No por esperado, deja de ser relevante el cambio de guardia en la finca de los hermanos Castro. El propio Raúl Castro lo había anticipado hace un año cuando asumió el poder de manera formal el 24 de febrero del 2008.
Entonces, y sin mencionar por sus nombres a los futuros sacrificados, adelantó las decapitaciones políticas, de ellas las más llamativas las de Felipe Pérez Roque en la cancillería, José Luis Rodríguez, al frente del ministerio de Economía, y Carlos Lage como secretario del Consejo de Ministros, quien tiene sus días contados a pesar de seguir detentando el cargo de vicepresidente.
Se ha barajado la posibilidad de que la remoción de éstas y otras figuras allegadas a Fidel Castro significan la pérdida de influencia de éste en el gobierno de su hermano menor. Yo opino lo contrario. La salida del juego de estos 'cuadros', y de ellos algunos llamados 'talibanes', como Pérez Roque y Otto Rivero, debió haberse dado con la anuencia del dictador. Si, como se dice, es cierto que Fidel ha recobrado algo de salud, pienso que en su cabecita maquiavélica debe andar rondando la idea de manejar sólo los hilos más finos del poder, como supuestamente hizo Deng Xiaoping cuando fue a dar a la cama (y luego a la tumba), aquejado de Parkinson.
Fidel podría estarse viendo a sí mismo como una suerte de Oráculo, al que le consultan lo importante y quien dicta, eso sí, el diseño de la gran estrategia. De hecho, en su discurso de asunción ante la asamblea del poder popular, el propio Raúl pidió (por orden divina) autorización a sus diputados para seguir consultando con su hermano las grandes decisiones de Estado en materia política, económica, de relaciones exteriores y defensa del país.
De manera que aquí debió haber pasado lo mismo. Porque todo es parte de un plan maestro para garantizar la continuidad en el poder. Ayer Castro, hoy otro Castro, mañana otros Castro.
No hace todavía un año que en una de sus reflexiones el propio Fidel reconoció su participación en la degollina del ministro de Educación, Luis Ignacio Gómez. Fui 'consultado e informado plenamente', escribió entonces.
Vamos al fondo del asunto: este masivo pase de cuenta o feria de cabezas cortadas. Históricamente, las purgas o destituciones en los regímenes totalitarios obedecen a tácticas de reconcentración del poder, por un lado, y a la necesidad de enviar mensajes falsos de cambio a las sociedades que son gobernadas con mano de hierro.
Pérez Roque, Lage, Rodríguez, Rivero, De la Nuez, Barreiro, Acosta, Cartaya y una larga lista de apellidos, conocidos y desconocidos, han sido, son y serán fusibles de recambio en el andamiaje castrista.
Raúl Castro necesita decirle al pueblo que está cambiando a incompetentes y que ahora sí vendrán los que saben, los capaces, los honestos, los revolucionarios, los hombres correctos para el momento correcto.
Pero vean a quienes escoge como compañeros de ruta, entre ellos a 9 generales designados en posiciones clave de gobierno. Mientras, la pasarela latinoamericana continúa por La Habana, ahora con los presidentes Manuel Zelaya, de Honduras, y Leonel Fernández, de Dominicana, avalando el nuevo giro de la dictadura.
No hay cambios en Cuba, señores. Lo que hay es un cambio de guardia en la finca de los Castro.
Que descaro, parece mentira que quieran seguir engañando a un pueblo.
SALUDOS ANTICASTRISTAS..
BETTY
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