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De: comocomo  (Mensagem original) Enviado: 27/03/2009 00:41
Los paises latinos se independizaron, solamente Cuba sigue dependiendo de Espana
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Cuba corrupta

Alejandro Armengol


Tres corrientes conforman el desarrollo de Cuba como nación desde la Colonia hasta nuestros días: una actitud intelectual y antidogmática, que de los primeros afanes independentistas a hoy siempre se ha propuesto la creación de un país libre de los males que afectan a las naciones vecinas; una capacidad empresarial y pragmática capaz de sacarle provecho a cualquier situación, que irremediablemente ha sabido vadear las situaciones de inestabilidad social y sacar provecho de ellas, asegurándose de tener colocadas sus fichas en ambos lados del tablero político, y una vocación emocional siempre dispuesta a la acción, que se guía por principios o prejuicios, y que ha producido las páginas más heroicas y los errores más costosos de nuestra historia.
Estas tres corrientes confluyen en dos de los elementos que con mayor fuerza van a caracterizar la marcha cotidiana de los acontecimientos en el país desde los años de su formación: la corrupción política y económica y el sacrificio del ciudadano promedio.
Desde la colonización de Cuba, la corrupción se expresa en dos formas determinantes que son los ejes sobre los que va a girar todo el conflicto independentista: corrupción económica dada por la necesidad de explotación de una fuerza de labor esclava que realice la tarea fundamental sobre la que se basa la vida económica, y que a la vez se mantenga al margen de la escena nacional, y por otra parte corrupción administrativa derivada de una situación de rígido control económico, y de una virtual bancarrota del país. La lucha contra la corrupción colonial va a confundirse en muchas ocasiones con los afanes independentistas. El proceso de independencia cubano no es nunca una lucha contra los españoles al estilo de las guerras anticoloniales de América Central y del Sur, sino un combate por la purificación del país y la abolición de los frenos al desarrollo económico.
Los intelectuales cubanos del siglo XIX comprenden esta situación y se sienten impulsados por una fuerte necesidad de cambio, pero al principio no aprueban la vía armada. Realizan su labor en dos grandes frentes: el análisis social y la enseñanza. Su labor es admirable en ambos. Aspiran a una evolución no a una revolución. Al final, son empujados al independentismo por la incapacidad de renovación de España, pero tendrán que arrastrar su propia culpa: la antigua incapacidad de asimilar en toda su plenitud el papel del negro en la formación de la nación. José Martí es en este sentido el paradigma y la excepción: el líder político que lanza la lucha independentista bajo una plataforma política de participación popular, con plena integración de los negros y mulatos; el patriota que logra organizar la insurrección en el exilio y que crea las bases de un cabildeo eficaz en Washington en favor de la causa cubana; el intelectual que abandona la labor literaria por la lucha armada para en esos momentos precisamente escribir su mejor libro, que es su Diario de campaña; el político que concibe la lucha con astucia y sagacidad para lanzarse al combate a morir con inocencia torpe; el intelectual que rompe el molde de la espera y la lucubración teórica para entregarse a una febril labor conspirativa; el héroe que desde su muerte nos entregan todos los días en forma de molde único y que en realidad es una figura escurridiza como pocas.
Frente a la agudeza de los intelectuales del siglo XIX cubano y el heroísmo de los combatientes, los intereses comerciales, sobre todo los dueños de grandes plantaciones e ingenios azucareros, colocan con acierto sus fondos aquí y allá, impidiendo en la primera contienda que la guerra se extienda al occidente de la isla y consiguiendo que nunca la zafra azucarera se interrumpa por completo en la segunda. Las apariencias son buenas para la literatura y el arte, pero no para la historia, la independencia de Cuba fue un largo proceso en que a la población le tocó la peor parte, sobre todo a partir del 24 de febrero de 1895, que sirvió para el enriquecimiento de la oligarquía peninsular por las emisiones de bonos de guerra, y que fue financiada en su mayor parte no por los sacrificios de los tabaqueros de Tampa, seducidos por la elocuencia de Martí, sino por los grandes intereses azucareros, cuyo principal mercado no se encontraba en España sino en Estados Unidos. Una guerra en que las tropas españolas sufrieron enormes bajas por la capacidad de los generales cubanos no de enfrentarlas sino de rehuirlas, y de lograr que el agotamiento y las enfermedades diezmaran al enemigo. Una contienda en que la heroicidad mayor fue el vulgar sacrificio cotidiano de seguir viviendo.
La corrupción no desaparece cuando desciende la bandera española del Morro, sino que florece con la segunda intervención estadounidense, y es en sí la verdadera expresión de frustración republicana que posibilita el surgimiento de las revoluciones del 30 y del 59, para adaptarse con nuevos rostros por encima de la ejemplar Constitución del 40, reinar a sus anchas en los gobiernos auténticos y la dictadura batistiana, y resurgir con más fuerza que nunca desde las primeras medidas revolucionarias, hasta regir el actual destino de Cuba. Es también la peor amenaza en su futuro.
En los años republicanos, la lucha contra la corrupción continúa expresándose en pensadores como Enrique José Varona, pero cristaliza en la figura histriónica de Eduardo Chibás. Su “último aldabonazo” fue un llamado a la conciencia cubana pero entre sus ecos tocó a la puerta de Palacio el general Fulgencio Batista. El daño mayor que Batista le hizo a Cuba no fue ser un tirano cruel sino ser un dictador a medias. Entre la salida emocional del disparo de Chibás y la entrada calculada de Batista al poder media la tragedia de la isla. A partir de entonces, los intelectuales se refugian tras sus obras, las hazañas heroicas (reales o míticas) se hacen cotidianas y los intereses económicos caen víctimas de su propio juego. El heroísmo es en muchos casos sólo la salida desesperada ante la mediocridad y la estulticia, pero un gesto condenado a consumirse en su propio esplendor, incapaz de dejar huella duradera en la vida del país salvo en el reino de lo anhelado y ausente. Con su vida fundamentada sobre el principio de la escasez, tanto económica como sicológica, tras la revolución el cubano vive presa de la corrupción, que detesta y practica con igual fuerza. De los primeros fusilamientos a la Causa No 1, la corrupción ha sido justificación y vía de escape; motivo de envidia y rencor. Como gemelos separados por el mar, vemos iguales prácticas entre algunos funcionarios de origen cubano aquí en Miami, Luchar contra ella no es sólo un deber moral sino nuestra razón de supervivencia.
http://cuadernomayor.blogspot.com/2007/02/cuba-corrupta.html


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Resposta  Mensagem 2 de 3 no assunto 
De: comocomo Enviado: 27/03/2009 00:43

Resposta  Mensagem 3 de 3 no assunto 
De: comocomo Enviado: 27/03/2009 00:51

Empresas españolas creen no se alterarán sus proyectos en Cuba

Madrid, 6 ago (EFECOM).- Las principales cadenas hoteleras españolas creen que la situación política en Cuba no alterará sus proyectos empresariales en la isla caribeña, después de que Fidel Castro, por primera vez en la historia, se haya visto obligado a delegar el poder en su hermano Raúl.

El pasado 31 de julio, Fidel Castro delegó provisionalmente sus funciones en el Consejo de Estado, el Partido Comunista y las Fuerzas Armadas en su hermano Raúl, tras someterse a una intervención quirúrgica por una crisis intestinal aguda.

El Grupo Sol Meliá, que no precisó si variará sus planes de futuro en la isla, es la cadena que mayor número de establecimientos explota en Cuba, con un total de 21 hoteles, seis de ellos en Varadero, tres en La Habana, y otros tres en Cayo Coco.

Barceló explota desde hace tres años tres hoteles en la isla, dos en Varadero, y uno en Cayo Largo.

Los inmuebles son de propiedad cubana, si bien, según indicaron fuentes de la empresa a Efe, han comenzado a negociar con las autoridades locales a fin de ampliar el número de establecimientos, en los que, además, participaría en la propiedad, pero siempre en porcentajes menores.

Concretamente, Barceló espera incorporar hasta seis hoteles más entre 2008 y 2011 en la zona de Cayo Santa María.

Las mismas fuentes, que "confían" en que estos planes no sufran modificaciones, explicaron que es "muy difícil e ilógico" que la industria turística pueda sufrir algún rechazo en Cuba, ya que genera un volumen importante de puestos de trabajo y una gran riqueza para el país.

La empresa Riu explota dos hoteles en Varadero, con un total de 450 habitaciones, y sus planes pasan por mantener estos dos establecimientos, sin hacer nuevas inversiones.

No obstante, fuentes de la empresa confirmaron que, en caso de que se liberalizase la economía cubana, se plantearían aumentar el número de establecimientos.

Para Riu, Cuba no es uno de sus principales destinos y la compañía confía más en otras zonas del Caribe como la República Dominicana, México o Jamaica.

Desde el grupo Iberostar, que tiene cinco hoteles en Cuba, se indicó que la indisposición e, incluso, la desaparición del líder cubano, es un "escenario previsible que tenía que pasar antes o después", por lo que la noticia no ha supuesto sorpresa alguna para la empresa española.

Las mismas fuentes añadieron que, por ahora, no ha cambiado nada en Cuba, por lo que sólo queda continuar trabajando en la misma línea y esperar a que la situación se defina o evolucione.

El grupo Iberostar tiene en la isla caribeña cinco hoteles: tres en Varadero; uno, en Trinidad, y otro, en Cayo Coco.

NH Hotels, que rehusó hacer comentarios sobre las previsiones o perspectivas del grupo en la isla, tiene dos hoteles en Cuba: uno en Cayo Coco y otro en La Habana.

Occidental Hoteles, que explota tres instalaciones hoteleras en la isla situadas en La Habana, Holguín y Cayo Ensenachos, tampoco hizo declaraciones sobre el asunto.

No quisieron hacer valoración alguna sobre la situación en Cuba, otras empresas no turísticas como Altadis, que tiene el 50 por ciento de la Sociedad Corporación Habanos, empresa que en 2005 tuvo unos ingresos de 263 millones de euros (340 millones de dólares).

La petrolera hispano-argentina Repsol YPF, que tiene derechos para explotar en aguas profundas de Cuba, también eludió hacer comentarios sobre la situación en la isla.

En mayo pasado, la compañía que preside Antonio Brufau firmó un contrato de asociación económica con la noruega Hydro, la india OVL y la petrolera cubana CUPET, para explotar seis bloques situados en aguas en la Zona Económica Exclusiva Cubana, en el Golfo de México.

Repsol YPF, que era la titular de los derechos de exploración de estos bloques, conservará el 40 por ciento de la participación en el proyecto y será la compañía operadora.

En cuanto al mundo de la banca y las finanzas, la presencia más significativa en Cuba la tiene Caja Madrid, que constituyó en 1998, junto con el cubano Banco Popular de Ahorro, la Corporación Financiera Habana (CFH), primera empresa mixta del sector financiero de la isla.

Caja Madrid posee el 60 por ciento del capital de esta entidad dedicada a dar apoyo a las empresas que operan o desean establecer su actividad en Cuba, con independencia de su sector o nacionalidad.

El resto de la presencia bancaria española en Cuba es muy pequeña, con oficinas de representación de entidades como el Banco Sabadell o la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo).

Con respecto a las relaciones comerciales entre España y Cuba, según dijo a EFE el director de Relaciones Internacionales del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Fernando Puerto, "seguirán siendo excelentes, pase lo que pase en la isla". EFECOM

lgp/rl

http://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/52572/08/06/Empresas-espanolas-creen-no-se-alteraran-sus-proyectos-en-Cuba.html



 
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