Con ayuda de Aznar, Carlos Alberto Montaner busca empleo en la Casa Blanca; por Julio Ferreira
Cuba Debate/ inSurGente.- La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca cayó como un cubo de agua fría a la extrema derecha cubano americana y a las organizaciones anticastristas afincadas tanto en Estados Unidos como en España financiadas generosamente por Washington, entre ellas, a la fantasmagórica Unión Liberal Cubana (ULC) creada hace años en Madrid por su jefe vitalicio y connotado agente de la CIA, Carlos Alberto Montaner.
El impacto desencadenó de inmediato un desconcierto generalizado que aún hoy, transcurrido casi un mes de la toma de posesión, mantiene a todos a la expectación de los probables cursos de acción política que pueda instrumentar el nuevo presidente norteamericano respecto a Cuba.
Según trascendidos, la incertidumbre que alimenta ese desconcierto ha llegado a tal punto que algunos cabecillas preocupados por su futuro han acudido a los babalaos. Otros – los más pícaros- han comenzado a hacer sus piruetas para ver cómo pueden arrimarse a la sombra de la Casa Blanca.
Y nos es para menos, ellos que durante décadas han venido pregonando un cambio para Cuba les sorprendió el cambio enarbolado por Obama que tuvo un golpe anonadador en la propia Florida donde el demócrata se alzó con la victoria.
No es secreto para nadie que el ultra conservador McCain era el candidato que les venía como anillo al dedo, pues confiaban en él como el hombre de mano dura para continuar adelante con el Plan Bush para la anexión de la Isla. Por su parte el senador por Illinois nunca les resultó confiable y no tardaron en armar la algarabía acostumbrada cuando éste prometió “eliminar las restricciones a los viajes y los envíos familiares de remesas a la Isla”.
Tampoco para el periodista y seudo analista Montaner, Obama podía ser el candidato de su preferencia no sólo por sus proyecciones respecto a Cuba, sino, sobre todo, por ser negro. Y el líder supremo de la ULC, por mucho que se esfuerza, no logra disimular por completo su racismo. Su prejuicio se evidenció al hacerse eco de las pullas lanzadas al postulante demócrata no sólo por su descendencia afro norteamericana: “Obama lleva las de perder”; “no encaja en el molde tradicional norteamericano”; “ la elección americana será, en gran medida, una contienda racial. Y ahí McCain lleva las de ganar”; ”los árabes ven al senador Obama como un potencial aliado de ellos y no de Israel. Eso es gravísimo”; “carece de una visión global de la realidad y esa puede ser una peligrosa limitación”, por sólo citar algunas. Pero el “soldadito” Montaner – como él mismo se calificó recientemente buscando minimizar el efecto de su confesión de que efectivamente integró el contingente de mercenarios que se prepararon militarmente en un campo de entrenamiento de la CIA para la invasión a Cuba por Playa Girón- volvió a confundir deseos con realidad en su análisis y pronóstico respecto al ya ahora presidente de los Estados Unidos. Es evidente que no aprendió la lección. Le sucedió lo mismo que cuando se dejó llevar por la euforia que le provocó la debacle del campo socialista en la Europa del este (por cierto, también sorprendió a sus socios en la CIA) y vaticinó que la Revolución Cubana se derrumbaría. En aquel entonces, embriagado por su propia profecía aunque también siguiendo indicaciones de la agencia de espionaje norteamericana, asumió con frenesí la tarea de crear apresuradamente la llamada Plataforma Democrática Cubana (PDC) al frente de la cual ya soñaba su recibimiento con bombos y platillos en La Habana para dirigir en lo adelante los destinos del país.
Sonado fiasco el de ese “profeta” que vino a coronar una abultada lista de enfoques errados sobre el futuro de Cuba, producto de su desconocimiento total de la realidad y el carácter del pueblo cubano mezclada con una idea idílica perfectamente ajustada a sus anhelos que lo conducen inexorablemente a la ficción política. Ello incluye América Latina donde se resiste ver que corren otros tiempos, cristalizados hoy con la victoria de Chávez en el referendo. Pero el infatigable Montaner no se amilana. No puede hacerlo. Acumula muchos años y dólares viviendo a costa de la irracionalidad política de las administraciones norteamericanas respecto a Cuba y que tomó relevancia en la era de Bush.
Como siempre impulsado por su eterno desmedido afán de protagonismo y su habilidad innata para sacar provecho personal hasta de las situaciones adversas, ya está haciendo sus volteretas para llamar ahora la atención del equipo de Obama. Su objetivo: que la nueva administración lo contrate nada menos que como asesor para el tema cubano.
Pareciera increíble pero en esos trajines anda ahora en Miami buscando lucir como el candidato idóneo y divulgando a los cuatro vientos - también con el apoyo de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) que dirige el ex gobernante español José María Aznar-, sus análisis, sugerencias y recomendaciones al presidente norteamericano de cómo enfocar el tema cubano y las medidas que debe tomar para promover la supuesta transición en la Isla; sí Obama quiere las cosas le salgan bien con Cuba.
En realidad sus “propuestas” no aportan nada novedoso a la susodicha “transición” (entendida como el tránsito a la anexión). Es más del mismo paquete pero con la envoltura “española” etiquetada por sus aliados y protectores en el Partido Popular español (PP), con la marcada intencionalidad de vender a la Casa Blanca una imagen y propuesta “diferente” de un supuesto liderazgo para así poder desbancar a los representantes del núcleo más recalcitrante de la extrema derecha cubano americana que insisten en el estrangulamiento de la Isla. Pero que lo compre (o contrate) quien no lo conozca. Y para desgracia de él, como sentenciara Abraham Lincoln, “… no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.