EE.UU, paisaje para una crisis: ciudades abandonadas y miles de personas obligadas a dejar sus casas
inSurGente. A la aparición de ciudades formadas por campistas y llamadas “Tents cities” o “ciudades tiendas de campaña”, hay que añadir ahora la aparición de ciudades fantasma y la transformación de numerosas entidades financieras en "bancos a la fuga" o "bank walkaways". Unos fenómenos que constituyen, según dicen, la nueva oleada subprime. O, lo que es lo mismo, las consecuencias de una crisis que acaba de empezar y que mostrará la cara auténtica del capitalismo.
Agencias/ insurgente.-
EEUU, conocido por muchos como el país donde todo es posible, está haciendo honor a su fama a cuenta de la crisis. El estallido subprime, que ha provocado la mayor crisis financiera internacional que se recuerda, está haciendo estragos en numerosas ciudades.
Hace unos días, el NY Times publicaba la historia de Mercy James, una vecina de South Bend (Indiana) a quien el banco le embargó la casa en el verano de 2007. Tras repetidos impagos en las cuotas de la hipoteca, la entidad ejecutó el préstamo y embargó la casa a la espera de que salga a subasta y recupere el importe concedido.
Las autoridades fijaron una fecha para la subasta. Ya en 2009, más de un año después de que la casa quedara desocupada y a merced de vagabundos y pordioseros, notablemente deteriorada, el banco informó a Mercy James que finalmente no se subastaría la vivienda y que podía volver a ocuparla.
Esta maniobra es la que da nombre a los "bancos a la fuga". El fenómeno se repite en otras ciudades como Kansas, Buffalo o Jacksonville. Las entidades financieras huyen de las ejecuciones hipotecarias que practicaron durante el estallido subprime. La razón, los impuestos estatales que ha de satisfacer la entidad por mantener la propiedad de la casa, son mayores que lo que esperan obtener por la venta de la vivienda. Ante esta situación, devuelven la casa al propietario embargado.
En un principio puede parecer que la suerte ha sonreído, más de un año después, a Mercy James. Pero la realidad es bien distinta. Tanto tiempo cerrada, la casa se ha deteriorado considerablemente, además ha estado a merced de vándalos y grupos callejeros que han ocupado sus patios y porches dejando la vivienda en un estado deplorable. Pero esto no es lo peor. La señora James ahora tendrá que hacer frente a una carga financiera y burocrática adicional que, a menudo, supone un importante quebradero de cabeza.
Con todo, Mercy James no está exenta del pago de sus cuotas pendientes, aunque rara vez el titular de la hipoteca (banco) recibe un dólar por el pago del préstamo. Estas entidades titulizaron las hipotecas ejecutadas y las vendieron en paquetes a otras entidades. Por lo tanto, es harto complicado averiguar quién está cobrando los intereses adeudados tras la operación de embargo.
Esto constituye, según el profesor de la universidad de Derecho de Cleveland y experto en derecho inmobiliario, Kermit Lindt, "la próxima ola de la crisis" subprime. En Buffalo (Nueva York) los funcionarios hablan de "epidemia" cuando se refieren a los "bancos a la fuga". La ciudad demandó a 37 bancos durante 2008 como responsables del deterioro de al menos 57 casas abandonadas.
En Kansas City (Missouri), una abogada especializada en derecho inmobiliario, Rachel Foley señala que "los bancos a la fuga eran un fenómeno poco frecuente hace dos o tres años" y ahora "vemos que es algo más generalizado".
Los expertos señalan que este fenómeno prolifera de manera especial en aquellos estados donde las hipotecas se ejecutaron a través de los tribunales y, por tanto, suelen ser más transparentes. Otros estados como Indiana o Nueva York, también han ejecutado las hipotecas por mandato judicial. No obstante, la mitad de los estados de EEUU permiten las ejecuciones hipotecarias sin pasar por los tribunales, lo que dificulta calcular con exactitud el número de "bancos que se han dado a la fuga" en los últimos meses.
Ciudades fantasma
Íntimamente relacionado con este fenómeno es el otro que constituiría el nuevo capítulo subprime en EEUU, el de las ciudades fantasma. Es el caso, por ejemplo, de Flint (Michigan). Según cuenta Mlive.com, todo el centro de la ciudad está repleto de edificios vacíos, llenos de pintadas y con las puertas y ventanas tapiadas. Los bloques de pisos están quemados o a merced de traficantes de droga y ocupas.
Las autoridades provisionales de la ciudad han propuesto cerrar estas partes de la ciudad, clausurando asimismo los servicios de policía y bomberos, ya que no vive nadie y son un foco de delincuencia y vandalismo. Una medida extraordinaria e impensable hace sólo un año, según los propios administradores de Flint. Para otros analistas simplemente el alcalde de Flint no se atreve a decir con claridad que pretende arrasar manzanas enteras para eliminar la delincuencia y la "podredumbre" de esos barrios abandonados.
La idea es reducir aún más la ciudad para recortar el volumen de los servicios municipales y así reducir el gasto de la administración local. Un problema que sufren otras muchas ciudades. La misma propuesta se hizo en Yongstown (Ohio), donde se instaba a los vecinos que quedaban en barrios fantasma, a que se acercaran a zonas más pobladas y céntricas a fin de poder arrasar los barrios desocupados y poder dejar de prestar servicios de seguridad, alumbrado, etc.
La cudad de Michigan ha perdido, en los últimos tres años, 147 millones de dólares en impuestos a la propiedad. La solución más común entre las propuestas por estas ciudades es la de relocalizar a los pocos vecinos que pueblan esas áreas abandonadas en otras zonas de la ciudad con más población, de manera que el Ayuntamiento pueda proceder a demoler dichos barrios.