Cosas de Cuba
Néstor Baguer
No comprendo todavía cómo en Cuba no ha aparecido un escritor que haga quedar a Kafka como un simple escolar de Kindergarten. Lo que vemos en nuestra patria va más allá de las elucubraciones mentales kafkianas, y haría que Kafka se quedase avergonzado por su falta de imaginación. ¡Hay tanto ejemplo en Cuba de lo que Kafka no podría ni soñar...!
Comencemos. Tomé un taxi y, de acuerdo con la costumbre tan cubana de hablar con desconocidos como si fueran hermanos perdidos, de inmediato entablamos conversación el chófer y yo. ¡Oh, dioses del Olimpo!, el hombre era un excelente cirujano, que, tan pronto soltaba el bisturí, agarraba el timón, ya que el magro sueldo de especialista no le alcanzaba para cubrir sus necesidades. Y llegamos a la conclusión de que era más productivo económicamente conducir un taxi que eliminar un tumor cerebral.
Al descender del vehículo en el Hotel Habana Libre Tryp, encontré en el bar a una antigua amiga que había estudiado odontología, acompañada por un turista español de cierta edad, que deseaba recordar su época dorada con una veinteañera. Nada, los pepes (6) son más rentables que poner un empaste o extraer un colmillo.
Salí del hotel y, bajando por La Rampa, me dirigí hacia el Malecón. A mitad de camino topé con un coetáneo, ingeniero de caminos, quien, en vez de su profesión, lo que estaba ejerciendo era la venta de baratijas confeccionadas por su esposa. Por no mencionar a un colega en el periodismo que optó por freír pollos en vez de hacer los refritos que acostumbraba.
Personalmente, he llegado a la conclusión de que hay algo que anda muy mal en mi país. ¿Cómo es posible que suceda que una persona que estudió siete años para salvar vidas, otro que trata de aliviar problemas dentales y que un especialista en la seguridad del tránsito vial, tengan que dedicarse a ganarse el pan fuera del ejercicio de sus nobles profesiones?
No soy economista, pero pienso que la economía de un país donde esto suceda anda muy mal y que hacer algo con rapidez para que no se pierda la dignidad de las profesiones y de las personas.
Traiga su certificado médico
Lo que sucede en Cuba es digno de una narración kafkiana, como se puede comprobar por lo que le sucedió a una bella cubanita amiga mía. Ella ha sufrido dos intervenciones quirúrgicas a corazón abierto para implantarle, primero, una válvula normal, y un año después, al obstruirse la válvula, una prótesis mecánica Jiks. Pero esta prótesis está presentando problemas, por lo que se precisa una tercera operación.
Ella es joven, bonita, felizmente casada y con un hijo. Como es lógico, desea vivir. Al enterarse una hermana de ella, que reside en Estados Unidos, de la situación de emergencia, le dijo que le enviara un certificado médico para inscribirla en un hospital norteamericano, pues le iba a enviar el pasaje, pero necesitaba el certificado para los trámites migratorios.
Mi amiga corrió al hospital donde la habían operado, y allí le informaron de que no tenían modelos de certificados ni papel blanco para cartas, ni siquiera una máquina de escribir, pero que si ella conseguía el papel, la máquina de escribir y redactaba el certificado con los datos que el hospital le proporcionaría, que se los llevara, y entonces el Director del hospital y el cirujano que la operó lo firmarían y pondrían los cuños necesarios para que tuviese valor en el extranjero.
Esto sucedió en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de nuestra capital, orgulloso de su sistema de salud.
6. Forma de designar, en el lenguaje de la calle, a los turistas españoles.
Néstor Baguer. 31.05.00
http://usuarios.lycos.es/conexioncubana/realidad/cuba/cosas.htm