucho más que Yoani), este comentario: ¿Por qué no escribo de Yoani? Hace días me preguntaba esto una y otra vez. Ayer, después de lidiar nuevamente con ‘la maldita circunstancia del agua por todas partes’ me respondía: ¿por qué escribir de ella? Sencillamente prefiero escuchar lo que comentan en las guaguas, ver la expresión del rostro de aquel viejo recostado en el piso que se ha convertido ya en parte del cine Riviera, oír los gritos en la cola del Yara por ver una película latinoamericana. Prefiero construirme mi propia Cuba, un espacio donde no solamente hay puntos negros, todos perfectamente dibujados en el espacio de Yoani. Quiero creer que mi país va a estar mejor. Me niego a pensar en Cuba desde una tercera persona, como decía Alejandro alguna que otra vez. Cuba no es perfecta, no es la isla de maravillas que han pintado nuestros medios, pero tampoco es el inhóspito lugar que me presenta Yoani, o al menos, me rehuso a verlo así. Por cierto, ese Alejandro, al que la autora se refiere, joven ingeniero (mucho más joven que Yoani) y profesor de la Universidad de Ciencias Técnicas de La Habana conocida como CUJAE, según sus viejas siglas, también tiene un blog llamado Artilugios.cu al que acompaña un lema: “Otro blog desde Cuba, pero no de catarsis”. Claro que ese comentario de Elaine –a quien no conozco personalmente, y con la que espero no coincidir en todo (sería muy aburrido), pero a quien leo con placer—, es cuanto menos calificado de “sospechoso” por esos extraños “defensores” de la libertad de pensamiento que apoyan con frenesí a Yoani. Ellos manejan un ridículo concepto de independencia: solo se es independiente si se disiente de la Revolución. Todo el que exponga un criterio que la favorezca, aún mínimamente (decir por ejemplo, que se prefiere construir antes que destruir), es un portavoz oficial, un “privilegiado”. Hace ya algunas semanas mi amigo Bladimir Zamora, poeta y periodista fundador de El Caimán Barbudo, fue acusado en varios sitios de Internet –como venganza, por su desaprobación de un acto de irrespeto público a la bandera cubana de un joven escritor contrarrevolucionario—, de vivir de “las prebendas del régimen”. Bladimir vive desde 1979 en un pequeñísimo cuarto que sus amigos llaman “la gaveta”, en un edificio solariego con baño colectivo de la Habana Vieja. La libertad de expresión tiene para ellos un límite que no puede franquearse: el apoyo a la Revolución. Son cazadores obsesivos de cualquier frase o adjetivo que matice o valore la obra de la Revolución, para de inmediato descartar o desacreditar al expositor como “oficialista”. Pero vuelvo a la pregunta inicial: ¿por qué el blog de Yoani, que tuvo la pretensión de querer representar a toda una generación, adquirió visibilidad? No por su excelencia. Si todavía discutimos este punto es porque a los promotores de esta guerra como la llama el contrarrevolucionario Manuel Sosa (dejémonos de eufemismos, y no me refiero por supuesto a su obra literaria, sino a su pensamiento), no les interesa la verdad. Y la verdad es sencilla: apenas unos meses después de abierto, El País y El Nuevo Herald, y enseguida EFE, la agencia española de noticias, se ocuparon de lanzarla. ¿Porque era acaso un blog muy exitoso? Los sucesivos artículos sobre Yoani inventaban la leyenda como quería Hearst, para que se hiciera realidad. Desde el principio mentían de manera deliberada: “El blog más leído de Cuba”. Periódicos asociados de países latinoamericanos reproducían la “noticia”. Los corresponsales extranjeros en La Habana, sin pistas aún, estaban atónitos. Pero supongo que al fin terminó por ser el más visitado: todo el que leyera esas apologías terminaba por buscar el sitio para ver de qué se trataba. Unos meses después no pareció demasiado extraño el otorgamiento del Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital (15 000 euros) al blog de Yoani, aunque los especialistas sonrieran incrédulos: una “limpia” manera de pagar los servicios y de otorgar legitimidad internacional. Algunos blogueros de más trayectoria e igual énfasis contrarrevolucionario se sintieron traicionados. La “perreta” de Hernández Busto debió haber sido colosal para que a última hora sustituyeran a Raúl Rivero, sin dudas mejor escritor, y lo designaran a él para recibir el Premio en Madrid a nombre de Yoani Sánchez. Aún así, debió de sentirse frustrado: los cintillos de prensa lo ignoraban. Pero le explicaron, seguro que le explicaron, porque a partir de entonces incorporó los textos de Yoani a su blog y se esforzó por ser su portavoz en el ciberespacio. Claro que lo mejor estaba por venir. Nunca digas que lo viste todo: la revista Time seleccionó a Yoani entre las cien personalidades más influyentes del mundo, en el acápite de héroes y pioneros. Su blog había nacido en abril de 2007 –restemos los meses iniciales, en los que necesariamente nadie podría conocerla—, y la selección que se publica en abril de 2008, corresponde al año transcurrido. ¿Qué absurda situación me obliga a explicar que la ubicación de una persona que es absolutamente desconocida en su país y fuera de él, al menos para la inmensa mayoría de las personas, no puede ser considerada entre las cien más influyentes del mundo? ¿Será que son las cien personas más influidas? Pero las cosas no son como son, sino como la (gran) prensa dice que son. Yoani Sánchez compartía su lugar de honor con figuras del espectáculo como Brat Pitt, Angelina Jolie, Oprah Winfrey y Mia Farrow, entre otros, y con políticos como George W. Bush, Evo Morales, Hu Jintao y el Dalai Lama. Un titular de prensa argentino en Internet afirmaba: “Una cubana más influyente que Fidel”. ¿Alguien puede creerlo? La propia galardonada diría en una entrevista: Junto a noventa y nueve famosos me ha puesto la revista Time en su lista de personas influyentes del 2008. A mí, que nunca me he subido a un escenario, ni a una tribuna y que mis propios vecinos no saben si “Yoani” se escribe con “h” intermedia o con “s” final. (…) Ahora la vanidad solo me alcanza para imaginar que los otros inscritos se estarán preguntando ‘¿quién es esa desconocida blogger cubana que nos acompaña?’. Sin complejos, El País la seleccionó nuevamente a fines de 2008 entre las cien personalidades de Iberoamérica. Solo dos cubanos aparecen en la lista: Bebo Valdés –excelente músico octogenario, que por supuesto reside en Europa—, y Yoani. Otros premios han sido y serán, sin duda, otorgados a la bloguera, algunos solo para legitimarla y darle visibilidad, otros además para “blanquear” su salario. ¿Pero hablamos de una bloguera o de una activista política contrarrevolucionaria? ¿Quién politiza su blog, que sin la maquinaria publicitaria de PRISA hubiese pasado sin penas ni glorias? La revista Time justifica su elección con un lenguaje político: “en las narices de un régimen que jamás ha tolerado el disenso, Sánchez ha practicado lo que los periodistas de su país no han podido en papel: libertad de expresión”. Invito a los lectores desprejuiciados de Time, cuyo criterio de libertad de expresión no esté constreñido al enfoque contrarrevolucionario (también se ejerce libertad de expresión a favor de la Revolución), a hurgar en la blogosfera cubana, y encontrarán sorpresas. Y también los invito a adentrarse en la literatura cubana actual editada en Cuba y en el cine producido por la Revolución, no solo el más reciente. Claro que para autores como Zoé Valdés que viven del panfleto contrarrevolucionario, por ejemplo, y para los que han optado por una militancia contrarrevolucionaria, los escritores cubanos que no declaran su oposición a la Revolución son “cobardes” o “viven de sus prebendas”. Por eso cada artista –sea músico, escritor, cineasta o bailarín—, cuando viaja es acosado con preguntas que intentan definirlo políticamente. Los que dan respuestas diáfanas de respaldo al proceso en el que se formaron y viven, son injuriados –como recientemente le sucediera a Paulito FG en Miami, un salsero muy popular, que sorprendió a su entrevistadora al declarar su fe en Fidel—, los que se tornan ambiguos en sus respuestas (un recurso de sobrevivencia que no practico) son atacados por unos y elogiados con reservas por otros, pero solo los que asumen la “militancia de la industria anticastrista” son considerados libres. Cuba es un tema político, en el que los puntos intermedios no cuentan. Las opciones son “claras”: o se es “libre”, y se asume el libreto ya previamente elaborado por las trasnacionales del poder; o se es “esclavo” y se apoya a la “decadente” “dictadura” comunista. ¿Acaso existe libertad en la repetición del discurso que los grandes medios imponen?, ¿alguien ha sacado la cuenta de que quienes defendemos a la Revolución somos los ciudadanos más libres y originales de este mundo unipolar, carente de pensamiento propio?, ¿que el poder revolucionario es un minúsculo contrapoder en el totalitario y bien remunerado espacio de la contrarrevolución global? Vuelvo a mi pregunta: ¿es Yoani una simple bloguera o es una activista política? No es necesario hacer referencia en la respuesta a su esposo, bien definido en este sentido. Presumamos que una cosa es él, y otra ella (aunque aquel participa en la coordinación de su blog y en sus actividades “colaterales”). Simplemente, observemos su comportamiento público. Fabricada para parecer una joven inconforme de su cotidianidad, y no una política, Yoani ha entrado en puntillas por la puerta de la cocina para intentar sorprender a los inquilinos que están alertas en la sala de la casa. Organiza reuniones de blogueros “libres”, es decir, políticamente definidos en contra de la Revolución, y desestima cualquier otro foro de blogueros cubanos que no siga sus pautas. Leamos algunos de los comentarios que recoge el blog de Hernández Busto sobre este tema –el lector debe saber que en el blog “libre” de Hernández Busto no puede comentar cualquier lector; como pudo comprobarse en marzo de 2008, las opiniones que disentían de su posición contrarrevolucionaria de inmediato fueron censuradas, y sus emisarios vetados de forma policíaca: “la brigada internética que está entrando desde Cuba (escribió entonces) con comentarios fidelistas: pierden el tiempo. Todas esas IP están baneadas en Penúltimos días, y las que no lo estaban las acabo de sumar ahora. Vayan a trabajar a otro sitio”—, que arrojan mucha luz sobre el carácter y el sentido de la labor de Yoani, junto a la de dos o tres bitácoras más: [Un tal Gabriel dice]: Sin embargo, sería una idea malísima que la disidencia —empezando por la propia Yoani— boicotease ese evento. Creo que los blogueros cubanos independientes [léase, contrarrevolucionarios] tienen que estar presentes. ¿Será que ese tal Gabriel –nombre auténtico o falso, quién sabe—, es un tipo totalmente despistado?, ¿por qué incluye a Yoani en la “disidencia”? Pero si hay alguien a quien ese detalle no se le escapa es a Zoé Valdés, aunque suene raro que defienda a alguien que no esté metido hasta el cuello en la contrarrevolución. Y casi en un susurro virtual rectifica al inoportuno comentarista: Están persiguiendo oficializar el bloguerío para convertir justamente a Yoani en disidente, algo que ella siempre ha negado, Gabriel. Pero a Gabriel nadie le explicó bien las cosas, porque el pobre muchacho sigue metiendo la pata, y responde: Querida Zoé: Sé perfectamente que a Yoani no le gusta nada que la etiqueten como disidente; y respeto profundamente su punto de vista. Sin embargo, ese respeto mío no es lo tan grande como para negar lo evidente. Ella es una disidente en el sentido literal de que disiente de las tesis oficiales. La conversación se torna todavía más interesante cuando entra Roger, el organizador de la reunión de blogueros cubanos que no fue divulgada ni elogiada por El País, ni por su par miamense (a Roger lo acusaron de ser “seguroso”), porque no la lideraba Yoani, ni perseguía los fines políticos de esta. Cabe apuntar que Roger había invitado también a Yoani –incluso la felicitó cuando recibió el Premio Ortega y Gasset— pero ella no quiso asistir. Imagínense, la bloguera Yoani, considerada por Time entre las cien personalidades más influyentes del mundo, no ejercía la menor influencia entre sus pares habaneros (no ya del país). Es el momento en que Hernández Busto entra al ruedo con espíritu paternal, disculpa a Yoani por esconderse (“sé que Yoani quería pasar, pero estuvo en Pinar del Río este fin de semana”, asegura muy al tanto de sus asuntos) y –así, medio de lado, como si fuese un comentario ingenuo—, aconseja al muchacho que acoja temas políticos. Roger le contesta Yo estoy registrado en la mayor comunidad de toda Iberoamérica que se dedica al desarrollo web y allí tenemos un sub-foro que es sobre actualidad informática, veo allí muchos anuncios de encuentros y eventos de este tipo que se hacen en todo el mundo, y sobre todo en Latinoamérica y España y nunca he visto un evento de estos que trate sobre la política…¿por qué nosotros lo vamos a hacer diferente? Pero H.B. insiste, pedagógico. Uno de los asistentes al encuentro de blogueros efectuado en el Palacio de la Computación de La Habana, ripostó entonces: Que si hablamos de política… lo necesario. Reconocimos que es casi inevitable tocar el tema “Cuba” sin que haya algún matiz político. Ok, en eso estamos de acuerdo. Pero de lo que se conversó allí, el 99,99 por ciento del tiempo fue cómo hacer mejores nuestros blogs (…) Pienso que reunirse y tratar de armar una comunidad cubana de blogueros dentro de la isla es una excelente idea (gracias Roger y David), sobre todo para compartir experiencias y aprender. Si a alguien se le ocurre armar un partido político desde una plataforma de blogs, en La Habana o en Kuala Lumpur, ese es su negocio, no el mío ni el de quienes fuimos el sábado al Palacio de la Computación. Y seguro que dentro de tres meses seremos más, sea en el Palacio de la Computación, en el Morro o en Bejucal, me da igual. Una comunidad de blogueros no es un sindicato, ni una sociedad ornitológica… así que eso de los “pájaros enjaulados” me parece absurdo. Yoani no solo habla de política, hace política. Pero ¿es la bloguera Yoani verdaderamente independiente?, ¿toda esa propaganda de PRISA en sus diferentes medios, sea El Nuevo Herald de Miami o El País de España es desinteresada?, ¿son desinteresados o apolíticos los sucesivos premios que ha recibido y que por descontado recibirá?, ¿quién es Dagoberto Valdés, la persona con la que Yoani intentó realizar el encuentro de blogueros contrarrevolucionarios –que el internauta Gabriel dice que son apenas tres—, en Pinar del Río?, ¿carece Yoani de vínculos y apoyos de ciertas embajadas europeas en La Habana?, ¿tiene o no tiene vínculos con la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba? Dejo estas interrogantes abiertas. Aunque no sepa todas las respuestas, estoy seguro de que existen. Y le dirijo otras a ella: ¿qué opina de Luis Posada Carriles y de Orlando Bosh, autores intelectuales de la voladura de un avión civil cubano en pleno vuelo y de la muerte de todos sus pasajeros y tripulantes, que gracias al gobierno de Bush, supuestamente enemigo del terrorismo, viven en libertad?, ¿qué opina del bloqueo económico a Cuba, condenado –con esa palabra, no con la de embargo—, por la casi totalidad de los países del mundo? El caso Yoani –o si se prefiere, la operación Yoani—seguramente se estudiará en el futuro como ejemplo de manipulación mediática y de injerencia en los asuntos internos de una nación soberana, a pesar del poco éxito que ha tenido su traje de cordero, en un mundo acostumbrado a distinguir a cada lobezno disfrazado por sus peludas orejas. |
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De: alvermesalir |
Enviado: 01/01/2009 18:35 |
Bueno.....Buscán siempre cochinillas debajo de las piedras... Una guerra mediatica contra Cuba,...¿Claro! Porque para la manada de apapipios ,atacar a Los Castro es atacar a Cuba ...No en valde,si Fidel es Cuba,ahora que Fidel esta' enfermo ...Cuba entera esta' enferma,pero eso lo sabemos desde hace rato. Esa costumbre mal intencionada en unos e insulza en otros,de fusionar a Cuba ,el pais,con la figura de Fidel Castro...¡Pero que' cinicos son! |
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De: maikohara4 |
Enviado: 01/01/2009 19:29 |
Fidel es CUBA,Cuba es FIDEL...y al que no le guste,se tiene que j.....er. |
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De: Azali5 |
Enviado: 01/01/2009 20:23 |
Los hombres se suceden, las ideologías se vienen abajo, los líderes agonizan y los discursos se acortan, todo eso bajo el repetitivo ciclo de un sol que se pone y vuelve a salir. Cuando veo asomarse al Indio frente a mi balcón, compruebo qué pequeñez la nuestra, qué risibles pretensiones de trascendencia las de algunos. Aquí les dejo el primer sol del dos mil nueve, el dorado círculo de luz que nos sobrevivirá a todos. Les deseo un feliz año y que los rayos de este amanecer los calienten a todos. |
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De: Azali5 |
Enviado: 01/01/2009 21:17 |
Las palabras de Yoani, diciendo las cosas sencillamente pero CAEN COMO MAZAS SOBRE LOS LACAYOS DE GOBERNANTES..por eso les toca , tratar de hacerla "talco".. El tedio de este fin de año me llevó a ver el monótono espectáculo de nuestros parlamentarios en su última reunión del 2008. La fórmula de plantear problemas sin señalar las verdaderas causas, volvió -este diciembre- a la sala del Palacio de las Convenciones. Todo un estilo de decir, que comienza con una reverencia inicial más o menos así: “Nuestra Revolución ha hecho mucho por mejorar el comercio minorista, aún así subsisten problemas…” Sin esa indispensable genuflexión, se podría incurrir en un atrevimiento no permitido o ser señalado de hipercrítico e ingrato. El discurso final hecho por Raúl Castro reafirmó la idea de terminar con los subsidios. Al escuchar esa frase, se tiende a pensar sólo en el cese de la cuota racionada de alimentos que recibimos los cubanos. Pero el llamado a erradicar precios simbólicos y gratuidades innecesarias es un arma de doble filo, que puede terminar hiriendo a quien la porta. Si fuésemos consecuentes con la eliminación del paternalismo, habría que comenzar rebajando la carga que significa el mantenimiento de esa obesa infraestructura estatal que alimentamos con nuestros bolsillos. Un trabajador que produce acero, níquel, ron, tabacos o está empleado en el bar de un hotel, recibe una minúscula porción de la venta de su producción o del costo real de sus servicios. El resto va directamente a subsidiar un insaciable Estado. Entre el simbólico precio de una libra de arroz en el racionamiento o la enorme “tajada” de nuestros sueldos que se llevan quienes nos gobiernan, somos más emisores que receptores de subsidios. Erradicarlos debería ser nuestro slogan, no el de ellos. |
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De: alvermesalir |
Enviado: 01/01/2009 22:11 |
Respuesta
| | Fidel es CUBA,Cuba es FIDEL...y al que no le guste,se tiene que j.....er. | | Palabras de la Apapialatacuatrera. |
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De: Comocomo |
Enviado: 01/01/2009 23:05 |
Maiko Fidel es CUBA,Cuba es FIDEL...y al que no le guste,se tiene que j.....er. En Cuba hay dictadura, el dictador es Fidel y al que no le guste se tiene que joder |
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De: Comocomo |
Enviado: 01/01/2009 23:05 |
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De: matilda |
Enviado: 02/01/2009 01:19 |
Sin PRISA pero sin pausa....
Cuatro jóvenes cubanos opinan sobre la Revolución cubana La Revolución cubana a sus 50 años: retos del socialismo Ariel Dacal Julio Antonio Fernández Julio César Guanche Diosnara Ortega
Creemos que la historia vivida en Cuba nos ha legado advertencias revolucionarias al presente. Por ello, podemos entender el precio, las dificultades, los retrocesos y las ampliaciones de la libertad como un ideal concreto; la fuerza y la fragilidad de las utopías; la precariedad de la fe, cuando es indiscutida —y su estéril soberbia—; el carácter insaciable de la libertad: cuando se vive reclama cada vez más libertad. Entendemos que la revolución es la ampliación de cada libertad conquistada. Convencidos de que la promesa del socialismo consiste en que la libertad nacional, social y personal son contenidos de una única libertad, y que es una moralidad de la libertad, de la justicia y de la dignidad humanas, en lo que sigue respondemos, los cuatro firmantes, las mismas dos preguntas.
A pesar de no haber vivido el triunfo revolucionario de 1959, la herencia de lo que significó aquel proceso revolucionario, nos llega a los jóvenes no solo a través de la memoria histórica, sino también mediante la materialización de sus realizaciones.
¿Para ti cuáles fueron las realizaciones de esta revolución y de su proyecto socialista?
Diosnara Ortega: Desde el punto de vista del análisis histórico de las contradicciones y luchas que el proyecto de transición socialista ha vivido, más bien de una parte de ellas, selecciono el que para mí fue uno de los logros fundamentales de la revolución — de la revolución, no del socialismo— que potenció la base del proyecto de transición socialista: el poder del pueblo. La unidad social que generaron las circunstancias de los primeros años de la revolución, y el poder con que contó en parte esa unidad, fue una ganancia para la construcción de un proyecto participativo, inclusivo, de justicia social, que pretendiese alcanzar la soberanía nacional al tiempo que la individual. Es muy difícil hablar del socialismo cubano, en todo caso tendríamos que hablar del proyecto de transición socialista, el cual no ha sido evolutivo, como no lo es el socialismo ni ningún modo de producción social. Los saltos y retrocesos de este proyecto han estado influidos tanto por las condiciones del medio externo en el que se intenta producir este modo social de existencia, como por sus luchas internas. La transición es eso: un período de luchas intensas que se produce dentro y en contra de un modo de ser y hacer; en el cual el móvil de todas las relaciones sociales es el capital, el valor de cambio. ¿Cómo luchar contra la cultura del utilitarismo, contra la naturalización del consumo capitalista, contra las creencias de la supervivencia, de la superioridad? La Revolución cubana ha intensificado estas luchas en su intento de transición, sobre todo desde sus políticas. Esto ha sido un paso de avance, pero sobre todo a nivel institucional. ¿Qué pasa con la cultura de esas instituciones, qué pasa con la cultura de las personas que constituyen esas instituciones: desde la familia hasta el Estado? Ariel Dacal: Este tipo de interrogantes es cada vez más frecuente. Es lógico por dos razones, de una parte, porque 50 años es tiempo suficiente para reconstruir un pasado, evaluarlo, repasarlo, máxime cuando el proceso refiere a uno de los más importantes intentos emancipadores de la historia reciente. De otra parte, porque la Revolución cubana necesita repensar sus formas socialistas, lo que responde al agotamiento de algunas zonas del socialismo cubano y al carácter de permanente superación de si misma que debe tener toda revolución. Al pensar la revolución socialista cubana en términos de aportes hay que destacar, como primer asunto, la osadía de plantearse la construcción del socialismo en las condiciones y entorno de Cuba como país; y vinculado a ello, su capacidad de demostrar que es posible intentar un ordenamiento social con explícito carácter anticapitalista frente a las puertas del epicentro capitalista mundial y enfrentando su arrogancia manifiesta en todo momento contra tal intento. Esto ha sido posible porque el socialismo cubano se enraizó en la dignificación de los oprimidos, los excluidos, los vilipendiados, porque los despertó a la conciencia pública colectiva y obró un colosal cambio social que cubre desde la instrucción y la educación del pueblo, la inclusión de sectores preteridos como las mujeres y los negros, la atención de las condiciones de salud de millones de personas, determinadas nociones de participación social, hasta la internacionalización del nombre de Cuba, con sustancial reconocimiento moral, pues asumió la libertad de los oprimidos de otras partes del mundo como condición de su propia libertad.
Julio César Guanche: En 1959, la Revolución cubana trajo al mundo un bello ejemplar de socialismo utópico. Los cubanos se enfrentaron a las leyes de bronce de la cultura política del momento: «sin azúcar no hay país»; «aquí se puede hacer una revolución sin el ejército o con el ejército pero nunca contra el ejército», «la política es la segunda zafra del país», «nada se puede hacer en Cuba sin el reconocimiento de los Estados Unidos», entre otras muchas ideas firmantes del status quo: la economía monoproductora, la corrupción de la política a manos de las armas y del peso cubano y la subordinación nacional a los Estados Unidos. El triunfo revolucionario venció esas distopías y distribuyó entre millones de seres el capital de la vida: pan y dignidad. La Revolución tradujo la política al habla popular: la de sujetos crecidos en cantidad y cualidades a la vida. Materializó antiguas utopías: la historia como un fruto dilecto de la voluntad, la abolición forzada del mercado, la búsqueda de acabar con las jerarquías sociales, la emergencia a lo público de las clases antes aprisionadas por la dictadura del hombre y del dinero. En ello, produjo otro universo: el de una ciudadanía universal con expectativas de ejercer en efecto la política como control soberano del curso de la propia vida. El proyecto de 1959 realizó en la tierra cubana gran parte del enorme ideal de Rousseau: ciudadanía universal, soberanía popular y justicia social. Cincuenta años después redescubre que una revolución no es una meta en sí misma, que todo lo conquistado ha de ser reconquistado, que renovarse es la única manera de continuar.
Julio Antonio Fernández: El socialismo cubano ha sido original, aunque haya tenido y siga sufriendo los males del dogmatismo soviético, aunque haya tenido momentos de cercanía a las formas políticas e ideológicas asiáticas, especialmente chinas. Ha sido original porque nació como hijo privilegiado de un proceso revolucionario nacional y popular, que transformó en el mismo fervor de las primeras luces de la Revolución triunfante, las reformas democráticas propias del nacionalismo de corte social acumuladas durante toda la República Neocolonial, en postulados del socialismo marxista. Pero en esa búsqueda heredó también el marxismo-leninismo soviético, por sí mismo problemático porque contenía, en el momento de su mayor influencia institucional en Cuba, los gérmenes malignos del totalitarismo, el dogmatismo, el manualismo, el oportunismo y el burocratismo. El Socialismo cubano aportó, sin embargo, una manera auténtica de relacionarse con el Tercer Mundo y sus gestas anticolonialistas e independentistas, no alineada a los dictados europeos socialistas. El Socialismo de Cuba se ha desarrollado en el contexto del Tercer Mundo, demostrando las potencialidades de los pueblos humildes para la lucha por la libertad. A la misma vez se ha tenido que sobreponer ante los lastres del sentido común burgués, que ha campeado en Cuba por más de un siglo y que se obstina en permanecer entre nosotros, con su fresca cara globalizada. Nuestro Socialismo ha luchado contra la pobreza, contra el capitalismo, contra el imperialismo y sus peores modales —guerra y terrorismo—, contra el inmovilismo de la burocracia estatal, contra la incultura política, contra el oportunismo de los supuestos extremistas, contra la mínima oposición interna y la gran oposición externa, contra los fantasmas de la «plaza sitiada», que no nos permiten creer en nuestras fuerzas para ser más libres. Hemos aportado la belleza de un pueblo entero, de mujeres y hombres hechos a sangre y fuego, a bloqueo y milicia, a escasez de cosas y abundancia de prudencia y fe en la justicia ganada.
¿Qué necesita el proyecto revolucionario cubano para ser más socialista?
Ariel Dacal: Al hablar del socialismo como asunto de presente y futuro es necesario pensar las formas socialistas en Cuba, y hacerlo de manera pública, no solo en clave de inventario de problemas sino en clave propositiva. Tenemos que discutir públicamente qué entendemos por socialismo y cómo lograr que este sea más efectivo en la búsqueda de una alternativa anticapitalista, lo que significa toda la justicia social posible. El acumulado de instrucción, cultura, capacidad técnica, sentidos y conocimientos sobre la política creado en el pueblo está subutilizado y en algunos casos desperdiciado. Para revertir esa situación se hace necesario cambiar cualitativamente las formas de la participación de la gente en la gestión y control de su vida cotidiana, individual y pública, laboral y comunitaria. Eso llevaría a discutir las formas concretas para lograr una mayor socialización de los procesos políticos y económicos (participar en la definición del problema/necesidad, en la elaboración de la solución, en su evaluación y en su control). Es necesario mayor compromiso popular y este solo será viable desde una incidencia directa de las personas en la vida pública. Esto no será por obra divina ni por decreto, es necesario ensayar otras formas socialistas para la producción y la política: cooperativas, autogestión y cogestión, descentralización de los poderes locales con capacidad real para incidir en la vida de la comunidad. El debate en clave socialista implica, de modo imprescindible, analizar las modificaciones de manera integral e integradora, la política y la economía de conjunto. Los debates hoy tienen que ser políticos y no administrativos, de reflexión colectiva y no de consignas incrustadas a la realidad. Solo con la práctica concreta de relaciones socialistas de producción (material y espiritual) será viable la recreación de valores socialistas en Cuba.
Julio Antonio Fernández: Necesitamos que el ejemplo del Che se haga presente. Necesitamos coherencia ideológica en nuestros dirigentes, en nuestras instituciones, en nuestras leyes y discursos cotidianos. El Socialismo es más que una barricada de combatientes firmes, debe ser la búsqueda de la felicidad en justicia, sin capitalismo, sin discriminación, sin pobreza, sin guerra, sin desigualdad. Necesitamos cada día más democracia, mas política hecha por el pueblo y para el pueblo. Necesitamos radicalizar la República, la soberanía popular, los mecanismos populares de realización y control de la política. El Socialismo cubano debe evitar caer en las garras de terciopelo del reformismo, debe alejarse de los susurros que le dicen que basta con hacer dos o tres cambios de tipo liberal para contentar al pueblo. El Socialismo se debe rehacer en Revolución y la Revolución no puede ser una piedra inmóvil e incorregible. Conservar el Socialismo es la única forma de conservar la Revolución, esta no se mantendrá en un capitalismo subdesarrollado como el que algunos esperan para Cuba. La independencia es imprescindible, si esta es la de decidir soberanamente las mejores vías de salvar el Socialismo que nos hará más libres y más felices. La soberanía es indispensable, si la ejercemos como pueblo para darnos las formas políticas y jurídicas más revolucionarias, más socialistas, más liberadoras.
Diosnara Ortega: Lo que al principio menciono como el gran logro de la revolución en la coyuntura de sus primeros años para la transición socialista, es hoy, a mi entender, su gran debilidad: el poder del pueblo. La participación dentro del proyecto de transición socialista cubano debe ser una participación con poder real y colectiva, no solo individual. Nuestro proyecto tendrá que saber mantener los logros alcanzados en términos de políticas, pero deberá transformar los modos en que se construyen y usan esas políticas. También habrá que romper con los modelos verticalistas desde los cuales ninguna participación socialista es posible. Es necesario salir de la trampa de la representatividad cuando esta, por la vía de la “selectividad” tiende a impedir mecanismos de participación y de poder directo de la ciudadanía. Otro de sus retos permanentes es el llevar a cabo, como parte de la transición, una consiente resistencia a la colonización cultural. El proyecto cubano ha tenido que luchar al menos contra dos tipos de colonización: la del capitalismo y la del socialismo llamado real. Esta lucha contra la colonización necesita del ejercicio de un pensamiento crítico colectivo. Para propiciar este tipo de pensamiento —sin el cual no es posible romper con la cultura del capital— tendremos que reformular el tipo de poder que construimos en todas nuestras relaciones sociales: el poder establecido entre los hijos y los padres, el poder entre el maestro y los alumnos, el poder entre el Estado y el pueblo, por solo mencionar tres ejemplos. Nuestro proyecto de transición ha sido osado, pero debe serlo todavía más. Su osadía debe mezclarse con la confianza, con la belleza del otro que tendrá que ser nuestra. Saber sumar, saber amar, saber compartir, saber dialogar, saber abandonar: todo esto ha aprendido nuestra transición socialista y todo esto tendrá que seguir aprendiendo.
Julio César Guanche: En 2009, los herederos de Rousseau defendemos un socialismo renovado. Imaginamos también un bello ejemplar de socialismo utópico, nacido de las voces de nuestros mayores y de sus historias de vida, y de nuestras propias voces y biografías. Para ello redescubrimos las palabras, las liberamos del claustro que les forjó su historia. Redescubrimos que socialismo significa socializar los medios de producir la vida y que comunismo es sinónimo de poder definir el significado de la vida. Así como queremos que el verbo se haga carne, queremos que la ideología se haga práctica. Entonces, comprendemos: redescubrimos que es necesario entender aquello que queremos abolir. Porque queremos abolir el capitalismo, entendemos cómo su sistema se reproduce con el régimen del trabajo asalariado —pues mantiene la lógica del capital—; cómo la organización del sistema productivo es asimismo una forma de organización política; cómo la realidad de la explotación no es la distribución desigual de los bienes, si no la imposibilidad de decidir, por parte de quienes la producen, tanto de las condiciones de la producción como del destino de ella. Porque queremos el socialismo queremos redescubrirlo en la organización de la producción, en el trabajo libre y asociado —social, cooperativo y autogestionado—; en la forma en que los logros sociales deben estar encajados en los logros políticos: que más salud y educación sean a su vez más participación popular y más libertad individual; que la progresiva abolición de la explotación sea la eliminación de la pobreza, pero también de la enajenación, como quería el Che Guevara. Porque queremos el comunismo lo reencontramos como el proyecto más desmesurado de afirmación de la libertad humana jamás concebido: como la utopía de la autonomía personal y colectiva, como el proyecto de la emancipación de la servidumbre de la política hecha por otros y del trabajo regido por otros. Pero también viceversa: porque queremos inventar y afirmar la forma en que queremos vivir es que defendemos el socialismo y el comunismo para Cuba. Porque somos diferentes, porque la diversidad es nuestro patrimonio, porque no queremos mentir, porque queremos comer y pensar, porque queremos vivir según nuestros ideales, porque defendemos el radicalismo de nuestra individualidad, y sabemos que ella se hace plena solo en lo social, porque queremos vivir con los otros, por todo ello, defendemos el socialismo y el comunismo. Julio Antonio Mella decía que entre el hombre y la naturaleza se interpone el capitalismo. Queremos evitar al mediador y reunir al socialismo —la civilización—, con la naturaleza; queremos el comunismo como la socialización de la utopía, no como el régimen que la distribuye, sino como el espacio donde se inventa y se practica en comunidad. Contra las leyes de bronce de la historia y del presente, reafirmamos el socialismo de la utopía, pues tenemos pasión idéntica por el goce de la belleza y por el gozo de la justicia como los que hicieron la utopía de 1959.
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De: Azali5 |
Enviado: 02/01/2009 02:39 |
Y si rebuscas en el Granma , podrias pegar cientos de "entrevistas" similares...hasta en un momento dado a cualquiera de nosotros le pudo pasar..como de hecho hay miles de emigrantes que en su momento decia cosas similares.... PURO BLA BLA BLA...., YO COMO CUBANA HE PODIDO "VIVIR" EN ESA SOCIEDAD DONDE LA DOBLE MORAL CAMPEA POR SU RESPETO. |
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De: comocomo. |
Enviado: 02/01/2009 03:59 |
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